25 momentos de Madoka y Homura
Este es un reto creado por Natsumi Niikura originalmente usado para "Veinticinco momentos", oneshots de Ulrich y Yumi; del fandom de Code Lyoko.
(Oh, viejos fandoms, recuerdosss.)
Lista de palabras: 01.- Pastelería; 02.- Baño; 03.-Resfriado; 04.-Secreto; 05.-Árbol; 06.-Naranja; 07.-Bomba; 08.-Caricia; 09.-Arriesgar; 10.-Pasado; 11.-Nariz; 12.-Agua; 13.-Excusa; 14.-Amigo; 15.-Sol; 16.-Salado; 17.-Enfado; 18.-Manzana; 19.-Llaves; 20.-Hogar; 21.-Lluvia; 22.-Diario; 23.-Elfo; 24.-Té; 25.-Camisa
01.-Pastelería
Luego de regañar constantemente a Kyouko por sus malos hábitos alimenticios y prohibirle consumir dulces en la habitación que compartían de la facultad, sería hipócrita de parte de Homura el que ella misma llevara cualquier tipo de golosina.
También, como era orgullosa y se jactaba de su dieta balanceada, no se permitiría que descubrieran su secreto amor por los pasteles.
Los pasteles de fresa, en particular.
Las pastelerías que frecuentaba estaban todas peligrosamente cerca, y conociendo a Kyouko, seguro ya era cliente habitual de cada una.
No podía ser tan difícil, ¿no?
Solo quería un buen pastel, no es mucho pedir.
Decidió que no le quedaba más opción que recorrer la ciudad hacia los barrios que sabía que su compañera no frecuentaba para nada. Lamentablemente, ahí no veía ni atisbo de panaderías ni simples pastelerías. No había mucha actividad comercial, en general, solo edificios de compañías privadas.
Se llevó una mano hacia la frente a masajear sus sienes, y miró la hora. Aún tenía algo de tiempo, pero no muchas ganas, ya. Bostezó, aburrida, y cuando se disponía a tomar el autobús de regreso, vio un pequeño afiche colorido pegado en un poste. Hacía un fuerte contraste en comparación con los grises alrededores, así que se acercó para ver qué decía.
Oh, una nueva pastelería empezó a atender hace poco. Miró la dirección, y al ver que estaba solo un par de cuadras más hacia el interior, se encogió de hombros y fue en aquella dirección, no muy ilusionada, considerando que se trataba de un establecimiento nuevo sin ningún tipo de referencia.
Caminó a paso decidido, no por emoción, sino porque quería salir rápido de aquello y admitir su derrota de una vez. Tendría que soportar las burlas de Kyouko, pero si la invitaba a cenar durante un par de días, seguro daba el asunto por olvidado.
…O eso esperaba.
Bostezó de nuevo; había estado estudiando buena parte de la noche y no se había dado descanso desde entonces. Por suerte, tras un par de minutos, pudo ver un modesto anuncio que invitaba a pasar, ofertas y descripciones de algunos de sus productos. Homura se detuvo al otro lado de la calle y examinó la imagen. El establecimiento estaba junto a una casa que parecía seguir el mismo diseño arquitectónico. Bueno, seguramente se trataba de un negocio familiar.
Hizo una mueca y embutió ambas manos en los bolsillos de su abrigo. Cruzó la calle, y avanzó lentamente hasta quedar frente al lugar. Todo silencioso, ningún cliente. Lo único que podía escuchar era el sonido de una radio y el taradear alegre de una chica. Se empezaba a arrepentir porque honestamente no se fiaba y no quería acabar enferma por orgullosa. Suspiró, y justo cuando se daba la vuelta, una mano se aferró a su brazo para detenerla. Homura se puso rígida y se giró de golpe, casi violentamente. La otra chica se cubrió el rostro con ambas manos, asustada, pero en cuanto vio que Homura no hacía más que mirarla con fastidio, hizo una reverencia como disculpa. "¡L-Lo siento! No fue mi intención asustarte…"
"Entonces no deberías acercarte de esa forma sin siquiera intentar llamar primero, ¿no crees?"
"Ah… Quizás lo hubiese hecho si supiera tu nombre, pero ya que no…"
Homura parpadeó, solo para ladear levemente la cabeza, ojos entornados. "¿Qué querías? Dudo que me detuvieras solo para esta pequeña charla."
