Si, una nueva historia con la lectora como protagonista, aun me pregunto cómo es que estas ideas se cuelan en mi cabeza pero bueno, espero que lo disfruten.
— ¡Corre...!– una corriente eléctrica recorrió tu espina dorsal al escuchar aquella voz, giraste tu cabeza en todas las direcciones posibles sin poder distinguir nada debido a la inmensa nube de humo que engullía todo a tu alrededor. — ¡Corre...!– El tono preocupado y suplicante de esa persona te asustó y aun sin saber de quien se trataba sentiste el deseo vehemente de obedecer al mandato.
— ¡Ah!– Te quejaste llevando tu mano a tu muslo derecho, al instante se empapó de un líquido que a tu tacto se sentía viscoso y caliente, sentiste un dolor intenso recorrer todo tu cuerpo y te mordiste el labio inferior en un intento de contener el gemido de dolor que te provocó la herida, por alguna razón no querías hacer algo que revelara tu ubicación.
— ¡Corre...!– esta vez la voz sonó diferente, como sí no perteneciera a la misma persona y te preguntaste cuántas personas realmente se encontraban ahí. — ¡(N)! – Tu corazón dio un vuelco al escuchar tu nombre, lo sentiste golpetear violentamente contra tu pecho y tu respiración, de por sí afectada por el humo, se volvió más dificultosa.
El aire no llegaba de manera correcta a tus pulmones y sentías que tu cabeza daba miles de vueltas mientras el resto de tu cuerpo perdía fuerzas rápidamente, tu vista comenzó a nublarse y tus piernas terminaron por doblegarse ante la falta de energía, no pudiste hacer más que esperar el contacto con el duro suelo, mas este nunca llegó.
— ¡(N)! – Tan suave, tan fuerte, tierno y firme a la vez, el tono de su voz, aun con toda la preocupación presente en ella, fue como una caricia para tus oídos, tu corazón se tranquilizó gracias al embriagante aroma de la persona a tu lado, el agarre que ejercía sobre tu cintura te brindaba confianza y te transmitía fortaleza, fuiste capaz de respirar con normalidad nuevamente. —Debemos salir. – te susurró afirmándote en el suelo y tomando una de tus manos para que lo siguieras de cerca sin tener que separarse.
Un ensordecedor estruendo se adueñó del lugar, la cortina de humo se intensificó y los gritos y llantos no se hicieron esperar, te horrorizó la cantidad de sonidos y al mismo tiempo comenzaste a cuestionarte en donde te encontrabas realmente y cuál era la razón que daba pauta a todo ese caos.
— ¡Muévanse! – una persona no muy lejos de ustedes gritó, intentabas dar con la ubicación de dicho individuo y lo que pudiste distinguir te alarmó, abriéndose paso entre las lenguas de humo y fuego un ejército entero avanzaba en su contra.
—(N)... ¡(N)!... despierta. – La suplica en el tono de voz de quien te movía te atrajo a la realidad de golpe, te removiste de manera violenta entre tus sábanas y te incorporaste en la cama sintiendo unas manos aferrarse a tus hombros.
— ¿Yona? – intentaste ubicar el rostro de tu hermana en medio de la obscuridad, tus ojos estaban nublados, tu cuerpo frío y tu frente cubierta de sudor.
—Te movías mucho. – retiró sus manos de tus hombros y se sentó sobre tus cobijas revueltas sin despegar la vista de ti. Retiraste lo que te quedaba de cobijas intentando estabilizar tu pulso cardiaco y tu respiración. — ¿Qué estabas soñando?– Te miró con clara fraternidad que pudiste distinguir aún en la penumbra de la habitación.
— N-N lo recuerdo. – mentiste bajando tu rostro apenada, el calor de las llamas y el dolor en tu muslo aún se encontraban presentes.
—Hmn...– los ojos inquisitivos de tu hermana mayor no dejaban de observarte en ningún momento, como si intentara ver más allá de tu mentira. —Está bien, vuelve a dormir. – se levantó y caminó hacia su cama. —Si recuerdas algo. – alzaste tu mirada con cierta cautela. —No dudes en decírmelo. – aun estando en la plena oscuridad de la habitación pudiste distinguir una radiante y tranquilizadora sonrisa en el rostro de tu hermana.
