En una tierra donde el sol había sido bañado en sangre y sus prados habían sido calcinados por el odio del hombre, un joven muchacho huía de su desesperado clímax. Su cabello era dorado, sus ojos azules como el mismísimo llanto, su piel era tersa y pálida y su belleza era pura y miserable, un antiguo príncipe, un nuevo rey, rey de un reino de basura, Comet, el maldito.

No podía mirar qué era lo que le perseguía con tal fervor, su curiosidad podría matarle. Se guiaba de ruidos metálicos, bramidos y pringues de saliva. ¿Monstruos?, ¿Asesinos a suelo? No lo sabía, todo el mundo quería cortarle en pedazos después de lo que hizo, después de querer asesinar a su soberano, a su mismo dueño.

Correr no hacía más que empeorarle, su piel se adelgazaba, su corazón bombeaba tan fuerte que empezaba a dolerle en serio, sus pies empezaban a quemarle también, estaba agotado, agotado de huir del destino que el mismo se decidió dar.

El muchacho corría hacia donde no debería, los prados de Tilas estaban plagados de los trozos de monolitos andantes jóvenes que todavía siguen ciegamente la ruta hacia las montañas de Mice, en donde se volverían parte de la montaña. No podía hacer más que evitarlos, pero sus pequeñas proporciones, casi como guijarros, le hacían temer el tropezarse, y para su desgracia, aquellos que le perseguían parecían no inmutarse de la oleada de monolitos.

Escuchaba ruidos extraños, como si las fibras de algún musculo fueran aplastadas y la sangre intentase escapar de su sitio con desesperación. Luego venía un pequeño llanto, y después de eso, silencio, una y otra vez.

Los monolitos andantes eran como solían decirle en la tierra, como pequeñas "tortugas", seres de carne, seres que sentían la pesada suela de sus botas ahora impregnadas de sangre.

Una gran brecha en las tierras de su infancia le impidió el paso e hicieron que perdiese los escasos segundos de ventaja que tenía. Ahora tenía que decidir rápido, saltar y desearse lo mejor, o enfrentarse.

Entonces los vio, cargados de metal abollado y de piel comida por las enfermedades. Sus ojos llenos de sangre demostraban su determinación, o quizá una fe ciega, como la que aquel tuvo hace mucho tiempo.

Decidió lo primero.

Unas boleadoras puntiagudas le llegaron como respuesta, aferrándose a sus piernas, enterrándose en su carne, desgarrándole la garganta por el dolor.

No le quedó más opción que intentar elevarse, por lo que extendió sus alas por encima de su maleta, y dio un fuerte ventarrón debajo de sus pies para así poder huir. Había decidido hace muchísimo tiempo no revelar su sangre real con este clarísimo ejemplo, pero al diablo, ya es una tarea imposible no reconocer al último miembro de la antigua familia real, los abatidos Butterfly.

La respuesta de sus agresores fue abrumadora y perversa. Como si hubiesen estado esperando que aquel intentase elevarse, estos se armaron con artilugios similares a anzuelos, los cuales fueron lanzados hacia sus extendidas alas de insecto y tiradas con cuerdas, haciéndolas trizas, partiéndolas como trozos de papel que supuraban sangre.

El agonizante ser cayó hasta el fondo de aquella fosa, perdiéndose entre la enfurecida corriente.

Los seres que le perseguían, seres de piel amoratada y cubierta de sífilis se hablaban entre ellos con un dialecto desconocido. Desconfiaban que el príncipe de Mewni estuviera muerto, todos conocían su historia, aventuras bélicas en donde, sin importar qué, el demonio siempre resucitaba de entre los muertos.

Decidieron comunicarles su progreso a sus compatriotas, pidiéndoles que marcaran una gruta de vigilancia durante todo el camino que el agua creaba y dos kilómetros luego de este. No podían dejar que el último Butterfly siguiese con vida.

Una mano hinchada salió a la superficie luego de varios minutos en el agua, Comet había salido de ahí, vivo, pero al ver que vomitaba más sangre que agua sabía que tenía que encontrar un refugio y curarse, y pronto.

