Traducción autorizada de Lost in Time. Autora: gammadolphin
TSRtS (The Song Remains the Same 5x13)
Hola a todos!
Si te habrás dado cuenta este fanfic lo había estado traduciendo años atrás y por motivos personales no pude haberlo terminado. Bueno, les traigo una buena noticia. Volveré a retomar la traducción; por ahora estaré corrigiendo los capítulos que están ya publicados para un mayor entendimiento. A la par estaré traduciendo los capítulos faltantes.
Agradezco a los que se preocuparon por la traducción del fanfic, ahora podrán terminar esta historia. Para los que son nuevos pues espero que les guste mucho. Gracias.
Capítulo 1
Todo el cuerpo de Castiel dolía mientras lentamente recobraba sus sentidos. Había sido herido en la batalla antes, incluso había muerto una vez, pero no recordaba haber experimentado esa falta absoluta de conciencia. Creía que era lo que los humanos lo llamaban "inconsciencia"; por lo tanto, fue una sensación desagradable.
El ángel se sentó haciendo un gruñido y miró a su alrededor, arrugando el ceño en el momento en que se dio cuenta de dónde estaba. La habitación era un recuerdo de una de algún motel en donde se hospedaban los Winchester, pero algo parecía fuera de lugar. Buscó en su mente confusa algún recuerdo de cómo había llegado a esta extraña habitación, pero no había. Lo último que recordaba era la lucha a través de la corriente del tiempo, luchando para proteger a los inconscientes Winchester de ser quemados o desgarrados por la fuerza bruta. Después de eso, solo hubo el resplandor brillante de la luz del sol y los rostros borrosos de los Winchester, entonces todo se volvió negro.
El viaje del ángel a través del tiempo debió haberle costado. Este viaje era lo suficientemente difícil cuando todo el poder del cielo estaba detrás de él, pero Castiel estuvo obligado a agotar su gracia para el viaje. Casi se perdió en el transcurso. Él no sabía exactamente cuando los dos hermanos se habían vuelto muy importantes para él, pero de alguna manera había ocurrido, y él se dio cuenta de que daría todo por ellos. Sin embargo, todavía no estaba convencido de que era una buena causa; además, le hacía más vulnerable. Pero cuando contempló la belleza del alma de Dean, o se sentaba tranquilamente con Sam leyendo libros antiguos, o simplemente veía la humanidad, no podía resignarse.
Pero ahora los Winchester se habían ido y Castiel estaba solo. Sabía que estaba en el pasado, pero no sabía que había ocurrido con sus amigos. El ángel se tomó un momento para poder centrarse cuidadosamente en sí mismo, hacerse un diagnóstico de su estado y sus poderes. Estaba en una cantidad considerable de incomodidad y podía sentir la debilidad de su gracia.
Con cautela extendió sus alas, primero una y después la otra, examinándolas de cerca. A pesar de sentir el dolor en sus alas, las plumas alborotaras y dobladas en ángulos extraños, parecían estar en condiciones para usarlas. Castiel estaba a punto de ponerlas a prueba, pero fue detenido rápidamente por ver una nota garabateada en la mesa de noche.
Hey Cas,
Si estás leyendo esto, te despertaste antes de que Sam y yo volviéramos por ti. Espero que estés bien – te veías como una mierda-. Nos fuimos casa de nuestros padres, por lo que, si estás en buen estado, puedes encontrarnos ahí y echarnos una mano. Si no puedes, simplemente quédate, y vamos a volver por ti. Si no lo hacemos, ya sabes, morimos.
Dean
Una sonrisa salió de la comisura de Castiel. La nota estaba muy al estilo de Dean: contundente, mientras que a la vez transmitía preocupación. El ángel miró el viejo reloj que había a su costado, comparando con la fecha que Dean dejó en la parte superior de la nota. La preocupación salió de él cuando se dio cuenta de que había pasado tres días. No debía tomar tanto tiempo a los Winchester detener a Anna. A menos que ellos hubieran fracasado, y el fracaso significaba…
No. La suposición no servía de nada. Castiel cerró los ojos y extendió sus sentidos, con la esperanza de sentir las familiares almas de Dean y Sam. No obstante, la preocupación se intensificó con miedo escalofriante cuando no pudo encontrar ningún rastro de ellos. Incluso en un estado debilitado, Castiel debía haber sido capaz de detectar la existencia de los dos hermanos, aun si los símbolos de Enoc en sus costillas lo impidieran localizar exactamente. Pero no detectaba.