Yona era un año mayor que tú, siempre la habías considerado tu ejemplo a seguir, era una persona carismática por naturaleza y eso la hacía agradable a la vista y trato de los demás, muy por el contrario de ti que poseías una personalidad más recatada e introvertida.
—Gracias. – dijiste por lo bajo al verla cubrirse nuevamente con sus cobertores.
Suspiraste levemente, procurando no hacer suficiente ruido como para volver a perturbar a tu hermana. Hacía mucho tiempo que ese tipo de episodios no te sucedían aunque en el pasado habían sido muy constantes. Durante tu infancia cada noche despertabas en medio de alaridos y llantos que alertaban a tu familia, las pesadillas habían disminuido inexplicablemente después de la muerte de tu madre y el hecho de que regresaran te asustaba demasiado. Aquellos sueños casi siempre poseían una temática común, te veías transportada a tiempos desconocidos, tiempos de caos y guerras, de sufrimiento e incertidumbre, te veías rodeada de siluetas y escuchabas voces de personas desconocidas en las que intuitivamente confiabas, había una voz en especial, una persona a la que nunca le habías podido ver el rostro pero que te transmitía fortaleza y serenidad dentro de cada sueño.
—Debo de estar loca...– murmuraste acurrucándote en tu cama decidida a conciliar el sueño nuevamente esperando que esta vez ningún tipo de inconveniente te sobreviniera.
...
—Yona, (N), levántense, se les hará tarde para el instituto. – La voz del hombre resonó a lo largo del pasillo. Revisaste el reloj que reposaba junto a tu cabecera y comprobaste lo tarde que era pues solo tenían 35 minutos para alistarse y llegar a la escuela antes de las 7:00.
—Hmmn no quiero. – La voz perezosa de Yona salió de entre la enredadera de cobijas en la cual estaba.
—Ya es tarde. – te deshiciste del calor que te brindaban tus cobertores e instantáneamente te encaminaste hacia el baño para asearte y alistarte lo más rápido posible.
— ¿Pudiste dormir? – Te cuestionó Yona sacando su cabeza de su cálida protección. Sonreíste ante su pregunta, tu hermana era eso, una hermana que se preocupaba y cuidaba a su pariente menor.
—Sí, gracias. – Sonreíste dulcemente en su dirección y ella te devolvió el gesto. —Ahora hay que ir a la escuela. – su sonrisa se borró y se volvió a esconder en su cama quejándose sobre algo que no pudiste entender.
Bajaron al cabo de 15 minutos y decidieron que ese día comerían en la cafetería de la escuela pues apenas tenían el tiempo justo para no generar un reporte aunque sus estómagos tendrían que pagar por eso.
—Nos vemos papá. – Dijeron ambas al unísono, su padre era un hombre noble y pacífico que las consentía tanto como podía, era el director ejecutivo y dueño de la empresa de construcciones más grande de la región.
—Cuídense chicas. – Las despidió desde el estudio.
Corrieron hasta la parada del autobús justo a tiempo para ganar un lugar.
— ¡Yona!– escuchaste la voz de Tetora, una de las amigas de tu hermana, ambas caminaron hasta llegar junto a ella. — ¡Buenos días Chibi-chan!– te saludó con entusiasmo y le señaló a tu hermana el lugar a su lado.
—Buenos días, Tetora-san. – Saludaste sentándote un asiento detrás de ellas. Tu hermana y su amiga se sumieron en su intercambio de chismes matutino y tú te perdiste viendo el paisaje por la ventana, la escuela quedaba a no más de 10 minutos de la parada del autobús por lo que conocías el recorrido de memoria. —eh...– te exaltaste por breves segundos, habías sentido a distancia la penetrante mirada de alguien clavarse en tu persona. Observaste a los ocupantes del autobús, eran los mismos alumnos de siempre, sumidos en sus propios asuntos, entonces tu mirada se dirigió afuera y te impresionó ver a un apuesto hombre de larga cabellera verde recogida en una coleta baja, el hombre manejaba un auto deportivo azul marino descapotable y miraba directamente hacia tu lugar en el transporte de estudiantes con una extraña sonrisa en su rostro, justo cuando sus miradas chocaron el semáforo cambio a luz verde y haciéndote un saludo militar se puso en movimiento antes que ustedes.