Una cabaña le arropó, apenas entrar chasqueó sus dedos y una llama potente apareció en la chimenea como por arte de magia.

El joven cayó al piso, al borde del colapso, tenía las costillas rotas, sabía que era un maldito milagro que todavía respirase, pero no sabía por cuanto tiempo sería así.

Prosiguió entonces con su camino, se retiró la camisa de encima, envuelta entre piel quemada y sangre coagulada. Sintió como parte de sus alas caían al suelo como pequeños trozos de vidrio. Tardó un poco, tuvo que usar el poco de magia que le quedaba para sanar sus costillas y que así sus pulmones no terminaran hechos mierda, no quería usar más, había gastado más de la que podía.

De los bolsillos de su pantalón sacó e ingirió un frasco con un líquido amarillento y repugnante, podría estar tranquilo de que nadie olería su sangre real durante un par de horas.

Se recostó en una cama, permitiéndose maldecir una vez más al quitarse las botas, había olvidado completamente la trampa que le atravesó los tobillos.

(…)

Era un miércoles por la mañana, el sereno se había terminado de esparcir por los prados y el clima era en verdad agradable, hoy era una fecha importante para el reino de Mewni, hoy acontecía una celebración sonada desde los prados de Pico de plata en el norte hasta el puerto comercial de Aguas negras del sur, hoy era el décimo sexto cumpleaños del único hijo de la pareja real, River el atrevido y Moon la impávida.

Los reyes yacían en su intimidad, ojerosos y con las greñas hechas un desastre, lo único que habían estado haciendo durante los pasados meses fue preparar la Ceremonia de Investidura de su hijo único y primogénito, Comet Butterfly, un joven con un corazón de azúcar y cabellera dorada, el inquieto orgullo de la familia real.

Moon se mostraba impaciente, le costaba ponerse las medias interiores a pesar de su figura esbelta. Simplemente su mente no estaba donde debería estar.

-Querida-exclamó su marido. Él ya estaba listo y le sorprendió ver a su mujer moverse con tal torpeza. -¿Está todo bien?

-No-respondió, ligeramente intranquila. Tira su ropa al piso y se sienta sobre la cama. Se toma sus propias manos. -¿Crees que estamos haciendo lo correcto? Comet ha esperado mucho este día

-Moon

-¿Y si algo sale mal?

-Cielo

-¿Y si todo se arruina y Comet nos odia?

-Querida

-¿Y si todo el reino se prende en llamas? ¡Nuestro maíz River! ¿Cómo alimentaríamos a nuestro pueblo?-dijo, casi gritando. Su marido suelta una crispada carcajada por los nervios de su esposa

-Nada de eso pasará-le dijo River, tomándole de los hombros para luego besarla y transmitirle algo de su seguridad- Hablamos de Comet, nuestro hijo. SI pudo aprender a usar sus alas luego de su Mewbertad puede recitar un simple hechizo hoy en la ceremonia. Ahora vístete, que Comet será quien de un espectáculo hoy, no tu

Su mujer se ríe.

-¿Acaso te pondrías celoso?-recitó la reina a su matrimonio, escondiendo sus coloradas facciones mientras meneaba sutilmente sus desnudas caderas. El hombre le sigue el juego, sujetándola desde la cintura para levantarla y darle un par de vueltas mientras esta reía, terminando en un beso-River

-¿Sí?

-Te amo

El hombre vuelve a besarle, para finalmente volver a su labor con una nueva motivación.

-Siempre tienes la razón, es Comet, ¿qué podría salir mal?

(…)

-¡Todo podría salir mal!-dijo Comet, exaltado y agitado a más no poder. Faltaban dos horas para su Ceremonia de Investidura

-Tranquilo rey del drama, sólo recibirás la reliquia de tu familia, subirás al punto más alto del castillo y recitarás un hechizo lleno de magia, colores y buenos deseos frente a todo tu futuro pueblo, ¿de qué te preocupas?-dijo su compañero de toda la vida a través de su espejo mágico. Él era una cabeza de pony con un cuerno en la frente, de piel chamuscada y cabello color mostaza. Gracias a él el príncipe de Mewni tenía lo que se conoce como un ataque de nervios.

