Disclaimer… Los personajes pertenecen a JKR. Para gran alegría suya yo solo juego un poco con los personajes. :P
Oh cielos.. hace demasiado de esto... haber si aun recuerdo cómo se hace xD
Tengo casi un año desde la última vez que publiqué algo y casi, casi dos años desde la última vez que inicié algo, pero no se espanten! sé que he quedado mal en dos fics y que es hora de que aun no los acabo, créanme que pienso continuamente en ellos y sencillamente no soy capaz de escribir... u_u es triste... muy triste.. pero a lo que iba... no se espanten! y vayan a creer que no voy a terminar este porque he de decir que ya está completamente terminado ^^
y lo terminé porque este no es un fic normal..
hace poco más de un mes (siento el retraso!) una de las personas mas importantes para mi y que descubrí en este universo de fanfiction cumplió años y creo que tardé, pero al fin aquí está! FElicidades laura! te quiero! mucho!
y sin mas preámbulos... mejor los dejo para que lean.
Disfruten!
De dudas y otros amores.
CAPÍTULO 1
El chillido de un animal muriendo lo despertó bruscamente. Sintió a su esposa moverse para salir de la cama y él aferró sus brazos alrededor de su cintura para retenerla.
—¿A dónde vas?
—El teléfono está sonando —respondió adormilada.
Harry recordó que el teléfono había sido un regalo de George, lo cual explicaba ese descomunal sonido.
—No contestes —suplicó en un murmullo contra su cuello.
Su esposa bostezó y se deshizo suavemente de su agarre.
—Puede ser una emergencia.
Lo besó en los labios justo para después deslizarse fuera de su abrazo.
—Sigue durmiendo.
Las doce horas continuas de trabajo que tuvo el día anterior las sintió en ese momento y decidió que si que quería seguir durmiendo. Se acostó boca abajo y cerró los ojos tratando de volver a dormir, lo cual no hubiera sido tan difícil si la voz de Ginny maldiciendo no lo hubiera estremecido.
—Lo voy a matar.
Harry se despertó y prendió la luz de la mesa de noche junto a la cama. Su esposa estaba de espaldas, en medio de una conversación en la que tan solo parecía asentir e interferir con simples monosílabos, ó maldecir. Mientras, él simplemente la observaba. Se movía de un lado hacía el otro con paso apresurado mientras mantenía el teléfono pegado a su oreja y se mordía suavemente el labio inferior mientras retorcía el cable de teléfono entre sus dedos y sus ojos enrojecían de coraje.
Nada de eso era buena señal.
Confirmó sus sospechas cuando al fin volteó hacía él y su mirada estuvo llena de preocupación.
—Voy para allá —anunció por el teléfono y después de una pausa que la hizo poner los ojos en blanco continuó—: Sí, bueno, no te pregunté, te informé que voy para allá.
Él simplemente sonrió dulcemente ante la suave amenaza de su voz que tan bien conocía y que amaba.
Cuando colgó el teléfono y escuchó el suspiró de su voz supo que algo iba mal.
—¿Qué pasa? —preguntó.
Su esposa suspiró de nuevo y dejando el teléfono en su lugar caminó hacia la cama.
—Pasa que voy a matar a Ron.
Harry sonrió al pensar en cuántas veces había escuchado eso de más de una persona.
—¿Esta vez qué hizo?
—Se fue de la casa.
Parpadeó varias veces y pensó haber escuchado mal, no se podía referir a…
—¿Dejó a Hermione?
No, no podía ser eso, pero cuando observó a su esposa con una mirada asesina en la cara, se dio cuenta de que bien podía ser cierto.
—El idiota se largo y dijo que no regresaría —dijo encaminándose al armario—. Hermione está muy preocupada porque cuando se fue estaba muy molesto —abrió las puertas del armario y empezó a sacar ropa que fue aventando sobre la cama—. Ella está un tanto perturbada en este momento aunque no quiera reconocerlo. Tengo que ir con ella —agregó con tono de disculpa.
—Claro que tienes que ir con ella —acordó él poniéndose de pie y caminando al armario para también buscar ropa que ponerse—. ¿Sabes qué fue lo que pasó?
—Hermione no me supo explicar —contestó mientras remplazaba su ropa de dormir por unos jeans y una sudadera—, creo que ni ella misma lo sabe con exactitud, pero conociendo a Ron debe de haber sido una tontería.
Tuvo que darle toda la razón en ese punto.
Hizo una mueca mientras se cambiaba de ropa. En algún momento de los últimos siete años pensó que los arrebates de estupidez que con frecuencia le sucedían a Ron durante Hogwarts habían quedado atrás. Al parecer, se equivocó, y no era como si no lo esperara.
