Hola, este es mi primer fic, cuya idea surgió hace mucho cuando termine de ver el anime y me quede con muchas interrogantes y sobre todo triste por la falta de Ichiruki, pero por desidia no me anime a subirlo hasta ahora que salió la reciente noticia sobre el manga. He combinado ciertos elementos que tenía en mente inicialmente con algunos eventos recientes del manga, así que puede haber spoiler si no han llegado al 679.
Notas: hay varios conceptos que nos son fieles al manga otros que he ignorado por conveniencia, así que no se compliquen y disfruten.
Disclaimer: Bleach, sus conceptos y personajes son propiedad de Kubo. Yo solo juego un poco con su historia haciendo mezclas raras, para crear este final alternativo al que me aferrare si el que el hace no me gusta.
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I. Destiny
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La noche se cernía sobre la ciudad de Karakura augurándoles a sus habitantes que esta sería una tranquila, a diferencia de las anteriores donde las lluvias y tormentas eléctricas habían caído impidiéndoles un descanso apacible.
Sin embargo un shinigami de llamativa cabellera naranja irrumpió la aparente calma de las ya poco transitadas calles, al recorrerlas a gran velocidad, mientras trataba de esquivar a los hollows que lo comenzaron a perseguir tan pronto sintieron su presión espiritual cuando este llegó a la ciudad, pues debido a su intranquilidad le costaba mantener bajo control su energía, pese a los entrenamientos recibidos desde hace meses.
-¡Maldición!- se reprochó por no tranquilizarse y atraer la atención de tantos hollows, pues el número se incrementaba con rapidez y ponía en peligro vidas inocentes.
Al descubrirse en una zona despejada se detuvo para hacerles frentes y con arrogancia se dispuso a desenvainar su zanpaku-tō. Tan pronto tocó el mango negro, la tela que cubría la enorme espada con apariencia de cuchillo, se desvaneció al igual que el rosario que llevaba para sostenerla, ambos del mismo color de la hoja, el cual era un negro uniforme, intenso y brillante.
Al blandir su zanpaku-tō, liberó una ráfaga de su reiatsu y eliminó de un solo golpe a varios hollows que lo habían rodeado. Tres hollows de mayor tamaño lo atacaron simultáneamente y corrieron la misma suerte, pues con un solo corte destruyó las máscaras de sus oponentes, el resto emprendió la huida al saberse no eran rivales para el shinigami.
-¿Eso es todo? – preguntó retadoramente, prácticamente era una invitación a la lucha, aunque ninguno representaba un desafió para el.
Un hollow que sobresalía por ser el de mayor tamaño arremetió contra el pelinaranja, pero un solo movimiento de Zangetsu bastó para derrotarlo.
- Esto no me ayudara ni como calentamiento- dijo en voz alta de manera petulante – si quiero mantenerme en forma, tendré que convencer a Renji o a Ikkaku para que entrenen conmigo.
Un escalofrió le recorrió el cuerpo al recordar que no era buena idea visitar al escuadrón 11 pues podría toparse al capitán Zaraki que seguía insistente en sostener una batalla contra el joven.
- Mejor, solo Renji, paso de buscar al calvo – se dijo y recordó que tenia la opción de ir a Hueco Mundo y buscar a algún arrancar que le diera batalla aunque eso significará enfrenarse a Grimmjow por quinta vez.
Escuchó unas voces a lo lejos y supuso eran algunos curiosos atraídos por los destrozos obra de los hollows, así que continuó su camino en dirección al río, pues tenía que alejarse de zonas pobladas, ya que debía ser cuidadoso y mantenerse lo mas lejos posible de multitudes, pues podría afectarlos e influir como siempre en su percepción espiritual.
Esa era una de las tantas restricciones que tenía aunque de las menos fastidiosas, pues odiaba acatar ordenes que ahora estaba obligado a seguir ya que de acuerdo al el Gotei, ahora era él era parte activa y representativa y un ejemplo a seguir para las nuevas generaciones de shinigamis.
No pudo evitar reír por lo bajo, estar allí sin permiso le ameritaban varias sanciones, así que debía ser discreto y cauteloso, menos mal que recordó que Kūkaku tenía un senkaimon privado, y pudo acceder a él para abandonar la Sociedad de Almas, en lugar de ir a amenazar a unos cuantos oficiales para que le abrieran uno.
