Holaa a todos :3
Espero que estén bien, yo ando algo estresada .
Pero bueno, como ya mencione en mi anterior fic "The prince and the Singer" (que para los que no lo habéis leído os animo a que vayais a leerlo, estaba escribiendo un nuevo fic. Y finalmente, llegó la hora del subir el primer capítulo :B Si os digo la verdad, no tengo fecha para la publicación del próximo (aunque ya está escrito y ando en proceso del capítulo 3), ya que quiero escribir un poco más antes de subir los siguientes, además que con la escuela no tengo tiempo para nada :c
Así que no os preocupeis si algún día subo un capítulo en 2 días de haber publicado el último y en la próxima tardo dos semanas. D: Pero lo que sí intentaré es publicar lo antes posible e^e
Sobre esta historia... os diré que apareció en mi cabeza mientras jugaba a un juego en japones. xD Habrá cosas similares pero la mayoría será original. El fic será de aventuras, misterio, fantasía, romance... x3 Y para acabar, habrá Nalu (Natsu X Lucy) y OC x OC. Así que a las personas que no le gusten el Nalu ya dije, así que lo siento mucho, pero no se esperen a que haga de otro pairing.
Y bueno, espero que os guste el fic ^^ Así que con esto y un pingüino(?), ¡Que comience el primer capítulo de esta historia! :D
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En un lugar alejado de Magnolia, tres hombres encapuchados corrían para evitar a los magos de cierto gremio.
-¡Deprisa! –gritó uno de los hombres, que además llevaba a la espalda una bolsa llena de objetos de valor.
-¡Ya quiero ver cuánto cuesta todo esto! –dijo uno de sus acompañantes.
-¡No tan rápido! –exclamó una voz femenina lanzando una espada por delante de ellos para que se detuvieran.
-¡Nos pillaron! –gritó el tercero. Se dieron la vuelta y allí vieron al equipo de magos. Eran 5 personas y 2 gatos alados.
-Rendiros a no ser de que queráis sufrir una ardiente paliza –dijo uno de los magos, de cabello pelirrosa y ojos negros.
-¿Ardiente? Más bien congelante –corrigió otro de ellos, de pelo negro y ojos azules oscuros.
-Tú lo único que congelarías es una gota de agua, bueno, ni eso –dijo el pelirosa chocando la cabeza del pelinegro.
-Mira quien fue a hablar…
-¡Natsu! ¡Gray! ¡A callar! –gritó enfurecida la maga que había lanzado la espada con anterioridad. Tenía el cabello largo y pelirrojo y ojos castaños.
-Sí por favor –pidió otra chica, de cabello rubio que le llegaba hasta los hombros y ojos color café-. Quiero terminar lo antes posible con la misión para darme un relajante baño.
-¡Aye! –dijo uno de los gatos alados, éste era de color azul.
-No sé porque hemos tenido que venir a esta misión –dijo seriamente la felina alada de color blanco-. Podríamos haber ido a una más tranquila, Wendy.
-Charle… -contestó la más joven del grupo. De pelo azul y ojos marrones.
-Si pensáis que nos vamos a rendir tan fácilmente lo lleváis claro –dijo el que tenía la bolsa.
-¿A sí? –dijo la pelirroja alzando una ceja, provocando sudor frío al grupo de encapuchados.
Después de eso, lo único que se escuchó en la zona fue gritos de dolor.
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-Muchas gracias Titania, sin ti, no sé qué habría pasado con las joyas de la familia –agradeció un anciano bajito y canoso que llevaba gafas e iba trajeado.
-No ha sido nada, y por favor, llámeme Erza –dijo la pelirroja.
-Como agradecimiento quiero entregarte este libro –contestó alzando un libro con la tapa de cuero y se notaba bastante que tenía sus años-. Es un libro algo antiguo, pero está muy bien conservado.
-Muchas gracias –agradeció Erza tomando el libro para ver el título, que era "El incendio de Garay". Después de esto, el equipo salió de la casa con destino al gremio de Fairy Tail.
