Disclaimer aplicado
Nota: me he trazado como meta personal terminar esta historia que marco tanto mi vida como fan de Naruto, sin embargo, al releerla me he encontrado con un sinfín de errores e incongruencias propia de la edad en la que lo escribí. Así que aquí estoy, reescribiéndolo, porque si voy a hacer algo lo haré lo mejor que pueda. Muchas gracias para todos aquellos que me han apoyado en este proyecto tanto los viejos como los nuevos.
Por cierto, lo estoy re-subiendo desde 0 porque una tipeja del fandom Fairy Tail me denunció la cuenta. Pero sigo siendo la misma de antes.
Advertencia: la historia es un SasuSaku conocido y toma como anti-héroe a Ino y a Karin. A su vez, se desarrolla en un AU adolescente. No permito a nadie tomar mis historias sin mi consentimiento ¿Quieres adaptarla? ¡Pregúntame primero y no te lleves el crédito!
.
Prologo
.
La vida no es precisamente justa, tampoco fácil. Eso para nadie es un secreto, existen cosas buenas, cosas malas y cosas verdaderas. Si a mí me lo preguntan, es de esto último de lo que realmente está hecho el mundo. No hay cosas realmente malas o realmente buenas, solo existen realidades, y hay que aprender a vivir con ellas o hacer algo al respecto.
Yo aprendí a vivir con ellas a base de una pasión, un amor ciego, un secreto que me libera y ayuda a drenar todas las incomodidades de mi vida: soy una chica skate.
Yo, Sakura Haruno, de 17 años de edad, cursante del último año de preparatoria en el Konoha High School, alumna de excelencia académica en todo mi desarrollo escolar y víctima de burlas, bromas y humillaciones desde la niñez; soy una de las mejores patineteras de la región.
Sin embargo, todo tiene su límite... Yo tengo mi límite. Durante años y años he soportado en silencio ser el blanco de los chistes crueles de personas que se ven amenazados por lo diferente, por lo inteligente. En el fondo sé que existe gente tan vacía por dentro, que cuando alguien demuestra que existe una diferencia, algo más importante que la envoltura del caramelo, intentan hundirlo y esconderlo, obligarlo a formar parte de una manada de ganado con la mente hueca, una fotocopia vencida de un prototipo. Gracias a Dios, éste es mi último año.
Pero eso no quiere decir que pueda olvidar. Hay marcas que no pueden ser borradas, cicatrices emocionales que sin importar cuanto luches, no pueden ser eliminadas del alma. Lástima que sin importar cuan bondadosa puedo ser, siempre me han recordado que el rencor es una de mis peores defectos. Simplemente es difícil que no te duela una herida que fue abierta y profundizada día con día.
Y él, en su inmensurable belleza, es uno de mis verdugos predilectos.
Él no es el típico bully bromista, quizás lo más peligroso de Sasuke Uchiha es la inteligencia característica de los pertenecientes de su clan, gusta de humillarme, no para el deleite del humor de la población del instituto, sino para su propia satisfacción personal. Para tener una nefasta victoria en esa competencia de mentes brillantes que él mismo se inventó. Es el muchacho más popular de la escuela ¿Cómo no? Si es también el más guapo e inteligente. Lo odio, él y todos lo saben, no puedo soportar estar en su presencia, pero sería una mentira decir que soy invulnerable a su atractivo. Tiene el cabello negro azabache, con un peinado casual y despeinado que pareciese no requerir el más mínimo esfuerzo; sus ojos son negros y profundos, misteriosos y oscuros, capaces de llevar a cualquiera que los mirase a una dimensión distinta. La combinación perfecta de su personalidad desinteresada y fría con un cuerpo bien trabajado de gimnasio lo convierten sin lugar a dudas en el típico muchacho mujeriego que con tronar de dedos ¡Saz! Podía hacer caer a la chica más orgullosa.