La chica de brillante cabello rosa, a pesar de verse intimidada a todas luces, forzó su mejor sonrisa. "¿Querías entrar?"
Homura solo la miró, como si no entendiera.
"…A la pastelería. Vi que echabas un vistazo, pero…"
Homura dudó un poco, pero acabó asintiendo. "Mhm, pero me retracté. Soy un poco quisquillosa con mis gustos, nada personal. He encontrado solo un par de lugares en el centro que logran dejarme satisfecha."
La chica no perturbó su sonrisa, al contrario; una mano dudosa se acercó a encontrar la de Homura. "Dame una oportunidad, irá por mi cuenta."
Tuvo el impulso de retirar la mano en el mismo instante que se la tomó, pero la intensa ilusión que reflejaban esos ojos rosa le hizo imposible negarse. Suspiró, mueca inevitable. Después de todo, se había pegado todo el viaje hasta aquí como para no haber encontrado nada en absoluto. "…Está bien, tú ganas."
"¡Perfecto!"
Triunfal, la arrastró al interior de la tienda. Como se lo imaginó, la decoración también era modesta, sin duda todavía sin los preparativos completos. Su mano fue libre una vez alcanzaron los estantes de vidrio que lucían una limitada variedad de pasteles: chocolate, manzana, melocotón, crema…
Y fresa.
"Elige el que quieras y te daré una rebanada para que pruebes qué tal, ¿vale?"
Homura asintió sin mirarla, ojos ocupados escaneando las opciones, a pesar de que estaba clara desde el principio sobre cual había capturado su atención. La decoración de aquel en particular estaba muy bien hecha; daba la impresión de que se tomaron mucho tiempo en hacerlo y eso le sumó puntos de inmediato. Las fresas del tope estaban muy frescas, lo gritaban.
Apuntó con el dedo índice hacia su objetivo, rostro inexpresivo. "Ese se ve bien."
Escuchó un muy leve chillido, pero fue suficiente como para que alzara la vista hacia la encargada, quien por alguna razón, estaba sonrojada hasta las orejas. Homura arqueó una ceja, "¿tiene algo malo?"
La otra negó repetidas veces con la cabeza, "¡n-no! Para nada… E-Enseguida te corto un pedazo, puedes tomar asiento en el fondo a la derecha, ya vengo…"
Homura la siguió con la mirada, y luego se encogió de hombros. Se sentó en donde le indicaron, y unos segundos después, apareció una todavía más nerviosa chica, platillo en mano, el cual depositó en la mesa frente a Homura. Bajó un tenedor, también, y una servilleta. "Espero te agrade…"
No le puso atención. Tomó el tenedor con cuidado y lo llevó a cortar un pedazo. Normalmente, hubiese examinado el interior primero, pero los nervios que emanaba la otra le hicieron tomárselo con calma por hoy. Lo trajo a su boca y masticó, apreciando cada uno de los sabores. El bizcocho esponjoso, la crema suave, sin ese dulzor pesado que solían tener la mayoría; las fresas maceradas que realzaban el sabor natural, y una fina capa de lo que debía ser coulis de frambuesa por el leve gusto ácido. Tenía pequeños trozos de chocolate, también, pero del amargo, y le quedaba sorprendentemente bien a la mezcla.
"¿…Y-Y bien?"
Dio un pequeño salto; había olvidado que no estaba sola. Miró a la chica por el rabillo del ojo, manos jugando con el borde del delantal blanco que traía. Homura devolvió la vista al comestible, y lo apuntó con el tenedor, voz seria. "No he probado ninguno similar, la verdad."
"Uhm, y eso… ¿Es bueno, o malo?"
Ahora sí volteó todo el rostro para verla, una leve sonrisa que tuvo a la otra ligeramente sorprendida. "Muy bueno, por supuesto. Dale mis felicitaciones al pastelero, de verdad está delicioso."
"¿Lo dices en serio? ¡No sabes cuánto me alegro!"
El entusiasmo infantil en el rostro de la otra la tuvo perpleja por unos segundos. Era una sonrisa muy cálida. Se veía orgullosa, incluso, y…
"…Espera, ¿será que lo hiciste tú?"