-Esa historia… -empezó a decir la rubia-, me resulta muy familiar…
-¿La conoces, Lucy? –preguntó el felino azul. Entonces, Erza le entregó el libro para que le echara un vistazo.
-Pues sí, Happy –asintió-. Cuando era pequeña, mi madre me contó una historia sobre un incendio que hubo en el bosque de Garay hace más o menos 25 años si contamos también los 7 años que estuvimos ausentes…
-Suena interesante –dijo la peliazul.
-Nunca se supo quién originó el fuego. Eran tiempos de guerra cuando ocurrió, así que hay rumores que fue algún soldado que trató de encender un fuego y aquello le salió mal, y otros dicen que se originó solo. Pero…
-¿Pero? –preguntaron los demás miembros del equipo al unísono.
-Hubo una persona que con su magia, detuvo el incendio en un instante –respondió Lucy con una sonrisa.
-Vaya, ¿y se supo quién fue? –preguntó Charle cruzando sus patitas.
-No –negó-. Pero si digo la verdad, mi madre nunca me dio muchos detalles sobre el suceso. Así que si me permites, Erza, me gustaría tomar prestado el libro durante un día o dos.
-Claro, si quieres puedes quedártelo –dijo la pelirroja-. Yo no soy de leer muchos libros.
-Vaya, muchas gracias –agradeció felizmente abrazando el libro.
Después de caminar durante varios minutos, la rubia se despidió de su grupo y caminó de regreso a su casa.
Empezó a subir lentamente las escaleras hasta su habitación.
-No puedo esperar a empezar a leer… -dijo la rubia para sí misma. Abrió la puerta y allí se encontró con Natsu y Happy tumbados en su cama.
-¡Hola! –exclamaron los dos al unísono.
-¿PERO QUÉ HACÉIS EN MI HABITACIÓN? –preguntó Lucy con un grito.
-Veníamos a visitarte –dijo el pelirosa con una sonrisa.
-¡Pero si hace unos pocos minutos que nos hemos visto!
-Qué mala eres Lushi –sollozó Happy para burlarse de ella-, ¿es así como tratas a tus invitados?
-¡Ni siquiera os he invitado!
-Perdona Luce –se disculpó Natsu-. Es solo que… queríamos pedirte ayuda…
-¿Ayuda? –repitió ella ladeando la cabeza a un lado-. ¿Tú… necesitando ayuda?
-Sé que soy genial, pero sí, necesito ayuda –rió el chico.
-¿Y de qué se trata? –preguntó de forma dudosa, ya que ha habido muchas ocasiones que le ha pedido ayud,a aunque solo para que la ayudara en sus bromas pesadas.
-Es sobre mi casa –empezó a decir-. Voy a reformarla un poco y necesito un poco de ayuda.
-Vaya, es la primera vez que me pides algo normal… -se burló-. Pero vale, te ayudaré en todo lo que haga falta.
-Genial –dijo rebosante de felicidad.
-¿Y cuándo empezarías?
-A partir de mañana –contestó el chico.
-Así que no te duermas y ven a ayudarnos lo antes posible –siguió el felino.
-Sí, sí –dijo ella-. Ahora, ¿podéis iros de mi casa? Quiero leer.
-Sí claro –respondió Natsu abriendo la ventana-. Pero no lo olvides, mañana por la mañana. Pero bueno, si quieres puedo venir a buscarte.
-De acuerdo.
-Bien, pues… ¡hasta mañana! –exclamó antes de salir por la ventana junto a Happy. Lucy se asomó para ver a Natsu caminando de regresó al gremio.