Al fin y al cabo, Ron siempre sería Ron, y Hermione… bien… ella seguiría siendo ella misma. Y los dos juntos harían explosión siempre, pero últimamente pensaba que esas explosiones al fin ya podían llamarse controladas.
Se equivocó.
—Tengo que encontrarlo —afirmó suavemente. No estaba seguro de qué había pasado, pero estaba seguro de una cosa: si Hermione estaba tan mal como para despertarlos a esa hora, Ron debía estar aun peor.
—Lo sé —dijo Ginny deteniendo su arregló y sonriendo de esa dulce manera que le encantaba—, y cuando lo encuentres le vas a dar un buen golpe en la cabeza para hacerlo reaccionar, ¿verdad?
Eso lo hizo sonreír inevitablemente.
—¿Por qué crees que Ron merece ser golpeado?
Ginny bufó.
—Porque él siempre es el responsable de los problemas.
Él quiso negarlo, incluso abrió la boca para hacerlo, pero entonces se vio incapacitado para hacerlo, porque, ¿cómo defender lo indefendible?
Ginny, completamente vestida, se acercó a él y lo abrazó por la cintura.
—¿Entonces, le darás un golpe por mi? —preguntó melosamente, Harry no podía combatir contra eso.
—No hasta saber qué fue lo que pasó.
—Y cuando lo sepas —insistió—, ¿se lo darás?
Harry lo pensó un momento, y sin demasiados argumentos con los cuales defender a su amigo contestó:
—Solamente si se lo merece.
Su esposa pareció conforme mientras asentía.
—Bien —dijo poniéndose de puntitas y dándole un suave beso en los labios—. Cuando lo hagas dale mis recuerdos.
Sonrió mientras su esposa se escapaba de su agarre y corría a la cama para buscar sus zapatos. Él terminó de vestirse.
Diez minutos después estaban en el vestíbulo de su casa listos para salir.
—¿Estás segura de que quieres llevar a James contigo? —preguntó sosteniendo a su hijo en los brazos—. Podríamos llamar a alguien para que venga a cuidarlo.
Su esposa negó suavemente mientras se acomodaba la bufanda en el cuello.
—A la única persona que llamaría sería a mamá, y tendría que decirlo por qué necesito que cuide de él, y si se lo digo no haré más que preocuparla.
Harry tuvo que darle la razón en ese punto.
— Prefiero llevármelo.
Ginny extendió los brazos para sostener a su pequeño hijo de poco más de un año quien seguía dormido ajeno a todo lo que pasaba a su alrededor.
—¿Utilizarás la red flu?
Ella negó arropando a James entre sus brazos.
—¿Entonces aparecerás?
Volvió a negar.
—Es peligroso para James —contestó sin mirarlo.
—Pero ya cumplió un año, ya…
—Prefiero no exponerlo.
—¿Cómo llegarás a casa de Hermione, entonces?
—En un taxi.
—¿A esta hora?
Asintió con un suave rubor en sus mejillas.
—Pedí uno por teléfono, no debe de tardar en llegar.
—Pero…
—No digas nada Potter y mejor ya vete a buscar a Ron que eso te va a llevar un buen tiempo.
Harry se quedó con la mirada fija sobre su esposa. Había algo raro, lo sentía, pero Ginny le hizo recordar que estaban levantados a esa hora por sus amigos, así que eso era más importante, ya después averiguaría qué era lo que no sentía bien acerca de su esposa.
—Si no me equivoco sé exactamente dónde está, pero tienes razón en que es mejor que ya me vaya. Entre más pronto lo encuentre mejor.
Abrochó los botones de su gabardina y arregló las mangas preparándose para el viaje.
—Odio aparecerme —murmuró sabiendo que no tendría otra opción.
—Lo sé, pero es la forma más rápida.
El bulto que formaba James se removió y gorgoreó suavemente.
—Creo que solo le daré un buen golpe a Ron por hacer que James salga de su cama a estas horas.
—Estaré feliz de que le des un golpe, sea por la razón que sea.
—Tienes una mente muy maligna.
—Solo contra quien se lo merece —se regocijó, acompañando sus palabras de una sonrisa—. Así que nunca me hagas enojar, señor Potter.
Sonrió.
—Jamás, señora Potter.
Su esposa correspondió la sonrisa mientras él se acercaba. Cuando llegó junto a ella, acarició la fragilidad de las facciones de su hijo aun sintiéndose fascinado de esa familia, su familia, que algunas veces le seguía pareciendo un sueño.