Asintió enérgicamente. "Es… El primero que me atrevo a poner a la venta. Me sorprendió mucho el que eligieras precisamente ese… Los demás los hicieron mis padres, quienes llevan años de práctica."
"La decoración lo hace más llamativo que los otros, se ve que te esmeraste en ello. De todas maneras… El de fresa, en general, es mi favorito."
"¡El mío también! De verdad, me alegra que te gustara… Incluso la decoración, pensé que quizás me había pasado…"
Homura se llevó un par de trozos más, sin responder. Sentía la mirada cargada encima suyo, pero por alguna extraña razón ya no la perturbaba.
"¿Puedo preguntar tu nombre ahora?"
Ojos púrpura viajaron a encontrarla, y ella dio un salto en respuesta. "S-Si no quieres está bien…"
"Akemi Homura."
"Homura… Es un nombre inusual."
Se encogió de hombros, "sí, es extraño."
"¡Ah! No, no lo decía en ese sentido," sonrió amplio, "solo pensé que te queda bastante bien, es genial, me gusta como suena. Yo me llamo Kaname Madoka."
"…Lo tomaré como un cumplido, entonces, Kaname-san."
Ella negó con la cabeza, "Madoka está bien, ¿te molesta si te llamo por tu nombre?"
Se encogió de hombros mientras daba un nuevo mordisco.
"¡Bien! Homura-chan," rió leve, pero entusiasmada, "sí, definitivamente me gusta mucho como suena. Me alegra haberte detenido."
Homura dejó el tenedor a un lado, pastel terminado, y agachó suavemente la cabeza, a modo de reverencia. "Y yo. Te lo agradezco… Madoka. Ten más confianza en tus habilidades, he probado muchos… Y me atrevo a decir que este ha sido el que más me ha gustado. Es una lástima que me quede tan lejos, pero… Seguro volveré."
Madoka se iluminó por el primer comentario, pero su sonrisa se fue desvaneciendo lentamente. Al final, asintió, resignada internamente. "Ya veo… No te preocupes, ¡pero procura volver! Así me dices qué tal los siguientes que prepare."
Homura sonrió leve, de nuevo, y Madoka sintió que le dio un vuelco el estómago. "Claro. Hasta entonces, Madoka."
Se quedó pasmada ahí hasta que el sonido de la campana de la puerta la hizo dirigir la mirada en su dirección. Su rostro cayó, pero al recoger el plato recordó sus palabras y aquello bastó para tenerla feliz de nuevo.
La época de exámenes la tenía sumamente ocupada y de mal humor. Pasaba la mayor parte del día encerrada en los box de la biblioteca porque, para su mala suerte, Kyouko estudiaba educación física así que no solía tener que leer, al menos ni siquiera la mitad de lo que debía leer Homura. Aquello se traducía en que su compañera pasara buena parte del día metida ahí en la habitación jugando videojuegos a un volumen ridículamente alto, escuchando música, también lo suficientemente alto como para que Homura considerara la posibilidad de que Kyouko sufriría sordera desde muy joven, o simplemente metiéndole conversación, sin importar que le respondiera con monosílabos.
No lo negaba, en general se llevaban bien y eran amigas desde la primaria, pero su falta de consideración la tenía muy, muy mosqueada.
Le molestaba también el hecho de que para sus maratones de estudio, le eran infaltables sus golosinas para acompañar los litros de café que se bebía. Sin embargo, el tiempo apremiaba y no encontró ninguna tarde libre en dos semanas completas como para darse el viaje al otro extremo de la ciudad.
Tokio era una ciudad excesivamente grande, el título de capital bien ganado.
A la tercera semana, cuando ya solo le quedaban 2 exámenes más, decidió darse el viaje hacia la pastelería porque ya se sentía con abstinencia de dulce. Tan desesperada estaba que casi cae en comprar en cualquier otro lugar, pero la determinación es un arte que había perfeccionado con el tiempo.
Tomó el autobús y se colocó los audífonos para amenizar el trayecto de media hora. El sonido de las guitarras acompañaba la imagen mental que tenía del pastel de la última vez, y cruzaba los dedos para que Madoka hubiese preparado el mismo ese día, o alguno similar. Últimamente no andaba con mucha suerte, así que empujó sus ansias para que la decepción no fuera tan pesada.
