Hola! Bien, muy asombrados se preguntarán que esta haciendo esta idiota que en vez de actualizar las historias pendientes, publica una nueva? No se alarmen, esta no es una historia nueva… refloté esta, la segunda que escribí luego de Échale la culpa… porque una amiga mía nattu potter, me pidió que lo hiciera.
Les aseguro que no es gran cosa, y si alguna se acuerda o la copio para leerla después, se dará cuenta que está retocada, o corregida, porque seamos honestas, en esa época era buena, pero no tanto ( perdonen, se me acaba de caer la humildad).
Es cortita, y la pondré rápido 8uy que mal sonó eso) pero espero que sea un hábil entretenimiento hasta que publique esta semana CAC… para los que me siguen en Facebook, seguro hay fotoadelanto…
Esta historia tiene varias destinatarias… amortentia, Nattu Potter, Joanne Pottershop, deseando que la vida no la atosigue tanto asi vuelve a escribir, y a mi amiguísima Paloma… que está pasando momentos difíciles como todos los españoles… animo linda, todo pasa!
Capítulo 1
Volviendo a mi hogar
EL calido sol de verano dejaba ver sus brillantes rayos, a hora temprana a través de la ventana de la cocina. Lentamente los moradores de la Madriguera, se levantaban para empezar otra agotadora, pero alegre jornada en familia.
Especialmente hoy, era un día era especial para ellos, y como tal, toda la familia prepararía una extraordinaria celebración. Si bien, no necesitaban una razón especial para festejar porque cualquier motivo era perfecto para organizar un almuerzo o cena juntos, el motivo que los unía en esta ocasión era el más importante, al menos para todos los varones Weasley. Eran una familia muy unida y feliz, y como tal, a la hora de los festejos cada uno tenía su tarea asignada. La madre, Molly Weasley una señora pequeña de estatura, algo regordeta, pero muy alegre era encargada de la comida. Sus hijos mayores, Bill y Charlie, tenían a cargo el arreglo del jardín para la ocasión. Aunque ya eran hombres casados los dos hermanos mayores, y no vivían en el hogar paterno, siempre llegaban para colaborar, o como decían sus hermanos, siempre buscaban una excusa, para llegarse a la madriguera. Fred y George, los gemelos, eran quienes traían la diversión de su gran y exitosa tienda de bromas "Sortilegios Weasley". El patriarca de la familia, Arthur Weasley no tenía tiempo para ayudarlos, ya que su trabajo en el ministerio de magia, le ocupaba mucho tiempo últimamente. De Percy solo sabían que estaba bien, viviendo en Londres con su novia, a la cual no conocían, y aunque las asperezas se habían limado desde hace bastante tiempo, él casi nunca compartía algo con su familia. Ron, el menor de los varones, tampoco ayudaba en la misión, pues tenía demasiadas cosas en qué ocuparse. Su distracción principal, era sin lugar a dudas, su novia de la escuela, Hermione Granger, que lo hacía perderse por días. También ayudaba a los gemelos en la tienda de bromas, y finalmente pero no por eso menos importante, la escuela de aurores. Había logrado a duras penas entrar y como era su más ansiado sueño, no podía bajar los brazos. La más pequeña de la familia, Ginny había terminado recientemente sus estudios en el colegio Hogwarts de Magia y hechicería. Ya no era la pequeña y delgada pelirroja de la infancia. Había crecido demasiado. Tenía una larga cabellera de fuego y las pecas de la infancia casi habían desaparecido. Sus ojos castaños, eran su mayor encanto. Los Weasley eran una familia especial, y teniendo la necesidad de festejar algo, decidieron que Ginny, y su graduación, eran justo el motivo que necesitaban.