De pronto una garganta se abrió y tres Menos Grande se asomaron lanzando un cero que él esquivó a tiempo y sin pensarlo dio un gran saltó y les lanzó un Getsuga Tenshou.
- ¡Maldición! – dijo al saber que se metería en problemas, un par de hollows podrían ser ignorados pero los Menos eran vigilados por el 12vo escuadrón – no debí venir.
Pero estaba allí, en su natal Karakura pues necesitaba alejarse del Sereitei, corrección, necesitaba desesperadamente alejarse de cierta enana mandona y temperamental que lo alteraba en todos los sentidos. Sí, ella era la razón de que estuviera en el mundo humano enfrentándose a hollows, para desestresarse un poco.
A últimas fechas la pelinegra lo ponía de nervios mas a menudo de lo que a el le gustaría admitir, pues con su distante comportamiento y constantes desplantes lo estaban tensando mas de lo normal, las peleas diarias se habían convertido en parte de su rutina.
Y no, no se trataban de tontas discusiones, no se había burlado de su altura o de lo que pequeña que era, no había criticado sus horrendos dibujos, ni había hablado mal de Chappy o de su adorado hermano, las discusiones eran concerniente a su futuro. Comenzaban dialogando, argumentando cada unos sus puntos de vista, hasta que terminaban enfrascándose en una discusión que terminaba en insultos.
Estaba verdaderamente harto, quería llevar la fiesta en paz, pero no se lo estaba haciendo fácil, extrañaba a su antigua compañera y aquellos días donde una patada de la morena lo arreglaba todo.
Pero sin duda, la discusión de esa tarde había sido lo que colmara la paciencia del muchacho, y había hecho que ella explotara, y todo por un maldito papel: la notificación de la ceremonia para su nombramiento.
Por eso necesitaba un respiro, entre sus obligaciones en el Sereitei, entrenamientos especiales, el ir y venir entre mundos para visitar a sus seres queridos, pensar y asimilar el futuro que les esperaba y el convivir con a diario con una Rukia voluble, estaban haciendo mella en Ichigo.
Pareciera que habían retrocedido en vez de avanzar, al principio no fue sencillo pero con el tiempo aparentemente lo fue. Para empezar, el tener que separarse de sus hermanas, de sus amigos humanos, del loco de su padre, de su vida, de su mundo. Después, tener que acostumbrarse a vivir en la Sociedad de Almas, le costó trabajo pero ella y sus amigos shinigamis le ayudaron. Con las semanas se relajó, sobre todo cuando por fin estuvieron instalados en el provisional hogar protegido por sin fin de kidōs y artefactos cortesía de Urahara y del Departamento de Investigación y Desarrollo y patrocinado por el clan Kuchiki.
Solo entonces, pudo sentirse más tranquilo a pesar de la falta de privacidad de antaño, no importaban las nuevas obligaciones y tareas asignadas así como el entrenamiento que realizaba preparándolo para su nuevo rol, el cual no asumía completamente debido a la reconstrucción que se llevaba a cabo dentro del Sereitei y el Rukongai, que estaba tardando más de lo previsto, y sobre todo la restauración en el Reiōkyū.
Cuando estuvieron estables y ya no era un riesgo, se le permitió volver al mundo humano, pues sabiendo lo que le esperaba era necesario que terminara la etapa de duelo y pudiera cumplir con su nueva posición sin remordimientos y a ella le hacía bien, pues le encantaba estar entre ellos y le hacia estar relajada. Era la forma en que les ayudaban a procesar su nueva vida y lo que ello implicaba.
"No, no ha sido fácil, pero estando juntos lo sería, ¿o no, Rukia?"– pensó para sí mismo y luego dijo en voz alta con cierto tedio - ¿Por qué tiene que ser tan complicado?
Estaba tan concentrado en sus pensamientos que no se dió cuenta como un escurridizo y pequeño hollow se aproximaba a atacarlo a traición, pero una flecha oportuna le dió de lleno en la máscara antes de poder cumplir su cometido, pasando muy cerca de la mejilla del pelinaranja, sacándolo por fin de sus pensamientos.
- ¿Qué te sucede Kurosaki? – preguntó el quincy - ¿acaso eso de ser shinigami de tiempo completo te ha dañado más el cerebro? – añadió burlonamente.
- ¡Ishida! fíjate lo que ha…- no lo dejó reclamarle pues su amigo lanzó otra flecha para acabar con un hollow que lo rondaba.