Una vez bajó, caminó el par de cuadras que había de distancia de su objetivo. Cuando llegó a la vereda del frente, alzó las cejas al ver que entraba y salía gente constantemente. Le alegró ver que el negocio había prosperado, pero por otro lado, seguro ya estaba agotado todo lo bueno. Suspiró largamente, pesimismo instalándose como un bolso en su espalda. De todos modos, caminó a pasos pesados. Se camufló entre los demás clientes, y echó un vistazo rápido a la vitrina, pero no lograba ver por completo ya que se encontraba una señora parada ahí, tapando la mitad de la muestra. Se encogió de hombros, y decidió acercarse, a pesar de que se convertiría en un estorbo al igual que la mujer a su lado.
Sin embargo, no alcanzó a ser una molestia, ya que apenas tuvo la oportunidad, escaneó toda la zona solo para encontrarse con absoluta ausencia de fresas. Solo chocolate, menta, manzana… Pero nada rosa.
Bueno, eso coronaba su mal día.
Se dio la vuelta, no tenía nada más que hacer ahí. Seguro podía pasar a alguna de las demás pastelerías que tenía cerca del campus, considerando que Kyouko tenía entrenamiento toda la tarde. Embutió las manos en los bolsillos para buscar las monedas con las que pagaría el pasaje, y salió del ahora exitoso negocio.
"¡Homura-chan!"
Parpadeó, y se detuvo. No necesitaba girarse para saber quién la llamaba; no muchas personas la llamaban por su nombre, y por seguro solo una agregaba aquel honorífico. Una mano cálida rodeó la propia, y miró por sobre el hombro para encontrar a una Madoka jadeante, sin duda debido a que corrió para alcanzarla. Acabó de voltearse por completo, "bien, esta vez sí recordaste avisar antes de detenerme."
Madoka acabó de enderezarse y le ofreció una sonrisa amigable. Su delantal estaba adornado con varias manchas, pero el extravagante color de su cabello lograba que no le sentara mal. "Mhm, ahora sé tu nombre, así que no había necesidad. ¿Por qué te fuiste así?"
Ladeó la cabeza levemente, "oh, estabas mirando. Me sorprende que te dieras cuenta, considerando toda la gente que esperaba atención."
Ante eso, Madoka apartó la mirada por un momento, "uhm, digamos que… Recién venía saliendo de la cocina, y me dio vista directa de ti alejándote del mostrador."
"Ah." Se llevó su mano libre a la boca, recién recordando que Madoka aún no la soltaba, y pegó un bostezo, inevitable. "No vi nada que me llamara la atención, como dije… Soy quisquillosa."
Madoka se le quedó mirando unos segundos, como si buscara algo en su rostro, y luego asintió. "Es cierto… Los de fresa suelen irse pronto por la mañana, pero…" Apretó el agarre, expresión tímida de golpe, "p-podrías pasar, si quieres… Acabo de poner la tanda de mañana en el horno, debería estar listo pronto."
Homura parpadeó, y sus ojos pasearon a la aún muy poblada pastelería. "Pasar… Digamos que no soy fanática de las multitudes."
"N-No me refería a eso…"
"¿Sino?"
"A… A casa. P-Puedes esperar en la sala, o en mi habitación… Te veo cansada, además…"
Homura se le quedó mirando, silencio por unos segundos, "¿…A tu casa?"
"Mhm, si no te molesta…"
"No nos conocemos casi, Madoka. Yo podría ser una ladrona o una asesina y tú dejándome pasar tan libremente."
"Pues…" Le sonrió de lado, "el que lo menciones es suficiente motivo para que esté segura de que no lo harás." No esperó la respuesta positiva, solo se volteó y tironeó a Homura con la mano hacia el interior de la tienda. Pasaron hacia la cocina, y luego de atravesar un largo pasillo, el escenario cambió al de una casa común y corriente. Había un niño pequeño viendo la televisión, quien se animó apenas entraron.
"¡Maroka!"
Madoka siguió arrastrando a una tímida Homura, y solo la soltó para tomar al pequeño en brazos. "¡Takkun, saluda a Homura-chan!"
El niño alzó ambos brazos en busca de Homura, pero solo alcanzó a agarrar un mechón de cabello oscuro que jaló muy levemente. "¡Homu!"