Claro que también formaba parte de la familia el amigo inseparable de Ron, Harry Potter, el famoso niño que sobrevivió. Harry al igual que Ron, había entrado a la escuela de aurores, pero a diferencia de este, los estudios le fueron bastante más fáciles. Y aunque hubiera sido muy bueno hacer su carrera en Inglaterra, la fama ganada por vencer a Voldemort, le estaban haciendo la vida imposible. Cada vez que abría la puerta de su departamento para ir a estudiar, el flash de una cámara lo cegaba, y no podía ni ir a comprar un bollo a la panadería, sin que al día siguiente todo el mundo mágico supiera cuales eran sus bollos favoritos. Así que, asqueado por tanta exposición, y aun doliéndole separarse de la que consideraba su familia, decidió irse a estudiar al extranjero, mas precisamente a Francia. El curso allí era de solo un año, así que lo pasó sin mayores sobresaltos y ahora, solo estaba haciendo un curso de especialización en transformaciones. Hacia un tiempo que él, no veía a su "querida familia".
Harry se encontraba, a horas del anochecer, sentado en su escritorio cerca de la ventana, de su apartamento situado a unas pocas cuadras de la tan famosa torre Eiffel, cuando una amenaza, en forma de lechuza entró por la ventana abierta y le dio en la nuca. Sonrió… no solo por la sorpresa de encontrarse con Errol, la vieja lechuza de los Weasley, sino que la presencia de ese pobre animalejo, significaban noticias de sus amigos. Harry sin perder un segundo más y ansioso por leer la carta, se agachó donde el animal había caído y tomó a Errol de las patas, para llevarla hasta donde estaba su blanca lechuza Hedwig. Le dio un poco de agua y la dejó descansar. Con alegría tomó la carta de la pata y se sentó nuevamente en su escritorio para leerla. Desde que saliera de Inglaterra, su vida se había tornado realmente aburrida. Si bien estaba de novio, la mujer a su lado no podía lograr mas que sacarle una sonrisa forzada, que salía de su boca para no hacerla sentir mal. Había luchado tanto por conquistar a su enamorada de la adolescencia, Cho Chang, que ahora que estaba a su lado, el noviazgo ya no tenía el mismo ardor del principio. Pero no podía dejarla solo porque ella no tenía el mismo sentido de la diversión que él. Para su hermosa Cho, la idea de diversión era salir de compras y por las noches recorrer los clubes, pubs y cuanto lugar para bailar hubiera. Cosas que lamentablemente para ella, Harry aborrecía. Abrió la carta rápidamente. Cualquier cosa que viniera de la madriguera le cambiaba el humor.
"Querido Harry:
Espero que te encuentres bien cuando llegue esta carta. Por favor cuida a Errol, tu sabes esta en las ultimas. Hermione no suelta a Pig, y por eso no tuve otra opción que mandarlo a él… (Harry sonrió, Ron estaba perdido).
¿Qué tal todo por ahí? ¿Bien? Al menos todos deseamos que tus estudios y tu trabajo estén algo liberados. Yo estoy ya en casa. Ya falta poco para que me digas colega (jaja).
Bien, me dejo de estupideces, y voy al grano. La razón de esta carta es simplemente invitarte a pasar por la madriguera, pues habrá una fiesta. No se si aun la enana te lo ha comentado, pero por las dudas me le adelanto y le arruino el pastel. Ginny acaba de terminar sus estudios en Hogwarts, y esa es razón suficiente para que papá festeje (ya no tendrá que pagar la matrícula), y lo otro que quería comentarte es que, si puedes Hermione y yo pasaremos las vacaciones en la casa de verano de sus padres. Ginny vendrá con nosotros hasta que decida que es lo que va a hacer con su futuro. Anda Harry llégate por aquí, seguro la vida allí te aburre, y trae a Cho. Si aceptas manda a Hedwig con la respuesta, no creo que Errol aguante. Mamá te manda saludos, y Ginny me da lata para que escriba que extraña a su hermano postizo. Nos vemos
Ron."
