N/A ¡Hola a todos! Bueno

¡No pude evitarlo!

Me dije a mi misma que no haría nuevos fics hasta terminar los que tenía empezados pero nooo… entonces acá les traigo mi más nueva creación, espero que les agrade.

Como ya saben lo importante es de JKR (yey!! Harry Potter and the Deathly Hallows!!!), lo demás es un desahogo de la vida…

Have the benefit of…


1. Conflictos

- ¿Vas a salir Ginny?

- Si, quede con Harry de ir a comer a fuera.

- Bien, espero que esta vez regreses a casa antes del amanecer. Mañana tengo una presentación muy importante y si regresas como todas las otras veces de madrugada o al día siguiente, no podré dormir en paz.

- Descuida mamá, no lo haré – añadió Ginny mientras continuaba peinando su cabellera, al mismo tiempo que Hermione ponía en blanco los ojos.

- ¡Yo solo decía! Además no creo que sea buena idea que pases tantas noches con Harry, no es que sea una puritana, pero algo podría pasar y tú sabes bien que…

- Tranquila 'Mione – le contestó viéndola a través del espejo de su cómoda - Harry y yo no somos niños y sabemos lo que hacemos. Además yo no te replico nada sobre lo que haces con mi hermano. Por lo menos Harry y yo tenemos la decencia de no hacerlo en la casa con demás personas dentro.

- ¿Que oíste? – preguntó mientras abría desmesuradamente los ojos.

- Oh descuida, nada que no haya oído antes… - Hermione enrojeció hasta el pelo, mientras Ginny reía a sus anchas viendo a su amiga bajar la mirada y ponerse de pie.

- Bueno, con tu hermano es distinto.

- ¿Asi¿Cómo?

- Es que… nosotros… y tu… y… ¡Hay¡A ti que te importa! – gruño mientras salía de la habitación completamente sonrojada, Ginny estaba a punto de llorar de la risa, nunca se cansaría de molestar a Hermione y a su hermano, aunque inventara las cosas que les decía, el punto era fastidiarlos, no por nada era hermana de los gemelos Weasley.

Ginebra Molly Weasley, la joven que había estado, desde que tenía memoria, enamorada de Harry Potter, el niño-que-vivió, tenía ahora una vida más que envidiable. Estaba a cargo de su propia compañía de diseño y modas, era una prestigiosa diseñadora en ambos mundos - muggle y mágico - digamos que el mundo mágico era un lugar más moderno ahora.

Compartía un precioso departamento en el centro de Londres con Hermione quien era una de las mejores editoras tanto de Muggles como de personajes mágicos que había. Ginny llevaba ya un tiempo saliendo con Harry, tras largos obstáculos que lograron superar por fin estaban juntos.

El tiempo sin duda había favorecido a la pequeña Weasley embelleciéndola aun más si es que eso era posible. Sus curvas estaban mejor pronunciadas y más definidas. Su cabello seguía siendo del mismo rojo fuego con la misma intensidad de siempre, lacio, hasta debajo de los hombros, aunque ahora con unos reflejos de color rubio dispersos por toda su cabellera, cortesía de su analista de imagen. Su piel continuaba siendo igual de blanca que antes, pero ahora sin ninguna peca en ella, haciéndola ver siempre impecable y limpia, dándole ese aire de sofisticación que muchas anhelarían poseer. Sus labios seguían tan perfectos como siempre, de un pulcro color carmesí. Su estilo de vestir era codiciado por muchas mujeres, a parte de diseñar ella misma gran parte de su ropa, tenía al alcance de sus manos todo el vestuario de moda que pudiera imaginarse. Y a sus 25 años no había nada mas que pudiera pedir, excepto estar con Harry siempre.

El timbre del departamento sonó cerca de las siete de la noche, Hermione le abrió la puerta a Harry por el intercomunicador dejándolo pasar al edificio. Su departamento era el 12B del piso15, el último del edificio haciendo que tuviera una vista más que fabulosa de la ciudad. A Hermione, en lo personal, le fascinaba leer en el balcón observando las estrellas y las luces de Londres, a Ginny por otra parte, le gustaba ir allí por inspiración. Dos minutos luego que Harry llegará al departamento, Ginny salía de su habitación para saludarlo.

- Hola amor.

- ¿Cómo estas cielo? - le respondió tras un rápido beso en los labios.

- Te vez hermosa como siempre - le dijo mientras la tomaba de la mano y le hacia dar una vuelta como una muñeca de ballet de porcelana.

Y bueno, para serles franca el vestuario de esa noche de Ginny no era nada del otro mundo, a pesar de ser una gran diseñadora y todo lo demás, la mayor parte del tiempo le gustaba vestir con algo sencillo; aun asi en ella todo se veía bien. Esa noche tenía una falda en diagonal arriba de las rodillas de color negro; una blusa blanca de botones al frente con un suéter negro con el cuello a los hombros (al estilo Andrea en "The devile wears Prada") muy justo, demasiado como para hacer pensar claramente a mas que algún hombre, pegado a su cuerpo, sin esconder ni una de sus curvas, mientras una boina negra de medio lado le daba el toque final al atuendo.

