¡Hola a todos! Dejándoles los premios del sorteo que celebré en mi página de Imaginación Fanfiction.


Datos:

Título: Un embrujo.

Ranking: M (aunque algunos no llevaran cosas así)

Temática: Halloween. Con lo cual todo estará relacionado a esa fecha.

Temas: Romance, terror, humor, drama, celos.

Parejas: Diversas.

Cantidad: De cuatro a tres OS.


Este fic es de los premios otorgados en el sorteo de Halloween del 2015 por Imaginación Fanfiction.


1.- Fiesta de un hada.

NaruHinaSasu.

(Naruto x Hinata x Sasuke)


Premio ganado tras el sorteo por

Lalabi.


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Hinata suspiró. Estaba colgando el último adorno correspondiente en el salón de su casa. El resultado estaba siendo sumamente agradable, no obstante, estaba casi agotada. Se había afanado en hacer ella misma toda la decoración, permitiendo únicamente que Hanabi la ayudara en algunas cosas o que Neji le cargara las cosas pesadas con las que no podía.

Había supervisado la cocina a la par. Quería que todos los comestibles que se sirvieran no solo fueran deliciosos, si no que demostraran la festividad en la que se encontraban.

Y es que cuando tu padre asentía y concedía la única y exclusiva oportunidad de celebrar algo, no podías echarte atrás o pedirle demasiado al servicio. Y Hinata era de las que prefería esforzarse.

Especialmente, porque ese año, sus amigos iban a compartir esa noche con ella. Sobretodo, él. Naruto había aceptado la invitación que tres desmayos le llevó hacerle. El resto fue más sencilla, excepto, Sasuke Uchiha.

Éste la había mirado con el ceño fruncido, como si no terminara de comprender que la invitara a una fiesta, siendo quien era y su fama. Pero Hinata no veía eso y continuaba considerándole parte de aquellos doce ninjas. Además, era el mejor amigo del chico que le gustaba.

—Hermana— llamó Hanabi.

Estaba apoyada con las manos en el quicio de la puerta y medio cuerpo sobresaliendo. Tenía el cabello suelto, lacio, manchado de purpurina blanca y echado hacia atrás en la frente, donde una marca en forma de T le sobresalía de forma llamativa en la frente. Se había puesto unas lentillas oscuras y clareado la piel de blanco. Pese a que no podía verlo del todo, se notaba que llevaba ya puesto su disfraz.

—¿Qué ocurre, Hanabi? — cuestionó.

—Tu disfraz está listo. Ya puedes ir a ponértelo. Pero, ¿puedes ayudar antes a Neji-nii-san?

—¿Eh? Claro.

Siguió a Hanabi por los pasillos, separándose en el adecuado. Neji, pese a que su padre había, y continuaba, luchando contra las injusticias de diferencia de liderazgo, continuaba viviendo en la otra zona de la familia, aunque ligeramente más cerca.

Su habitación siempre solía tener la puerta abierta durante el día, pero permanecía durante la noche cerrada. Aún así, Hinata llamó antes de entrar.

Su primo estaba frente a un espejo, maldiciéndose entre dientes mientras intentaba colocarse una pajarita roja en el cuello. Lejos de la imaginación, escogió el típico traje de vampiro y ahora, se veía negro para engancharse correctamente el cierre. Hanabi no llegaba, así que por eso demandó ayuda.

—Déjame ayudarte, anda— pidió amablemente.

Desde que la relación entre ellos mejorara, Hinata siempre disfrutaba de conversaciones o de su simple cercanía. Quizás por eso la confianza fuera más agradable. Excepto… cuando él decidía hacer de padre.

Cerró la pajarita correctamente y sonrió al darle el visto bueno.

—¿Qué más te falta? — cuestionó. Neji le dedicó una mirada abrupta al pintalabios sobre la mesita de noche. Claramente molesto, lo señaló.

—Esa cosa.

Hinata rió y caminó hasta la mesita, indicándole que se sentara y levantara la cara hacia ella. Neji lo hizo. Se había echado algunos polvos por la cara, seguramente gracias a Hanabi y llevaba unos colmillos falsos. El cabello recogido en su usual coleta.

Abrió el labial y perfiló la comisura de sus labios, bajando un poco en dirección a la barbilla para dibujar una sangre ficticia, dejando algunas manchas en algunos puntos, como gotitas.