Excepto… Castiel frunció el ceño, profundizando su enfoque. Allí, en el borde mismo de su conciencia, hubo el más leve indicio de Dean. Hubiera sido indetectable si no estado viniendo desde tan cerca de la ubicación del ángel. La señal no debería ser tan débil y otra punzada se sintió en el estómago de Castiel. Esa debilidad podría significar que Dean estaba cerca de la muerte; por lo que, necesitaría ayuda inmediata.
El ángel tomó una respiración profunda y sacudió sus alas con cautela. Hizo el corto vuelo a la ubicación de la escasa esencia de Dean, balanceándose vacilante mientras aterrizaba en el porche de una pequeña casa. Oyó un grito agudo y se volteó hacia la joven mujer, mirándolo cuidadosamente con una pala de jardinería que levantaba defensivamente. Castiel, reconociendo a Mary Winchester, levantó las manos como gesto humano habitual de la paz y rendición. No parecía suavizar su manera defensiva.
"¿Quién diablos es usted?" –preguntó ella.
"Soy Castiel", el ángel le dijo distraído. "Estoy buscando a unos amigos, Sam y Dean. ¿Los has visto? Tenían la intención de venir a buscarte."
Miró alrededor del pequeño patio en busca de alguna señal de los hermanos. No vio nada, solo un césped perfectamente cuidado y macizo de flores brillantes. No había un gravemente herido Dean ni enemigos sedientos de sangre, solo un ángel herido y una mujer asustada. Pero la realidad le cayó y volvió su atención a Mary.
"Estás embarazada", le dijo con admiración. Por eso se podía sentir el alma de Dean, que residía en el vientre de Mary. Ahora que estaba tan cerca, el ángel podía sentir la pureza que aún no se había oscurecido por las turbulencias sombrías del mundo.
"¿Qué demonios es usted?" Mary preguntó mientras retrocedía, colocando su brazo alrededor de su vientre como una acción de protección.
A pesar de que Dean había tratado de enseñarle a decir mentiras, Castiel todavía no era bueno diciendo mentiras aceptables, sobre todo en tan poco tiempo. Además de eso, Mary había sido una cazadora y, por eso, estaba familiarizada con lo sobrenatural.
"Soy un ángel de Señor", le dijo suavemente, repitiendo las primeras palabra que le dijo a Dean. Su madre tuvo una reacción similar a la de su hijo.
"Correcto" se burló. "Y yo soy la reina de Inglaterra".
"Creo que la posición está ocupada por otra persona", Castiel le dijo. Recordó la coronación de Elizabeth. No había recibido el encargo de asistir, pero él había querido ver el comienzo de lo que sabía que sería un largo y exitoso reinado. Pero cuando la incredulidad de Mary se hizo aún más pronunciada en sus rasgos, Castiel se dio cuenta de que ella había estado usando sarcasmo. Suspiró. Él no tenía el poder para perder en un despliegue de sus alas, como el que le había dado a Dean en su primer encuentro.
"Su nombres es Mary Cambpell Winchester", comenzó, con la esperanza de convencerla que no era alguien maligno. "Te casaste con John Henry Winchester hace más de cuatro años, después de haber hecho un acuerdo por su vida con el demonio de ojos amarillos, Azazel, quien mató a tus padres. Has estado orando durante años anteriores para no tener la vida de cazadora que tus padres te criaron".
Castiel se detuvo pensativo.
"Te merecías una mejor respuesta", dijo, más para sí mismo que para ella. "Pero fueron atacados por las fuerzas del infierno. Le hubiera dado la ayuda que usted pidió, tanto sufrimiento podría haberse evitado. Y para eso, lo siento".
Mary lo miró fijamente durante un largo rato, poco a poco se relajó y bajó la pala.
"¿Un ángel?" repitió en voz baja, arrastrando temor en su rostro. Ella dio un paso vacilante hacia adelante; en ese momento Castiel recordó a Sam y su asombro infantil en su primer encuentro con los ángeles. Sin embargo, esta vez Castiel no mostraba asombro.
"Si Mary, estoy buscando a dos hombres, Sam y Dean" dijo, volviendo a su misión. "Necesito saber si los ha visto".
