No quería ni pensar. Mejor dicho, no debía pensar más si es que aquello era bueno o malo; Kaoru se lo había dicho pero él seguía dándole vueltas mientras paseaba por el jardín. A veces sus hormonas le jugaban una mala pasada; era horrible aquello. Sin duda él podía ser horrible, era un poco tosco con Haruhi… ¡¡si hasta Renge se lo había dicho!! Y si ella lo decía era motivo para echarse a temblar, o por lo menos para pensar largo y tendido sobre aquello.
Por suerte el jardín de la casa de los Hitachiin era grande y daba para pensar en por que había hecho aquello. Una cosa era que Haruhi le gustara, otra era aquella. Robarle un beso… Hikaru se tocó los labios con una sonrisa de bobo en sus facciones para suspirar luego. Cerró los ojos con fuerza y movió la cabeza negando aquello. Vale que Haruhi no era como las otras chicas, vale que de cierto modo ella era especial.
Pero robarle aquel beso era algo "cruel". Aunque a él se le antojaba tan o más dulce que cualquiera de las tartas que Hani-sempai comiera. Aquellos labios no solo lo habían tentado (Kaoru había dicho que era culpa de sus hormonas revolucionadas), atormentado y desquiciado, sino que en un simple roce lo habían enardecido de tal manera que pensaba volver a besarla.
Aún cuando le costara la cabeza, que el propio King le cortara, tenía que volver a besarla. No era tan malo aquello, ¿verdad?