Guardó la carta, y sonrió. Realmente los extrañaba. La sonrisa al saber las nuevas se transformó en una mueca de frustración… no había mas nada en el mundo que quisiera en ese momento que volver a la casa en donde pasó los momentos más felices de su vida, y llevar a su novia, para contarle cada una de las travesuras que hicieron en cada rincón de la madriguera, como la vez que tiraron a Hermione al pantano cerca del huerto, y saliera toda llena de barro y con una rana en su asqueroso cabello chorreante de algas. Pero sabía que Cho no simpatizaba mucho con los Weasley. La mueca, volvió a ser una hermosa sonrisa. Si cho no quería ir, no le importaba… Nada iba a detenerlo, ni hacerle cambiar de opinión. Tomó un pergamino y escribió la respuesta. Llamó a Hedwig y ató la contestación a la pata.
- Bonita…Quédate en la madriguera, Ginny va a cuidar de ti… yo iré pronto – la lechuza batió las alas y salió por la ventana- Tu Errol, vendrás en la jaula de Hedwig, no me perdonaría que perecieras en el camino – Errol solo lo miró, no tenía fuerzas para nada. Harry se fue a su habitación y preparó un bolso. No puso demasiada ropa. Cuando estaba cerrándolo escuchó la puerta de entrada. Y a los pocos minutos, la curvilínea figura de Cho Chang entró por la puerta. Sonriendo se acercó hacia su novio y sin más, lo atrapó entre sus brazos y le dio un sugerente beso a Harry, que lo hizo suspirar… Se separó de él con una sonrisa lobuna, pero luego desconcertada miro el bolso.
- Hola, hermosa… - dijo Harry, con ganas de seguir besándola. Pero Cho, se separó rápidamente y señaló el bolso.
- ¿Y eso, amor? – preguntó.
- Ah… - carraspeó – bueno, recibí carta de Ron… – la muchacha lo miró frunciendo los labios. – me invitaron a pasar unos días en la madriguera.
- Ah… – solo dijo. Él la miró.
- A ti también te invitaron, – Ella se alejó hacia el armario y sacando las prendas de vestir de las bolsas se dedicó a acomodar lo que había comprado en el centro comercial, como dándole a entender a Harry que el tema no le interesaba en absoluto. Cho… - dijo Harry – Ginny terminó los estudios de Hogwarts y quieren hacerle un agasajo… nos invitaron a los dos… y… - Cho lo interrumpió.
- Discúlpame con ellos amor, pero… pero… – tartamudeó buscando una excusa – pero sabes tengo tantas cosas que hacer que no podré…
- Si, ya sé… – dijo Harry resignado. Hiciera lo que hiciera jamás iba a poder cambiar la realidad, Cho no quería y mucho menos soportaba a los Weasley, los encontraba demasiado pobres e insulsos. Suspiró, preguntándose por qué la aguantaba. De seguro era únicamente porque la amaba.- Por eso, y aunque me duela que no vayas, decidí ir solo. – ella lo miró sorprendida, Harry nunca era tan directo. - No tengo nada que hacer aquí… mis estudios terminaron, y la verdad es que estoy demasiado aburrido… - dijo encogiéndose de hombros. Cho dejó las prendas finas en una butaca, se acercó demasiado sugerente, y le dio un beso apasionado.
- Si te quedaras… - Harry suspiró. Esta vez no iba a hacer lo que ella quisiera. No se iba a alejar de su familia. Le quitó los brazos de alrededor de su cuello y guardó unas cosas más en el bolso.
- Ya escribí a Ron aceptando la invitación… aparte quiero ir, los extraño.- ella bufó molesta.
- Esta bien vete, pero recuerda que te extrañaré apenas pases por esa chimenea.- Harry rió.
- Solo serán tres días… eres exagerada, Cho – la atrajo nuevamente a sus brazos y la beso con dulzura.- Ron también me invitó a pasar las vacaciones en la casa de verano de Hermione… – ella lo miró intrigada. – Es casi una mansión en la playa, te encantará.
- ¡Ahí si voy! – dijo contenta – oh, pero no tengo nada nuevo que ponerme, si vamos a salir… debo comprar trajes de baño, y todas esas cosas.- Harry bufó, "ya tenía que salir la compradora compulsiva", pensó
- Bueno mientras haces la lista, yo me voy… – tomó el bolso, le dio otro beso y se encaminó a la puerta. Aparecería en la chimenea de una fonda de la ciudad costera de francesa, Calais, y luego cruzaría en barco el canal de la mancha, para llegar a Bournemouth, y así llegar mediante la aparición a la madriguera. Lamentaba no poder aparecerse directamente en la casa de sus amigos, pero al menos llegaría a media mañana. El solo pensamiento fue suficiente para que una sonrisa apareciera en sus labios antes de desaparecer.