Después de aquel extraño suceso continuaron su trayecto sin ningún tipo de inconveniente hasta llegar al instituto superior de Kouka. El plantel se encontraba abarrotado de alumnos que apresuraban el paso para llegar a tiempo y de maestros que se dirigían con calma a las aulas.
—Nos vemos en el almuerzo, Chibi-chan. – La rubia te revolvió los cabellos con ternura y tu solo asentiste sin mediar palabras, Tetora tenía una personalidad extrovertida que llamaba la atención de la gente pero ella parecía vivir su vida ajena a cualquier opinión externa.
Caminaste con rapidez hacia tu casillero para sacar los útiles necesarios para tus primeras horas. Los pasillos estaban llenos de alumnos a los que parecía no importarles el llegar tarde a sus clases.
— ¿Has oído? dicen que habrá un nuevo maestro de arte. – escuchaste el tono emocionado de una chica al lado de ti. Te lamentaste por la noticia, la señora Yuuko, antigua encargada de dicha clase, te caía bien pero estaba embarazada y su periodo de inactividad ya había llegado.
—Sí, sí, he oído que es joven todavía. – le contestó otra chica de hormonas alborotadas y suspiraste con pesadez, tu generación no tenía futuro.
Cerraste tu casillero y aceleraste el paso para llegar a tiempo a tu primera clase puesto que conocías lo estricta que podía llegar a ser la maestra de historia cuando se le provocaba.
— ¡ah! – chocaste contra alguien y el impacto casi te hace terminar en el suelo, te preparaste para la caída pero esta fue sustituida por un par de fuertes brazos aferrándose a tu cintura e impidiendo tu colisión.
— ¿Estás bien?– La preocupada y suave tonada de esa voz te exaltó, conocías a esa persona, abriste los ojos, aunque no sabías el momento exacto en el que los habías cerrado, y te encontraste de frente con la mirada aguamarina de Soo Won, el presidente del Consejo estudiantil, capitán del equipo de kendo y uno de los chicos más populares del instituto quien al mismo tiempo era el interés amoroso de tu hermana.
— ¡ah! ¡Si...yo! ¡Lo siento! – instintivamente quisiste apartarte y te sonrojaste fuertemente cuando te percataste de que él aun no te había soltado.
—Idiota la estás asustando. – escuchaste la voz del fiel amigo y compañero del rubio quien también era tu vecino y mejor amigo/pretendiente de Yona.
El rubio se sonrojó al darse cuenta de la situación y te soltó lentamente, los rostros de ambos podían competir contra un tomate maduro debido a la sangre acumulada, se habían sumido en un incómodo silencio intentando ocultarse de la vista del otro mientras Hak analizaba sus expresiones divirtiéndose a costa de ustedes.
— Llegaremos tarde a clases. – jaló al rubio hacia él y después te miro con diversión. — también deberías apresurarte, la campana acaba de sonar.– te dijo y tus ojos se abrieron desmesuradamente, no habías sido capaz de escuchar el sonido por lo que haciendo una torpe reverencia saliste corriendo con el rostro rojo.
— Eso fue grosero de tu parte, Hak. – le reclamó su amigo aun sin despegar su vista de tu figura alejándose entre los alumnos.
—Ninguno se hubiera movido si no decía eso. — observó el rostro pensativo de su compañero y soltó un suspiro desganado, lo divertido del momento se había esfumado. —Así que siguen igual. — la frase no había sonado como una pregunta si no más bien como una afirmación por lo que el chico de ojos color turquesa le dirigió una mirada apenada al pelinegro.
— Desde el incidente en secundaria. — respondió con un toque de melancolía en su voz.
— Bien, ahora vámonos antes de que realmente lleguemos tarde. — Lo jaló nuevamente y comenzaron a caminar evadiendo por completo el tema.