-¡La siguiente vez usa la puerta! –exclamó. Haciendo que Natsu se girara para verla con una sonrisa. Lucy se encogió de hombros y volvió a meterse en su habitación. Miró el libro y lo tomó entre sus manos, y a continuación se sentó en su escritorio y abrió directamente a la primera página-. Muy bien… Hace algún tiempo…
«Hace algún tiempo, Magnolia vivía tiempos tranquilos, donde todos vivían en armonía. Pero siempre hubo un pueblo con el que no se llevaba especialmente bien. Ese lugar se llamaba Larie. Un día, estos queriendo controlar el territorio de Magnolia, entraron en guerra con ellos, donde miles de personas murieron por defender su territorio y echar a los enemigos de la zona.
Aunque, una tarde poco después de iniciar aquel infierno sangriento y sin alguna explicación, el bosque Garay, zona que quedaba en medio de Magnolia y Larie, fue incendiado. Quemando millones de hectáreas.
Nunca se supo quién o qué lo provoco. Hay gente que dice que fueron soldados de Larie, que haciendo una fogata se le salieron de las manos y provoco aquel accidente, otros dicen que fue por el tiempo, o que solo fue una mera casualidad.
Pero, un milagro ocurrió después de eso. Ya que una persona con poderes mágicos, hizo desaparecer el fuego y que toda la vegetación que había desaparecido en el incendio empezará a nacer y crecer con gran rapidez. Aunque tampoco llegaron a saber la identidad de aquella persona. Pero, por lo que pudieron ver desde lejos, la silueta era de una mujer joven…»
Lucy siguió leyendo durante un buen rato más, hasta que sin darse cuenta, empezó a cerrar los ojos hasta quedarse profundamente dormida.
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La rubia empezó a abrir los ojos poco a poco al empezar a oler a humo y a sentir calor en el ambiente. También sintió frío y blanco el suelo, como si fuera tierra. Entonces se dio cuenta de que no estaba en su apartamento, sino en un lugar lleno de vegetación. Nada más saberlo, se desperezó y miró a su alrededor con rapidez. No estaba en su casa, sino que se encontraba en un bosque en llamas.
-¿Pero qué es esto? –se dijo a sí misma, intento buscar un lugar por donde salir, aunque no encontró nada.
Empezó a toser a causa de que el humo entraba a sus pulmones.
Pero, a lo lejos, pudo ver a una persona que alzaba la mano hacia el cielo, para que poco después, de sus dedos empezara a emanar un brillo amarillo verdoso, que al de unos pocos segundos, la luz se expandió por todo el lugar, apagando el fuego y poco después haciendo crecer la vegetación que se había calcinado.
Lucy, con algo de dificultad, se acercó para intentar ver mejor a la persona de tal poder.Y nada más poderla visualizar mejor, no pudo ver apenas su cuerpo a causa del humo, pero por lo poco que veía, notó que era una chica más o menos de su edad y tenía la caballera rubia. Pero, cuando la desconocida giró un poco el rostro, Lucy pudo ver que tenía los ojos castaños. Haciéndola muy similar a...
-¿Mamá? –preguntó en un susurro y con los ojos abiertos de par en par.
En ese momento, la cabeza de Lucy empezó a dar vueltas y al instante perdió la consciencia.
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Cuando volvió a abrir los ojos se encontraba encima de su cama. Se sentó y miró a su alrededor. Ya no estaba en aquel bosque en llamas, ni tampoco aquella chica.
-¿Pero qué ha pasado? –se dijo a sí misma, hasta que se dio cuenta de que se había despertado en su cama y no sobre el escritorio-. Que extraño, ¿cuando…?
En el momento en que giró la vista a un lado de su cama, se calló al ver a su amigo pelirosa dormir a su lado. La rubia sonrió mientras se encogía de hombros. Desde que se conocen, Natsu ni con el paso de los años había cambiado.
-Este chico no tiene remedio –pensaba al mismo tiempo que se levantaba de la cama para tomar ropa limpia y dirigirse al baño.
Tras darse una ducha rápida y ponerse la ropa, salió del aseo para caminar una vez más a su amigo pelirosa dormido.