El sol del verano se asomaba tardíamente por la ventana de la habitación y Ginny, lentamente abría con desgano sus ojos castaños. Se desperezó escandalosamente y se levantó para asomarse a la ventana. Allí vio a sus hermanos trabajando en el jardín. Sonrió. Bill, su hermano mayor levantó la vista y la vio. Esta sonrió nuevamente y levantó la mano saludándolo.
- ¿Como estas princesita, ya te despertaste?
- Si, ¿que están haciendo? – dijo intrigada
- Preparamos una fiesta en tu honor – respondió haciendo una exagerada reverencia. Ginny le mandó un beso y rápidamente volvió a la cama. Realmente sus hermanos la mimaban demasiado. Para ellos seguía siendo la pequeña Ginny, desvalida, la que en primer año fue poseída por… se estremeció. Recordó las pesadillas una vez finalizada esa tortura, y las veces que tuvo que dormir con Ron, su hermano protector para no tener pesadillas con la cámara secreta. Se levantó y buscó la ropa. Un short de jeans y una remera sin mangas verde oscuro, formaban el conjunto perfecto para ayudar a sus hermanos. Se miró en el espejo viéndose más mujer, su figura, si bien no había adoptado la figura voluptuosa de su cuñada Fleur, o de Hermione, estaba a ver de ella bastante aceptable. Sus pequeños pechos de niña habían dado paso a unos con mas forma… más de mujer, y se asomaban sugerentemente por el escote de la camiseta… emitió una risita divertida. Sus hermanos le reprocharían el atuendo pero a ella no le importó. "Después de todo Ginevra, tienes 17 años, eres mayor de edad en el mundo mágico y nadie va a decirte lo que tienes que hacer."
Se calzó las zapatillas de color azul y cuando se encontraba en el espejo peinando su cabello rojizo, escuchó que desde la cocina su madre profería gritos de alegría. Intrigada, dejó el cepillo y salió del cuarto. Bajó la endeble escalera, y al llegar a la puerta de la cocina, vio a sus hermanos rodeando a una visita.
- ¡Bienvenido! – decía Bill con voz jovial. Cuando todos se dispersaron ella pudo ver quien era el que recibía tantos saludos de bienvenida. La figura de Harry se alzaba imponente en la humilde cocina de los Weasley. Estaba un poco más alto, que cuando había dejado la casa, más fornido, sin exagerar, pero aun conservaba la mirada tímida de sus ojos verdes. El levantó la vista, acomodó sus gafas como solía hacerlo, y dirigió a la pelirroja su mejor sonrisa... Ginny se quedó sin saber que hacer un instante, solo uno, porque luego, sonrió, y su sonrisa se hizo más grande, mas… oh, Merlín lo había extrañado tanto…, extrañaba sus charlas a medianoche, escondidos detrás del sofá de la sala, sus bromas, y sus silbidos halagadores cuando su madre le cosiera un nuevo vestido… había sido duro verlo partir, pero ahora estaba allí, sonriéndole solo a ella… Harry… bajó corriendo el resto de las escaleras y saltó encima del muchacho que solo pudo atraparla en el aire, largando una sonora carcajada.
- ¡Harry! ¡Oh Harry, regresaste! – Chilló Ginny, mientras lo abrazaba – que… ¡Que sorpresa! ¡Pensé que no iba a volver a verte en mi vida! – Harry abrazaba a la pequeña Ginny, y sonreía. Ella siempre fue especial para él.
- ¿Cómo estás Ginny?– la bajó y la abrazó nuevamente – Estás mas alta que la ultima vez que te vi – y le acarició la cara. Ella le dio un beso en la mejilla. Los demás los dejaron para continuar con sus quehaceres. – y algo exagerada, para variar... – ella se hizo la ofendida y le dio un pequeño golpecito en el brazo.
