Buenas...
Esa historia es muy diferente a las que he hecho, así que si esperáis ver una copia de mis otras historias, no la vais a encontrar, aunque eso no quiere decir que no os tenga que gustar.
IMPORTANTE: quien no sepa de armas, que visite esa web:
h t t p / w w w . l a s a r m a s . c o m / m o d u l e s . p h p ? n a m e C a t e g o r i a s & f i l e i n d e x & c i d 2 1 & o p e & i d f i c h a 4 3
Sin espacios, allí es una web dónde encontraréis una pistola al abrirla, pero no es esa, así que id pasando armas hasta que encontráis las que se nombran, si quereis.
Los personajes pertenecen a J.K.Rowling.
Ella movió una pieza y sonrió con soberbia.
-Jaque Mate.- dijo ella con una voz fría.
Su pareja de ajedrez se dejó caer en la silla, cansado.
-Vas mejorando, Rachel.- dijo su pareja con una voz carente de sentimientos.
Rachel se levantó y fue hacia la ventana, haciendo que la capa negra que llevaba puesta se moviera al compás de su cuerpo mientras de fondo se oía el ruido de sus tacones, que se oían perfectamente a causa del silencio que inundaba aquella sala.
- Así es.- dijo ella con una voz indiferente mientras observaba el nubloso y peligroso bosque que se alzaba sobre sus ojos.
-¿Te parece fácil jugar al ajedrez?- le preguntó él mirándola fijamente.
-Ojalá todo fuera así de fácil.- dijo ella con una voz distante mientras observaba el espeso bosque.
-¿Lo dices por lo del Ministerio?- le preguntó aquél hombre poniendo más interés en la conversación.
- Lo digo por todo, Severus.- dijo ella clavándole una dura mirada.
-Vamos, Rachel. No te mortifiques más, eres la mejor agente doble que conozco. Voldemort te necesita. Has pasado a ser su mano derecha, dejando atrás a Lucius. Estás ganando en los dos bandos. Voldemort apenas me tiene confianza, y a la Orden sólo confía en mi Dumbledore.- dijo Severus intentando consolar a la chica.
Ella permaneció implacable, bajo la luz de la luna.
Severus suspiró cansado, sabía que cuando Rachel se ponía así era completamente imposible sonsacarle algo, se mostraba implacable a todo, incluso con la olcumancia. Se levantó de la silla y se dirigió al sofá. Se sentó y miró fijamente al fuego.
Severus y Rachel se encontraban en una habitación oscura, muy oscura, iluminada solamente por el fuego de la chimenea y la luz de la luna. La habitación tenía unos grandes ventanales, que iban desde el techo hasta el suelo, que sería la cosa más normal del mundo, sino fuera porque desde el techo hasta el suelo habían seis metros. Si mirabas el techo fijamente, llegabas a ver unas pinturas, de ángeles y demonios. La sala estaba amueblada con unas estanterías llenas de libros en un rincón y un tablero de ajedrez mágico. El sofá dónde Severus estaba sentado era de un color rojo sangre y de estilo barroco. La habitación debería de estar iluminada por unas velas, pero que al parecer, a Rachel y a Severus no les gustaban mucho.
Alguien golpeó la puerta, haciendo que Severus apartase la vista del fuego y Rachel del bosque. Al hacerlo, de la capucha de Rachel se asomó un mechón de pelo castaño, algo ondulado.
- Adelante.- dijo Severus con una voz fría pero firme.
La puerta se abrió y entró una persona encapuchada, que caminaba con elegancia y superioridad. Al verla, Rachel y Severus continuando mirando lo que miraban respectivamente. Aquella persona avanzó hacia Severus y se tiró de mala manera al sofá.
- ¿Cómo va todo por aquí?- preguntó aquella persona con una voz fría y arrastrando las palabras.
- Va.- dijo simplemente Severus.
Aquella persona se quitó la capa y dio a ver un bello rostro masculino, caracterizado por unos ojos plateados y un cabello rubio.
- ¿Preparada para volver, Rachel?- preguntó Draco burón.
- ¿Y tú, Draco?- preguntó Rachel sin apartar la vista del bosque.
Draco se levantó bruscamente y de detrás de sus pantalones sacó una Auto-Ordance Thompson 1911 A1 Satin Nickel y apuntó a Rachel con ella. Ella se giró y lo miró.
- Anda, Draco. Baja eso y deja de jugar.- dijo ella mirándolo con cansancio.
- ¿Y porque habría que bajarla?- le preguntó Draco burlón.- Sabes que odio que me respondan con evasivas.
Rachel suspiró. Se giró al mismo tiempo que cogía algo de la parte trasera de su pantalón negro.
- Porque tengo más puntería que tú.- dijo ella fríamente apuntando a Draco con una AMT Hardballer Long Slide.
Draco bajó el arma, porque sabía que si Rachel le disparaba, no fallaría.
- Así me gusta.- dijo Rachel cuando Draco se había guardado la pistola en su funda.
Retiró la pistola y se la guardó al mismo sito done había estado antes. Se acercó al sofá y se sentó al lado de Severus, que había estado viendo la "discusión" con toda normalidad.
- Eso te pasa por proponer atacar con armas muggles.- dijo Draco mirándola.
-¿El que?- preguntó ella mirando el fuego.
- Que te amenace.- dijo Draco mirándola fijamente.
-Sabes que no puedes ganar contra mí.- dijo ella mirándolo y sonriendo cínicamente.
Él le devolvió la sonrisa.
- Por cierto, dice Voldemort que cuando estemos cerca de la operación, te daré unos pendientes walkie-talkie para que podemos planear la operación todos los que estemos dentro, que somos tu, Severus, Blasie, Pansy, mi padre, que vendrá con la excusa de una reunión y yo. Cuando los tengamos todos inmovilizados, vendrán los demás, y haremos la gran mascare.- dijo Draco poniéndose serio.
Ella asintió con la cabeza.
- Dentro de unos días volverás a Howgarts a cursar tu sexto año.- dijo Severus mirando a Rachel.
Ella asintió con la cabeza.
- ¿Preparada para volver a vivir con la mentira?- le preguntó Draco sonriendo arrogantemente.
Ella volvió a asentir. Alzó la mano y, lentamente, se bajó la capucha, dando a ver un bonito rostro, con unos preciosos ojos castaños café y un pelo no tan enmarañado como antes.
-Hola de nuevo, Hermione Granger.- dijo Draco con una sonrisa fría.
¿Os a gustado? No pretendo hacer un oneshoot, pero los siguientes capítulos serán más largos, porque eso es un prólogo.
Besos