- Tú tampoco estas nada mal, aunque pareces un niño que no se puede vestir solo – le dijo mientras componía el cuello de la sacola negra que llevaba Harry sobre una camisa del mismo color.

- Tú puedes ayudarme a vestirme o desvestirme cuando quieras… - le susurro al oído con voz sedosa y fuerte mientras tomaba a Ginny por las caderas y la acercaba más a él. Ginny no pudo evitar estremecerse al sentir el calor del cuerpo de Harry invadir cada rincón de su cuerpo mientras…

- Ya, dejen algo para más tarde - dijo Hermione interrumpiendo la escena.

- Hola Herm – saludó - ¿Cómo esta Ron? - preguntó inocentemente haciendo a Hermione enrojecer al recordar su pasada conversación con Ginny - ¿Qué dije? - pregunto al ver como la castaña salía rápidamente de la habitación sin decir nada. Ginny solo le sonrió y negó con la cabeza mientras tomaba su bolso y salían del apartamento.

La cena fue tranquila, en un modesto restaurante de Londres, luego bailaron un rato en uno de los cafés de moda. Un par de mocciato's en la terraza el bar y estaban listos para ir a casa, aunque no precisamente a descansar...

- ¿Quieres pasar a tomar algo? - preguntó Harry al llegar a la puerta del edificio de departamentos del moreno. Ginny le sonrió y asintió mientras tomada de la mano de su novio, entraban al inmueble - Ponte cómoda - dijo Harry mientras dejaba la sacola en uno de los sillones de la habitación y caminaba a la cocina.

- Descuida… lo haré - dijo guiñándole el ojo pícaramente haciendo a Harry vibrar por dentro.

Paso el tiempo y con él las copas, los temas de conversación parecían no terminar. Y claro, habían discutido un par de veces, últimamente solían hacerlo mucho, pero no era nada que fuera tan grave, aunque Ron solía decirle a Harry que demasiadas peleas arruinarían su relación en lugar de fortificarla. Y no sabía en lo correcto que estaba… Pero esa noche no iba a suceder, aun no. A medida que las agujas del reloj avanzaban, las palabras cada vez eran más escasas y las caricias junto a los besos estaban aumentando de nivel e intensidad.

- Sabes que... Hermione... se pondrá... furiosa si... vuelvo a llegar... tarde… - logro decir Ginny entre suspiros y gemidos mientras los labios de Harry paseaban por su cuello y sus manos bailaban en su tersa piel que estaba cada vez más al descubierto.

- ¡En ese caso! – Dijo separándose de ella - solo hay algo que puedas hacer – añadió mientras se incorporaba del sillón (En donde no precisamente estaban sentados)

Ginny lo vio sin entender lo que decía y tampoco sabia el por qué había cogido su camisa y se la volvía a poner ¡Con el trabajo que le había costado arrojarla al piso!

- ¿Qué…? - se atrevió a preguntar mientas Harry le tendía la mano para que se pusiera de pie, mientras con la otra libre se acomodo la blusa, sin preocuparse donde estaba su suéter negro.

- Que te quedes acá tontita… – dijo mientras la tomaba entre sus brazos. Una gran presión se había liberado del cuerpo de Ginny mientras se abrazaba al cuello de Harry.

Sabia que las constantes discusiones que tenían no eran por nada saludables para su relación. En varias ocasiones había llegado a pensar que solo el sexo los mantenía unidos, pero al ver la sonrisa de Harry mientras la besaba y el brillo de sus ojos mientras la acariciaba por las noches, hacia que se olvidara de esas ideas.

Ese brillo, era el mismo que veía en Harry, incluso cuando llegaba a hacerle compañía a las tantas de la madrugada, mientras ella vestida con sudaderas enormes y pants flojos se quedaba diseñando algún vestido, aun con los ojos hundidos y ojerosos siempre veía ese brillo en los ojos de Harry.

Ese brillo no podía ser ocasionado por otra cosa que no fuera amor…

- Ya sabes mi respuesta – le contestó mientras con el pie cerraba la puerta de la habitación de Harry, en donde acababa de llevarla cargada. Seria otra de las felices noches que pasarían juntos…

¿O seria la ultima?


- Vaya, hasta que te apareces.

- No puedes alegarme nada, no te desperté anoche.

- No, claro que no lo hiciste, si estas llegando ahorita.

- Vamos Hermione, si quisiera seguir rindiéndole cuentas a alguien por llegar tarde o no llegar a casa, seguiría viviendo con mi madre.

- Yo lo único que te digo es que tengas cuidado… – dijo mientras dejaba una taza de café que había estado sobre el lavadero – Ahora si me disculpas, debo ir a la presentación de una novela – Tomó el saco negro con líneas rosas a juego con el pantalón de traje que llevaba, instantes después desaparecía de la sala dejando a su amiga sola.