Al terminar, sonrió y dejó un amable beso en su frente que, para ella no significó nada más que paternal, pero que si se hubiera fijado más, abría encontrado un toque de leve rubor en él, que cubrió rápidamente con su típica fachada.

—A Tenten le encantarás.

Neji rodó los ojos y asintió.

¿A ti no? Las palabras quedando bailando en su mente, rápidamente desechadas mientras observaba a su prima salir, con la excusa de tener que prepararse. ¿Qué clase de anfitriona sería si llegaba tarde?

Hinata había escogido un vestido simple, un adorno normal. Su intención era de ir de princesa, pero sin ser realmente una princesa. Y le había costado lograr hacer entender lo que quería a la sastre.

Sin embargo, lo que se encontró resultó ser algo totalmente diferente. Y al ver como Hanabi escurría el bulto, comprendió que había sido cosa de ella el cambiarle el panorama. Lo peor de todo es que no iba a tener tiempo de prepararse y recibir a la gente.

Dichosa Hanabi…

(..)

Naruto miró a Sasuke con el ceño fruncido, señalándolo acusadoramente.

—¡Maldita sea, teme! ¿¡Por qué diantres has tenido que venir así vestido!?

El Uchiha le miró de arriba abajo. Ambos habían escogido el mismo disfraz de momia. Desgraciadamente. La única diferencia entre ambos, era el brazo perdido y, desde luego, que algunos mechones que sobre salían eran negros o rubios. Pero eran tan pequeños que no había diferencia.

Kiba llegó a la par que ellos y estaba partiéndose de risa, golpeándoles los hombros.

—Dios mío, Naruto, tío. ¿Has cogido papel higiénico?

Sasuke frunció el ceño.

—Soy Sasuke.

El otro ninja cesó las carcajadas de repente, tragando.

—Ah. Lo siento…— murmuró hundiéndose más el gorro de pirata en su cabeza—. Iré entrando.

Naruto y él miraron al sujeto mientras entraba, como si le corriera la misma muerte detrás. Ambos intercambiaron una mirada de complejidad. Naruto se había colocado incluso unas lentillas de ojos blancos para ir al contraste de las vendas y Sasuke simplemente se había oscurecido los párpados y alrededores. Fue gracias a una Sakura insistente que lo consiguió.

Pero nunca pensó que su compañero de equipo terminara yendo del mismo modo. Quizás hubiera sido mejor ir con Sakura al final a comprar algo juntos los tres en vez de por separado.

Pero ya no se podía hacer nada. No iba a darle más quebraderos de cabeza.

Naruto y él pasaron la puerta, con sorpresa, recibidos por la hermana pequeña de Hinata. Hanabi sonrió y luego estalló a carcajadas al verles, hasta que Konohamaru entró en su punto de visión y ambos se quedaron ahí, compuestos y sin invitación. Aún así, pasaron al interior.

Desde luego, la Hyûga era buenísima decorando. O eso creía. Había toques terroríficos por todos lados y música de ambiente, gritos, sonidos escalofriantes y como de alguien que se estuviera arrastrando por los pasillos, hasta que entrabas al salón.

Y ahí la música ya era más animada, para que la gente decidiera bailar en vez de morirse del susto y llevar las manos a sus armas ninjas. También se podía comer si ignorabas las cucarachas y las arañas sobre la mesa. O hasta las manos que se movían y atrapaban a los más despistados. Hasta les pareció ver una que tanteó el trasero de una chica.

Más tarde descubrieron que era cosa de dos ninjas que terminaron cubiertos de tela de araña y colgados de la torre más alta de Konoha. Nadie culpó a las chicas de hacerlo.

Naruto iba de allá para acá, buscando inquieto algo o mejor dicho, alguien. Sasuke también estaba buscando a la misma persona. Aunque sus cercanías no siempre habían sido las justas, se veía con la educación suficiente como para darle las gracias por invitarlo cuando nadie más parecía ser capaz de hacerlo.

Para salir del bochorno, se dirigió a uno de los tantos pasillos, encontrándose con Neji vestido de vampiro. La mirada que le dedicó fue de confusión y pareció mirar hacia atrás, donde él mismo iba, confuso.

Quizás, con un ligero dejavú.

Continuó caminando hasta que escuchó algo. Un sonido que no entraba entre los ecos del terror. Giró la cabeza hacia uno de los pequeños callejones escondidos entre las paredes de la casa y entonces, lo vio.