Sin dejar de mirar fijamente, Mary negó con la cabeza en silencio antes de encontrar su voz.
"N-no. He estado aquí, mayormente, estos últimos días. Solo he visto a mis vecinos".
Pero algo brilló en sus ojos, y Castiel miró más de cerca, examinando su alma. Su mente tenía marcas de interferencia angelical.
"¿Te importaría si busco en tus recuerdos?", preguntó. "Sospecho que usted sabe más de lo que cree".
La expresión cautelosa de Mary hizo que Castiel se apresurara a tranquilizarla.
"No te haré daño", dijo. "No te haré daño de ninguna manera, yo solo necesito saber lo que has visto".
La joven se relajó, pero todavía parecía prudente.
"¿Le hará daño al bebé?" preguntó, mirando hacia su barriga, la cual no muestra la presencia del niño.
"No", dijo Castiel suavemente, admirando su actitud protectora sobre Dean. Ella podría haber sido una muy buena madre, si hubiese tenido esa oportunidad. "No tendrá ningún efecto sobre su hijo".
Mary se quedó sin aliento y miró al ángel.
"¿Es un niño?" susurró ella, con los ojos relucientes. Castiel se preguntó si había cometido un error. Tal vez los Winchester hubieran querido que el género de su bebé siga siendo una sorpresa. Pero Mary no parecía molesta.
"Si".
"Voy a tener un hijo", dijo en silencio, su voz llena de tierna admiración.
"Tu hijo será un gran hombre", Castiel le dijo. Las palabras no transmitían adecuadamente todo lo que Dean llegaría a ser, pero era todo lo que podía decirle.
"¿Cómo sabes eso?".
Castiel simplemente le sonrió suavemente, extendiendo lentamente sus dos dedos a la frente de Mary.
"¿Puedo?", preguntó, deteniéndose antes de tocarla. Ella asintió lentamente, con los ojos todavía brillando.
Castiel acercó los dedos a la frente, cerró los ojos mientras se sumergía en la mente de Mary. Hizo caso omiso a las memorias superficiales y se concentró en aquellas que se habían escondido en la mente trasera de la mujer. Castiel reconocío el signo de recuerdos ocultos y sabía que había hecho bien en mirar más de cerca. Él se adentró con cautela a los recuerdos, con cuidado de no moverlos en la conciencia de Mary. Cualquier cosa que Castiel estaba a punto de ver se había escondido por alguna razón, y era mejor que Mary continuara olvidándolo. Se merecía pasar sus años restantes en paz.
De repente, Castiel atravesó la barrera angelical pegajosa y se encontró con los recuerdos de Sam y Dean que estaba buscando. Los chicos habían aparecido en la casa Winchester, para gran consternación de su madre. Mary aún culpo a Dean por lo sucedido a sus padres, y ella no había querido que John esté expuesto al mundo sobrenatural en la que ella estaba envuelta. Pero pronto se hizo evidente que Dean y Sam estaban allí para ayudar. Cuando Anna había sacado a John de la casa, ellos estaban ahí para protegerlo, y los cuatro Winchester habían huido a una vieja casa de seguridad en Campbell, donde Dean reveló su identidad y la de Sam a su madre.
Castiel se srprendió por el dolor que Mary sintió al escuchar las palabras de Dean. El dolor no era porqué le quedaba pocos años de vida, si no lo que le pasó a su familia después de su muerte. Se había casado con John porque ella quería una vida completamente opuesta a la que había tenido. Al saber que sus hijos se sentirían obligados a unirse a esa vida, su desprecio era absolutamente devastador.
Y entonces los ángeles habían venido. Anna había conseguido la ayuda de Uriel, en ese tiempo seguía vivo. Atacaron a los Winchester. Castiel se estremeció al ver a su hermana hundir un tubo en el estómago de Sam, lo que era claramente un golpe fatal. Pero antes de que Mary o él recibieran otro daño fatal, apareció Miguel, en el cuerpo de John Winchester. El arcángel hirió a Anna y desterró a Uriel antes de hacer dormir a Mary; y Castiel salió de la memoria, respirando con dificultad.
"¿Estás bien?", preguntó Mary con preocupación.