- De nada, Kurosaki – dijo con sarcasmo – es una lástima que ni conviviendo a diario con la nobleza aprendas modales – añadió para hacerlo enfadar.
- ¿Qué dijiste? – le preguntó molesto - ¡atrévete a repetirlo! - el pelinegro se había salido con la suya. Una nueva flecha fue lanzada para destruir a un tercer hollow que estaba oculto.
-Oye, ten más cuidado y además no necesito tú…- una lluvia de flechas salió disparadas en su dirección para destruir un grupo de pequeños hollows que se camuflaban en la zona.
-¿Ayuda? , por lo general no, pero hoy estas distraído mas de lo normal – le dijo mordazmente.
- ¡Maldición!, no los había notado - dijo resignado mientras descendía donde su amigo.
- ¿Sucede algo? – le pregunto ya sin burla mientras guardaba su arco y veía que el shinigami no le contradecía.
- No, solo he tenido un mal día – le confesó.
- ¿Es por eso que estas aquí? – le preguntó para entender su comportamiento.
- No, vine por que quise – le mintió, pero el otro lo intuyó así que se dispuso a hacer mas preguntas para saber que escondía su amigo.
- ¿Te otorgaron más visitas? – le cuestionó tratando de sonar casual- creí que con la semana anterior habías agotado las de este mes.
- ¡Te he dicho que vine por que se me dio la gana! – le contestó realmente enojado que el otro solo optó por callar y observarlo por un breve momento y tras deducirlo le soltó sin tacto:
- Discutiste con Kuchiki-san – dijo a manera de afirmación.
- ¡Que te importa! - le contestó enfadado.
- Ahora entiendo – se limitó a decir el quincy mientras se ajustaba las gafas a manera de triunfo al cerciorarse de lo que torpemente el shinigami intentaba ocultar.
- ¡Uryū-kun, Uryū-kun! – escucharon a lo lejos – lo siento, no podía correr más rápido –
se disculpaba la pelinaranja mientras se acercaba y trataba de recuperar el aliento - ¿estas bien?.
- Si, estoy bien – contestó el aludido - gracias por preguntar Orihime.
- ¡Que bueno!, me preocupé mucho al principio, pues pensé que tenía que apresurarme al sentir que eran muchos hollows, hasta que recordé lo fuerte que eres y que no necesitarías de mi – dijo tan rápido que apenas le entendió el muchacho - aun así quería darme prisa y ayudarte en lo que fuera – completó haciendo que el ojiazul se ruborizara.
- Gracias, eran muchos pero inofensivos salvo su habilidad para anular su energía y camuflarse, pero lo pude descifrar a tiempo – le contestó con aire de arrogancia y el otro lo miro con cara de fastidio.
- Era de esperarse Uryū-kun – dijo orgullosa - no hay duda que eres un chico increíblemente inteligente, fuerte y… ¡Kurosaki-kun! – se interrumpió al percatarse de la presencia de su amigo - ¡que sorpresa!
- Hola Inoue – saludó el muchacho y entonces se dio cuenta del porque se había quedo atrás, cargaba un montón de cosas por lo que preguntó - ¿qué es todo eso?
- ¿Dónde esta Kuchiki-san? – le pregunto ignorándolo mientras Ishida seguía rojo por los cumplidos anteriores.
- Bueno… ella se quedó en la Sociedad de Almas- se vio obligado a decir aunque bastante cortante.
Ishida e Inoue, intercambiaron miradas y el primero le dió a entender que seguramente habían vuelto a discutir. Estaban por interrogar a Ichigo, pero el se adelantó.
- ¿Desde cuando se llaman por su nombre? – preguntó curioso el shinigami.
- ¡¿Eh?! – fue lo único que ambos alcanzaron articular.
- Ah, ya veo están saliendo – comentó – me voy y los dejo seguir con su cita – añadió.
-¡¿Qué?! – gritaron al unísono mientras su rostro se tornaba rojo.
- N…no… no es lo que parece – dijo ella algo nerviosa.
- ¿P... por que dices eso? – habló Ishida tratando de recuperar la compostura.
- Por la hora que es, las cosas que lleva Inoue y como están vestidos – dijo señalándolos.
Ishida vestía una elegante camisa azul enrollada hasta los codos y unos pantalones gris oscuro mientras la joven llevaba un discreto pero bonito vestido rosa con pequeños detalles.