"Ow." Homura solo hizo una pequeña mueca y subió una mano para apartar con cuidado la del niño.
"Oh, lo siento, Homura-chan. Takkun adora jalar cosas, debí haberlo previsto."
Negó con la cabeza, "está bien, pero… Madoka…"
"¿Uhm?"
"¿…Estás segura de que está bien que esté en tu casa?"
"Oh…" Madoka caminó para dejar a su hermano en donde estaba ubicado antes y luego se volteó hacia Homura con una sonrisa cálida, a pesar de estar jugando nerviosa con los bordes del delantal. "Ya lo estás, Homura-chan. No le des tantas vueltas… ¿O tienes algo que hacer?" Las cejas de Madoka se fruncieron muy leve, "debí preguntar eso primero…"
"No te preocupes por eso. No tenía nada más que hacer además de venir hasta aquí, comprar eso, volver, comer y dormir, por fin." Y el recordarlo le hizo bostezar de nuevo.
Madoka parpadeó varias veces, "¿por fin? ¿no prefieres descansar en mi cama, mientras?"
Homura se le quedó mirando, perpleja, y Madoka entendió lo mal que se pudo interpretar eso. Alzó ambas manos y las movió hacia los lados, negando, absolutamente roja. "¡N-N-No lo digo por eso! Ay…"
Homura observó divertida su ataque; realmente nunca pensó que lo dijera en ese sentido, Madoka se veía inocente a todas luces, de esas personas que son totalmente trasparentes. Soltó una risa, negando con la cabeza, "tranquila, tranquila. Pero, ya en serio… Eso sí ya sería abusar de mi parte."
Aquello pareció activar un interruptor en la otra chica, porque apenas terminó de decir la frase, fue a su lado para arrastrarla del brazo hacia las escaleras.
Homura no acababa de entender esos cambios de actitud repentina; de tímida a demandante, de cálida a triste. Madoka era todo un abanico de emociones.
Llegaron a una habitación exageradamente rosa, y Madoka se volteó solo para obligarla a sentarse en la cama. "Eres demasiado formal, Homura-chan. Ya te lo dije, si me molestara o incomodara, no te lo ofrecería en primer lugar." Parecía que diría algo más, pero echó un vistazo rápido al reloj y vio que ya le quedaban 2 minutos al horno. "Iré a ver cómo va el pastel, no vaya a ser que se queme. Tú quédate aquí y recuéstate si quieres," se volteó, y dio el primer paso, "yo vengo en unos mi-"
Homura la agarró firme de la muñeca, paralizando a una sorprendida Madoka. No se volteó a verla, temiendo que su rostro estuviera demasiado sonrojado. Sin embargo, Homura no esperó que lo hiciera, no parecía que le importara en primer lugar, de todos modos. "Madoka, ¿por qué haces esto?"
La pregunta hizo que un escalofrío recorriera su espalda, cuerpo tenso por los nervios. No sabía qué responderle, ni siquiera ella misma lo tenía claro, solo… "Quiero hacerlo," escupió.
"¿Por qué?" Insistió.
Ahora, Madoka sí se volteó y bajó la mirada, rosa buscando púrpura. "…No estoy segura, Homura-chan. Q-Quizás te parezca tonto, pero… De verdad no quería que te fueras, luego de tanto tiempo que no nos vimos…"
Homura apartó la mirada, su mano liberando la muñeca ajena, "no es tonto, pero… Sigo sin entender, yo-tú y yo solo compartimos ese día, me sorprende que lo recuerdes, incluso."
Madoka extrañó el agarre y tenía unas tremendas ganas de obligarla a que la mirara, de nuevo, "claro que lo recuerdo… Pensé que no vendrías más, de hecho." Le dio una sonrisa triste, rostro ladeado, "y eso… Me tenía un poco desanimada, para serte sincera."
"Madoka…"
Rió leve, y alzó una mano por inercia, la cual viajó hacia la mejilla de Homura, "debes pensar que estoy loca, no quise incomodarte."