Castiel apenas escuchó esas palabras sobre la tormenta que se formaba en su mente. Yo los he perdido, pensó, las palabras golpeando en su mente, desgarrando su corazón. Yo los he perdido. Yo los he perdido. Yo los he perdido.
La muerte de Sam se reprodució varias veces en la mente de Castiel, un dolor rasgado ocasionado por la sangre que brotaba de la boca de su amigo, mientras que esa cara familiar se ponía pálida. Pero en ese momento Miguel, el arcángel más poderoso, se metió, y eso significaba otra derrota devastadora para Castiel. Dean era fuerte, increíblemente, pero Miguel, completamente, estaba en otro grado. Castiel no se atrevió a esperar a que Dean pudiera resistir, especialmente con Sam muerto.
La idea de Dean encerrado en una jaula gritando sofocantemente; su cuerpo controlado por un frío, cruel y mecánico arcángel enfermó a Castiel. Y el destino de Sam no podía ser peor. O él estaba muerto, o lo más probable es que esté en el infierno después de todo lo que ha hecho, o tal vez había sido resucitado para entregárselo a Lucifer y estaría en el mismo caso que Dean. A medida que la energía que había perdido comenzó a agotarlo, la agonía de su dolor sorprendió a Castiel. Su respiración comenzó a entrar en jadeos agudos mientras luchaba por dar sentido al hecho de que las personas que le importaban se habían ido, que les había fallado, que les había permitido caer en un destino peor que la muerte.
Pero tal vez… tal vez había una posibilidad de que estaban bien. Quizá Miguel habría reconocido que todavía no era el momento para la batalla del Armagedón. Posiblemente él había sanado a Sam, y junto con Dean, los regresó al presente para que pudieran desempeñar sus funciones ahí. Era una suposición arriesgada, Castiel lo sabía, pero él tomaría cualquier cosa que le permitiera creer que los Winchester estaban vivos.
Necesitaba volver al presente, era necesario asegurarse de que Dean y Sam estén bien. Incluso si Miguel los había devuelto, aún estaban en peligro, siendo necesario su ángel guardián. Pero su madre, ajena al peligro de sus hijos, estaba mirando a Castiel con preocupación esperando a que él hablara.
"Si", respondió finalmente Castiel. "Gracias por tu ayuda, Mary".
Se dispuso a emprender el vuelo, con la esperanza de que era lo suficientemente fuerte para poder regresar al 2010 y enfrentar lo que encontraría.
"¡Espera!", exclamó Mary, sintiendo claramente que él estaba a punto de irse. "No te ves bien. ¿No hay nada más que pudiera hacer para ayudarte?"
Castiel estaba extremadamente mal, por lo que, Mary iba a dejar de lado su aborrecimiento por lo sobrenatural para poder cuidar al ángel que apareció en su puerta. Él no debería haberse sorprendido porque Sam y Dean tienen el mismo instinto de dar todo lo que tienen de alguna parte.
"Confía en mí Mary, ya me diste más de lo que sabes", dijo Castiel con una pequeña y triste sonrisa. Él la miró un rato, dándose cuenta de que había una pequeña última cosa que le pudiera dar. "Voy a cuidar de su hijo".
Y con una última mirada a la mujer, Castiel se lanzó de nuevo a la marea agitada del tiempo, orando para regresar donde los Winchester. Se centró en la chispa del alma de Dean, siguiendo su hilo mientras se zarandeaba en la corriente. Castiel se sorprendió por la rapidez que volaba producida por su gracia. Perdió la noción de dónde, cuándo estaba; simplemente se aferró a la línea de tiempo de Dean. No pasó mucho tiempo antes de que las alas de Castiel no dieran más; por lo que, se vio obligado a parar, con la esperanza de haber aterrizado en el año correcto.
El ángel miró a su alrededor después de que sus pies tocaran la tierra cubierta de hierba. Parecía estar en un campo vacío detrás de un edificio. Suspiró con frustración, luego jadeó sorprendido cuando sus rodillas se doblaron bajo él. No estaba acostumbrado a este tipo de debilidad. Sintió una extraña presión en el pecho y su recipiente convulsionaba lentamente, emitiendo un chorro de sangre por la boca. Castiel frunció el ceño, seguro de que esto no era buena señal.
"¿Está bien, señor?" –preguntó una voz joven detrás de Castiel.