Existen rumores de que lo vieron salir del colegio con una profesora hacia un motel, pero se quedó solo en eso, un chisme de pasillo.
Año tras año se ha encargado de dejar claro ante todos su superioridad sobre mí, su asco por mi físico y la ausencia de interés por mi carente vida sexual, traducida en que yo era, probablemente, una de las pocas chicas del instituto que aún no se ha tirado. Si bien esto último no cambiará –Porque no dejaré que semejante pelmazo superficial me ponga un solo dedo encima –hay una cosa que tengo toda la intención de cambiar.
El año completo.
Estoy sumamente harta de ser la victima perfecta, cansada de apartarme y no decir nada, de evitar las confrontaciones para no caer en problemas, estoy asfixiada de ser la típica chica adolescente nerd que aparece en comedias románticas siendo la mejor amiga de la hermosa protagonista. Estoy cansada de que Sasuke Uchiha me haga sentir de ese modo. Le voy a enseñar por las malas lo que la chica invisible puede hacer.
Le voy a dar en todas sus Uchiha-bolas.
.
El reloj despertador resonó retumbando con fuerza en las paredes de la habitación.
Una cabeza rosa chicle se asomó por debajo de las sabanas y frotó sus ojos suavemente en un intento por ahuyentar los rastros de sueño que aún quedaban en su sistema. Se sentó en el borde de la cama desperezándose mientras daba un último bostezo, si bien a nadie le gustaba despertarse, ella se sentía especialmente feliz ese día. Abrió sus ojos de un verde jade tan brillante que cualquiera confundirían con un hermosa joya extraña, contrastaban de una manera armoniosa con lo blanco cálido de su piel suave y su extravagante color de pelo. Vista en su estado natural, era realmente hermosa.
Sonrió de manera picara mientras apagaba la alarma, se levantó de su cama y fue al baño. Ya bañada y aseada salió del baño envuelta en una toalla azul cielo, aun sonriendo ante la premisa de un gran día.
Luego de escoger un conjunto de ropa interior de encaje blanco, se observó pacientemente en el espejo. Si bien no tenía un busto llamativo, poseía unas curvas firmes, un abdomen plano y un trasero respingón, todo dado por las constantes prácticas de volteretas de skate. Nunca se había molestado en hacer notar esos detalles, prefería seguir las reglas del colegio sobre los uniformes y no llamar la atención de una manera sexual. Ese año, sin embargo, todo iba a ser diferente.
Pensando en esto observo su nuevo uniforme, consistía en una falda azul marino, una camisa blanca manga tres cuartos y una corbata azul, medias blancas escolares y unas zapatos negros de tacón de 4 cm. No era amplio como en años anteriores, se había encargado de escoger una talla que le resaltara e hiciera ver más sensual, sin rallar en lo vulgar, tampoco tenía la intención de igualarse con las chicas que tanto le criticaban. "Una cosa es ser una nerd y otra cosa es no tener ningún tipo de cuidado por tu apariencia. Claro, supongo que tampoco puedes hacer demasiado con tu rostro". Alejó aquel recuerdo de su mente a la par que sacudía suavemente la cabeza.
Se colocó un maquillaje suave, solo resaltando sus atributos. Al fondo, en la papelera, podían verse unos enormes lentes partidos por la mitad, aquellos que popularmente se conocía como culo de botellas.
Cuando estuvo lista y el reflejo del espejo le devolvió una imagen que le agrado, tomo su mochila negra y bajó al comedor. Era la primera vez en su vida que se sentía aliviada porque el apartamento, en el cual en teoría debería vivir con sus padres, pasase la mayoría del tiempo vacío. Seguramente desaprobarían su vestimenta, que aunque no vulgar, rompía con su estilo normal de ir al instituto.
Tomó un desayuno rápido de cereales y fruta, cerró con llave el apartamento y salió a la calle con su nueva imagen. Se despidió del vigilante, anciano entrado ya en edad, decidiéndose a tomar el autobús.