El joven espabiló y comenzó a vestirse y arreglarse, su mente estaba en otro lado, atento pero distante.

-P. Head, ¿te has puesto a pensar si serás un buen rey algún día? Encontrar la manera de que tu pueblo no muera de hambre, escuchar y atender cada uno de sus problemas, impartir impuestos, conseguir una esposa. ¿Es sofocante no crees?

Comet conocía la carga que había sido puesta sobre sus hombros desde que nació. Cuando fue capaz de decir sus primeras palabras ya estaba consciente de que algún día sería el dueño de la posesión más importante de la familia Butterfly y que, un tiempo después, se volvería la figura máxima de autoridad de un reino en desarrollo. Hasta ahora había sido fácil, algo de etiqueta, un poco de practica con la espada, clases privadas con maestros pretenciosos, todo lo estaba preparando para lo que el día de hoy sería el momento en donde su pueblo finalmente le conocería, aquel momento cuando la varita tome la forma que su corazón ansia será el momento cuando todo el mundo sabrá cómo será su futuro rey.

-Y recuerda, si todo sale mal siempre puedes tirarte de boca desde el balcón del castillo-dijo Ponyhead, hilarante y posiblemente sarcástico

-Ojalá los consejeros reales fueran tan directos como tú-exclamó el chico, entretenido de las ocurrencias de su mejor amigo

La transmisión terminó ahí.

Comet salió poco después que sus padres. No sabía si temblaba por miedo o por emoción.

El joven conocía a la varita de piez a cabeza, sus funciones, valoración, historia e incluso los hechizos básicos como deformar las cosas o hacerlas levitar, más no se consideraba un experto o alguien que le encante memorizarse varias danzas de invocación, era más bien un poco de sentido de la responsabilidad, al fin y al cabo le darían la posesión más preciada de su familia, la de todo su pueblo, la vara del rey, la poderosa vara de las edades.

Aquel subió cada uno de los escalones de la torre, respirando agitadamente por la tensión que se le acumulaba en el cuello hasta que llegó a la cima.

Siempre supo que su pueblo era grande, que su población era extensa y en constante crecimiento, más nada le preparó para encarárseles por primera vez. Todos le veían esperanzados, como si aquel tuviese un aura de grandeza escondiéndose detrás de él. Eso le ponía todavía más nervioso, no se sentía listo para cargar con todas aquellas historias, tragedias y dramas escondidos detrás de cada uno de sus rostros. Agradecía al sol porque faltaban un par de años hasta que ese día llegase.

-¿En serio tengo que hacer esto Moon?-se quejó el rey-preferiría morir

-Sí, Johansen, tienes que, eres el rey y tienes que verte como tal-le dijo su esposa a regañadientes, haciendo que su marido sonriese de oreja a oreja. Sabía enmascararse muy bien

-Pueblo de Mewni-exclamó el gobernante con los brazos en alto, haciendo que su pueblo gritase como si estuviese animando a un equipo entero-hoy, Comet, mi muchacho, dará el primer paso para convertirse en un glorioso rey

Entre el pequeño balcón que albergaba a la familia real, había un pequeño elfo que se acercaba a sus queridos dueños y reyes con una caja ornamentada de joyas, cuyo contenido era aquella reliquia que antes le perteneció a Moon, la impávida. Aquel, jala las investiduras de su rey con cuidado para avisarle de su llegada.

-Muchas gracias-le dijo, con los músculos de la cara relajados por unos segundos-Como muchos sabrán…

River continuó con un discurso, en el cual hablaba de los orígenes del reino, sus lazos con los Johansen y demás buenas nuevas que tranquilizaban los corazones de sus nobles habitantes. Mientras tanto, Comet se entretenía pensando qué clase de discurso daría él para el siguiente sucesor de la varita, su futuro hijo o hija.