—Cuídalo.
—Por supuesto —dijo con tanta seguridad que hizo que se sintiera un tonto por preocuparse.
—Y cuídate tú también —le pidió acariciando su mejilla y sintiendo como sus labios se curveaban en una sonrisa.
—Siempre.
—Y también cuida de Hermione.
La sonrisa se esfumó de su cara. No era buena señal.
—Tú encuentra a Ron, averigua qué pasó y oblígalo a que lo arregle.
Harry asintió y agachó su cabeza para darle un beso de despedida a su esposa y justo después dirigirse a la puerta.
Se detuvo en el risquillo de la puerta al escuchar su nombre de labios de su esposa.
—¿Sí?
La mirada de su esposa era profunda y muy estremecedora. Lo hacía desear regresar y tomarla entre sus brazos para estrecharla con fuerza y quedarse ahí quietos para siempre.
—Te amo.
Sonrió sintiendo ese habitual calorcito en su corazón.
—Yo también te amo.
Ginny sonrió.
—Ahora ve por Ron y hazlo recapacitar.
—Sí, señora.
Salió de la sala para llegar al vestíbulo, el único lugar de la casa donde podía hacer uso de la Aparición. Odiaba transportarse de esa manera, era desagradable y nunca había sido su fuerte, por mucho prefería una escoba, pero en plena noche, con el frío que azotaba la ciudad y con la prisa que tenía era mejor ese tipo de viaje. Aunque eso no quitaba que lo odiara. Aun así odiaba mucho mas tener que dejar a su esposa y a su hijo de esa manera, pero era su amigo, se recordó, su cuñado, su hermano. Se lo debía. A él, a ellos, mejor dicho. A los dos. Ron, Hermione, sus amigos, sus hermanos. Se los debía, si no fuera por ellos él no tendría la vida que disfrutaba en esos momentos, y por ello estaba más que agradecido.
Tenía que hacerlo.
Aunque en verdad, en verdad odiaba desaparecer.
Lo hizo.
-Te amo –susurró contra su cabello. Ella no escuchó sus palabras, pero él necesitaba decírselas. Apretó sus brazos alrededor de su cintura y la estrechó contra sí.
Hermione dormía profundamente, totalmente agotada, pero en ese momento, finalmente juntos, y a pesar de estar en una cama que debería ser solo para una persona, disfrutaban del principio de una vida juntos.
Para siempre.
Amar con todo el corazón debería ser suficiente…
Ron estaba borracho.
O planeaba estarlo en cualquier momento, solo tenía que empezar a beber esa primera copa que estaba sobre su mesa desde hacía horas. Vio el vaso frente a él y el deseo de beber estaba ahí, lo sintió, el problema era esa estúpida promesa.
—¿Quiere hielo para su bebida? —preguntó el cantinero con una mirada fastidiada sobre él mientras limpiaba con ímpetu un vaso, al que no le prestaba tanta atención como a él.
Ron negó con la cabeza. Mas hielo en esa bebida y probablemente lo que terminaría bebiendo fuera agua, cuando lo bebiera, si es que lo hacía. Con esa sería la tercera vez que observaba como el hielo era capaz de derretirse sin esfuerzo.
Estúpidas, estúpidas promesas.
Pensó que después de ese día sus palabras perderían la fuerza que algún día tuvieron.
Se equivoco.
Suspiró observando la trasparencia del whisky sobre la mesa. Poco a poco había ido perdiendo color y se había convertido en... un algo sin color, sin sabor, sin… nada.
Justo como le había pasado a su relación...
Es realmente difícil ser capaz de reconocer que algo se ha acabado. Algo tan grande y profundo como lo que ellos tenían. Difícil, pero sobre todo doloroso, le carcomía el corazón poco a poco.
No lo quería aceptar. No podía. Incluso sus recuerdos le parecían ajenos, como si no le pertenecieran. Las últimas veinticuatro horas se proyectaban en su mente como una vieja película en blanco y negro que nunca quiso ver, a la cual se vio obligado a asistir y por la cual deseó haber tenido la fuerza necesaria para decir no.
Pero no era un idiota. Sabía perfectamente que las últimas veinticuatro horas no habían sido una película y mucho menos pudo, de alguna manera, haber dicho no para evitarse las consecuencias de sus acciones.
O tal vez si que era un idiota porque, sinceramente, solamente un idiota hubiera creído que lo suyo duraría tanto...
—Sabía que te encontraría aquí —la inconfundible voz de Harry lo sacó de sus pensamientos pero no le prestó atención. No le apetecía hablar con él. Con nadie en realidad.
