Prefacio

No podía ser, creí que podía considerarse un simple recuerdo. Ser tan feliz con tan solo imaginarme que había terminado, que no nos atormentarían más. Lo recordaba perfectamente cuando todo seguía un nuevo ritmo; mis papas, mis abuelitos, mis tíos incluyendo a mí querida tía Alice y al tío Jasper; a quienes creía haber perdido; mi abuelito Charlie, mis amigos de la reserva, la manada, mi Jacob.

¿Todo podía ser tan difícil?, hace tan pocos años… tan pocos para los años humanos no así para su vista claro, tenia problemas sencillos, ni siquiera problemas, solo me cuestionaba pequeñas dudas de mi existencia y mi peculiaridad, quizá alguna molestia extraña en el corazón… o ¿era grande y no la quería sentir? Aun así, podía seguir recordando, recordaba, esos días…

Podía sentir, el roce de ese frio cuerpo con el mío, el viento, me azotaba y casi dejaba sin aliento; ¿qué tendrían esos en mente ahora?, ¿me estarían buscando mis padres? ¿se habrían ya dado cuenta? Es posible, no tardarían mucho, eso esperaba.

Me encontraba completamente mojada, mezclado con el frio sudor que expedía mi ahora débil cuerpo, siempre me mostré indiferente a la temperatura entre mi familia y la mía, pero esta vez era distinto; sentía frio, mucho frio, y miedo como nunca antes lo había sentido.

Ya no podía pensar, ni gritar, y ahora no podía respirar… la herida me dolía, y podía oler la sangre, oxido y sal, mi sangre; ¿cuánto soportaría mi transportador, el fluido que corría por su cuerpo? ¿cumpliría la misión de llevarme viva?

Pronto lo averiguaría.