Parece que soy un poco adicta a las viñetas. Bueno, no parece, lo soy xD Así que aquí viene otra colección. Originalmente solo iba a ser este drabble, pero luego me puse a escribir más y debo admitir que le he tomado cierto afecto a esta alternativa y me gustaría explorarla más. Algunos ya leyeron esta viñeta en Polvo de estrellas, pero como ya dije, escribí más de lo mismo y me apetecía que tuviera su propia historia.

En fin, todo esto empieza justo después del Hades y no toma en cuenta Next Dimension.

Los reviews se agradecen y por cada uno, Shaina tendrá una túnica nueva :)


Patriarca.

El Santuario estaba destruido, quedaban pocos caballeros y no había patriarca. Si bien no era el momento más crítico por el que pasaba la Orden, sí era uno bastante complicado. Había que restaurar el Santuario y para ello se necesitaba un patriarca y se necesitaba ya.

Atena caminó por el bosque cercano al Santuario y siguió la ruta que conducía a la Fuente de Atena. No dejaba de darle vueltas al asunto del patriarca y se preguntaba quién sería la mejor opción. En su mente sólo habían cinco candidatos posibles y no se decidía por ninguno.

Seiya fue su primera opción y también fue el primero que descartó. Era un gran guerrero y un buen líder, nadie pondría eso en duda, pero le faltaba la autoridad y la responsabilidad necesarias para hacerse cargo de la Orden. Shun fue el siguiente en quien pensó, pero era demasiado amable para dar órdenes y castigos. Hyoga debía viajar a Siberia, donde sería más útil, no quería que los incidentes del pasado volvieran a repetirse en Bluegard. Shiryu era una gran opción, pero lo más correcto era que heredara no sólo el rango y la armadura de Dohko, sino su deber como vigilante de Rozan también.

Solo quedaba Ikki. Y sabía, tan bien como los demás, que Ikki se iría a la primera oportunidad. Ikki nunca sería un miembro convencional de la Orden, no importaba que fuera un caballero de oro o uno de bronce.

El puesto estaba desierto y no quedaban más opciones.

Un poco derrotada, llegó finalmente a la Fuente. Recorrió el lugar con la mirada y vio las cinco camas ocupadas con sus guerreros. Examinó a cada uno y pensó que pronto se recuperarían, con excepción de Seiya. Suspiró.

—Aún no despiertan. —Escuchó decir a alguien en la puerta.

—No, aún no —respondió ella.

—No debería venir sola a este lugar, aun cuando esté dentro del Santuario es peligroso que esté sola —dijo Shaina.

—Será la última vez. —Sonrió cálidamente.

—La próxima vez dígame y la acompañaré a donde desee.

—Así será.

Ninguna dijo más y se dedicaron a cuidar de los caballeros. El ambiente era agradable y solo se escuchaban los sonidos que producían los movimientos y las respiraciones calmadas.

Atena seguía pensando en el patriarca y entonces miró a Shaina de reojo. A esa amazona decidida y que era capaz de aterrorizar a cualquiera, tal vez hasta a Ikki, no estaba segura.

Siguió la figura de Shaina con la mirada y recordó que ella era quien se había hecho cargo del Santuario durante el tiempo que todos estuvieron en el Inframundo. También pensó en los tiempos en los que ella fue su enemiga y dirigía a algunos caballeros de plata.

No tardó en llegar a la conclusión de que ella sería una gran matriarca. Tampoco pudo evitar pensar que sería la primera matriarca en la historia de la Orden.

Volvió a observarla y tomó su decisión.

—Shaina, hay algo que quiero discutir contigo.