My Boyfriend's Mother
(Horo-Horo POV's)
Primer Día
Una semana de vacasiones en casa de la familia Tao no me hizo ninguna gracia en un principio. Estaba conciente que todos allí eran unos asesinos por lo que eran capaces de hasta envenenar la sopa (y eso por empezar), pero Ren me lo pidió con tanto afán e insistencia que no pude negarme. Y conste que aún me revoloteaba en la cabeza la idea de morir en esa enorme casa cuando el chino se ocupada de convencerme.
Esa mañana nos despedimos de Yoh y lo demás que se hospedaban en la pensión, mejor ni hablar de los gritos histericos de Pilika para lograr convercerme de que no fuera, pero Ren Tao con su increíble 'encanto' la fulminó con su mirada arrogante y fría, hasta entonces mi hermana no ha vuelto a hacer berrinche; mucho menos en frente del chino. Yoh por su parte me deseo 'suerte' con una sonrisa mas o menos nerviosa y Anna tan solo me preguntó si había dejado ordenada y limpiada mi habitación, y me recordó que aún debía pagarle un jarrón que había roto la semana pasada.
En fin, todo fue muy conmovedor si me lo preguntan a mi, por parte de Ren, creo que él ya quería irse.
No entendí por qué ahora quería pasar las vacasiones con su familia si en anteriores veces le 'rogaba' a Yoh para que lo dejara quedarse en la pensión; y Anna aceptaba de buena manera ya que veía las manos de Ren llenas de dinero. Tal vez quería ver a Jun, pero para eso podía pedirle a ella que lo fuese a visitar a Japón, no, ese no era el motivo.
- Ren.- Lo llamé en un susurro. Ibamos en el tren bastante apretujados así que se sonrojó al sentir mis labios rozando con su oreja.
- ¿Qué quieres?- Bajó la cabeza y preguntó también en un susurro, no quería que yo notara su sonrojo.
- ¿Por qué has decidido pasar las vacasiones con tu familia?-
- No es con mi familia, es contigo.- Me respondió, ahora si que no entendí nada. Podíamos pasar todas las épocas del año donde quisieramos y ahora le daba la gana de pasarlas en China, y me decía que era para estar conmigo.
- ¿Entonces por qué 'demonios' vamos a China? - Insistí en un susurro.
- Porque me gusta mi país.- Respondió de manera floja. Me harté con su respuesta, odiaba que fuese tan corto de palabras y tan cortante.
- ¿Y para que me llevas a mi? -
- Para estar contigo.-
- Quiero decir, ¿para que me llevas a mi a China? -
- Para estar contigo en China.-
Esa hubiera sigo la gota que revalsó el vaso si esque no le tuviese paciencia, pero con el paso del tiempo he ido acostumbrandome y puedo decir que me encanta ese carácter tan jodido que tiene. Pues de no ser así, ¿por qué habría de estar saliendo con él? A menudo me lo preguntaba y me lo preguntaban. Ren era serio, cierto, también arrogante y engreído pero tenía su lado amable y tierno que tan solo conmigo daba a conocer.
De manera rápida y gracias a nuestra cercanía, rosé mis dedos contra su mejilla y deposité un beso en ésta. No esperé una mala reacción de su parte, tampoco la tuve.
- Aquí...no.- El único problema era que le costaba reconocer ante los demás que salía con un chico, y no le gustaba que lo besara en público (menos en presencia de nuestros amigos). A veces pensaba que se avergonzaba de salir conmigo pero Yoh me había convencido de que eso no era cierto, me decía que a Ren le costaba abrir su corazón del todo, y le daba un poco de 'vergüenza' el que notaran que ya no era ese individuo que no creía en los sentimientos.
El resto del viaje fue solo silencio, en el que me encontré a mi mismo hipnotizado por lo hermosa de las praderas chinas, toda esa naturaleza que aún no era destruida por las manos del hombre. Pienso que sería más probechoso hacer un campo de plantas aquí que en Hokkaido, debido a lo extensas que son las tierras y fértiles.
- Llegamos.- Murmuró Ren. Me jaló del brazo fuera del tren, pues yo me encontraba completamente perdido, porque la única vez que vine a China fue para 'salvar' a Ren y no hubo tiempo como para admirar el paisaje, mucho menos para conocerlo o cosas así.
- ¿Y ahora? - Pregunté.