- Nos tenías abandonados – le reprochó – ¿Ya te adaptaste al ritmo de vida francés? – le dijo mientras lo acompañaba hasta la mesa, sin soltarle la mano.
- Todavía no… – sonreía. Estar en esa casa para Harry siempre era una bendición.
- ¿Y ya viste al zoquete de mi hermano Ron? – Harry negó con la cabeza – De seguro está en casa de Hermione… – se acercó al oído – últimamente pasa casi todas las noches ahí – y sonrió. Harry sólo la miraba y sonreía. Pensaba que casi no quedaba rastros de la pequeña Ginny, temerosa y tímida de la niñez. Esta nueva Ginny, era toda una mujer, pero él nunca la vio con esos ojos. Para Harry, Ginny siempre sería la "chiquilla, pecosita y pelirroja hermana de Ron" y por consiguiente, su hermana. Ginny lo miraba feliz. Tenía a su amigo, su hermano del corazón, allí con ella.- como te decía, tu amigo Ron nos tiene prácticamente abandonadas a mamá y a mí…
- Ginny, es natural. Ron se pasó parte de la escuela, queriendo que Hermione le hiciera caso. Y ahora que ella es su novia no querrá desaprovechar un instante.
- ¿Eso es lo que te pasa con Cho? – sonrió pícaramente. Harry la miró y se puso rojo. Pero pensándolo bien eso había sentido con Cho, al menos al comienzo. Ahora la relación con su novia, se había tornado rutinaria, aburrida, y aunque no quisiera reconocerlo, insoportable – ¿Harry, la extrañas?
- No… ¡digo si! – se corrigió al ver la cara sorprendida de Ginny- Es que, después de tanto tiempo… creo que tienes razón – y tratando de cambiar de tema, miró hacia la cocina – ¿No hay nada para comer? – al parecer la distracción surtió efecto, porque Ginny dejó dio un gritito de sorpresa y miró hacia la cocina también.
- Ahora que me lo recuerdas, yo aún no he desayunado… – se levantó y le ofreció la mano – Anda, ayúdame con las tazas – Harry de un salto fue hacia la alacena y buscó lo requerido. Puso la mesa y se sentó. Al minuto la pelirroja se sentó a su lado con una cafetera humeante y algunos pasteles de calabaza. – ¡Buen apetito! – Harry miró la cafetera y luego a Ginny.
- ¿Ahora bebes café? – dijo Harry arqueando una ceja – ¿Qué le sucedió al delicioso té que hacen en esta casa?
- ¿Querías té? – dijo seria – Yo pensé que como vivías en Francia te habías acostumbrado al café, lo siento Harry – Se levantó rápidamente para llenar la tetera de agua, pero la mano de Harry la detuvo y la hizo volver a sentarse.
- No Gin, no te sientas mal. Te agradezco que seas tan buenita conmigo – Ginny lo miró a los ojos – pero extraño tanto todo esto, que ahora que estoy aquí quiero olvidarme de Francia.
- Harry… – ella le acarició el cabello, había notado el tono fastidioso de su voz al hablar – Si no te sientes bien allí, ¿por que no vuelves? Si solo pidieras empleo aquí, te lo darían sin pestañear.
- Me fui porque odiaba la prensa… pero ahora que la cosa está más calmada, creo que lo haré. – tomó un sorbo de café – ¡Ey, este es delicioso! Nada que ver al que hace Cho.
- ¿Cocina horrible? – Harry hizo una cara de asco.
- Bueno, te diré que al café parece que lo colara en un calcetín sucio – Rieron con ganas. Harry no sentía la risa forzada. Ginny tenía ese don, el de hacerlo sentir tan bien. Quizás por eso la extrañaba tanto. Se habían convertido en grandes amigos desde sexto curso de Harry, cuando Ron y Hermione decidieron empezar su noviazgo. Ella lo sacaba de todos sus días depresivos. Tenía una risa contagiosa y unas ganas de vivir envidiables. – qué me dices de ti, ¿tienes alguien en el horizonte? – Ginny le tiró con una servilleta.