Aunque sonrojada porque no acostumbraba el contacto físico, tragó pesado y subió una mano también, pero para ponerla sobre la de Madoka, ganando un sonrojo inmediato de su parte, igualmente. "Quería venir antes, pero me fue imposible… Lo siento, yo… No pienso eso, solo creo que eres ingenua." Lo último lo dijo con una sonrisa, las cuales eran tan escasas que Madoka sentía una cosquilla en el pecho cada vez que las veía. "Pero no suelo recibir tratos así, por eso… Por eso me da tanta curiosidad. Te lo agradezco, Madoka."
"Homura-chan…"
Sintió que el pulso se le había acelerado, y estaba demasiado cómoda con la temperatura de la mano y rostro de Homura. Como si le hubiese leído el pensamiento, Homura bajó su mano, pero Madoka aprovechó para darle un par de caricias con el pulgar.
"U-Uhm, ¿M-Madoka…? Tenías q-que ver el horno, ¿no…?"
Y se quedó rígida. El momento se quebró y bajó rápidamente, dejando a una aliviada Homura echándose de espaldas sobre la cama.
Acabó quedándose dormida, efectivamente, en una posición muy incómoda; piernas en el borde de la cama porque nunca abandonó la posición desde que se sentó, así que solo su torso estaba recostado. No supo cuánto tiempo pasó, pero para cuando la voz de Madoka la despertó, se sentía mucho mejor.
"Homura-chan… De verdad estabas exhausta como para dormirte así." Madoka soltó una risa, realmente sorprendida por encontrarla de ese modo. Traía una rebanada generosa de pastel en un platillo, tenedor y servilleta.
Ojos púrpura la observaban entrecerrados, adormilados todavía. Respiró profundo y giró el rostro con intención de seguir durmiendo.
Madoka dejó todo sobre su mueble y se sentó a su lado. La sonrisa se formó sin que se diera cuenta porque la imagen de Homura así, rostro tan relajado en comparación a lo tenso que traía siempre, le hacía sentir algo cálido en el corazón. Le parecía adorable, también, encontrar ese lado perezoso, y le generaba una secreta alegría porque significaba que por fin se sentía más tranquila a su alrededor. Sin embargo, aunque adoraba tenerla así, llevó una mano para sacudirle suavemente el hombro para que despertara. "Homura-chan… Te dejaría seguir durmiendo, pero decías tener tantas ganas de comer…"
Un par de ojos púrpura se abrieron de golpe y vieron a Madoka. Pensó por un segundo que se encontraba en un mundo de fresas; murallas de fresa, cama de fresa, chica de fresa.
"¿Homura-chan?"
Parpadeó varias veces, y finalmente se restregó los ojos, incorporándose de mala gana. Pegó un largo bostezo, pero cuando ajustó bien la visión, lo primero que divisó fue el plato y aquello bastó para que ahuyentara toda la pereza. Madoka siguió su mirada y sonrió para sí misma, brazo alargándose para tomar el platillo y entregárselo a Homura. "Me dices qué tal, es una receta diferente."
Homura solamente asintió, y el tenedor fue rápidamente a cortar un pedazo que encontró su boca igual de rápido. Cerró los ojos y se concentró en los ingredientes nada más, como la última vez. Ahí estaba de nuevo esa crema que consideraba perfecta. Esta vez no había bizcocho, sino hojarasca. Por un momento pensó lo peor y que habría añadido dulce de leche a la mezcla, pero para su alivio, descubrió que no, que se trataba de mermelada, a todas luces casera, probablemente mezcla de frutos rojos. El dulzor estaba en su punto, de nuevo, la hojarasca suave pero crocante. Y entre las capas, lo infaltable: trozos de fresa rebanados muy pequeños, y el trozo más grande arriba como tope. Tragó, degustación acabada. Sentía la mirada expectante de Madoka, y abrió los ojos lentamente, "…En serio, no sé cómo lo haces. Está perfecto, no tengo nada que replicar… Me encantó."
El rostro de Madoka se iluminó, y cuando estuvo a punto de responder, Homura se volteó a verla, expresión seria, sus palabras muriendo en la garganta. "Tienes manos de ángel, Madoka. Debería hacerte mi esposa o algo así, ya nada será igual luego de probar esto."
Madoka se sonrojó hasta las orejas, "¿H-H-Homura-chan?"
Pero Homura no le hizo más caso y su atención volvió completamente a terminar su porción. Madoka hizo un puchero, principalmente porque sabía que lo dijo como exageración, pero aun así su corazón latía frenéticamente al escucharla decir eso de forma tan frontal. Suspiró, calmándose, y agradecida de que Homura estuviera tan concentrada en el platillo.