-El primer hechizo lanzado por aquel portador de la magia es el más importante de su vida, demostrará su fiereza, sus habilidades y su talento innato, es por ello que nos reunimos aquí, para presenciar el nacimiento de un líder, un rey

El pueblo hizo silencio total, era ya el momento. El muchacho se posiciona como había ensayado tantas veces en su habitación, sabía que estaría nervioso, que sus manos sudarían al primer contacto con aquella varita, pero podía hacerlo, debía hacerlo, tenía que demostrarle al pueblo que era completamente capaz de protegerles. Así que infló sus pulmones lo más que pudo, y con vara en mano, exclamó con fervor:

-¡Lummus, maxima!

Pero nada sucedió, pasaron instantes, un lapso de tiempo tan corto pero eterno dentro de él que le destrozó. Estaba en shock, ¿qué había hecho mal?.

Su madre, al tanto de todo, conjuró el mismo maleficio que su hijo de manera sutil, de modo que pareciese que él fue quien lo hizo. Aquel fue perfecto, un alarde de su magnificencia envuelto de una luz tan fuerte como la del mismo sol. El pueblo enloqueció, había nacido un nuevo rey, el más poderoso que pudiesen haber conocido.

(…)

El joven estaba recostado en su cama, mientras que sus padres discutían en el pasillo anexo a su cuarto. Aquel, no podía ni mostrar la cara por la vergüenza, había fallado un hechizo básico de luz, una pequeña proyección arcana de energía luego de haberlo practicado una y otra y otra vez. Se sentía terrible.

-No entiendo, ¿cómo es que mi hijo falló?, lo había visto practicar tantas veces en su intimidad-decía la madre, con todo alarde de confusión, de esos que solo te provocan querer mentirse a uno mismo

-Casi arruina su ceremonia, eso pasó. Por poco deja en vergüenza a nuestra familia-bramó su padre, humeante y cruel

-No seas tan cruel con él, fue su primera vez

-Celena lo logró en su primer intento, Skywynne, Eclipsa, tu, inclusive el jodido de Sun que nunca en su vida leyó un maldito libro lo consiguió

Su mujer se quedó en silencio, las palabras de su marido eran crudas, ardían al rojo vivo con una fiereza que era imposible oprimir con excusas.

Comet ahora estaba en mayor confort, sus padres no habían dejado de discutir pero al menos ya no lo hacían al lado de su habitación, como si este no existiese o no tuviese la capacidad de escucharles.

Entre las sabanas rellenas de plumas, el joven no había dejado de preguntarse qué pudo haber salido mal, entonces regresó su atención hacia su varita, todavía tenía la forma que su madre le había dado hace ya hace un par de décadas, no podía ser buena señal.

Pasó una noche entera entre los acertijos de su propia cabeza, añorando encontrar alguna respuesta lógica para lo que acababa de pasar, incluso intentó conjurar el mismo hechizo, lo intentó una y otra vez junto con maleficios diferentes, pero nada parecía funcionarle.

Y en su desesperación, lanzó su varita contra la pared, esperando que terminase tan destrozada como él.

(…)

Los alumnos de la preparatoria de Echo Creek sucumbían ante su propia decena trágica, sus ordinarios llegarían pronto, y a algunos comenzaba a afectarles tal presión propia de un estudiante que deja todo para el último momento.

Por otro lado, otra escena era representada en la oficina de la directora de dicha preparatoria, una mujer robusta y de facciones faciales prominentes. Esta, atendía a los padres de nuestro protagonista por su petición de admitir a su hijo en su escuela.

-Bien, parece que todo está en orden y sus papeles en regla, ¿de dónde me dijeron que eran?-preguntó aquella, indiferente y rutinaria

-Un lugar extranjero-respondió la madre, sudorosa y nerviosa. Había hablado por mera impulsividad, y ahora pagaba las consecuencias de tal imprudencia, la mujer parecía sospechar de ellos

-Venimos de Canadá, ¿verdad, Moon?-añadió su esposo, salvándole el pellejo

-¡SÍ!, amamos la miel de maple y el hockey-no para de reír entre dientes, estaba ansiosa

La mujer parecía no interesarle en lo absoluto, era solo una pregunta de rutina.