- ¡Claro que no Harry! Sabes que si alguna vez me fijara en alguien, mis seis hermanos, lo matarían…
- Corrección, nena… siete. Siempre cuéntame a mí también. – Ginny le alborotó el pelo para fastidiarlo. Sabía desde la escuela que Harry odiaba ese gesto. – o crees que dejaré que cualquier gandul, se lleve a la "princesita de la casa" – la abrazó, y así los encontró Bill el hermano mayor.
- ¿De qué gandul hablas Harry? –se sirvió un vaso de agua y se sentó en la mesa.
- Sólo le estaba explicando a Ginny lo que le pasará a cualquier pretendiente que la haga sufrir…
- Bien dicho Harry, y tu enana, cuando tengas intención de traer un novio, adviértele lo que le espera, es decir… si se hace el tonto contigo… – e hizo una señal de pasar un cuchillo por el cuello del futuro e inexistente novio. Ginny rió divertida. Luego de beber el agua el hermano mayor se levantó dirigiéndose al jardín – Harry si ya terminaste, que Ginny te lleve a tu cuarto y luego que te cambies, ven a ayudarnos al jardín, hay mucho que hacer….
- ¿Hay que desnogmizar? – preguntó levantándose también pero metiéndose luego un trozo grande de pastel en la boca.
- Sip – solo dijo, y se fue.
- Vamos Ginny, muéstrame mi cuarto – Ginny lo tomó de la mano y Harry con la mano libre asió el bolso y se dirigieron a la serpenteante escalera que lo llevaba a los pisos superiores. Ginny le iba contando de sus hermanos, del idiota de Percy y sus aires de grandeza, de Penélope, su novia, que en secreto venía a visitar a Molly. De los gemelos que estaban pretendiendo a Hannah Abbot y a Alicia Spinnet, pero que hacían todo mal. De cómo Charlie en un rapto de locura, se había casado en secreto con Tonks, aunque luego, se enteraran que la "locura" venía con piecitos y manitos. Y que Bill atrapado por Fleur, se habían casado hacia seis meses y vivían en Egipto, aun trabajando para Gringots.- Vaya como que me he perdido de muchas cosas en este año y medio ausente.
- Eso te pasa por no mandar cartas, realmente estamos dolidos contigo – Llegaron a la puerta de la habitación asignada - Bien Harry, te quedarás en el cuarto de los gemelos.- dijo Ginny abriendo la puerta del cuarto y llegando a la ventana para correr las cortinas.
- Pensé que sería el de Percy…
- Nop – rió Ginny – allí es el cuarto de "estudio" de Ron. – Harry torció los ojos
- ¿Y desde cuando Ron tiene cuarto de estudio? Mejor dicho… ¿Desde cuando ese cabeza hueca estudia? – Ginny lanzó una carcajada.
- Desde que anda con la cerebrito de Hermione. Te asombraría verlo hablar ante la gente, con todos esos nuevos términos…
- Indefectiblemente Hermione lo tiene perdido.
- Bueno Harry, te dejo para que te acomodes, te espero en el jardín – La pelirroja se acercó y le dio un beso en la mejilla – Realmente me alegro de verte… - y se fue. Harry tiró el bolso en una mesita y se tiró en la cama. Sonrió complacido. Si, no había ninguna duda. Había vuelto a su hogar, y eso lo ponía feliz.
Nota de la autora: Bien, les dije que no era la gran cosa... emasiado simple, demasiado... bobo, pero se deja leer... REcuerden que es mi segunda historia publicada, pero había desaparecido de internet, porque estab apubvlicada en la anterior pagina de fics de Harrylatino... ahora Potterfics, creo, y aqui nunca me decidí a ponerla. Como les dije... tiene algunos errores, que iré salvando a medida que la reescriba.
Otra cosa, en facebook hay adleanto de CAC, y mañana publico captulo !0!
Adeus...