- Pasará un autobús, no te preocupes.- Me dijo con la mirada fija en la carretera, como esperando que de la nada e imaginariamente apareciera el autobús que se suponía que tenía que pasar.
Esperamos unos veinte minutos hasta que por fin apareció el vendito autobús. Cuando subí me percaté que había pocas personas, todas chinas. Y se suponía que este era un 'tour' por el país, no entendía por qué diablos alguien querría hacer este tipo de viajes por su propio país, bueno; alguien tan patriota como Ren, sí.
Noté algo extraño en Ren, con frecuencia se pasaba la mano por entre los cabellos en la zona de la nuca y cerraba los ojos con una expreción de dolor.
- ¿Sucede algo malo?- Le pregunté al tiempo en que ejercía preción en su mano derecha, odiaba verlo mal.
- No, nada.- Murmuró, volviendo como por arte de magía a su estado natural, dejando atrás toda expreción de dolor. Apretó con sus dedos mi mano temblorosa, temía que le sucediera algo malo. Pero sabía que con insistirle que me dijera no sacaba nada.
Llegamos realmente rápido a la casa de Ren. Recé para cuando entraramos en la casa no nos atacaran zombies o algo parecido, mucho menos que el padre de Ren callera del cielo así como la última y muy desagradable vez. Nos detuvimos en la gran compuerta de la entrada, que tenía grabado dibujos de dragrones y palabras en chino que no entendí. Vi como Ren apoyaba su mano en la puerta y agachaba la cabeza, en un acto que me pareció algo extraño. Con su mano libre tapó uno de sus oídos y cerró los ojos con fuerza.
- Ren...- Murmuré. Como anteriormente había hecho, le tomé la mano con fuerza.- ¿Ahora me vas a decir que te sucede? -
- N-No me sucede nada.- Dejó escapar un gemido de dolor, para luego retirar su mano de la puerta y la otra mano de su oído, al parecer el dolor había parado. Pero escuché como su respiración se alteraba a una nerviosa y entrecortada, no sabía que le sucedía.
- Ren.- Lo reproché con la mirada, me molestaba que no me tuviera la suficiente confianza como para no decirme lo que le sucedía.
- No pasa nada, Horo-Horo. Tranquilo.- Y caí en la cuenta de que no era un tema de confianza, si no de preocupación. Debo suponer que no le gustaba verme preocupado.
Ren se incorporó y tocó la puerta bastante fuerte y con molestia. Ya estaba harto del viaje y de que más encima se demoraran en abrir.
- ¡AH! Ren está en casa, ¡madre! ¡¡Apresurese! - Ambos escuchamos los gritos euforicos de Jun Tao, la hermana adorable que tenía Ren. Lo siguiente que se escucharon fueron los pasos de alguien bajando las escaleras muy apresurado, luego un golpe. Y Después nos abrieron la puerta. Ahí estaban, ambas mujeres con sus elegantes trajes chinos, pero la madre de Ren tenía un enorme chichón en la frente.
- ¡Kyaaaaa! ¡Reeeeeen! ¡Hijoooooo! - Su madre se abrazó a él de manera tan rápida que tan sólo pude ver unos destellos negros (sus cabellos) a la velocidad de la luz y lo siguiente fue ver al chino siendo apretujado contra el pecho de su 'amorosa' madre.
- Eh...madre lo está asfixiando.-
- ¡Ren! - La mujer se separó de su hijo y se dirigió a mi. Me sentí nervioso cuando me miró con su enorme, por no decir casi loca, sonrisa. - Horo-Horo ¿no? - Y se abrazó a mi de manera tan rápida y fuerte que no pude hacer nada para detenerla. - Nada más, mira Jun, el noviecito de mi hijo. Que orgullosa me siento, mi Ren siempre ha tenido muy buenos gustos.-
- ¿Por cuánto tiempo vienen? - Preguntó Jun a Ren, con una sonrisa.
- Una semana.-
La madre al escuchar aquello me soltó inmediatamente, y en el tiempo en que yo recrobrava el aire dentro de mis pulmones se dirigió a Ren con una sonrisa caprichosamente triste.
- ¿Por qué tan poco tiempo? -
- Porque sé que me aburriré aquí.- Murmuró Ren de manera seria.