- Bueno, verás, Kurosaki-kun – habló la chica ya con su tono habitual – Uryū-kun y yo solo fuimos por unas compras que Urahara-san nos pidió hacer como favor.
- Así es, unas compras en una tienda exclusiva – agregó de inmediato el citado.
- Si, al ser exclusiva, teníamos que ir bien vestidos o no nos dejarían pasar.
- Oh, ya veo – mencionó Ichigo con algo de incredulidad - ¿y las compras?
- No pudimos realizarlas - comentó la chica con un puchero – Urahara-san nos dio la dirección equivocada.
- ¿En serio? – preguntó Ichigo tratando de parecer sorprendido y vio la oportunidad de molestar a Ishida – pero, no entiendo, ¿Cómo obtuvieron todo eso? – completó apuntando el oso, unos regalos, dulces y unos globos que la chica cargaba sin dificultad.
-Ah esto - comentó Inoue – pues estuvimos paseando en un centro comercial que estaba cerca, mientras localizábamos a Urahara-san.
- Sólo que como no logramos encontrarlo, decidimos quedarnos allí, aprovechando que ya estábamos en el lugar – explicó Ishida.
- Si tuvimos suerte, pasamos un rato muy divertido – dijo ella sonriente.
- Pues vaya casualidad – insinúo son sarcasmo Ichigo- . Me alegra que hayan aprovechado el tiempo – dijo esta vez con sinceridad auque luego añadió con burla – pero me sorprende que te diviertas con este amargado.
- ¿A quién le dices amargado, Kurosaki? – preguntó algo molesto Ishida.
- A ti, pues a quién mas- dijo su amigo recalcando lo obvio, haciendo enojar al otro que iba a replicar pero se contuvo al oír a Inoue.
- Te equivocas Kurosaki-kun, Uryū-kun es más divertido de lo que te puedas imaginar, así que pasar tiempo con el es muy agradable – lo defendió la chica regalándole al quincy una bella sonrisa, que hizo que el pelinegro se volviera a sonrojar.
- Si, la verdad yo también disfruto pasar tiempo contigo, Orihime- se sincero el ojiazul sin importar que el otro fuera a burlarse.
- Será mejor que los deje y vaya a casa - los interrumpió el pelinaranja al sentirse mal tercio.
- Te veremos después – le dijeron al mismo tiempo.
- Si, hasta luego – contestó dándose la media vuelta para ir rumbo a su casa.
- Sigue siendo muy malo para detectar presiones espirituales u hoy esta particularmente distraído– comento Ishida cuando el otro ya estaba lejos.
- Es verdad, sigue sin darse cuenta, ella lleva horas aquí – le respondió Inoue -¿crees que le guste mi obsequio a Kuchiki-san?
-Sin duda le encantará – le contestó sonriendo el muchacho que tomó las cosas que llevaba la muchacha y siguieron su camino conversando alegremente.
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Tan pronto divisó el letrero de la Clínica redujo la velocidad y comenzó a caminar mientras se preguntaba quien echaba mas de menos, su familia a el o el a ellos. Pero daba igual, no habría marcha atrás una vez que se efectuara la ceremonia.
Llegó al que fuera hace más de un año todavía su hogar y se sorprendió de ver las luces encendidas, así que entró con un simple saludo:
- Yuzu, Karin, papá, estoy en casa – apenas dijo eso cuando escuchó un grito de sus hermanas - ¿están bien? – preguntó preocupado.
- S…sí onii-chan - contestó la castaña - ¡que sorpresa que vinieras! –añadió la jovencita, quien ahora lucía el cabello mas largo y había dejado de usar las coletas, mientras corría a abrazarlo y la otra escondía algo.
- Si, vaya sorpresa Ichi-ni-san – contesto sin tanta efusividad Karin, quien a diferencia de su hermana llevaba el cabello largo trenzado.
- No deberías esta aquí – dijeron las mellizas al mismo tiempo.
- ¿Ustedes también? - preguntó ofendido - ¿alguien se alegra de verme? – menciono decepcionado, pareciera que ya no era bienvenido en Karakura.
-Claro que nos da gusto, tonto – replicó la de cabello oscuro – solo que no te esperábamos.
- Sí, además era nuestro turno de ir a visitarte - se quejó Yuzu, quien estaba ilusionada de conocer la Sociedad de Almas.
- ¡Iii-chiii-gooo! – gritó su padre al tiempo que se lanzaba sobre el con una patada, acción que el joven esquivo haciéndolo chocar contra un estante, aunque rápido se levantó.