-Bien, su muchacho puede empezar mañana mismo, el horario es de siete de la mañana hasta la una de la tarde. Contamos con un descanso de veinte minutos a las diez y descansos de diez minutos entre clase y clase. ¿Algo más que pueda ofrecerles?

-Sí, ¿dónde dijo que podría hospedarse mi hijo?-preguntó Moon, interesada

-El joven Butterfly puede hospedarse en la residencia de los Díaz, 143 x 144 Avocado Palace, casa con varios cactus al frente y colores cálidos, fácil de ubicar-explicó la señora-los señores Díaz se encuentran casi todo el tiempo trabajando, y si no están de viaje se encuentran fuera de la casa prácticamente todo el día, de modo que su hogar está deshabitado la mayoría del tiempo, ¿tienen algún problema con eso? Conozco buenas residencias a buenos precios si desean hospedar a su muchacho en otro sitio

-No será necesario, conozco a mi hijo, estará bien-respondió el padre, seguro de sus palabras. Aumentó un poco los ánimos del muchacho-¿Puedo conocer a la persona que acompañará a mi hijo mientras esta aquí?

-Eso será un problema

Resultaba que el fruto de los votos de lo señor y señora Diaz se encontraba suspendido lo que quedaba de la semana (o sea le quedaban cinco días de suspensión), por lo que no se encontraba presente para lucirse enfrente de los padres de Comet. A River esto le pareció una falta de respeto, pero luego de que su mujer le hiciese entrar en razón, se tranquilizó. Luego de esto, ambos se despidieron de él, su madre con gran calidez, y su padre…hizo el intento, aunque al final se justificó aclarando que no sería para siempre y que de todas maneras sabría de él a través del espejo.

-143 x 144 Avocado Palace-leyó el joven desde una pequeña nota que su nueva directora le dio. Cargaba una mochila morada con picos, los cuales cabe añadir que eran reales-Debe de ser aquí-dijo, viendo hacia una casa con unas cuantas plantas con pinchos en el jardín

Una de las muchas cosas que hizo antes de irse fue preguntarle a su directora el que era un cactus. Esta, no lo vio tan extraño por el hecho de que supuestamente había vivido en un sitio donde nieva las veinticuatro horas. Luego de su explicación, Comet decidió que llevaría una o dos de esas geniales plantas con pinchos mortales a Mewni.

El joven intentó abrir la puerta de manera normal y corriente, pero esta se mantenía en su lugar.

"Lo que daría por poder usar mi mágia" Pensó el joven, sosteniendo firmemente su mochila con forma de caparazón verde y con varios picos auténticos de aditamento.

Buscando alguna alternativa para no quedarse fuera de su nuevo hogar temporal durante quién sabe cuánto tiempo, encuentra una ventana abierta en el segundo piso. De este modo, utiliza toda su fuerza para sostener sus manos en las rejas protectoras que tenían las ventanas de abajo, para luego saltar y alcanzar la ventana por donde entraría.

Comet le dio un vistazo a la habitación donde estaba, ordenada y con mucha luz. De pronto, siente el contundente impacto de un bate en su pierna, haciéndole caer y gritar.

-Tienes tres segundos para decirme quien eres antes de que te dé en la cabeza, llame a la policía y te acuse de violación-dijo una chica, de aspecto latino y piel morena. Vestía como si no se esperase ninguna visita

-Mi nombre es Comet Butterfly-respondió aquel, tapándose la cara y sobándose la extremidad

-Sí, y yo soy Maggie Díaz. Aun no respondes a mi pregunta

-Soy un estudiante nuevo de tu escuela-dijo, levantándose cuidadosamente, intentando no darle motivos para hacer que le golpeasen otra vez-tu directora habló con mis padres y dijo que podría quedarme aquí

Repentinamente la chica baja la guardia, sin embargo, en su miraba no desaparecía la impresión de que era una amenaza para ella.

-Lo lamento-dijo ella con pena-pensé que querías robarme-dicho esto, bajó las escaleras sin decir nada más

Mientras se recuperaba de aquella falta de formalidades, el joven no pudo evitar fantasear con los motivos de la suspensión de su compañera de vivienda, llegando desde al asalto armado hasta el homicidio. Había conocido a hombres grandes y testarudos en su vida (su padre quizá el más grande de ellos), pero nunca había conocido a una mujer tan valerosa.