- ¡Ah! - Suspiró la madre.- Horo-Horo la pasará muy bien aquí...lástima que Ren se irá pronto.-
- Que demonios...¡¡No pienso dejarlo aquí en China! -
- Ah...Horo-Horo opina algo totalmente diferente.-
- Ehhh...- La mujer me miró inquisitivamente, no sabía que decir, ¡porque ambos estaban tomando desiciones sin consultarme!
- ¿Por qué no pasan? - Nos ofreció Jun, apuntandonos hacia el interior de la casa.
La verdad, ya la conocía. Pero ahora podía darme el lujo de verla con más detalle. Absolutamente todo era decoración China elegantísima.
- El almuerzo estará listo dentro de algunos minutos.- Siguió hablando Jun, aún con su típica sonrisa en el rostro.
- Perfecto. Conoceran 'sus' habitaciones.- Dijo la madre de Ren. Tomó mi mano y la de Ren y nos hizo subir por las escaleras a toda prisa.- Valla escaleras, con razón estoy tan delgada...subirlas todos los días, a cada rato. Es cansador ¿no crees Horo-Horo? -
- Creo.- Murmuré, aún continuaba desconcertado con todo esto.
- ¿Allá en Japón tienen escaleras de este tamaño? Sería un delito si esque fuese así. Escaleras en China Y Japón, Ren...necesitamos ascensores.-
- Arruinarías la casa con ascensores.-
- ¿Por qué? ¿Muy modernos para una mansión tan vieja? No lo creo, hay que comenzar a modernizarse un poco. Odio las escaleras.-
- Entonces pon ascensores.-
- Pero tu padre tampoco los quiere.-
Con la respiración entrecortada logramos llegar vivos al segundo piso. La madre seguía tomandonos de la mano y nos condujo hacia un pasillo, en el que habían varias puertas, unas muy juntas a otras, otras muy separadas a otras.
Por fin la mujer se detuvo.
- Ren se quedará en la derecha, y Horo-Horo en la izquierda.-
Ren entró solo a su habitación y la cerró con un fuerte portazo, sin siquiera dirigirme una mirada.
- Déjalo, subir las escaleras lo pone de mal humor. Sé que él también quiere ascensores.- La madre del chino me tomó de los hombros y me condujó hacia la puerta, la abrió y ambos entramos. Esta habitación también tenía decoración china elegante, y la verdad no parecía pieza para los alojados, de hecho, podría ser de Ren o incluso de sus padres.
Era todo demasiado dorado y negro, llegaba a marearme.
- Bueno, te dejo para que ordenes tu equipaje. Baja en diez minutos más, por favor.- Dijo la madre de Ren.
- Está bien.-
- Horo-Horo.-
- ¿Ah? -
- No sabes cuanto me alegra que salgas con el necio de mi hijo.- Sonrió de manera pícarona y me guiñó un ojo. Inmediatamente después desapareció de la puerta, quedándome completamente solo.
Un suspiró fuerte y prolongado escapó de mis labios. Esa madre que tenía Ren, no la recuerdo tan loca como la última vez, aunque sí tenía un aire medio divertido pero de una manera fría que no sabía cómo explicar.
Solamente dejé mi equipaje en un rincón de la amplía habitación, no encontré necesario el sacar todo y ordenarlo en un armario, total; solo veniamos por una semana.
China, debo reconocer que antes no me gustaba este país, porque Ren se la pasaba hablando de él y se la pasaba pidiendo comida China en la aldea de los apaches, obligandonos a mi y a Chocolove a comerla todos los días. Era agotador, más que subir las escaleras. Pero ahora que veía el país con más calma, entiendo que ese odio que se generó en mi fue por preción, demasiada comida china y palabras en chino. ¡Demasiado chino en Japón y en América! Ese odio fue todo culpa de Ren.
- Muy bien, ¡a comer!- Sonreí al recordar toda la clase de platos que habían la primera vez que vine, solo que esa vez, no comí nada por miedo a que la comida estuviese envenenada o que el cerdo rostizado que había fuese a levantarse como un zombi.
Ahora todo me parecía graciosa ironía.
Salí de la habitación y me encontré con Ren, estaba apoyado en la pared con los brazos cruzados sobre su pecho, mirándome con su profunda mirada dorada.
- Está loca.- Dijo. - Debí advertirtelo.-
- Es simpática.- Dije yo, encontranto algo de razón a Ren. Si, era una mujer alocada y que hablaba demasiado en muy poco tiempo, creo que en vez de desear un 'ascensor' debería desear calmantes.- No puedo creer que sea tu madre.-
- Ni yo.- Murmuró simplemente, se separó de la pared para irse por el pasillo. Teniamos que ir a almorzar para no hacer llorar a la madre de Ren, supongo que le angustiaba el que Ren no se sintiera cómodo en la casa y que ésta le hiciera daño.