.
Un grupo de chicos se encontraba caminando por los pasillos del colegio, si bien no se esforzaban mucho para impresionar, sus atractivos y sensualidad eran suficientes para llamar la atención de toda aquella fémina que pasara cerca de ellos. En los bajos mundos –dícese, chismes escolares –les habían apodado como los sexy-boys de Konoha High. No había que ser demasiado inteligente para darse cuenta de la razón.
A ellos en lo personal les parecía gracioso. No negaban que eran de buen ver, a decir verdad, se sentían orgullosos, y obviamente sacaban partido de eso ¡Eran hombres por Dios! ¿Qué hombre en su santo juicio no sacaría provecho de ello cuando se les presentaba tan fácil? Nunca habían intentado conquistar a nadie, si una chica se enteraba que alguno estaba mínimamente interesado en ella, lo citaba en la parte más remota y antigua del instituto, que había quedado inutilizada por un sismo que había afectado a la ciudad de Tokyo hace años. De ese modo ellos podían saciar su sed de sexo y ellas quedaban con la maravillosa anécdota de haber sido la mujer de un sexy-boy, aunque haya sido solo por una o dos horas.
Neji, dueño de un largo cabello castaño oscuro amarrado en una coleta, examinó con sus ojos perlados el pasillo.
–Oye, Sasuke ¿No crees que es hora de escoger las víctimas de este año?
Sasuke sonrió con algo de cinismo. Si bien no eran ellos dos, al igual de Gaara, los más sociables y habladores del grupo, eran los que más se divertían con aquel juego. Mover a los débiles al son de sus pasos les demostraba sus dotes para ser los futuros directores en jefe de sus respectivas empresas. No obstante, últimamente las mujeres se presentaban con tanta frecuencia que no representaban reto alguno para ellos, eran tan arcaicas y carnales, tan superficiales e ingenuas, que todo había perdido su toque ¿Realmente aquello era un logro? Necesitaba una meta, demostrar que podía ir cuesta arriba y aun así tener la voz cantante. Pero no conocía a ninguna chica que se lo pusiera difícil.
Gaara, un pelirrojo de ojos verdes, levantó una ceja con un deje de incredulidad.
–¿Es aquella Sakura Haruno?
Todos voltearon sus ojos con aburrimiento, quedándose sorprendidos instantáneamente. Esa chica hermosa no podía ser la nerd que estudiaba con ellos desde 1 de secundaria. Su cabello, lacio por naturalidad, ya no estaba corto y desprolijo, sino largo hasta poco más de la media espalda, luciendo más brillante y sedoso. Su caminar era distinto, casi como si hubiera tomado clase de etiqueta, haciéndola ver más elegante y atrayente, su uniforme antes holgado y largo, ahora era ajustado y corto, favoreciendo aquel dulce culito del cual no se habían percatado nunca. Resumidamente, provocaba comérsela viva.
A lo lejos se escuchó un grito estremecedor –¡TEME!
Neji hizo una notoria mueca – ¿Por qué demonios tiene que ser tan ruidoso?
Aquella mata de salvaje cabello rubio se acercó rápidamente, su rostro denotando una furia infantil y su voz en un tono chillón irritante–Regrésame YA el número de Hinata.
—No.—respondió con sorna.—y no puedes hacer nada al respecto, yo hago lo que se me da la gana.
—¡Lo que me da la gana mi trasero! –Gritó aún más enojado—¿¡sabes lo que me costó que me lo diera sin que se desmayara!?
Neji frunció el ceño, su voz con una amenaza implícita.—yo te aconsejaría que lo dejaras así, Naruto.
Naruto no era conocido precisamente por su paciencia y sensatez, al contrario, era hiperactivo, hiperquinético e impulsivo, famoso entre los profesores por interrumpir las clases con algunos de sus chistes ruidosos o con alguna duda que ninguna persona con un IQ normal haría. Haciendo honor a su fama, levantó su puño con clara intención de reventarle la nariz.