Bajó las escaleras cojeando y maldiciendo, no podía creer lo fuerte que golpeaba aquella chica y lo imprudente que fue al dejarle hacer tal tarea con su pierna quizá rota.

-¿Tienes hambre?-preguntó ella. A continuación le puso un plato delante de él

Comet estaba intrigado por aquel platillo que le ofrecían, era colorido y con aromas fuertes y picantes. Una maravilla que nunca había visto en su pueblo natal y que le hizo olvidar por un instante el punzante dolor de su pierna.

-Así que Comet, ¿por qué no me dices de dónde vienes?-preguntó aquella chica, con un interés algo falso

-No me creerías si te lo dijera-respondió aquel. Al primer contacto con la comida, su paladar sufrió un pequeño momento de éxtasis por la cantidad de sabores encontrados

-Venga, no seas rudo conmigo, intento ser amable

En su rostro se mostró por primera vez algo de compasión, una que le confundía, esa chica le confundía demasiado. Pero finalmente decidió hablar, su humor había cambiado demasiado a causa de aquel guiso.

-Soy un príncipe de otra dimensión-espetó Comet, orgulloso y con aires de gloria. La chica se hecha a reír luego de haber escupido todo el té helado que estaba bebiendo-¿Qué es lo gracioso?

-Soy un príncipe mágico de otra dimensión-volvió a decir la chica, riendo con más fuerza-Es la cosa más estúpida que me han dicho-la chica cae al suelo, al parecer en serio le parecía muy hilarante

El joven se sintió ofendido ante la burla de quien a partir de ese momento sería su compañera en la tierra, de modo que, sin pensarlo, sacó unas tijeras de sus bolsillos con implantes de diamantes en ellas.

-¿Ahora qué? ¿Abrirás un portal mágico hacia una mágica dimensión con tus mágicas tijeras?-añadió la chica, partiéndose

Comet dio un paso hacia atrás, tomó las tijeras y como si estuviese cortando un simple trozo de papel hizo un corte frente a su nariz, abriendo una especie de grieta entre la nada y quién sabe qué cosa, haciendo que Maggie se quedase inmóvil y asustada ante la anomalía que presenciaba.

Entonces, aprovechando su momento de debilidad, la tomó de los brazos e hizo que se asomase dentro del portal. Basta con decir que Comet se encargó de abrir la dimensión menos agradable para una novicia en la materia.

Aquella salió pálida, con una extraña baba purpura escurriéndole sus alborotadas greñas y con los parpados demasiado abiertos.

-Sal…-dijo ella, con una voz muy débil mientras se reincorporaba

-¿Disculpa?-Comet no la había escuchado bien

-¡Largo de mi casa!-y antes de que se diese cuenta, el joven había sido echado a patadas de su hogar en la tierra

-¡Puta loca!-le gritó, autocomplaciéndose por su orgullo mancillado

Ahora mismo Comet estaba en un aprieto de los lindos, se encontraba en un planeta que no conocía, intentando descubrir qué chingados era un dólar y por qué todo el mundo al que le preguntaba por un techo le pedían aquello. Había intentado de todo, negociar con maíz como en su tierra, proponer algún servicio como paga, incluso intentó una práctica que, para él, le parecía de lo más rastrera entre la realeza, la cual consistía en utilizar su título para obtener bienes materiales, sin embargo, nadie parecía entenderle, repetía varias veces: Comet Butterfly, futuro heredero del castigo Butterfly, poseedor de la vara de las edades, hijo de River el atrevido y Moon la impávida, reyes absolutos de Mewni. Pero todo era inútil.

Tenía que admitirlo, las húmedas calles en las que estaba le hacían recordar a las tierras coloniales de su pueblo. Gente miserable.

Pasaron un par de horas, el clima no era favorable para él. Tomó como refugio el pequeño techo que le proporcionaba una tienda abierta las veinticuatro horas. Su rostro estaba húmedo, no por la lluvia, sino por la desesperación que tenía que liberar en algún momento.