Daño. La casa le hacia daño. Le traía los recuerdos de su maldita niñez...En Tao. Todo se juntaba en su pequeño corazón que no soportaba tal preción y es por eso que se sentía mal cuando estaba en la casa. De alguna manera yo tenía que hacer algo para que superará ese temor, no me gustaba verlo mal.
- ¡Reeeen! - Estabamos a segundos de entrar al comedor cuando la madre se cruzó en nuestro camino, traía un pañuelo en la cabeza y las mangas de su ropa estaban arremangadas.- ¿A qué no adivinas que he preparado para ti? -
- ¿Comida china? -
- ¡¡Exacto! - Gritó muy feliz y rió de manera divertida.- ¡Y de postre...tu favorito, pastel de durazno! -
- Creí que no te gustaban las cosas dulces.- Le dije a Ren, mirándolo confundido.
- Oh no...lo que se come de ese postre solo es el durazno.- Me respondió la madre de Ren.
- ¿Y por qué no cocina durazno en vez de darse la molestia de cocinar la masa del pastel? -
- Ehh...¡Oh! ¡Mira! - La mujer apuntó a un lado indefinido del techo, Ren y yo alzamos la vista y no vimos nada. Confundidos la bajamos y el lugar donde se suponía que tenía que estar la madre de Ren, estaba vacío. Había escapado.
- Esta mujer...- Murmuró Ren, hastiado.
- Jeje.-
- ¿De qué te ríes? -
- Ehh...nada, me acordé de un chiste.- Me miró como quien no cree la cosa y entró al comedor, con las manos dentro de sus volsillos y la espalda encorbada.
Creí estar ciego cuando entré al comedor, todo reluciente, todo tan perfecto. La comida era el doble de cantidad que la anterior vez, en una mesa de madera oscura muy fina. Jun estaba sentada en una esquina de la mesa, sonriente al vernos entrar.
- Creí que no bajarías, Ren.- Comentó su hermana.
- ¿Por qué? -
- Nunca te ha gustado almorzar en conjunto.-
- He tenido que acostumbrarme viviendo con Yoh en Japón.-
- ¿Y no extrañabas China? - Preguntó Jun ladeando la cabeza, y la seja derecha arqueada.
- No.-
- ¿Seguro? -
- Seguro.-
- Seguramente te quedabas allá porque estaba Horo-Horo-Kun ¿no? - Opinó la chica, mirando hacia otro lado para que Ren no notará que se estaba burlando de él.
- Tú lo has dicho, 'seguramente'.- Ren se aproximó a una de las sillas y se sentó en ella, seguido de mi.
El encantó del silencio fue rotó por un estruendo que venía de la cocina. Se escuchó el sonido de metales callendo al suelo y del cristal al romperse. Luego un grito y después un sonoro ''pum!'.
- Que demonios...- Murmuró Ren, viendo como su madre salía de la cocina con una bandeja en las manos. Venía despeinada y su traje chino algo sucio, en la frente tenía un gran chichón pero la sonrisa divertida y nerviosa no se la quitaba nadie.
Que mujer tan...especial (por no decir rara o anormal).
La madre de Ren dejó la bandeja en la mesa, luego se arregló el cabello y sacudió sus ropas con las manos. Se sentó en una silla, a la cabeza de la mesa y sonrió.
- ¿Qué sucedió, madre? - Preguntó Jun a la mujer, que continuaba limpiadose la ropa.
- Nada...nada, ya conoces como son esas ollas...se cae una, se caen todas.-
- Ah.-
- Por cierto, Horo-Horo. ¿De dónde eres? -
- De Hokkaido.-
- ¿En el norte todos tienen el cabello azul? -
- Creo que es de familia.-
- Ah, aquí la tongari...- Dijo. Apuntando con la mirada el 'cuerno' de Ren, sin que éste lo notara.- Es tradición, en los hombres. En también tiene una y Ren la heredó.-
Con demasiada rapidez noté como la 'tongari' de Ren comenzó a crecer, mientras comía. ¡Oh no! El chinito se había enojado con el comentario de su madre y la mensión de En Tao en la mesa.