Ginny se sirvió una taza de café, bien cargado y sin azúcar, debia despertar a como diera lugar, solo había dormido un par de horas, alguien la había mantenido despierta toda la noche… Sonrió al recordar lo que habían hecho ayer; estaba agradecía de que Hermione ya se hubiera ido, sino se hubiera reído tanto de la cara de boba que había puesto.

Subió los tres escalones de su departamento que dividían en cierta forma la parte de "abajo" con la de "arriba", se dirigió directamente a la ducha dejando tras de si un rastro de ropa regada por toda su habitación.

Una vez en la ducha, dejó que el agua caliente borrara todo rastro de la pelea con Harry y guardara únicamente los momentos felices, no valía la pena seguirse mortificando por esas estupideces

¿O tal vez valía más de lo que ella creía?

Se cambio rápidamente, le dio un par de mordiscos a una tostada con mermelada. Ya era algo tarde y no le gustaba llegar tarde al trabajo. A pesar de ser ella la dueña, decía que no le exigía a sus empleados más de lo que ella misma no pudiera dar, y desapareció de la cocina para reaparecerse segundos más tarde en la oficina de su empresa.


- Vaya hasta que te apareces Potter.

- Buenos días para ti tambien Malfoy.

- A juzgar por esas ojeras y la cara de idiota que traes, diría que tuviste una noche alegre – Harry no les contestó – Ja ¡Lo sabia! – Rió mientras el moreno ponía los ojos en blanco - El jefe quiere verte.

- ¿Asi?

- Dice que es urgente.

- Bueno, será mejor que me apresure – dejo su maletín sobre el escritorio que ocupaba en el departamento de aurores del ministerio de magia y salió hacia la oficina de Burgoa Odery, su jefe.

Draco Malfoy era su compañero de oficina. Era raro ver a los dos juntos después de saber como se trataban en Hogwarts, pero el tiempo había pasado ya y Draco no era el mismo chiquillo rebelde y presuntuoso que todos conocían.

Había madurado mucho, en parte la pérdida de sus padres y toda su demas familia a manos del Señor Oscuro, como venganza por no haber aceptado ser un mortífago, había sido el pilar desde el cual apoyaría toda su nueva vida.

Nadie solía tocar el tema de su pasado con él, no es que no lo quisieran, simplemente no se atrevían y a Draco no le molestaba que las cosas continuaran de esa manera.

Harry llevaba ya un tiempo trabajando para el ministerio. Se había graduado con los máximos honores en la academia de aurores, después de la batalla contra Lord Voldemort y la verdad, hubiera sido una deshonra si no lo hubiera hecho. Inmediatamente le llegaron varias ofertas de trabajo de distintos países de Europa y América, pero las rechazó todas.

Prefería estar en Londres, en su hogar…

Mientras caminaba por los pasillos del ministerio, no podía evitar recordar la noche anterior. Sonrió al acordarse ciertos detalles pero esa sonrisa se borro de sus labios al recordar las discusiones que habían tenido; era verdad que cada vez peleaban más, no sabia por que pero ahora le era imposible tener una salida con Ginny en la que no discutieran, todo era tan distinto a como él recordaba, si antes el decía rojo ella tambien lo hacía pero ahora si el decía rojo ella decía negro sin pensarlo dos veces.

Ya por fin, llego a las puertas de la oficina de Odery, un viejo auror no más grande que Ojo Loco. Aunque tal vez si mas espeluznante. Cicatrices mostraban su valentía ante una batalla y el garfio en su mano izquierda hacia que todos dieran un paso atrás al cruzarse con él.

- ¿Me buscaba Señor?

- A si, pasa Potter, pasa, solo termino esto y hablaremos.

Harry entro al despacho sin saber de que se trataba esa urgente reunión, tal vez una misión secreta… Ocupó uno de los puestos frente al escritorio del auror mientras esperaba que él terminara de firmar unos papeles para luego dirigirle toda su atención.

- De que quería hablarme Señor ¿Otra misión?

- No Potter, nada de eso, es más bien una oferta.

- ¿Una oferta?

- Si, y una muy buena… – dijo al comenzar a hablar mientras cerraba la puerta de su despacho con la varita…


N/A: Bueno ¿Y qué les pareció?

Es tan solo el primer capitulo de un fic que la verdad me gusta mucho como va… ya llevo varios capítulos adelantados asi que les puedo dar una ligera pista sobre lo que pasara:

"…ya nada trascendental nos une… no hay nada que nos importe en realidad del otro… es una perdida de tiempo…

- ¿Que quieres decir?

- Creo… creo que será mejor que…"

¡Ya el mundo perfecto de Ginny se tornara tormentoso! ¿Y que será esa oferta que le están ofreciendo a Harry?

Espero que les haya gustado y claro ¡Que me dejen miles de rr's! para saber que les parece…

Sugerencias, criticas y demás son aceptadas, aunque tomatazos aun no… XDD

¡Sueñen, rían y viva!

Jamesandmolly