Evitó la mirada de Harry mientras se sentaba en el asiento justo a su lado y le pedía una bebida al cantinero.
—Aunque aun no estoy seguro de por qué yo debería estar aquí cuando podría estar en casa con mi esposa y mi hijo durmiendo confortablemente en mi cama.
—No estás ahí porque así lo decidiste.
—No estoy ahí porque tú decidiste estar aquí.
—Sí, yo lo decidí.
El silencio quedó suspendido entre ellos. No quería hablar con Harry, ni con nadie en realidad. Sería feliz si pudiera estar en algún sitio donde nadie pudiera tratar de echarle un sermón que era exactamente lo que quería hacer Harry.
—¿Es posible saber por qué?
—En realidad Harry lo que menos deseo es hablar, lo mejor que podrías hacer es regresar a tu casa.
—Lo haría si pudiera —confesó suspirando y dando un trago a la bebida que el cantinero puso frente a él—, pero Ginny no me dejaría volver. Por lo menos no hasta que pudiera responder a sus preguntas.
—Preguntas que yo no voy a contestar —le cortó Ron. Apreciaba que su amigo y hermana estuvieran preocupados por él, pero no deseaba su compasión. No ese día. Precisamente no ese día. Tal vez nunca, si él pudiera elegir, aunque sabía que no podía y que tarde o temprano se enterarían.
—Vete a casa Harry.
Su amigo negó rotundamente.
—Entonces yo abre de irme —se puso de pie y sacando su cartera pagó por el trago que no se había tomado y también el de Harry. Puso el dinero sobre la barra y se dio la media vuelta, dispuesto a irse.
—¿Es tan grave? —pregunto Harry deteniéndolo.
Ron no contestó. No podía.
—Vete a casa, Harry —repitió y soltándose de su agarre se marchó. Necesitaba estar solo. Completamente solo y lejos por algún tiempo, tal vez para siempre...
—¿Cuánto bebió? —preguntó Harry al cantinero. Sinceramente no creía que hubiera tomado mucho, pero quería asegurarse.
—Esta fue la única copa que pidió en toda la noche —dijo recogiendo el vaso completamente lleno.
Harry sintió formársele una ligera mueca. Nada estaba bien. Nada.
Tomó su teléfono celular y marcó el número de Hermione. Ginny nunca había querido usar uno, pero Hermione no podía sobrevivir sin uno.
Sonó tres veces antes de que la cantarina voz de Ginny contestara.
—¿Ron? —preguntó ansiosa.
—No.
—¿Lo encontraste?
—Sí.
—¿Qué pasó?
Harry no estaba muy seguro, aunque sí sabía algo:
—Es serio, Ginny.
Demasiado, pensó.
—¿Dónde está?
—Estaba en un bar.
—¿Estaba?
—Acaba de irse.
—¿Permitiste que se marchara estando borracho?
—No estaba borracho. Ni siquiera había tomado una sola copa.
El silencio lo envolvió. Conocía las implicaciones de sus palabras.
Las pocas veces en las que Ron iba a un bar después de una pelea terminaba ebrio y con una terrible resaca al día siguiente. Día en que se reconciliaba con Hermione. Hacía mucho tiempo que no pasaba por algo así, años en realidad, pero que Ron estuviera en un bar y no bebiera era mas preocupante que si lo hubiera hecho.
Esta vez, esta pelea, debía ser diferente, comprendieron.
—¿Cómo está Hermione?
—Mal.
Harry se tensó. Ginny no describiría a Hermione como mal a menos de que...
—Está en su cama llorando desconsolada, Harry, completamente desconsolada maldiciendo a Ron, hablando de lo tonto que es y jurando que no lo va a perdonar nunca.
—Eso es normal...
—Justo después de llorar de esa manera empieza a reír y dice las cosas más extrañas posibles.
—¿Como qué?
—Durante la última media hora no ha dejado de hablar de quidditch, Harry, quidditch.
Harry abrió la boca para decir algo, pero fue incapaz de hacerlo. Algo malo les estaba sucediendo a ambos.
—Vamos a necesitar ayuda.
Su esposa susurró conociendo como él las implicaciones de sus palabras.
—¿La artillería pesada?
—Sí.
—Yo estaba pensando lo mismo, aunque desearía no tener que llamar a mamá...
Él también desearía no tener que hacerlo, pero era la única opción.
¿qué tal? ¿tan mal como lo creo :/?
espero sus opiniones xD
los quiero! nos vemos en dos días (:
Felicidades laura!
XOXO
..:: wendy . rosita ::..