- ¡Que felicidad tenerte en casa! – comentó mientras intentaba abrazar a su hijo, quien como de costumbre le dio un puñetazo para aplacar a su efusivo padre.
- Yo también te extrañaba - dijo Isshin mientras se sobaba la cara.
- Estaré aquí unos días – señaló esperando que se alegraran, cosa que no sucedió.
- De acuerdo, supongo será lo ideal antes de la ceremonia. – dijo melancólico su padre.
- Sí, supongo – confesó el muchacho hasta que reaccionó – ¿Cómo es que lo saben? – preguntó estupefacto.
-Esas noticias vuelan rápido – dijo sin más su padre – pero será genial tenerte aquí y a mí adorada tercera hija por unos días.
- Ella…no vendrá – mencionó cabizbajo – solo seré yo – finalizó mientras subía las escaleras.
Entonces, Isshin lo comprendió, ella les había mentido e intercambiando miradas con sus hijas decidieron actuar rápido.
- ¡No! Oni-chan tu cuarto… tu cuarto no esta limpio dame unos minutos y lo tendré listo – mencionó Yuzu nerviosamente.
- Entonces solo subiré a ponerme mi…- sintió como lo jalaban Karin.
- Te dijo que no esta limpio Ichi-ni – habló su hermana y en tono amenazante añadió - dale unos minutos.
- P… pe-ro solo voy a… - esta vez fue Isshin quien lo tomó desprevenido y lo lanzó fuera de la casa.
- ¡Te dijeron que esperaras! Además ya me acordé, tienes prohibido la entrada a esta casa – dijo tratando de sonar molesto.
- ¿Pero de que hablas, viejo chiflado? – alcanzo a decir Ichigo que estaba atónito.
- ¿Ya lo olvidaste?, no eres bienvenido hasta que llegues con la noticia de que seré abuelo – dijo con solemnidad su padre.
- ¡¿Qué?! ¡Estás loco! – lo encaró su hijo.
- ¡Y tú estas idiota! Mira que pasar 24 horas los 7 días a la semana con la bella, dulce y gentil Rukia-chan y tú sigues sin darme nietos.
-¡Deja de decir tonterías! , entre ella y yo no hay nada – le contesto rojo de la ira y vergüenza, pero su padre sólo lo ignoro ya que había entrado nuevamente a la casa y el lo siguió.
- ¡Oh, Masaki querida!, tu hijo es muy malo, se niega a darme nietos y a que sus hermanas tengas sobrinitos para consentir - dijo frente al enorme retrato de la sala fingiendo llanto.
- ¡Sólo a ti se te ocurre y no metas a mis hermanas en tus disparates! – dijo aun furioso haciéndolo que su padre lo mirara.
- ¡Oh amada mía!- volvió a lloriquear sobre el retrato - creo que tuvimos un hijo gay - lo cual hizo que se llevara un buen golpe del joven – respeto sus preferencias pero duele demasiado, yo quería nietos y emparentar con Byakuya.
- ¿Cómo se te ocurren tantas estupideces? – dijo molestó con ganas de darle una buena paliza.
- Retiro lo dicho, creo que es un cobarde – mencionó ahora para continuar distrayendo al joven y darles tiempo a las mellizas que seguían entretenidas por el espectáculo, olvidándose de subir al que fuera cuarto de su hermano.
- Tampoco es eso, es solo que Rukia y yo solo somos… - no pudo terminar, decirlo le resultaba doloroso, así que optó por sacar la frustración acumulada - es solo… es solo que Rukia es una enana, temperamental y orgullosa y también… - nuevamente fue interrumpido, pues un pesado trofeo de Karin, le dio en la cabeza mandándolo al suelo.
-¿A quién le llamas enana? , ¡Zanahoria gigante y descerebrada! – gritó molesta la aludida haciendo que el joven volviera el rostro para mirarla y darse cuenta que había escapado justo al lugar incorrecto.
Estaba por responderle pero su coraje se vio disminuido, al verla tan hermosa, luciendo en su gigai una blusa blanca de encaje y una falda violeta que le llegaba hasta las rodillas, ceñida con un lazo que enmarcaba su diminuta cintura.