El ángel se dio cuenta de lo débil que estaban sus sentidos. Ningún humano debería haber sido capaz de darle una sorpresa así. Volteó su cabeza sorprendiéndose al encontrar una cara familiar. A pesar de que no era tanto la cara familiar sino el alma que brillaba dentro de él, más ligera y menos dañada de la que Castiel recordaba, pero todavía reconocible al instante.
"¿Dean?" –preguntó, poniéndose de pie lentamente y mirando al niño frente a él. "Eres…" inocente, sano, honesto, más feliz, todo "pequeño".
En ese instante, Dean sacó un cuchillo del bolsillo de su chaqueta y tomó una posición defensiva.
"¿Qué eres?" –preguntó, la bravuconería casi enmascara el miedo en su voz. "¿Cómo sabes mi nombre?"
A Castiel no le gustaba ver a Dean con miedo porque desconfía de él. Retrocedió tambaleándose sin saber cómo convencer a este niño que no era una amenaza; sin embargo, su apariencia estaba lo suficiente terrible que no tenía nada para hacer. Como Dean vio al ángel tambalearse débilmente lejos de él, su rostro comenzó a ablandarse. Dio un paso adelante; y cuando Castiel comenzó a tener otro ataque de tos, el ángel sintió una pequeña cálida mano en su hombro. Dean se arrodilló junto a él mientras caía de nuevo al suelo.
"¿Qué sucede contigo?" Dean preguntó. "Te ves como una mierda".
Castiel no puedo evitar sonreír ante eso, porque esas eran las mismas palabras que un Dean mayor le había dejado en la nota.
"Me siento como una mierda", el ángel le dijo a Dean tristemente. "Pero voy a recuperarme".
Efectivamente, su respiración pronto disminuyó y sus alas dejaron de sentir como si estuvieran a punto de caerse. Él comenzó a levantarse, ansioso por volver, pero Dean tiró firmemente de su abrigo, sosteniéndolo en su lugar.
"Cálmate amigo", el niño dijo. "Yo no sé mucho sobre las personas enfermas, pero sí sé que no es buena idea levantarse y caminar después de haber estado tosiendo".
"No te preocupes", dijo Castiel, tratando de tranquilizarlo. "Fue solo la sangre que estaba expulsando, mis dos pulmones permanecen intactos".
Dean levantó una ceja.
"Es una expresión, amigo", dijo secamente.
Por supuesto. Dean nunca podría expresar una idea adecuada; él siempre tenía que decir algo más y esperar que los demás lo entendiesen. Al parecer era un problema que había tenido toda su vida.
"Bueno, independientemente, voy a estar bien", le dijo a Dean. "Soy más fuerte de lo que parezco".
"¿Debido a que no eres humano?"
Castiel miró fijamente a Dean.
"Apareciste de la nada, hombre", el niño dijo, levantando la mano. "No hace falta ser un genio para darse cuenta. Entonces, ¿qué eres?"
"Un amigo", Castiel respondió. Sabía que no podría decirle al joven Winchester quién era en realidad. Una conversación al azar podría fácilmente olvidarse, pero un encuentro con un ángel podría alterar toda la existencia de Dean. "Mi nombre es Cas".
El apodo se sintió extraño en sus labios. Cuando Dean comenzó a usarlo, el sonido de su nombre había sido un poco discordante, desconocido, pero ahora se le llenaba de calidez cada vez que los Winchester lo decían. El nombre le hacía sentir especial, aceptado en una pequeña pero notable familia. Pudo haberse sentido mal para esta versión joven de Dean llamarlo algo más. Sólo esperaba que tuviera la oportunidad de escuchar la versión mayor de Dean, de llamarlo Cas de nuevo.
"Encantado de conocerte, Cas", dijo Dean.
El ángel sintió una punzada de tristeza. El Dean mayor no era de tanta confianza. Él había intentado matar a Castiel varias veces, y eso había sido meses antes de que el cazador lo vea remotamente como un amigo. No le gustaba pensar sobre qué había causado el cierre del corazón de Dean, pero eso no tenía nada que ver con una considerable cantidad de dolor del joven cazador. Con ganas de distraerse, el ángel examinó el entorno. En realidad no había mucho más que ver, aparte de una fila de árboles escuálidos y una oxidada valla de alambres que bordeba el campo.
"¿Dónde estamos?", preguntó.
