Era una noche tranquila, al menos en apariencia. Pero en cierto bar cerca de Baker street cinco "amigos" compartían unas copas.
Acababan de dar las once, y ya iban casi por la sexta copa, ciertamente, se notaba.
-Vaya, Johnny, hoy no eres la sombra de tu querido Sherlock?- preguntaba Jim, al mismo tiempo que ponía la mano en su muslo, y se reía.
Éste le contestó con otra risa, un tanto más nerviosa.
-Ya, ya. Lo que pasa es que estás celoso por que Sherlock es mío, soooolo mío- le contestó John.
Jim le sonrió de vuelta, mientras los otros empezaban a escuchar con más atención la conversación.
-Ains, Johnny, inocente Johnny, ¿no lo ves? Claro que no lo ves. ¡Solo mi genialidad se merece a Sherlock!- dijo acercándose descaradamente al otro mientras hablaba.
Ahora Molly, que llevaba rato medio metida en la conversación, comenzó a hablar.
-En todo caso, a Sherly me lo merezco yo! No sabéis lo que he visto que ha hecho ese loco con mis muertos...¡Mis muertos! Me lo merezco más que vosotros- dijo Molly, con una voz entre seria y ebria.
-¿Sherly?-rió John. Éste era el que peor estaba de todos, nunca le había sentado bien el alcohol.
Molly se sonrojó un tanto al darse cuenta de lo que había dicho y se rió con timidez.
-Por que vosotros no sabéis lo que hace en la escena del crimen… ¡se pone caliente, por el amor de dios! Y no sería así si yo no estuviera allí también…claro-rió mientras seguía bebiendo.
-Si se pone caliente en la escena del crimen, es por que voy yo-sonrió John con superioridad- Además… no os imagináis lo que hace ese loco en nuestro piso. ¡Es todo un espectáculo cuando va solo con una sábana por todo el salón! ¡Para mí!
Sherlock-es-mío- rió de nuevo.
-Parece que no le habéis visto cuando está cerca mío...-dijo Irene, intentando picar- Igual que en nuestro primer encuentro...-rió, también afectada por el alcohol.
Todos pidieron otra ronda, a la que siguió otra más. Para desgracia de todos al día siguiente, la discusión no acabó ahí.
-No lo entendéis! –rió Jim como un loco- ¿Qué le pone caliente? Los crímenes ¿Quién pone los crímenes? ¡Yo!- sonrió con superioridad absoluta.
-Pero no es justo-Molly hizo un pequeño puchero- Sherly….debería estar conmigo!
Yo quiero!-
-Hagamos descarte!-exclamó John como si fuera una genialidad- Veamos…
Anderson, demasiado feo para Sherlock, Molly…demasiado mujer. Irene...demasiado zorra- esta le asesinó con la mirada- Jim….demasiado cruel. Pues eso, que me lo quedo yo- sonrió de nuevo.
Detrás de la barra, un camarero de ojos azul intenso y pelo negro azabache se aguantaba la risa mientras les ponía otra ronda, e iba grabando la conversación con su grabadora.
Mañana se lo pasaría de maravilla.