- Ah...Ren no te enojes, yo solo le contaba a Horo-Horo. Tiene derecho a saberlo.-
El Tao la ignoró y continúo comiendo como si nada.
- Por cierto...¿Cómo te apellidas Horo-Horo? -
- Usui.-
- Tao...Usui.- Murmuró la mujer.- Me parece una buena convinación de apellidos.-
- ¡Que demonios madre! ¡No nos vamos a casar! - Estalló Ren, golpeando la mesa con una mano y mirando a su madre con una expreción de histería.
- Ohohoho...No digas eso, lo mismo dije cuando estaba saliendo con En...hohoho.- Sacó su abanico, y comenzó a agitarlo mientras reía con esa risa tan graciosa. Jun también comenzó a reir, notando el pequeño sonrojo que trazó en las mejillas de Ren.
- Me voy a volver loco.- Susurró Ren, se levantó de su silla y rápidamente salió del comedor, dando un fuerte azote a la puerta.
Miré desconsertado el lugar por donde había salido. Bien, me parecía graciosa la forma de ser de su madre, pero a él le hartaba. Y aún así no terminaba de comprender por qué había querido venir a China, sabiendo que Ran estaba loca.
- No te preocupes, Horo-Horo.- Me dijo la madre y yo giré mirarla.- Se pone así cuando no alcanza a llegar al postre...-
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No volví a verlo más. Se encerró en su habitación como un niño berrinchudo que está enojado con su madre...Y bueno, eso era lo que pasaba. Se había avergonzado en la mesa y no había querido escuchar más las bromas inocentes de Ran Tao.
Ahora me encontraba en mi habitación, acostado pues la noche llegó pronto. Luego del almuerzo no tuve más que hacer que pasearme por los terrenos chinos de la familia Tao, y quedé admirado de la maravillosa vegetación que tenían. Por mi, me quedaría aquí para siempre. Lástima que solo sea por una semana, y yo creo que menos, porque Ren no soportará siete días a su adorable madre, conociéndo como es...
Cerré mis ojos un par de segundos. Aún no tenía sueño.
- Horo-Horo.- Abrí los ojos inmediatamente cuando escuché que me llamaban.
- Ren.- Murmure. ¿Cuándo entró en la habitación? ¿Por qué no escuché nada? - ¿Qué haces aquí? -
- Quería saber...si...- Ren bajó el rostro con debida vergüenza y se sentó en la cama.- Podía pasar la noche aquí.-
No sabía si reír por su actitud tan tímida o por ese color rojo que trazó sus mejillas al momento de la petición.
No respondí. Simplemente lo tomé de la cintura y lo atraje hacia a mi, provocando que quedaramos en una posición bastante comprometedora (él sobre mi) que no me importó, eramos novios. Podía abrazarlo, besarlo, apretujarlo y obligarlo a dormir conmigo las veces que quisiera.
- Ha sido un día pésimo.- Murmuró, ahogando sus palabras en mi pecho.- Si no fuera por ti...-
- Enloqueserías.- Dije, mientras veía como cerraba sus ojos y se dormía al instante.
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Ran Tao entró en el dormitorio de Horo-Horo, y lo primero que se encontró (que ya lo suponía) fue a su hijo durmiendo con su novio. Ambos muy apretujados. La imágen se le hizo demasiado kawaii y no pudo evitar sacar su arma secreta, su cámara fotográfica. Con ésto, seguro que Ren se iba a enojar demasiado, pero no le importaba, total, ese era su proposito, hacer enojar a su querido hijo.
Se escabulló silenciosa en la habitación, se paró al lado de la cama, se acercó a ambos con la cámara ya lista para tomar la fotografía.
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- Súper kawaii -
¡Shik!
- Que demonios...¡¡Mamá! -
Continuará...
Wahahaha! owo la idea demente que he tenido...
Bueno por mi parte no me gustó mucho el primer capítulo, pero espero que a ustedes si TT y que me apoyen para seguir escribiendo este fanfic...Si esque no se hartan de la madre de Ren XDDD daah...
Disculpen la falta de ortografía pero no tengo Word en este PC, y me veo obligada a escribir todo en Wordpad...Hice lo que pude con algunas palabras jeje...
En fin, dejenme algún review si:P
Por cierto, la continuación de Grado 3 vendra pronto XD apenas me llegue algo de inspiración...
S a l u d o s
att. Reverie x)