"¿No lo sabes?"
"Yo estaba uh... bastante fuera de lugar", respondió Castiel, usando una frase que había oído de los Winchester. No estaba muy seguro de lo que era 'lugar', que se suponía que debía estar fuera de, pero la frase parecía tener sentido para Dean, por lo que, el ángel no le cuestionó más.
"Bueno, estamos detrás de la Escuela Primaria del Condado de Elwood."
"Oh." Castiel miró a Dean valorativamente. "Se supone que debes estar dentro de la Escuela Primaria del Condado de Elwood, ¿no es así?"
"Qué, ¿me vas a entregar?" preguntó Dean defensivamente. "Porque yo diré a todos que eres un pervertido y te meterás en problemas."
"No tengo ninguna intención de denunciar tu conducta a cualquier figura de la autoridad", Castiel le aseguró. "No creo que esta escuela sea de mucha utilidad para ti de todos modos."
"Sí, intento decirles eso", dijo Dean, relajándose un poco.
"Dudo que sería muy eficaz", dijo Castiel. "No tendrían ninguna razón para no escucharme."
Él estaría dispuesto a intentarlo, aun si esto haría más feliz a Dean. Pero el joven cazador solo levantó una ceja hacia el ángel de nuevo.
"Eres bastante literal, ¿no es así?" preguntó el muchacho.
Castiel suspiró. Dean debe haber estado diciendo algo que él no quiso decir otra vez. Deseó que su amigo al menos le dé alguna advertencia antes de que lo haga.
"Supongo que lo soy", respondió el ángel. "Todavía estoy bastante desacostumbrado a interactuar con la gente".
"Bueno, no te estás perdiendo mucho", dijo Dean, su tono repentinamente amargo. El niño rompió un puñado de la hierba donde los dos estaban sentados, su rostro tormentoso. Castiel temió por un momento que la ira estaba dirigida a él, pero se dio cuenta de que Dean no estaba enojado con el ángel, pero si a la parte de atrás del edificio sucio de la escuela.
"Hay una razón de que está faltando a la escuela en este día particular, ¿por qué no estás ahí?" suponía.
Dean suspiró y asintió con la cabeza, todavía con el ceño fruncido hacia el tema de la delincuencia. Castiel se mantuvo en silencio, sin querer presionar a su amigo. Después de unos momentos, las palabras comenzaron a salir de la boca del muchacho en una marea que claramente había estado contuviendo desde hace algún tiempo.
"Es sólo que, todos me tratan como un estúpido", dijo con enojo, tirando otro puñado de hierba y triturándolos entre los dedos. "Los profesores actúan como si nunca me convertiré en algo porque no soy bueno en matemáticas y yo no leo más rápido que todos los demás. Ellos dicen que debo prestar más atención en clase. Bueno, tal vez lo haría, si fueran a enseñar algo que vale la pena aprender. Pero ¿cuándo voy a utilizar cualquiera de estas cosas? Nunca. Yo podría estar pasando el tiempo aprendiendo cosas útiles, pero en cambio ¡tengo que sentarme en una habitación mal ventilada repasando las tablas de multiplicar un millón de veces! "
Dean se detuvo, recobrando el aliento. Todavía no miró a Castiel, seguía rompiendo violentamente más hierba en su lugar, dispersando tierra en el borde del saco del ángel.
"Se reían de mí", murmuró.
"¿Por qué?"
"Trece por siete. Sr. McGallagher me preguntó cuánto era trece por siete y yo no sabía, todos se reían de mí, incluyendo Christina Bell."
Esto debe haber sido la razón por la reacción tan fuerte de Dean. Podía manejar insultos y desafíos, pero siendo ridiculizado por alguien que probablemente admiraba debe haber herido al niño profundamente. Castiel sintió que sus dedos se enroscan en puños, y un aumento de la ira le traspasó. Quién era esa Christina Bell, que era indigno de los afectos de Dean, y no debería haber tenido el poder para hacerle un daño como este. Pero no había nada que pudiera hacer al respecto. Dean no tomaría amablemente sus batallas libradas por él, a pesar de su enojo, Castiel no dañaría a un niño.
"Es 91", Castiel le dijo a Dean, con la esperanza de salvar a su amigo de otro incidente de este tipo. Al parecer era lo peor que pudo decir, porque Dean levantó las manos en señal de frustración, levantando pedazos de hierba con él.
