Notas: Escrito para la dulce Chii (aka. SoraTakenouchii) que los shippea de a tres. Feliz cumpleaños, mi pequeña cinnamon roll. Espero que hayas tenido un lindo dia :)


Dualidades

Algunas noches, Sora se pregunta si ella y Taichi hubiesen podido solos.

Taichi es una constante en su vida, una rutina. Levantarse, comer y cepillarse los dientes, ir a la universidad y Taichi. Tardes de futbol, noches en vela, risas, enojos, caricias... y Taichi.

La televisión muestra el minuto cincuenta y el árbitro saca tarjeta roja. Taichi protesta que es injusto, mientras Sora suspira en silencio. Quiere discutir, pero deja que la cámara lenta haga su trabajo y busca la mirada de Yamato. No la encuentra, porque Yamato se ha quedado dormido, su cabeza en el apoyabrazos y una pierna sobre el respaldar.

Taichi bufa pero Sora... su piel arde y su corazón brinca. Sabe que no tiene que preguntar para acurrucarse; los brazos de Yamato la atraen entre sueños. Cruza una mirada perezosa con un Taichi que simplemente se aparta hacia el sillón y mira rápidamente hacia otro lado, la ventana, la tele... como quien no quiere la cosa, como quien los ignora a propósito.

Sora se pregunta, pero cree que no.


Existen dos Soras. Una cuando Yamato está en casa, y la otra cuando Yamato no está.

Sus ausencias la dejan buscando la calma en la tormenta. Mira hacia las estrellas y lo imagina entre ellas, como siempre lo quiso. Taichi busca con quien pelear y Sora no siempre sabe cómo. Pero Yamato vuelve, siempre vuelve, y se sabe completa. Ella lee revistas, dibuja, cose al son de la guitarra y aquella voz que la conquisto hace ya tantos años. No hacen falta palabras.

Afuera, el calor es abrasivo. Adentro, Sora se deja caer frente al ventilador, mirando al vacio con una queja muda. La música de Yamato es melancólica; ella se hunde mas. Taichi los mira entre risas y confusión. Le lanza a ella su bikini violeta y les ordena estar listos para salir en quince minutos. Yamato no contesta, pero deja de tocar y se levanta. Sora ríe, incluso atreviéndose a comentar que no necesita excusas para quitarse la ropa.

Existen dos Soras; a una le gusta la calma, y la otra necesita de la tormenta.


Es común encontrárselos así, sin ella.

Que la inviten a unirse o no, ese es el menor de sus problemas (siempre lo hacen.) Es peor cuando son gritos secos que dan pasos al silencio y agresión pasiva. Se oyen desde la entrada y Sora, a veces, duda si girar la llave en la cerradura.

Pero entra, y hay silencio. No tiene sentido pelear por quién tiene que lavar los platos, o quién se comió la última galleta. No hay por qué discutir entre ellos, si quien tiene la palabra final es Sora.

(Aunque a veces, es ella quien olvida cerrar las ventanas o deja quemar la cena.)

En el peor de los casos, la necesitan para evitar una guerra. Es la consciencia tras bromas de Taichi y la inspiracion tras las canciones de Yamato. Es por eso que Yamato dice que Sora es su angel y Taichi, su demonio. Y es por eso que Taichi dice... cualquier cosa. Él no es tan elocuente.

Sora no tiene que decir nada. Ellos lo saben.