-Hey, Natsu –empezó a llamarle mientras le sacudía suavemente para despertarlo-. Ya es de día.
-Cinco minutos más… -murmuraba el chico para después seguir durmiendo.
-Si no te levantas no te haré el desayuno.
Entonces Natsu abrió lentamente un ojo para mirar a su rubia compañera.
-¿De verdad? –preguntó.
-De verdad –decía mientras se levantaba para dirigirse a la cocina y así empezar a cocinar. Al de unos pocos minutos, la rubia ya había preparado una gran bandeja de panqueques con mermelada de frambuesa y jugo de naranja. En el transcurso de tiempo que había pasado, el pelirosa por fin se desperezó y se dirigió a la cocina, en donde ayudo a la chica a colocar los platos y cubiertos en la mesa de la cocina.
Comieron tranquilamente mientras charlaban animadamente.
-¿Y porque os ha dado por reformar vuestra casa? –preguntó Lucy, curiosa.
-Pues porque se nos estaba quedando pequeña –contestó antes de meterse un trozo de panqueque en la boca-. Con tantas cosas que hemos conseguido en las misiones, instrumentos para hacer ejercicio y tal ya no tenemos espacio ni para nosotros.
-Ya veo…
-Y vamos a hacer el salón más grande, añadiremos un par de habitaciones y haremos un tablón de recuerdos más grande que el actual.
-Son muchas cosas, ¿no crees que necesitaras más ayuda?
-Nah, Happy y yo nos las arreglaremos –dijo para terminar los restos de comida y levantarse de la he terminado, ¿vamos?
Lucy asintió con la cabeza, bebió un poco más de jugo y se levantó también de la silla, para después dejar los platos en el fregadero y marcharse de su casa en dirección al bosque, en donde se encontraba la casa de Natsu.
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Caminaron por varios minutos hasta que vieron la casa. Afuera se encontraba Happy, esperando por ellos.
-Natsu, ¿dónde te habías metido? –preguntó el gato-. Estaba muy preocupado.
-Perdona, estaba en casa de Luce.
-De acuerdo, pero me debes un gran plato de peces.
El pelirosa asintió al pedido de su amigo azul.
-Muy bien, ¡comencemos con la reforma! –exclamó el chico alzando el puño al aire.
-¡Sí! –exclamaron Lucy y Happy al unísono e imitando el puño levantado.
Rápidamente, entre los tres recogieron varias cosas de la habitación, guardando todo en cajas y después transportarlas hasta afuera.
-Vaya –decía Lucy quitándose algo de sudor pegado a su frente-. Son muchísimas cosas.
-Ya, pero todo esto es lo más importante para nosotros –respondió Natsu, haciendo que Happy asintiera con la cabeza. La rubia tomó una de las grandes cajas y empezó a caminar hasta salida, intentando evitar las otras cajas que había en medio de la habitación, pero finalmente no pudo esquivar todas, ya que tropezó con una de ellas, cayendo de bruces contra el suelo.
-Luce, ¿te encuentras bien? –preguntó Natsu preocupado.
-S-sí, estoy bien –respondió mientras miraba si tenía alguna herida. Nada más ver que no tenía ningún rasguño, decidió volver con la tarea, pero se detuvo al ver delante de ella una caja de madera, un poco más pequeña que las cajas que había cargado y poco cuidada al ver que estaba llena de polvo-. Vaya, ¿qué es esto?
El pelirosa se giró para ver a que se refería su amiga.
-Ah, eso es una cosa que Igneel dejó antes de desaparecer –respondió.
-¿Puedo? –preguntó la chica, pidiendo permiso para abrirlo. Natsu asintió con la cabeza para luego seguir guardando más cosas en la caja que tenía a mano. Lucy abrió poco a poco la caja, dejando al descubierto un mapa arrugado y sucio, unos zapatos rojos de bebé hechos a mano y una libreta. Lucy se quedó boquiabierta al ver esto. Esto había pertenecido a la familia de Natsu, a su verdadera familia-. ¿Aún no habías visto lo que había dentro?