Hak había sido su vecino por muchos años, cuando tenían 6, 5 y 4 años respectivamente, él, Yona y tu solían jugar todas las tardes en los jardines traseros de la casa de ustedes, un año después Soo Won se incluyó a las tardes de juego, el rubio no vivía cerca pero Hak y él se habían hecho amigos en sus clases de kendo por lo que empezó a recibir constantes visitas de él en su casa y por ende terminó amistándose con ustedes, Yona había tenido un enamoramiento infantil por Soo Won al momento de conocerlo y aquellos sentimientos habían trascendido hasta la actualidad aunque el rubio parecía tener interés por otra persona desde esos tiempos y aunque Hak amaba a sus amigos se sentía extraño apoyando a la pelirroja con sus sentimientos por lo que los temas sentimentales se había vuelto del desagrado del moreno, siempre había alguien que terminaba sufriendo.
— Llega tarde. — la mirada inquisitiva de la profesora Gi Gan te intimidó y sólo te limitaste a esperar su sentencia. La mujer de cabello grisáceo y ojos estrictos te observó detenidamente y luego te dejó pasar con una advertencia.
— Lo lamento...— murmuraste al entrar y te dirigiste rápidamente a tu lugar.
Las clases transcurrieron monótonas y sin ningún percance hasta el primer receso, saliste sin mucha prisa de tu aula educativa puesto que no querías llegar al punto común de encuentro esa mañana, no después de la vergüenza que sentiste al correr por los pasillos y escuchar el timbre de entrada a medio trayecto, por supuesto que habías llegado tarde pero tampoco era como para que el mejor amigo de tu hermana hiciera bromas a expensas de ti.
— ¡Chibi-chan! — Tetora alzó su mano y la agitó en el aire efusivamente cuando te vio aparecer en la cafetería escolar. Junto a la extrovertida rubia se encontraban Ayura y Lily, las otras amigas de tu hermana. Caminaste hacia el grupo con desgano, por lo menos Hak y Soo Won aún no estaban con ellas.
— (N) Ya está aquí, deja de hacer eso. — Ayura detuvo la mano de la rubia sin cambiar la expresión estoica de su rostro en ningún momento. — Buenos días. — te saludó con un tono más amable.
— Buenos días Ayura-san, Lily-san. —devolviste el saludo de manera cortés mirando a la pelinegra que sólo asintió con la cabeza. Lily jamás había sido una persona muy expresiva, le costaba demasiado poner sus sentimientos en palabras y más bien podrías catalogarla como impulsiva pero muy fiel a sus creencias.
El extraño grupo social al que pertenecías se reunía todos los recesos en la misma mesa de la cafetería, la mayoría, por no decir todos, eran amigos de tu hermana y tu considerabas que sólo estabas ahí por consecuencia, por ser la hermana menor de la sociable Yona aunque cada integrante de ese grupo te apreciara de manera sincera.
— Buenos días chicas. — Soo Won saludó a todas y se acomodó en el espacio libre a tu izquierda, quedando en medio de ti y de Tetora. Hak y Yona venían detrás de él y se acomodaron en los lugares restantes a tu lado derecho, las pláticas comenzaron a girar en torno al festival cultural que se llevaría a cabo dentro de 2 meses en el Instituto, tu sólo te limitabas a degustar tu comida y escuchar sobre las actividades que cada salón llevaría a cabo. Tu mente comenzó a vagar en los recuerdos de tu sueño de esa noche y en las sensaciones tan nítidas que llegaste a sentir.
— ¿Estas bien?— sentiste el aliento del rubio chocar contra tu oído y parte de tu cuello logrando que te sobresaltaras.
— Eh... ah... si— te alejaste lo más que pudiste de el sin llamar la atención de los demás. Lily trataba de convencer a Ayura de participar en la actividad de su salón, Tetora parecía estar sumida en su mundo y Hak discutía con Yona sobre unos uniformes o algo parecido.
— Lamento lo de hace un rato. — el nerviosismo se apoderó por completo de tí y como única respuesta a su disculpa negaste con la cabeza.
— Señor presidente. — habló la rubia atrayendo la atención de todos. Por unos momentos, antes de que dirigiera su mirada turquesa hacia la chica hiperactiva, pudiste notar la expresión cargada de sentimiento del rubio y te sentiste culpable.
— T-Tetora-San, no es necesario que me llame así… — comentó con un toque de gracia y pena en su voz.