Hasta que una suave voz lo interrumpió—Naruto-kun...
Naruto suavizo su rostro ante aquel dulce sonrojo y hermosos ojos perlas mirándolo atentamente—y-yo te volveré a dar mi número.
Y aquella radiante sonrisa finalizó aquel enfrentamiento sin sentido.
.
Se sentó en la mesa con una sonrisa de satisfacción, sin saber con exactitud con que sentirse más complacida. No había pasado desapercibido para ella las sorprendidas miradas de deseo de las que había sido objetivos. Menudo grupo de idiotas.
"Bien, Sakura, empezamos muy bien. Llego la hora de darle una lección a muchas personas miserables en este instituto".
Recordaba vagamente algunas de las tantas situaciones en las que se había enfrentado a los abusadores del colegio, en especial a Sasuke.
Había sido hace al menos dos años, cuando aún era baja y sus rasgos eran bastante aniñados. A sus 14 años era notoriamente menos desarrollada que sus compañeras de curso, haciendo un contraste por el cual era constantemente ridiculizada. Había pasado muchos de sus ratos libres con su psicóloga escolar, tratando de entender porque a ella no le habían salido unos bonitos pechos. La manera en la que se vestía tampoco era de mucha ayuda.
Llevaba al menos 7 libros apilados en una columna entre sus brazos, cada uno más pesado que el otro en el intento de llevarlos a la biblioteca en un solo viaje—si yo fuera Ino ya hubiera un chico por libro intentando ayudarme, muy caballerosos ellos. Malditos adoradores de faldas.—para su mala suerte choco con alguien, cayéndose al piso de espaldas con un libro dando en la cabeza—¡Ay! Dios, lo siento tanto.
Desde lo alto la mirada del portador de sus desgracias la escudriñaba con notorio desprecio.—deberías fijarte por donde caminas, torpe. Eres realmente una tonta molestia.
Sakura lo miro afligida desde el suelo—pero es que yo...
Sasuke volteo los ojos.—deberías callarte de una vez.
Y se fue dejándola en el suelo, humillada y con los ojos llorosos mientras todo aquel que hubiese sido testigo se burlase de su escrutinio público. Jamás la perdonaría al Uchiha tantas de esas que le había hecho. Ni aunque fuese el hombre más sexy que hubiese conocido.
Era igual de idiota que sensual.
El timbre del inicio de la jornada interrumpió sus pensamientos, viniendo con él la llegada de un flujo de muchachos de todos tamaños, colores y procedencias. La mayoría habiendo sido parte de sus victimarios en varias ocasiones. En su mente recordó un caso que había leído en una página de internet, en la cual redactaban el caso de Sylvia Likens. Reflexionó cuántos de ellos pudiesen haber sido parte del crimen si hubiesen tenido la oportunidad.
La única diferencia entre un insulto y un golpe era el objetivo. Las vejaciones emocionales eran igual de crueles, pero no igual de ilegales.
Con ese debate en su mente vio como entraban Ino y Karin con su grupo de amigas detrás de ellas, conversando alguna trivialidad. Vistas de manera objetiva, eran chicas realmente lindas, una era rubia y ojos azules, cuerpo escultural y prospecto de modelo. La otra era una pelirroja preciosa, quizás no con características de modelo, pero si un caramelo para el brazo de algún hombre rico... y ella ya había decidido quien iba a ser su hombre rico. Pero el problema con ellas era notorio, no sabían quiénes eran más allá de una cara bonita, sus vidas giraban en torno a la belleza y la crueldad.
Eran expertas en esto último, claro estaba, como no iban a serlo, jamás nadie las puso en su sitio.
Desde que ellas entraron una sonrisa de sorna se dibujó en su cara, cosa que no cambio cuando se acercaron a su asiento habitual.