-No –respondió encogiéndose de hombros-. Cuando lo vi por primera vez no le di mucha importancia. Como estaba con Igneel… Además, no sabía leer. No habría entendido nada de lo escrito en la libreta.
-Pero cuando aprendiste a leer podrías haberlo hecho…
-Lo sé, pero con las misiones no he tenido tiempo –contestó antes de salir de la casa para dejar algunas cosas afuera. Lucy resopló, fastidiada.
-¿Es que no se da cuenta que esto podría tener información valiosa como para buscar a Igneel? –pensó. Tomó entre sus manos la libreta y vio que las hojas estaban amarillentas-. Vaya…
Giró la vista hacia los dos lados para ver si su amigo pelirosa estaba a la vista, pero por lo visto, aún no había entrado a la casa.
-Bueno, podría echarle un pequeño vistazo… -decía mientras abría la libreta y pasaba algunas hojas hasta quedarse en una página que le llamo la atención, una hoja que en la parte inferior de esta tenía una pequeña foto de un bebé gateando. El pequeño tenía unos mechones rosas en la cabeza y los ojos negros. Tras mirar un poco más la fotografía,Lucy se dispuso a leer la parte superior de la hoja, en donde había algo escrito.
"8 de Septiembre del año 766:
Natsu está creciendo sano. Incluso ahora mismo está aprendiendo a caminar, y eso que tiene dos meses y dos semanas y media. Tengo por seguro que eso lo ha heredado de mí, ya que los Dragneel en general no nos suele costar aprender este tipo de cosas, y no me extrañaría que de un momento a otro Natsu intentara aprender a hablar.
Pero también, hay algo que me está preocupando bastante, y es la situación actual de Magnolia. Cuando llegué, el lugar era bastante tranquilo, con algún que otro conflicto con el pueblo de al lado, pero en la actualidad, esos conflictos están empeorando. Incluso hay rumores de que habrá una guerra entre Magnolia y el pueblo vecino. Tengo miedo de que esa guerra comience, temo por mi hijo, temo por mi mujer. Temo por mi familia en general.
Mi esposa y yo podríamos irnos un tiempo al campo, irnos lo más lejos posible de guerra. Pero Natsu es demasiado pequeño como para viajar, y más a lugares lejanos. Sinceramente, no sé qué podría hacer si esa guerra estallara.
Firmado,
LD"
-¿"LD"? –repitió Lucy una vez más-. Sé que la "D" es de Dragneel, pero la "L"…
-Hey, -escuchó la rubia a sus espaldas, era Natsu el que la había llamado-. Al parecer ha venido más gente a ayudar.
-¿Más ayuda? –preguntó mientras dejaba la libreta en su sitio y se levantaba para ver quien más había llegado. Nada más salir se encontró frente al equipo.
-Hola a todos –saludó la rubia alzando la mano.
-Hola –saludaban los demás.
-Hemos escuchado que el cerebro calcinado iba a reformar su casa –empezó a contar Gray-. Así que hemos venido a ayudar.
-Pero no os creáis que Wendy hará mucho –dijo Charle cruzándose de brazos.
-No digas eso Charle –contestó la joven mirando a su amiga felina-. No os preocupes, ayudaré en todo lo que pueda.
-Gracias a todos –agradeció Happy.
-Muy bien, ¿por dónde empezamos? –preguntó Erza cambiando su armadura por un uniforme de obrera.
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Estuvieron un par de horas trasladando las cosas afuera de la casa hasta que finalmente llegó el mediodía, momento en el que finalmente terminaron de llevar todo fuera.
-Gracias –agradeció Natsu-, sino fuera por vosotros, tal vez entre nosotros tres habríamos tardado el doble.
-No es nada –dijo la pelirroja-. Recuerda que somos un equipo.
El chico asintió, y entonces giró su vista hacia Lucy, que miraba la caja de madera que antes había descubierto.
