Declaimer: Eyeshield 21 pertenece a la mente maestra de Riichiro Inagaki y Yusuke Murata (a quienes debo agradecer el haber creado y diseñado a semejante quarterback, ¡Ya Ha!)

Psique

El viento moviendo caprichosamente las copas de los arboles… la luna llena de vitalidad, esparciendo por todo Japón sus delicados rayos plateados… en algún lugar de este pequeño país, camina un chico parsimoniosamente con una sonrisa misteriosa dibujada en su rostro...

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El sol se alzaba por el horizonte; los pajarillos cantaban odiosamente como todas las mañanas sobre su ventana, sabía que era hora de levantarse.

Estiró los brazos, dio un largo bostezo y rascó sus costillas perezosamente. Su pie derecho se estremeció al sentir el frio que le proveía el suelo, la suerte del izquierdo no fue diferente.

Había algo desconocido para él en el ambiente. Giró una y otra vez su cabeza buscando ese "algo", pero al descubrir "nada", dio un leve suspiro y camino hacía el baño. Después de un rato salió con su uniforme, listo para ir a la escuela.

No resultaba extraño verlo temprano en el colegio, hasta me atrevería a decir que era el primero en llegar. ¿Por qué lo hace? No lo sé, tal vez es una forma de otear a los alumnos y así seguir llenando su 'lista demoniaca'.

Escucha la campana que indica el comienzo de clases.

Lo observo.

Al parecer las clases le resultan tan aburridas que decide analizar algunas jugadas para su próximo partido y así transcurre el día sin contratiempos, hasta que escucha ese sonido que ha estado esperando desde hace varios minutos… la campana que indica el fin de las clases.

Quien lo observara detenidamente sabría que un extraño brillo atravesaba sus pupilas cada que escuchaba aquel sonido. Si se preguntan por qué, es sencillo, ese peculiar sonido indicaba el inicio de su reinado sobre los Deimon Devil Bats.

Llegó al club.

Como siempre, era el primero.

Acomodó su computadora sobre la mesa y se dirigió a los vestidores. Al salir encontró a Sena, Monta y Kurita platicando sobre ella, acto seguido, llegaron los demás.

Los jodidos inútiles seguían platicando de ella, no les dio importancia y les exigió que se cambiaran rápido pues tendrían un entrenamiento especial que había planeado desde hace tiempo.

En realidad no era especial y mucho menos lo había planeado, pero ya lo habían cansado con ese tema; como si a alguien le pudiera interesar quien estaba detrás de la jodida manager.

Salieron al campo.

El entrenamiento lo único 'especial' que tuvo fueron las quejas, reclamos y fastidiosos lloriqueos del equipo al darse cuenta que todos los ejercicios eran al cuádruple.

- ¡Vamos! ¿Quejarse por esto? Malditos mocosos. Ya ni en la Death March lo hicieron tanto – gritaba fastidiado.

El sol comenzó a ocultarse, fue entonces cuando el equipo de futbol americano dejó la cancha para trasladarse a las regaderas del club. Después de un lapso de tiempo, el capitán vio salir a cada miembro de los Deimon Devil Bats contentos, tal vez porque al fin llegarían a casa a descansar, tal vez porque al menos por unas horas no escucharían ni verían a su enérgico quarterback… tal vez, por ambas cosas.

Una vez que se encontró solo, cerró su lap y camino a las regaderas. En definitiva, durante todo el día se había sentido extraño, lo sé. Su cabeza había trabajando más rápido de lo normal. Aunque ahora que hacia conciencia de ello, se percato que los últimos días habían sido, sino iguales, si bastante parecidos.

Dio un largo suspiro y se sumergió en el chorro de agua, la tibieza que ésta le proporcionaba a su cansado cuerpo permitió que sus doloridos músculos se relajaran, resultando tan placentera esta acción que entró en un estado de trance. Estado que aproveche para hablar con él…

— ¿Qué tal tu día, Hiruma?— esa voz, esta jodida voz, hizo que abriera los ojos y cerrara las llaves. Observo como amarra una toalla a su cintura, y tomando una segunda toalla, agacha la cabeza y la se la pone encima.

— ¿Qué? ¿No quieres hablar? ―sigo en tono de burla; sin embargo, él toma asiento de lo más tranquilo en una de las viejas bancas de los vestidores apoyando la espalda contra la pared.

Bueno, ya que no quieres hablar, lo hare yo.

—¿Por qué la tratas así? Es que… acaso no puedes ver todo lo que ha hecho por el equipo. Sabes bien todo lo que esa chica se ha esforzado, ha sido un gran apoyo para ti, pero t…

Silencio… supongo que era lo único que el demonio pedía.

Comenzó a vestirse de forma despreocupada mientras mi irritante voz de "jodido sentimental", como alguna vez me llamó, continuaba alabando y recitando las cualidades que hacían maravillosa a la manager al tiempo que enumeraba sus múltiples defectos que lo hacían ver peor de lo que en realidad era -según él -.

—… pero eso no es todo, ahí tienes aquel día cuando ella…

Mientras sigo con mi monólogo, él decide acomodar su uniforme dentro del locker; tendió las tollas sobre las bancas, mientras su cara se tornaba cada vez mas irritada.

Se dirigió al lavamanos, acomodo los codos sobre éste y dejo que su cabeza cayera.

—…de verdad, no lo entiendo Youichi, Anazaki es una gran chica… ¿sabes?, creo que la amo… No, no te rías, hablo muy en serio, AMO a Mamori pero… ¡Cielos! Cada vez que intento acercarme a ella tú te interpones y haces que se aleje de mí.

Un fuerte golpe sobre la pared azulejada y la rabiosa exclamación "¡Eres un Jodido Hijo de Puta, Hiruma Youichi!" hizo que entonces, y solo entonces, levantara su rostro prestándome atención.

Y, por primera vez, sentí un miedo terrible al observar como esa orgullosa y pretenciosa sonrisa demoniaca se ensanchaba mostrando aquellos dientes afilados, mientras sus pupilas se tornaban fugazmente de un rojo profundo.

—Ke,ke,ke… ¡Sí, soy un jodido hijo de puta!… y aún así… la jodida manager se preocupa por mí.― articuló dando énfasis y saboreando cada palabra.

El demonio me ha dejado estupefacto; supo perfectamente como callarme.

Extrajo de su pantalón uno de esos extraños chicles sin azúcar que tanto le gustan, se acomodó su chamarra y bufanda, me echó una última mirada, sonrío de medio lado y comenzó su andar por el camino que lo llevaría a casa.

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El viento moviendo caprichosamente las copas de los arboles… la luna llena de vitalidad esparciendo por todo Japón sus delicados rayos plateados… en algún lugar de este pequeño país, camina un chico parsimoniosamente con una sonrisa misteriosa dibujada en su rostro… y en el club de los Deimon Devil Bats un alma triste con apariencia demoníaca se desvanece en el espejo.


Nota de la autora: Leyendo este fic que publique en mi antigua cuenta, me di cuenta que había algunas cosas que debía quitar o agregar, y como no puedo entrar en la otra cuenta para corregirlo, pues... aquí está nuevamente.