-¿Por qué no funcionó?-recordó el joven. Este ingenuamente creía que las flores de la tierra funcionaban igual que las de Mewni

Un rayo cayó encima de su cabeza, siendo este absorbido por un pararrayos y liberándolo de sus cadenas. Aún seguía sin saber qué hacer, no tenía techo, la única comida que traía la había perdido en una pelea con unos vagabundos. Se encontraba completamente desamparado.

Decidió caminar hacia cualquier parte, sin tomar en cuenta que su mundo era muy diferente a aquel en donde se encontraba, sin tomar en cuenta que estaba en un barrio con un pasado muy inquietante, sin darse cuenta que estaba metiéndose a un callejón sin salida. Y cuando lo hizo, ya era demasiado tarde, unos hombres le habían rodeado y ahora mismo sentía el punzante tacto de un arma en su columna.

Intentó gritar con todas sus fuerzas, pataleó, reventó en llanto, pero nada, no había nadie que pudiese hacerle frente a las cosas por él, estaba sólo, a punto de morir.

De repente el agarre se hizo suave, maleable, inclusive dócil, la mano de su atacante se volvió cualquier cosa menos un peligro, de modo que escapo sin pensárselo dos veces, solo para darse cuenta que era aquella chica la cual le había salvado el pellejo.

-¿Estás bien?-le preguntó, serena, sin ninguna reacción por el cráneo reventado de aquel sujeto en el suelo

Aquel solo pudo responder con un movimiento de cabeza.

-Este sujeto sí que era un apasionado a su trabajo, nunca había visto a alguien intentar asaltar a otro con una espada-aclaró esta, agitándole el cuerpo con la punta de su bate de béisbol

En un rápido análisis, pudo darse cuenta de la verdadera naturaleza del hombre. Piel escamosa, ojos de araña y cabeza de cabra. La chica se inquietó terriblemente por aquella imagen inhumana, pero no pudo hacer mucho, ya que de entre las sombras otro grupo de sujetos apareció, con la vista emancipada y armados con puñales y sus dientes.

-¿Comet? ¿Estos sujetos son de donde tu vienes?-le preguntó aquella chica, llevándose un simple no como respuesta

-¿Deberíamos correr?

-No podríamos hacerlo, son tres, de unos treinta centímetros más grandes que nosotros y nos bloquean la salida, solo hay una cosa que podemos hacer

Dicho esto, la mujer se lanzó con fiereza, apaleando cada hueso que se pusiera en frente con la ayuda de su bat. Comet intentó ayudar, armado con la espada de aquel reptil inconsiente, se lanzó hacia otro que estaba distraído, rajándole las entrañas de una estocada, mientras que la otra, para su sorpresa, se encontraba con las piernas sujetándole la cabeza de uno, dándole varios puñetazos en su cráneo hasta hacerlo caer y finalmente someterlo entre gemidos de esfuerzo.

La escena había terminado, ahora solo quedaban ellos dos, mirándose el uno a otro con una que otra mancha de sangre color verde.

Ambos intercambiaron miradas, haciéndose saber el uno a otro que debían de huir de ahí lo más pronto posible.

Llegaron a la casa con el corazón saliéndose del pecho. Ambos subieron las escaleras, se ducharon por turnos, se cambiaron de ropa y cenaron sin decir ni una sola palabra, estaban conmocionados, asustados, sobre todo Maggie, la cual, nunca en su vida había visto algo así.

Ahora mismo estaban cenando, Maggie había vuelvo a cocinar, esta vez hizo macarrones con queso.

-¿Por qué estuviste ahí?-lanzó Comet, harto de la incomodidad del silencio. Se le hacía difícil comer, en su mente todavía seguía la imagen de las entrañas de aquel ser saliéndose de su sitio

-No lo sé, creo que sentí vergüenza por cómo te había tratado-respondió aquella, con la mirada perdida en su alimento

-¿Y cómo es que me encontraste?

-Fue sencillo, pregunte por un lindo rubio con corazones en sus mejillas-respondió ella, sorprendiendo al chico por el haberla oído hablar por primera vez de una manera tan autentica-¿Podrías decirme que eran esas cosas que te atacaron?