-No te has despegado de esa cosa –comentó Natsu alzando la ceja.
-Bueno… -empezó a decir la rubia.
-¿Pero qué tiene dentro? –preguntó Wendy extrañada.
-Son cosas que me dio Igneel.
-¿Podemos verlo? –dijo la peliazul. Natsu asintió con la cabeza y se volvió hacia la rubia para que abriera la cajita. Ella obedeció y lo abrió. Dejando ver su interior una vez más.
-No hay mucha cosa que digamos –comentó Gray mientras miraba.
-¿Esos son los zapatitos de bebé que habrá llevado Natsu cuando era pequeño? –preguntó curiosa Wendy mientras tomaba uno de los pares.
-Seguramente –respondió Charle también observando aquel zapato rojo.
-Aye –asintió Happy.
-¿Y qué es esa libreta? –preguntó Erza.
-Por lo que he estado mirando –empezó a decir Lucy-, es un diario. Seguramente del padre de Natsu.
-¿Del padre de Natsu? –preguntaron de forma incrédula los demás excepto el mencionado. La rubia asintió con la cabeza.
-Así es.
-¿Has estado husmeando mientras no estaba? –preguntó el chico.
-Perdona, tenía curiosidad –se disculpó ella. Natsu se encogió de hombros.
-Bueno, yo siempre estoy husmeando por tu casa… Así que no me importa que mires –dijo el chico mientras se cruzaba de brazos. Lucy sonrió. Después de eso, Lucy leyó algunos fragmentos de aquella libreta en voz alta para que los demás escucharan.
-Y bueno, creo que aquí se termina porque está en… -empezó a decir Lucy hasta que de repente se detuvo.
-¿Qué pasa? –preguntó Charle, extrañada.
-En esta hoja acaban de aparecer unas letras extrañas –respondió la rubia. Los demás se acercaron a ella para ver. En la página había unos símbolos raros.
-¿Puedes entenderlo? –preguntó la pelirroja, Lucy solamente negó.
-No –respondió-. Pero podríamos pedirle ayuda a Levy. Tal vez sepa…
Pero antes de que pudiera seguir hablando, aquella página empezó a brillar con tanta intensidad que los presentes tuvieron que poner los brazos delante de sus caras para que la luz no le diera en los ojos. Lucy hizo lo mismo que los demás, dejando caer la libreta.
-¿Pero qué está pasando? –preguntó en voz alta el pelinegro.
-¡No puedo ver nada! –exclamó Wendy.
-Aye… -dijo Happy.
Y, en un abrir y cerrar de ojos, la luz cesó, pero en ese lugar ya no había nadie. Excepto el movimiento del cuaderno cerrarse de golpe.
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-Hey, ¿estás bien? –preguntó una voz desconocida para Lucy. La chica fue abriendo lentamente los ojos, no tenía ganas de abrirlos, pero tenía que hacerlo.
-¿Qué… qué pasa? –decía mientras se sentaba en el suelo. Miró a su alrededor y a su lado vio a un chico unos años más mayor que ella, alto y musculoso. Tenía el pelo alborotado y pelirrojo y los ojos negros. E iba vestido con una especie de armadura negra con bordes rojos y una capa color caqui y una gran funda en su espalda.
-Menos mal, te he encontrado aquí inconsciente –respondió el pelirrojo algo más aliviado.
-Perdona, pero, ¿dónde estoy?
-Estás en el bosque Oliandi –respondió-. ¿Eres de fuera? Es que la ropa que llevas es algo extraña y he pensado que podrías haberte perdido.
Lucy se levantó del suelo y se sacudió el polvo de la ropa.
-Soy Lucy –se presentó la rubia-. Y llevo viviendo en Magnolia desde hace unos años.
-Qué extraño… -dijo éste ladeando la cabeza-. Yo suelo pasar mucho por allí y no me suena haber visto tu cara.