Luego de mirarla con desprecio de arriba abajo, Karin se decidió a comenzar con el juicio.—Pero miren quien decidió ser un intento fallido de chica bonita ¿Qué paso Sakura? ¿Redescubriste el espejo?
Sakura sonrió.—Pero miren quien decidió iniciar el año sin dejar de ser una boba busca pleitos.
Fue como si el mundo se congelara, a su alrededor todos dejaron de hablar para concentrarse en ella. Sakura era más bien una chica apacible y amable, la típica fea a la que nadie le hablaba pero que no reaccionaba. Sin importar cuantas veces la habían molestado, no respondía insulto alguno, se conformaba con poner una mueca e irse del sitio en medio de un coro de risas.
Si, había decidido hacer un cambio de estilo. Pero nadie se la imagino enfrentándose a Karin.
—Controla esa lengua, Sakura. No vaya a ser que salgas perdiendo.—Ino respondió mientras su compañera apretaba los dientes de rabia.
—Controla la tuya, Ino. No vaya a ser que se te caiga la fachadita y todo el mundo se dé cuenta que eres una hueca—todos aguantaron la respiración.—no empieces una guerra que no puedes ganar.
—¿¡Pero quien te has creído tú, frente amplia!? –gritó Ino llena de furia.
Sakura pensó un poco poniendo un dedo en su labio inferior—alguien que sabría insultarte en tres lenguas distintas y ni te enterarías ¿O te recuerdo que tuviste que hacer créditos extras el año pasado para pasar idiomas?
Sí. Era una jodida sabelotodo, pero entre belleza e inteligencia, solo la primera tenía un límite. Y se sabía con la ventaja, ella tenía de las dos. Sin que fuera su intención, un coro de risas exploto de fondo, poniéndole un fin a la discusión. Era le vencedora.
—¡Woe Sakura! –La saludo Tenten con mucho ánimo—si te has lucido... ¡Y estás preciosa!
—¡Gracias Tenten! Tu siempre has estado muy linda –le picó el ojo, comenzando a conversar sobre lo que habían hecho en sus vacaciones, solo interrumpidas por la profesora Kurenai, que daba matemáticas.
Al fondo de la clase una intensa mirada no se apartaba de la pelirrosa.
Había escogido a su presa.
.
Nota de autor:
Repitiendo lo del inicio, soy la vieja autora de skateboard. No me pregunten el pseudonimo, sé que tenía algo con Hatake pero ni idea, creo que era Will-Hatake. Resulta que me han denunciado la cuenta, por lo que he perdido todo. He estado intentando aportar algunas cosas en el fandom Jerza de Fairy Tail y, aparentemente, a alguien no le agradó demasiado la idea.
Tengo intención de finalizar este fanfic a como dé lugar ¿Qué es eso de estar dejando proyectos incompletos? Me pareció cínico de mi parte molestarme por lo de Damleg (Los viejos del fandom sabrán a quien me refiero) y no continuar yo con mis propios asuntos. Consecuencia de que perdí la historia original, tengo que reescribir desde donde alcancé a editar.
Quizás más adelante vuelva a publicar Entrenando a papá. Pero solo con una condición.
Que la autora que me lo plagio y lo paso a NaruHina lo elimine. Pensé que volverme adulta disminuyera la molestia por ese tipo de cosas, pero no. Me sigue pareciendo asqueroso robarse el trabajo de otros.
Tal vez esta historia no cause el mismo impacto que antes, pero no lo hago por eso—como tal vez lo hice en aquel entonces. En esta ocasión tengo una meta personal: necesito aprender a cerrar ciclos. Además, me parece genial tener la oportunidad de empezar de nuevo. Lo único que tengo de los viejos archivos de Skateboard girl es un mísero chap inconexo que nunca publiqué (Si alguien lo quiere de prueba de que soy la autora, puedo mandar capture de las propiedades, este fic es de allá por el 2009).
Saludos, Will.
