Abro mis ojos lentamente. El día ha llegado.

En una situación como la mía daban ganas de quedarse dormido y no despertar nunca más. Quedarse dormido siendo tú mismo, haciendo lo que quieres, sin tener que pelear, sin tener que levantarte todos los días para buscar algo de comer para tu madre enferma. Pero así es el mundo. Así es Panem.

Y hoy, esta mañana en especial, es preocupante. Hoy es el día de la cosecha.

Me levanto del colchón con cuidado de no despertar a mi madre, quien duerme tranquilamente a mi lado. Me acerco a un balde con agua que esta en la mesa y me lavo la cara con cuidado de no mojar nada a mi alrededor. No puedo desperdiciar una sola gota.

Abro un pequeño armario y saco el mismo vestido blanco percudido que uso cada año para este día y apesadumbrada, me lo pongo. Cuando me miro en el espejo me doy cuenta de que estoy temblando, me veo pálida y bajo mis ojos hay unas ojeras bien marcadas.

–¿Ya estas lista?–Pregunta mi madre, con la voz ronca.

–Ya–respondo

–Te ves preocupada

–Estoy nerviosa

Se levanta lentamente de la cama, y me da la impresión de que está por romperse. Cada vez más pálida, Cada vez más delgada, con los ojos un poco más cansados y más hundidos con el paso de los días. Se acerca a mí y me abraza.

–Todo va a estar bien. Este es tu último año.

–¿Y si me eligen?– pregunto.

–Si te eligen tendrás que ir a la arena y pelear por el distrito 12. Pero no te preocupes, no lo harán.

Suspiro y le sonrío.

–Eso espero...

Ambas salimos hacia el centro, donde está dispuesto un escenario con guardias y entonces mi madre y yo nos separamos.

Después de ir al registro me formo junto con unas chicas frente al escenario y espero. En una pantalla aparece el escudo del capitolio y un video que hacen cada año para "recordarnos lo importantes que son los juegos del hambre". Finalmente, Effy Trinket sale de unas enormes puertas con un brillante y lujoso vestido verde y empieza a hablar, y como cada año, lo primero que dice es "bienvenidos a los quiensabecuantos juegos del hambre ¡y que la suerte esté siempre de su lado!" este año, son los 70° juegos del hambre, aunque, por supuesto, la suerte nunca está de nuestra de nuestra parte, si lo estuviera, mi padre no habría muerto de leucemia, ni mi hermano menor por desnutrición.

Entonces, todo pasa muy rápido. Effy termina su discurso y gira la urna con los nombres de las personas. Tengo miedo. Tengo mucho miedo, mi nombre está cincuenta y dos veces en esa urna gracias a las teselas que tuve que pedir para mantener a mi madre con vida. Y depronto, todo se desmorona a mi alrededor. Escucho mi nombre en el micrófono. Me quedo congelada preguntándome si esto en verdad está pasando, si no es otro sueño y yo me encuentro en mi cama con mi madre a mi lado. Escucho un grito, creo que es ella, pero no puedo estar segura. Siento un par de brazos sosteniéndome y antes de darme cuenta, estoy sobre el escenario.

Iré a los juegos del hambre. Es todo lo que cabe en mi mente en este momento.