La chica no le prestó mucha atención, ya que mientras hablaba, ella buscaba con la mirada a sus amigos.
-Por cierto, ¿has visto a más gente a parte de mí? –preguntó-. Son un chico pelirosa, uno pelinegro, una chica pelirroja, otra peliazul y dos gatos. Uno azul y otro blanco.
-Pues no, solo te he encontrado a ti.
Lucy se cruzó de hombros.
-¿Quieres que te ayude a buscarlos? –ofreció el pelirrojo.
-No es necesario… -respondió la chica.
-Insisto. Además, dos personas es mejor que una.
Lucy sonrió.
-Muchas gracias… esto…
-Lagi –dijo-. Me llamo Lagi.
-Encantado Lagi –contestó.
Después de eso, empezaron a caminar por el bosque, buscando a los demás.
-¿Y qué hacías en el bosque, Lagi? –preguntó la rubia.
-Pues iba a Magnolia a comprar unas cosas –respondió.
-Ya veo…
-¿Y tú que hacías ahí inconsciente?
-Pues… estaba ayudando a un amigo cuando encontré una libreta, aparecieron unos símbolos raros, empezó a brillar de la nada y bueno… aparecí allí.
-Nunca he escuchado algo parecido.
-A mí se me hace todo tan extraño…
Y antes de que pudieran seguir con la conversación, el pelirrojo se detuvo y miró a su alrededor.
-¿Ocurre algo? –preguntó Lucy.
-Shh, algo viene –dijo Lagi en voz baja. Lucy puso el oído alerta, y pudo notar como algo se acercaba a ellos. Al de unos segundos, una especie de monstruo peludo que medía más de dos metros. Era negro, ojos carmesí y las garras afiladas.
-Aparta –mandó el chico mientras se colocaba delante de la rubia y sacaba una espada de la funda. El monstruo rugió con fuerza para poco después abalanzarse sobre ellos, pero Lagi también fue directo hacia él, comenzando una pelea.
-¡Lagi! –exclamó Lucy preocupada.
-¡No vengas! –gritó el mientras trataba de golpear al ser peludo.
-¡Dejame ayudarte! –dijo mientras sacaba las llaves del cinturón.
-¿Con unas llaves? –preguntó incrédulo.
-No son unas llaves normales y corrientes. ¡Ábrete puerta del cangrejo gigante! ¡Cáncer!
En ese momento, el espíritu de Lucy apareció frente a ella.
-Hola Lucy, ¿desea un nuevo peinado, ebi? –preguntó mientras se ajustaba las gafas de sol.
-No gracias, lo único que quiero es que derrotes a ese monstruo de ahí –respondió mientras señalaba al enemigo.
-Entendido, ebi -dijo antes de correr con las tijeras en alto para atacar al ser.
Lagi y Cáncer trabajaron unidos, combinando sus ataques hasta que finalmente pudieron derrotar al monstruo.
-¿Estáis bien? –preguntó Lucy acercándose a ellos nada más terminar el combate.
-Sí. Muy buen trabajo –felicitó el pelirrojo al espíritu mientras guardaba la espada en su funda.
-Igualmente –dijo. A continuación se giró para mirar a Lucy-. Me vuelvo al mundo Celestial. Si me necesita no dude en llamarme.
La rubia asintió y Cáncer volvió a su mundo.
-Sigamos –dijo la chica mientras se daba la vuelta. Pero antes de que pudiera dar otro paso más, Lucy sintió la presencia de algo detrás de ella, así que lentamente fue dándose la vuelta para ver ahií a aquel monstruo lleno de heridas, pero aun así con algo de fuerzas para seguir. Éste alzo una de sus afiladas garras para atacar a la rubia.
-¡CUIDADO! -gritó Lagi, pero Lucy lo único que hizo fue cerrar los ojos con fuerza al ver que no tenía tiempo para esquivarlo, esperando a recibir el golpe.
Pero nunca llegó.
