Disclaimer applied.

Nota: Esta viñeta está basada en la canción "Goodbye" de Avril Lavigne.


Adiós

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Sarada Uchiha es el talón de Aquiles de Sasuke Uchiha.

Desde que él supo que Sakura cargaba a aquella criatura en su vientre, una chispa en su corazón se encendió, y por primera vez, sintió que había un paraíso después de tanta tragedia. Ese día de Agosto, besó a Sakura en la frente y tocó su plana barriga al son de que el viento los golpeaba fuertemente, pues en ese tiempo seguían viajando por el mundo.

La redención ya no fue de dos personas…sino de tres. Una personita se agregaría a la vida de su esposa y él.

Mas los viajes no pudieron continuar su rumbo y bajo un manto de estrellas, decidió que era hora de volver a Konoha, pues el vientre de Sakura ya parecía un gran planeta. Un planeta que a decir verdad, ya comenzaba a ser su mundo entero. Aunque todo no resultó salir como ellos planeaban, pues el parto se adelantó unos días y muy en contra de los deseos de Sakura, ella tuvo que parir en una de las guaridas de Orochimaru.

Aquel día, Sasuke conoció el verdadero significado de la alegría.

Y hoy, siente como su alma se desgarra en mil pedazos porque está sintiendo lo contrario a la sensación que sufrió aquel 31 de Marzo. De alegría ha pasado a sentir un intenso dolor en el pecho, pues si hace un año vio por primera vez a su hija, este día quizás sea el último en que la vea durante mucho tiempo.

La oscuridad de la habitación que comparte con Sakura y Sarada, lo abraza mientras sus ojos observan como si fuera lo más bello del mundo, al ángel que duerme profundamente sobre la cama. Sasuke está en la esquina del cuarto mientras Sakura está sentada a un lado de la hija que ha nacido del amor de ambos.

La bebé no está consciente de que su padre se tiene que marchar a una misión de años…

Y Sakura contiene las lágrimas mientras no deja de observar a su esposo. Es entonces que nota que Sasuke parece afectado y sonríe sin que llegue la sonrisa a sus ojos.

—Cariño, ¿quieres que te deje solo con Sarada?

Los Uchiha no demuestran su afecto públicamente y Sakura comprende que por el momento, no es bienvenida en la despedida que se viene. Sasuke dirige su afectada mirada hacia el rostro de Sakura y asiente con lentitud. Ella al levantarse de la cama, llega al rincón donde está Sasuke y se pone de puntillas para darle un beso en la frente. Al salir, se retira al baño de su hogar, no quiere que Sasuke la vea llorar pues no desea causarle más culpa a su esposo por su decisión de proteger al mundo mediante las sombras.

Y cuando Sasuke se queda solo con Sarada, él se llena de valor para sentarse a su lado y observar más de cerca cómo es que su hija duerme profundamente. Sasuke aspira hondo antes de pasar las yemas de sus dedos a través de la nívea frente de Sarada.

—No puedo esconder lo que ha llegado, Sarada. He aceptado cumplir una misión y tengo que marcharme para cumplirla.—susurra Sasuke sin dejar de acariciar el rostro de su hija—Me tengo que ir, pero siempre recuerda que…

Él resopla y niega con la cabeza al dejar de hablar. Es ahora o nunca, debe permitir esta vez que las palabras fluyan desde su corazón.

—Sarada, cuídate mucho, me tengo que ir y dejarte sola. Pero siempre…—Sarada abre los ojos en el mismo instante en que su padre dice:—siempre recuerda que te amo demasiado.

Después de aquellas palabras, los ojos negros de Sarada observan con anhelo a su padre antes de volver a cerrarse. Ella sólo se ha despertado en el minuto exacto en el que Sasuke le ha confesado sus sentimientos de amor tan sincero como sólo es posible en un padre.

Es entonces que Sasuke se levanta con lentitud de la cama y se dirige a la puerta de su habitación, ya es media noche y es hora de decirle adiós a los ojos negros de la persona que más ama en el mundo.