Prólogo

Harry, no era como todos supusieran que debía de ser, el pobre chico de 11 años que se dirigía al colegio de magia y hechizaría, contaba con poco menos de una actitud destruida, su corazón roto por los desprecios de los dursley tenían más secuelas que las que se pudieran de haber previsto, ni el más inteligente, adivinaría cuan daño podría el sumergir a un niño el mal trato y la falta de cariño, el tren en el cual viajaba sopesaba más incertidumbre de la que había sentido en toda su vida, a los pocos minutos de su arranque, un pequeño niño pelirrojo le preguntó a harry si podría entrar, él le contesto con un leve asentimiento de cabeza, el chico se veía incómodo, sin embargo, eso no le impidió entrar y acomodarse al frente del joven Potter

-Mi nombre es Ronald pero puedes llamarme ron, ron weasly- cómo te llamas pregunto
-ha..Harry apenas pudo responder, de sentía incómodo ante la mirada dirigida por ese tal ron, le hablaba como su fuere de lo más normal
-harry que? Insistió el weasly
-sólo harry, no te preocupes por el resto
-la mirada del joven ron era de verdadera incomodidad, El Niño no entendía como se podría negar a dar su apellido
El silencio cortó la poca charla entablada por los niños, los minutos se hicieron horas, Ronald a los 30 minutos callo en sueño, harry no reparó en nada, ni aun cuando la señora del carrito había llegado ofreciendo caramelos, tartas y dulces que cualquier otro niño hubiera deseado, harry sólo deseaba entender, el porqué de tantas cosas, si sólo fuera más valiente, si fuera más.. Si fuera más persona, sus ojos verdes denotaban el brillo de soledad, ese brillo reflejaba una madurez cuestionable, pues entendía muchas cosas, era un total desconocido con otras, su único talento era disfrutar de las pequeñas cosas que pasaban por alto, puesto que el tiempo que tenía para pensar, le bastaba, su único entendimiento era el frío corazón de las serpientes, su constante trato con la serpientes le dio mucho a entender.
-PUM...un joven de cabello Cano abrió la puerta de sopetón, aun así Ronald seguía durmiendo plácidamente.
- me han dicho que harry Potter está en el tren- ¿eres harry Potter?
-no soy, respondía desde su asiento.
- bueno. Soy draco malfoy y por lo que veo, tú no eres de mí interés-así como llego se fue y La Paz regreso.
-"invitados muy desagradecidos vienen a preguntar sobre ti" siseo una pequeña serpiente verde, dentro de sus prendas
-"si, es mejor pasar desapercibido hasta que entienda más de la vida de un mago" el muchacho sintió que alguien llegaría a interrumpirlo, así que paró sus siseos y fingió que dormía
- era cierto Harry era un hablante del parsel, más aún, las serpientes lo seguían, sus cosas rodeaban de serpientes.

a como todos supusieran que debía de ser, el pobre chico de 11 años que se dirigía al colegio de magia y hechizaría, contaba con poco menos de una actitud destruida, su corazón roto por los desprecios de los dursley tenían más secuelas que las que se pudieran de haber previsto, ni el más inteligente, adivinaría cuan daño podría el sumergir a un niño el mal trato y la falta de cariño, el tren en el cual viajaba sopesaba más incertidumbre de la que había sentido en toda su vida, a los pocos minutos de su arranque, un pequeño niño pelirrojo le preguntó a harry si podría entrar, él le contesto con un leve asentimiento de cabeza, el chico se veía incómodo, sin embargo, eso no le impidió entrar y acomodarse al frente del joven Potter

-Mi nombre es Ronald pero puedes llamarme ron, ron weasly- cómo te llamas pregunto
-ha..Harry apenas pudo responder, de sentía incómodo ante la mirada dirigida por ese tal ron, le hablaba como su fuere de lo más normal
-harry que? Insistió el weasly
-sólo harry, no te preocupes por el resto
-la mirada del joven ron era de verdadera incomodidad, El Niño no entendía como se podría negar a dar su apellido
El silencio cortó la poca charla entablada por los niños, los minutos se hicieron horas, Ronald a los 30 minutos callo en sueño, harry no reparó en nada, ni aun cuando la señora del carrito había llegado ofreciendo caramelos, tartas y dulces que cualquier otro niño hubiera deseado, harry sólo deseaba entender, el porqué de tantas cosas, si sólo fuera más valiente, si fuera más.. Si fuera más persona, sus ojos verdes denotaban el brillo de soledad, ese brillo reflejaba una madurez cuestionable, pues entendía muchas cosas, era un total desconocido con otras, su único talento era disfrutar de las pequeñas cosas que pasaban por alto, puesto que el tiempo que tenía para pensar, le bastaba, su único entendimiento era el frío corazón de las serpientes, su constante trato con la serpientes le dio mucho a entender.
-PUM...un joven de cabello Cano abrió la puerta de sopetón, aun así Ronald seguía durmiendo plácidamente.
- me han dicho que harry Potter está en el tren- ¿eres harry Potter?
-no soy, respondía desde su asiento.
- bueno. Soy draco malfoy y por lo que veo, tú no eres de mí interés-así como llego se fue y La Paz regreso.
-"invitados muy desagradecidos vienen a preguntar sobre ti" siseo una pequeña serpiente verde, dentro de sus prendas
-"si, es mejor pasar desapercibido hasta que entienda más de la vida de un mago" el muchacho sintió que alguien llegaría a interrumpirlo, así que paró sus siseos y fingió que dormía
- era cierto Harry era un hablante del parsel, más aún, las serpientes lo seguían, sus cosas rodeaban de serpientes.

los derechos son j.k rowling, la historia solo es un pasatiempo no quiero lucro, solo escribir y aprender.