- ¡¿Rukia?! – alcanzó a decir torpemente, estaba embobado con el rostro radiante auque furioso de la ojivioleta, quien llevaba el cabello suelto permitiéndole ver que nuevamente era corto, se abofeteó mentalmente, así que rudamente preguntó - ¿Qué demonios haces aquí? - lo que causó que su padres y hermanas entendieran porque esos dos nos avanzaban en nada.
- Lo mismo debería preguntarte yo a ti – replicó - ¿no deberías estar vigilando cierto lugar?
- Lo haría, pero resulta que cierta persona no esta en dicho lugar - contrarrestó el pelinaranja.
- P… pues yo… yo solo quise a salir a dar un paseo – se excusó al tiempo que se cruzaba de brazos y le daba la espalda.
- Pues yo igual – dijo imitándola en postura aunque luego añadió - pudiste haberme dicho y te hubiera acompañado.
-No lo planeé, solo quise salir – le espetó la joven.
- De todas formas tenias que haberme dicho – contestó a manera de reclamó, haciendo que su padre y hermanas optaran por mantener distancia.
- No te necesito pegado a mi todo el tiempo, se cuidarme sola – dijo altanera.
- ¿Tu crees que lo disfruto? – dijo harto de la altivez de la pelinegra que no pensó en lo que estaba por decir - ¿crees que renuncié a mi vida para hacer de niñero?.
No hubo respuesta, solo un silencio que lo hizo darse cuenta de la imprudencia de sus palabras.
- Rukia, yo… yo no quise decir eso, es que yo… - comenzó a balbucear ante la mirada atónita de su familia que no creían que el muchacho fuera tan estúpido.
- Déjalo así, se… se que hubieras deseado hacer algo más con tu vida- dijo Rukia con la cabeza baja y un tono de tristeza, mientras salía de prisa de la casa Kurosaki.
Ichigo, intento alcanzarla, pero un fuerte golpe lo detuvo, el autor fue Isshin,
- ¡Hijo idiota! ¿Cómo te atreviste a decirle eso? - le cuestiono indignado.
- Ichi-ni, si que eres un bruto- le recriminó Karin sin tapujos.
- Onii-chan eres un insensible- le reprimió Yuzu finalmente para alejarse de él, tal como su hermana y su padre hicieron.
Se quedó un rato pensativo, sin saber si salir a buscarla o darle su espacio, ambos necesitaban tranquilizarse. Así que decidió entrar a su casa e ir a su habitación. Buscó su gigai y eligió vestirse con unos jeans desgastados y una playera blanca que en el centro llevaba el símbolo de shinigami sustituto.
-Si que soy un idiota, bruto insensible – se maldijo mientras se dejaba caer en su vieja cama.
- Q…qu… qui… ta… te – escuchó gruñir bajo él así que se levantó.
- ¡Ichigo idiota, fíjate! – le reclamó el peluche.
- ¿Kon, como es que estas aquí?, ¿no te quedaste la ultima vez con Urahara-san para estar seguro? – le preguntó sorprendido el joven.
- Estaba, hasta que decidí acompañar a Nee-san – dijo dándose cuenta que no debía hacerlo – yo… yo quise decir…
- Ya lo sé Kon, la vi hace rato – dijo entristecido.
- ¿Hace rato? ¿A dónde fue mi adorada nee-san? – preguntó preocupado el peluche.
- Yo que sé – le dijo fastidiado – salió.
- ¡¿Sola?!- soltó asombrado Kon - Ve tras ella, le puede suceder algo - le suplicó
- Estará bien - le contestó el shinigami.
- Pero, nee-san es tan frágil y vulnerable – comenzó a chillar.
- Estará bien, puede cuidarse sola – le explicó para que lo dejara de molestar, pero Kon al ver la expresión del shinigami intuyó algo.
- ¿Qué le hiciste a nee-san? – lo enfrentó sin recibir respuesta – ¡ve por ella y discúlpate! – le ordenó y el otro lo lanzó contra la pared.
- No fastidies Kon – dijo apesadumbrado haciendo que el otro dejara de insistir.
- Bien, yo iré a buscarla, ¡a mí si me importa! – le gritó antes de saltar por la ventana.
- Claro que me importa – dijo en voz alta para si mismo ciertamente desconsolado.
Entonces comenzó a recordar los sucesos de aquel día, cuando le demostró cuanto significaba para él. Trajo a su memoria momentos cruciales de ese día, cuando gracias a ella, no dudo en tomar la decisión que cambiaría su vida y de la cual no estaba arrepentido.
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