"Sé cuánto es ahora, Cas!" exclamó. "A pesar de lo que todos piensan, yo no soy un idiota. Me imaginé que lo era, pero yo no podía hacerlo en dos segundos, con todo el mundo que me miraba."
"No creo que usted sea un idiota, Dean," dijo con firmeza Castiel. "Muy por el contrario, de hecho."
Dean miró al ángel, no parecía creerle, pero su rostro se ablandó de todos modos.
"Lo que sea", dijo. "Ya ni siquiera me importa. No vamos a estar aquí mucho tiempo."
Pero esta vez, Castiel podía decir que su amigo no quiso decir lo que estaba diciendo. El alma de Dean estaba agitado, y el ángel podía sentir dolor, vergüenza y duda de sí mismo.
"Tus maestros están mal acerca de ti", dijo a Dean. "Tendrás un futuro más importante de lo que podrías haber imaginado y serás un gran hombre".
Dean se rió, aunque Castiel no había tenido la intención de que sus palabras sean humorísticas.
"Sí, claro, Cas", dijo Dean. "Puede que no sea estúpido, pero no soy especial."
Castiel suspiró. Él había suspirado muchas veces en el último año y medio de lo que había hecho en los miles de años atrás; el costo de crecer cerca de los Winchester, al parecer. Pero Dean estaba tan mal acerca de sí mismo. Él llegaría a ser un cazador sin igual, hermano y humano; un hombre tan notable que un ángel que había sido leal desde su creación se rebelara contra todo lo que él sabía. Tal vez su brillantez no pudo ser cuantificada por medidas humanas, pero sin duda fue así. Pero no había mucho que pudiera hacer al respecto, por la falta de confianza en sí mismo de Dean. No podía decirle a Dean sobre su futuro, y el muchacho no tenía ninguna razón para confiar en un desconocido.
Un zumbido enojado comenzó a emitir desde el edificio de la escuela y fue el turno de Dean de suspirar.
"Tengo que ir a mi siguiente clase", dijo con tristeza. "De lo contrario van a llamar a mi papá, y él estará loco."
Se puso de pie antes de ayudar a Castiel a pararse. Pero luego su rostro se mmostró una sonrisa. Se inclinó hacia delante, y Castiel sintió pequeños dedos rozando por su pelo. El ángel se inclinó hacia el contacto, viendo como pedazos de vegetación revoloteaban en el suelo a su alrededor.
"Lo siento", dijo Dean, desempolvando la última hierba del abrigo de Castiel. El ángel le sonrió, sin importarle la suciedad, pero feliz de que al menos podría traer alguna muestra de diversión a su amigo, feliz de estar cerca de él y saber que, por el momento, estaba a salvo.
Castiel aceptó la mano de Dean, para que el niño le ayude a levantarse. Se tambaleó un poco, su recipiente le demostraba en términos inequívocos que no estaba totalmente recuperado.
"¿Estás seguro de que vas a estar bien, Cas?" preguntó Dean con preocupación mientras se estabilizaba el ángel. "Todavía no te ves bien."
"Soy menos débil de lo que quisiera," el ángel admitió. "Pero todavía tengo la fuerza suficiente para llegar a donde necesito ir."
Extendió sus alas de forma experimental, y cuando no le causaron mucho dolor, voló. No fue hasta que estaba siendo zarandeado por el canal del tiempo, que se dio cuenta de que probablemente debería haberse despedido de Dean. Pero ya era demasiado tarde para preocuparse por ello. Era todo lo que el ángel pudo hacer para aferrarse a la rosca línea de tiempo de Dean, dejando que pueda llegar hacia la familia que lo necesitaba.
Pero el ángel era aún débil, y de repente se encontró cayendo desde la corriente temporal. Sus pies se estrellaron contra el suelo y se desplomó, raspando sus palmas en lo que resultó ser el pavimento. Más sangre goteó de su boca mientras tosía, y Castiel apretó los dientes en señal de frustración. Pero él seguía siendo un ángel, y esta fragilidad estaba agotándolo.
"¿Cas?" preguntó una voz casi familiar.
Castiel giró su cabeza hacia arriba, encontrándose cara a cara con lo que claramente era un adolescente Dean Winchester.