Al terminar, platicaron un rato ahí, principalmente cosas básicas sobre cada una. Madoka supo que Homura estudiaba Derecho, que la habían masacrado con exámenes las semanas pasadas, que sus padres estaban muertos y por eso prefería vivir en las habitaciones que ofrecía la facultad, a pesar de que no le faltaba dinero para rentar un sitio, y de todos modos tenía el apartamento que recibió como herencia. También se enteró de que su compañera de habitación era un desastre con patas, pero Madoka podía decir fácilmente que Homura le tenía mucho cariño.
Homura, en cambio, supo que Madoka llevaba solo 5 meses desde que su familia se mudó a Tokio. Que prefirió enfocarse en levantar el negocio en vez de ingresar a estudiar durante este año, y que de todos modos no estaba segura sobre qué estudiaría. También le contó que su mejor amiga de infancia se había mudado también hace 2 años, así que estaban felices de reencontrarse y que todo siguiera como siempre entre ellas. Le dijo, también, datos generales sobre sus padres y su pequeño hermano Tatsuya, y que aún le costaba adaptarse al ritmo de la ciudad, y no conocía a muchas personas.
Homura estaba interesada en seguir platicando, pero sacó su teléfono al escuchar que le llegó un mensaje, y de pasó checó la hora. Si no se movía ya, perdería el último bus. Se disculpó con Madoka, y tuvo que declinar varias veces su oferta de quedarse a dormir, porque según ella ya era tarde y todo se volvía peligroso.
En lo que no transó, claro, fue en que intercambiaran números y que la acompañara a la salida.
"De nuevo, gracias por todo, Madoka. Siento que me has dado mucho, y no he podido devolverte nada."
"No seas tonta, Homura-chan. Tu presencia fue más que suficiente, ya te dije que tenía ganas de verte."
"Exageras. Bueno, ya me tengo que ir, despídeme de tus padres también."
"¡Mhm! En tu nombre. Ve con cuidado, ¿sí?"
"No te preocupes, te avisaré cuando llegue para que no te quedes pensando de más." Sonrió de lado, y Madoka asintió.
Se dio la vuelta para marcharse, pero un pensamiento voló en su mente, rostro levemente sonrojado. Se giró, y llamó la atención de la otra, quien ya abría la puerta para entrar. "¿Madoka?"
Ella la miró por sobre el hombro, "¿Homura-chan? ¿Olvidaste algo?"
"Ah…" Apartó la mirada, y fue suficiente para que Madoka cerrara la puerta tras de sí y fuera a encontrarla, levemente preocupada, "¿…pasó algo?"
Homura tomó aire, aun sin poder creer que estuviera considerando hacerlo. Nunca, pero nunca en la vida había tenido la iniciativa de hacerlo, y que una chica que conocía de nada le provocara ese impulso… Sentía que las manos le sudaban, así que optó por guardarlas en los bolsillos de su abrigo. "S-Sé que es personal, pero…"
Madoka parpadeó varias veces, la actitud de la otra poniéndola rápidamente ansiosa. "¿…pero?"
Homura estiró los labios en una línea y tosió un par de veces antes de continuar, "¿…estás saliendo con alguien?"
"¿E-Eh?" Se ahogó con aire, rostro completamente perplejo.
Homura negó con la cabeza repetidas veces, "n-no tienes que responder si no quieres, lo siento, yo…"
"…No, no lo estoy. N-No salgo con nadie, pero… ¿Por qué lo preguntas? Digo, así, tan de pronto…"
Empujó rápidamente la emoción por la respuesta porque de todas maneras ahora venía lo más difícil. Con muchísimo esfuerzo, manejó mirar fijamente al par de ojos rosa. Tomó aire de nuevo, y llegado a ese punto comenzó a sentirse estúpida por darle tantos rodeos a algo tan simple. Relajó la expresión, a pesar de que el tinte rojo seguía pintado en sus mejillas. "Quizás es demasiado pronto, o te pueda desagradar, pero… ¿t-tendrías una cita conmigo?"