-Eran monstruos, o al menos uno de ellos, en mi dimensión son odiados a muerte por ser causantes de las desgracias de mi gente. O al menos eso es lo que dicen

-Es gracioso, aquí también solemos culpar a los demás por nuestros problemas-recitó aquella con ironía-pero al final, ¿tú crees que sea cierto?

Comet por primera vez se cuestionó las enseñanzas de su niñez. Todo Mewni conocía las tragedias de Sun, la rebeldía de Eclipsa, la maldición de Skywine, blasfemias encabezadas por monstruos e historias atemorizantes que solo les daban lugar como los villanos de la historia, pero, ¿cuánto de eso era verdad?, solo conocía historias de contraataques contra los demonios de su tierra, pero no estaba al tanto de sus motivos, de ninguno de ellos.

-No…no lo se

La chica no se había dado cuenta del estado de su compañero. Sus mejillas ardían pero era totalmente incapaz de describir el por qué. Podían ser la cólera de su orgullo mancillado, la vergüenza de un príncipe sin reino, o la desesperación de un niño. Y cuando menos se lo esperó, aquel joven estaba temblando, con una vara en sus manos la cual brillaba con un aura azul, similar al de sus ojos empapados de lágrimas.

-Soy Comet Butterfly, próximo rey de Mewni, portador de la vara de las edades-repitió aquella frase una y otra vez, intentando convencerse a sí mismo de que era verdad, de que en verdad sería el verdadero rey de Mewni, de que en verdad se sentía deseoso y capaz de serlo-Mis padres…mis…mis

-Yo soy Maggie Diaz-le interrumpió-hija única de Rafael y Angie Díaz, bienvenido a tu nuevo hogar-le dijo. Y por un instante, logró sentirse verdaderamente a salvo


Hola, hablaré un poco de mis cosas, si les interesa son bienvenidos.

He tenido pensado este fic desde hace muchos meses, curiosamente, empezó como un proyecto pequeño que no terminé ya que me parecía muy absurdo y exagerado. Al principio, lo unico que quería era hacer una historia de un solo capitulo que describiese el sufrimiento de Star al no ser correspondida. Pero luego me dije a mi mismo, "oye, esto es muy estúpido" y deseché la idea, luego de eso me vino un BUM, y comencé a enlazar varios canales dentro de mi cabeza. Luego verán de lo que hablo.

Ahora, el motivo por el que no empezaba era porque estuve esperando hasta obtener un poco más información canonica, y vi esa información con el ultimo evento que aconteció en la serie. "The Battle of Mewni".

Quiero aclarar un par de cosas más antes para no cargar falsas expectativas a quien se las haya puesto.

1.-No es una historia que se base en el amor de mis personajes. A que me refiero, claramente Comet y Maggie son versiones alternas a Star y Marco, pero eso no significa que vaya a hacer una historia de como se enamoran y se casan, y no me malinterpreten, no le tengo ningún rencor a ninguna clase de "shipeo" que le tengan a los personajes, están en todo su derecho. Lo aclaro porque no me gustaría que esperasen una novela romántica en una novela trágica.

2.-Volviendo al punto uno, esto es una novela trágica, así que esperense lo peor y no se sorprendan si las cosas se ponen muy oscuras durante todo el desarrollo de la trama Siendo sincero, es el único genero narrativo que de verdad me atrae, le tengo cierta maña al desastre.

3.-Como seguramente saben, existen múltiples realidades en la serie. Esta es una de ellas, por lo que no se sorprendan de nada.

Creo que es todo lo que puedo decirles el día de hoy.

Me tomó un par de horas terminar, pero quería acabar hoy para subirles el primer capitulo. No estoy seguro de cuando actualizaré, el segundo capitulo está en la fase dos de desarrollo (o sea es un producto en bruto), así que espero no tardar más de dos semanas.

Es mi primera vez aquí siendo un "fanfictioner", y realmente he dudado mucho en realizar este grandisimo proyecto, en serio me gustaría saber que les pareció.

Sin más que decir, me despido, estoy agotado.