Su clon momia de espaldas, inclinando, con algunas vendas cayendo hacia el lado de su boca que indicaban claramente que estorbaban en su camino. Especialmente, cuando le llegó el extraño sonido de ventosa de un beso.

Al parecer, el chico estaba enrollándose con una pequeña hada, pues veía las alitas brillar contra las paredes y una de las manos aferradas en la espalda del rubio llevaba un guanta similar al que colocaban a esos seres en los libros.

Pero algo más llamó su atención. Un mechón oscuro que parecía haberse quedado enganchado en el hombro de Naruto, entre las vendas. Quizás la pareja estaba demasiado emocionada en el beso como para pensar en ello.

—¿Qué haces aquí?

Se volvió hacia la voz, a la par que escuchó a los amantes dar un respingo en su escondite. Naruto pareció cubrir con su mano la boca de la susodicha y miró por encima de su hombro hacia él. Pese a las lentillas, pudo ver perfectamente la súplica en su mirada. Sasuke suspiró y se abrió ligeramente las vendas para que, Neji, viera quién era.

—Ah. Uchiha.

Sasuke asintió, cruzándose de brazos.

—Por aquí está prohibido.

—Iba al baño— respondió rápidamente.

Neji frunció el ceño, dando un paso hacia él. Sasuke retrocedió ese paso y aprovechó su altura para cubrir a la pareja. El Hyûga entrecerró los ojos.

—Los baños están por el otro lado.

Sasuke miró en esa dirección y asintió.

—Iré cuando haya menos gente.

Neji arqueó una ceja y dio otro paso. Él retrocedió y notó la espalda de Naruto justo contra la suya.

—Juraría haberte visto pasar antes.

—Tus ojos fallan, Hyûga.

Algo se movió contra su trasero. Algo pequeño. Por un instante, pesó que sería Naruto haciéndole una mala jugada.

Neji lo agarró de las vendas, tirando de él hasta que casi sus narices se encontraron.

—Solo lo diré una vez, Uchiha. Aléjate de mis primas.

Sasuke silbó, indiferente.

—¿Celoso?

Pero el castaño le soltó y sin soltar palabra, se giró, para perderse entre los comensales de la fiesta. Sasuke suspiró y se arregló las vendas, girándose y aferrando a Naruto para que dejara de tocarle el trasero. Pero no fue con Naruto con quien se encontró.

Una pequeña hadita de ojos blancos apareció ante sus ojos, sonrojada.

Había tirado de tal forma de ella que terminó sentada sobre Naruto, justo sobre su cara, quien había caído hacia atrás por el tirón. Hinata enrojeció y Sasuke, sorprendido, notó que había sido ella quien le manoseara de aquel modo tan raro por tal de no ver. Como si desease que la ayudara a escapar de Neji y sus sospechas celosas.

Entrecerró los ojos y la ayudó a levantarse, de tal forma que, la cargó con facilidad entre sus brazos. Naruto protestó, saliendo y quedándose frente a él de modo que la chica quedó entre ambos.

—Supongo que deberás de agradecérmelo— indicó hacia ambos realmente.

Hinata no supo qué decir, aunque tampoco fue mucho, ya que nos segundos después, Sasuke estaba ocupando sus labios de una buena manera. Y después, en medio de una pesadilla de besos, por Naruto nuevamente.

De algún modo, lograron llegar hasta el dormitorio de la chica. Y de algún modo, ambos lograron encerrarse en el armario de la joven Hyûga cuando Neji decidió hacer una visita sorpresa, olisqueando como un perro y mirando a su prima ligeramente celoso.

Hinata se sentó sobre los pies de la cama, abanicándose.

Nunca pensó que iba a terminar de esa manera una fiesta de Halloween. Con dos impresionantes chicos saliendo de su armario, envueltos por unas vendas que ya poco ocultaban de su físico. Con su primo rondando por la casa como un perro celoso. Con su hermana dándose el lote con el nieto del tercer Hokage en el desván y con la gente huyendo despavoridos de su casa cuando alguien descubrió que una de las cucarachas del banquete estaba más viva que muerta.

Sonrió.

Quizás el año siguiente, celebraría otra... Sí.


No quedó exactamente cómo yo quería, pero este fue el resultado uxu. Espero que te guste nvn.

¡Nos vemos en el próximo!

Próximamente: NaruHina.