Disclaimer: One Piece no es de mi propiedad, sino de Eiichiro Oda.
Para Ana.
Hicieron mal la guerra
Mal el amor
Mal el país que nos forjó mal hechos.
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La hora más oscura de la noche no llega hasta las dos, cuando sus hermanas ya se han dormido y ella aguarda bajo las sábanas el beso del sueño. Hace mucho que su piel ya cicatrizó, pero a veces sigue sintiendo el hierro caliente marcando su espalda, el olor de la sangre chamuscada y los dedos fríos de sus hermanas abrazando sus muñecas para aguantar juntas el inclemente daño causado por esos hombres que se atreven a reclamarlas como suyas. Pero Boa no es de nadie, a veces tampoco se pertenece a sí misma. Sobre todo esas noches donde no alcanza a ver ni la forma de sus manos a un palmo de sus ojos zarcos, donde las sombras no existen porque la luminosidad ya se ha extinguido.
Entonces Boa se pierde en la oscuridad, donde nadie puede ver sus lágrimas ni sus sonrisas —aquellas que se terminaron junto a Amazon Lily y su pecho escuálido—. Boa no es una esclava, ni una mujer, ni nada. Boa no existe cuando las tinieblas se tragan el tacto, los olores y la luz, y lo prefiere así. Si Boa existe, existe el dolor, la marca, la esclavitud, la tristeza y la furia. Existe hambre, que no se saciaría más que con venganza. Existe claridad, que le hace ver la sangre de sus hermanas, los rostros de los monstruos y la indiferencia de los fuertes. Boa prefiere la cerrazón. Prefiere ser nadie.
A nadie no pueden encontrarla, y por eso no pueden herirla. No pueden disfrutar de la vista de su cuerpo voluptuoso, de sus curvas suaves y de su inocencia interrumpida que yace destrozada en el fondo de su alma. Su cuerpo ya no es músculo, sangre y hueso; se transforma en negrura inmedible, en cielo abrumador, en infinito tardío. Ya no es lengua, dientes, saliva ni labios. No es pestañas, cejas ni pupilas. No es lunares, estrías, ni tatuajes. No es lo que quieren ni lo que poseen, o lo que creen poseer, mientras sonríe y espera que ese gesto vacío sea suficiente para que no la golpeen ni dejen sin comer a sus hermanas.
Sólo en la lobreguez puede refugiarse, puede desvanecerse y diluirse en un abismo que no tiene fin. Puede librarse por un momento de las cadenas, y transformarse entonces en una serpiente a la que no le han arrebatado el veneno. Puede soñar con espaldas sin estampas para sus hermanas, con un cielo lejano en Amazon Lily donde pueda crear su propia madrugada y refugiarse entonces de los fuegos fatuos y desvergonzados de los perros que se creen sus dueños. Sólo quiere la noche, la oscuridad que la abraza. Y ella no tiene miedo. No tiene miedo porque no puede ver nada.
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Anaaaaaa. Feliz cumpleaños. Ya sé que te dije que no te iba a dar nada :v, pero quería regalarte al menos algo chiquito. Te amo mucho y espero que te haya gustado. Quería descubrir un lado más humano de Boa, cuando era esclava con sus hermanas y no podía escapar :c. El poema del principio es de José Emilio Pacheco, y se llama Próceres.