-¡PUÑO DE HIERRO DE DRAGÓN DE FUEGO! –exclamó alguien familiar para ella. Entonces, Lucy abrió los ojos y vio cómo su amigo pelirosa se encontraba a la misma altura que el monstruo y con el puño hundido en el rostro peludo de este.
-¡Natsu! –exclamó felizmente. El ser cayó de espaldas contra el suelo, y Natsu se puso de rodillas para no caerse de cara al suelo. Lagi de mientras, se encontraba con los ojos abiertos como platos y sudando frío.
-Luce, ¿estás bien? –preguntó el chico. Lucy asintió.
-¡Natsu! –exclamaron a lo lejos. Corriendo hacia ellos estaban Happy, Wendy y Charle.
-¡Chicos! –dijo Lucy.
-Qué alegría verte, Lucy –dijo la peliazul nada más estar delante.
-Igualmente pero, ¿dónde estabais? –preguntó.
-No recuerdo nada de lo que pasó cuando la libreta empezó a brillar –respondió ella-. Solo me acuerdo que después de eso desperté junto a Charle y Happy en este bosque. Y gracias a mi olfato pude encontrar a Natsu inconsciente en el suelo.
-Después estuvimos buscando a los demás cuando os vimos pelear contra esa cosa –siguió la gata blanca señalando a aquel monstruo.
-Ya veo… -dijo Lucy.
-Por cierto, ¿quién es él? –preguntó Happy mirando al pelirrojo que parecía estar en trance.
-Ah, él es Lagi –contestó-. Me encontró inconsciente y también me ha estado ayudando a buscaros hasta que nos topamos con el monstruo. ¡Lagi!
-¿E-eh? –murmuró el pelirrojo volviendo a la realidad.
-Ven –volvió a llamar-. Quiero presentarte a mis amigos.
El chico se encogió de hombros y dio unos pasos hacia ellos. Natsu miraba a Lagi con una ceja alzada y sintiéndose algo molesto con su presencia.
-Mucho gusto, -comenzó a decir Wendy mientras se inclinaba en señal de saludo-. Yo soy Wendy, muchas gracias por ayudar a nuestra amiga.
-No hay de que –contestó.
-Yo soy Happy, y ella es Charle –siguió el gato azul mientras alzaba la patita hacia su compañera blanca que se encontraba con los brazos cruzados y mirando hacia otro lado-. ¿Te gusta el pescado?
Lagi rió con el comentario y respondió.
-Pues sí, pero ahora mismo no tengo mucha hambre.
-Pues cuando quieras me dices y te doy uno de mis pescados.
Lagi asintió y se volvió hacia el pelirrosa, que le miraba con el gesto molesto.
-¿Y tú eres…? –empezó a decir.
-Soy Natsu –dijo simplemente.
Abrió los ojos, sorprendidos. Pero de inmediato se relajo.
-Encantado… -después de eso, hubo un silencio tenso por parte de los dos chicos, haciendo que los demás miraran con una gota de sudor en la nuca-. Por cierto, ¿dónde has aprendido esa magia?
-¿Me la enseñó Igneel.
-¿Igneel? –repitió el pelirrojo abriendo los ojos de par en par-. ¿Le conoces?
-Es mi padre adoptivo, él me enseño la magia del dragón slayer.
-Eso es… imposible… -dijo mientras colocaba una de sus manos en la frente.
-¿Por qué? –preguntó molesto.
-Los dragones solo pueden tener un discípulo –respondió-. No puede haber otro.
-¿Y tú como sabes eso?
-Porque él -empezó a decir mientras agachaba la cabeza durante unos segundos para después volver a alzarla pero con los ojos decididos-, fue quien me crio y me enseñó la magia del dragon slayer de fuego.
Nada más decir eso, el grupo se quedó sin palabras mientras se preguntaban… ¿Por qué se encontraban allí? ¿Dónde se encontraban Erza y Gray? Y la más importante: ¿Qué es lo que hizo aquella libreta?