Dentro de las opciones que Madoka barajó rápidamente en su cabeza, esta no estuvo ni cerca de ninguna de ellas. Se sintió congelar, casi que literalmente. Sus ojos se abrieron por completo, y ambas manos fueron desesperadas a aferrarse del borde de su delantal que aún no se quitaba. Se fijó en Homura, quien la veía fijo esperando una respuesta que tenía atascada en la garganta. Notaba igual lo nerviosa que estaba por lo tenso de su quijada y las leves arrugas en su frente. No podía creer que… Que Homura compartiera la atracción que sentía por ella. Estaba feliz, muy feliz, y quería gritarle que sí, pero tenía miedo de que si las cosas salieran mal… Homura no quisiera verla más y podía estar segura de que no podría soportarlo. Pero la miró de nuevo, sus ojos púrpura brillantes, pero no por lágrimas, sino por ilusión, y todos sus miedos parecían desaparecer por completo. Cerró los ojos, dispuesta a contestar lo que sabía no podía negar, pero Homura escondió el rostro y se giró rápidamente.
"L-Lo siento, n-no debí-olvídalo, h-hablamos luego, perderé-el-autobús-…" Y no esperó respuesta; caminó a pasos rápidos, cabeza gacha.
Madoka quedó pasmada, intentando procesar lo que acababa de ocurrir, pero acabó reaccionando por fin, a pesar de que apenas podía ver el cabello oscuro de Homura ondeando al viento, buenos metros lejos. Corrió tras ella, y sintió que los ojos le comenzaban a arder cuando el autobús paró y Homura hacía la fila para subirse, solo 3 personas antes que ella. Sus piernas se movieron lo más rápido que pudo, sin embargo, Homura alcanzó a subir de todos modos, pero aún quedaban varias personas por subirse. No le importaron los insultos ni el grito del conductor cuando entró a empujones solo para jalar con determinación a una espantada Homura hacia fuera.
"M-Madoka, oye, ya pagué y-y es el último bus…"
La siguieron jalando hasta que el autobús estuvo lejos de su rango visual. Madoka se detuvo de golpe, puños apretados. "No puedo creer que huyeras así…"
Homura sintió que el estómago se le caía, el cuerpo dominado por los nervios. "Yo lo-"
Pero Madoka se giró bruscamente para rodearla con ambos brazos y darle un fuerte abrazo, rostro contra el cuello. "Por supuesto que sí, Homura-chan… C-Claro que me gustaría, que necia puedes ser."
No entendía bien que estaba sintiendo, pero cuando iba a responder, Madoka apretó el abrazo y acabó escondiendo su rostro en la base de su cuello. "No te vayas así de nuevo, no… No sabes cómo me sentí."
"Madoka…"
"Ahora vendrás conmigo, no te queda opción, así que te quedarás y no se habla más del tema."
Homura no encontró ni las palabras, ni las ganas de negarse; rodeó la cintura de Madoka y regresó el abrazo, rostro apegado al cabello rosa que olía, por supuesto, a fresas. Sonrió para sí misma, mientras que Madoka parecía olvidar que estaban a vista de cualquier persona que pasara, el abrazo firme y sin tener intenciones de soltarlo pronto.
No le importaba en absoluto, porque hace muchísimo tiempo que no se sentía así de bien. No, quizás… Quizás nunca antes se había sentido tan bien, y todo gracias a esta chica que forzó la entrada a su vida, como un huracán, y arrasaba con cada una de sus barreras para adentrarse, y…
Algo le decía que se volvería peligrosamente destructivo.
Respiró profundo, aspirando el agradable aroma a la vez, y decidió que tampoco quería romper el abrazo. No quería soltar a este valioso, exclusivo y favorito dulce que no quería que nadie más probara.
A/N: Ok no sé qué pasó, cuando vi la primera palabra dije uhmmmmmmmmmmmmmmm no se me ocurre nada omg. Me dije ok, pastelería. Madoka rosa = fresa, pasteles de fresa. PERO ESO FUE LA BASE Y NO SÉ EN QUE MOMENTO MUTÓ A ESTA GAYDAD DIOS MÍO ASDASFFAJAS.
En fin, iré actualizando este post con las demás palabras según me venga la gana jiji porque soy dispersa y tengo muchos planes y debo muchas otras pero amo tener motivaciones extra para escribir.
Saludos a quien se pase a leer los momentitos de mis bebés. ~