Nuevamente te dejaste absorber por tus pensamientos, te encontrabas cursando la segunda mitad de tu primer año de secundaria cuando comenzaste a ser víctima de abuso escolar a manos de compañeras de tu clase y de clases superiores por motivos que involucraban al amor platónico de tu hermana mayor pero que hasta la fecha no tenías bien esclarecidos. Por aquellos tiempos Yona, Hak y Soo Won andaban contigo cada segundo por cuestiones de seguridad ya que te habías negado a reportar las agresiones a los directivos de la institución hasta que una de las tantas bromas que te realizaban cruzó la línea.
— ¿(N)?— Yona colocó su mano sobre tu hombro y te hizo regresar a la realidad.
— L-lo siento, estaba distraída. — un pequeño rubor se instaló en tus pómulos al notar las miradas de todos en la mesa posadas en tu persona. Aquel episodio te había dejado un trauma muy grande y un gran alejamiento con Soo Won y la gente en general. — Sólo...— un escalofrío recorrió tu cuerpo de extremo a extremo, la misma sensación del autobús se manifestó en tu cuerpo y sin terminar tu frase buscaste por todos lados la insistente mirada que se cernía sobre ti, la sensación desapareció en el instante en el que ubicaste una cabellera verde desaparecer por la entrada/salida de la cafetería.
— ¿Chibi-chan?— Tetora se colocó delante de ti obstruyendo tu vista y te percatarse del desconcierto general en la mesa.
— L-Lo lamento acabo de recordad que... ¿olvidé algo?... ¡Si, olvidé algo en el salón! — Dejaste tu comida a medias y te dirigiste a la salida del lugar con paso veloz sin hacer caso a los llamados de tu hermana, no te gustaba la sensación de ser vigilada, por experiencias pasadas sabías que eso nunca traía nada bueno por lo que, antes de dejar que se desarrollara un problema e involucrar a más personas preferías afrontar a la persona de manera directa pero al salir del lugar no había nadie más que alumnos y ninguno cumplía con las características de la persona que habías visto. — Debo de estar loca... La falta de sueño me está afectando. — te dijiste a ti misma recargándote en la pared y llevando una de tus manos a tu cabeza.
— Yo siempre he creído que estás loca, no creo que la falta de sueño tenga algo que ver. — La áspera voz de Hak te asustó demasiado por lo que diste un pequeño salto en cuanto escuchaste.
— ¡Hak! ¿Acaso quieres que me dé un infarto? — le recriminaste aun con el pulso acelerado.
— Están preocupados.— te respondió haciendo caso omiso de tu regaño y señalando con la cabeza hacia la entrada del comedor donde, de manera poco disimulada, Yona, Tetora y Soo Won asomaban sus cabezas en un ridículo intento de esconderse mientras que Ayura y Lily estaban paradas junto a la puerta siendo completamente visibles. — ¿Todo bien? — te sonrojarse por verlos ahí, habías actuado de manera impulsiva al salir.
— Si, lo siento. — bajaste el rostro y sentiste la mano del mayor revólver tu cabellera en gesto tranquilizante. Lo último que querías era causarles los mismos problemas que hace años, ahora Tetora, Ayura y Lily se sumaban a la ecuación de personas a tu alrededor que se verían involucradas si un nuevo caso de abuso se presentaba.
— Bien, entonces vamos, no es correcto desperdiciar comida. — se colocó detrás de ti y puso sus manos sobre tus hombros para comenzar a empujarte.
— ¡P-Puedo ir yo sola! — te removiste intentando hacer que te soltara.
—Sí, sí. — continuó empujándote hasta llegar de nueva cuenta a su mesa.
— Vaya...— comentó con ironía saliendo de su escondite al lado de los casilleros y dirigiendo su mirada hacia el lugar del que había huido hace unos instantes. — ¿En qué tipo de trabajo me vine a meter?— se lamentó con gracia y burla hacia sí mismo. — un momento ¿por qué me tenía que esconder?— se regañó y contuvo las ganas de golpear su cabeza contra uno de los casilleros, era su primer día de trabajo, aun no había estado frente ningún grupo y ya se sentía un idiota.
Sobre mi otra historia, no quedara inconclusa, puede que parezca fácil al ser una adaptación de trama pero involucrar personajes y cuadrar ideas cuesta un poco n.n' aunque prometo no dejarla colgada, yo misma me he decepcionado al encontrar en la red historias que me atrapan y de las que no vuelvo a saber nunca nada.
