Me disculpo por esta historia, por casualidad la abrí y me di cuenta que el documento se había confundido con otra historia totalmente diferente. Algunos leyeron la correcta y los demas (que no dejaron comentarios, supongo) no... espero le den un segundo chance, que contaría como primero a decir verdad, y dejen comentarios si les gusta.
Pertenencia
Gruñó por tercera vez aquella noche, sin perder de vista a la rubia. Estaba molesto, muy molesto, demasiado molesto, ¿Y qué hacia la chica? simple; bailar y reír como si él no existiera en aquella fiesta, aunque bueno… técnicamente, él no "existía" ahí.
Todo comenzó días antes, cuando el peli rosa se molestó en aclararle a Lucy que ella no se pertenecía a sí misma, ella pertenecía al grupo y por ello, ella era su Lucy, su de ellos; de Erza, Gray, Happy y obviamente de él. Y como "pertenencia" que era no podía andar con cualquier chico, claro que no.
- Debes quererte a ti misma Lucy, y asegurarte de estar con el chico correcto.
Le había dicho Erza, en pocos segundos todo el gremio estaba enterado de aquella disputa. Pronto, Lucy no era su del grupo… ahora era su de todo Fairy Tail. Ella al parecer le pertenecía a todo el mundo menos a si misma. Si antes los chicos no se acercaban a ella por miedo a aquel trío y el lindo gato, ahora menos que menos. Teniendo que enfrentarse a todo el gremio para poder conseguir sólo una cita… ellos querían vivir, gracias.
Por eso, aquella noche había ido a esa fiesta, para demostrarle a todos que ella podía ser independiente y salir con quien quisiera. Sin tener que pedirles autorización a ellos. Con lo que no contaba la rubia era con que el salamander fuera trás ella, vigilándola.
Un segundo le basto a él para perderla de vista, y al encontrarla de nuevo no le gusto lo que vio. La chica era arrastrada hasta la salida trasera de aquel edificio donde era la fiestucha de mierda.
- ¿Qué carajo creen que están haciendo? -rugió, al ver como varios hombres sujetaban a la chica y otros más la manoseaban, vio la ropa desgarrada de Lucy y un fuego lo recorrió por dentro, quemándole las entrañas-
Sólo medio minuto le bastó para moler el suelo con todos esos bastardos.
- ¡P-por favor!, detente, ten piedad –susurró uno con un ojo más grande que otro, y no precisamente de nacimiento, mientras se revolvía como lombriz en el suelo-
Pero aquello no le hacía gracia a Natsu, oh no, algo divertido para Natsu sería dejarles la cara irreconocible, sí… eso sonaba mejor.
- ¿Piedad? –susurró con aquella sonrisa escalofriante tan propia de él- Esto no ha hecho más que comenzar –sus nudillos tronaron dejando salir fuego de sus puños con dicha acción-
- B-basta Natsu… es suficiente… y-ya es suficiente –la voz de cierta rubia se hizo notar, abrazando al Dragonill por atrás impidiendo que se moviera. El chico gruñó al ver a los tipos darse a la fuga ante la distracción-
- Los has dejado escapar –bufó molesto- ¡Se merecían una paliza!... Y tú te mereces otra más Lucy -reprendió volteándose, quedando frente a la chica- ¡¿Estás tonta?! ¡Mírame! ¡¿Qué mierda estabas pensando cuando viniste hasta acá sola?!
- ¡Todo es tu culpa! -comenzó a golpear su musculoso pecho sin hacerle daño realmente- Si no hubieras dicho aquello ¡yo no hubiera venido a esta estúpida fiesta!
- Vas a volverme loco -susurró él con la voz ronca y extrañamente dulce contra sus rubios cabellos, manteniéndola contra su pecho, abrazada-
- Estúpido Natsu -murmuró ella, hundiendo su cabeza contra el cuello de él-
Y él solo sonrió, porque a pesar de todo aquella chica entre sus brazos no se sentía para nada su de ellos, al contrario, se sentía su de él, y aquello… no le molestaba en lo absoluto.
