'1O.11.O9'

Reeditada

'O9.11.14'


Un día simplemente maravilloso

.:Capitulo Único:.

Por ~QaramellTem


El día —su día— había llegado, y todo era perfecto…

Desde los arreglos de flores, cortesía de la florería de su clan, por supuesto, hasta el vestido de novia que lucía, ya que era de los mejores diseñadores de Konoha.

El sol irradiaba rayos de luz, tenues, pero los suficientes para alumbrar el día y no rostizar a las personas.

Las invitaciones habían sido entregadas hacía ya una semana atrás.

Los asistentes llegaban a la hora acordaba. Exceptuando a Naruto, aunque cuando sentía que una vena se remarcaba en su frente, recordaba que les había ayudado a vengar la muerte de Asuma-sensei.

La frentona estaba allí, con ella, olvidándolo todo lo malo que ambas pudieron hacerse, apoyándola.

Las sillas se adornaron con moños de color azul, para los invitados que venían por la novia, estando éstas del lado izquierdo y de color verde para los invitados que venían por el novio, estando ubicados en el lado derecho.

El altar, tenía una enredadera a su alrededor, en la parte de arriba.

El sendero por dónde ella caminaría, estaba adornado a los lados con pétalos de rosas blancas, al centro había una alfombra, blanca.

Del lado izquierdo, estaba, después de las sillas de invitados, la mesa de regalos. En el lado derecho, igualmente, después de las sillas de invitados, estaba la mesa de bebidas, en donde se encontraban, desde agua y refrescos para los más pequeños, hasta las bebidas más caras para los mayores.

Por la parte posterior al altar, después de unos diez metros, se encontraba, la mesa de comida, a la cual el rubio de ojos celestes, ya le había echado un ojito.

Hasta adelante, a un par de metros lejos del altar, se colocaron las sillas para los invitados más importantes, es decir, sus padres y sus amigos.

Como en las bodas más chics, en la invitación rezaba un párrafo pidiendo a los asistentes el uso de ropas blancas y la presencia de un acompañante con el pretexto de la "logística de las mesas".

Su plan —medio chic, medio a propósito— funcionó; Neji invitó a Tenten. Sasuke vino a rastras con la frentona, con la excusa "Hmmpp". Naruto se atrevió a invitar a Hinata. Sai, Chouji, Kiba, Shino y Temari asistieron solos.

Los varones, porque pues, no deseaban una cita.

«Son idioteces Ino, vamos a tu boda, no a la nuestra»

La embajadora de Suna, en su caso, sus hermanos le acompañaron, pero claro, para Ino no contaba como pareja.

Para su mala fortuna, el sacerdote que oficiaría la ceremonia llamó: llegaría un poco tarde.

Él ya estaba listo, esperándola en el altar.

Caminó con un paso normal, hacia él.

Bueno a excepción de esperar un poco más al sacerdote, su boda era, sumamente perfecta.

¿O no?

Entonces lo notó. Podía ser que los arreglos de flores fueran hermosos, las sillas decorativamente perfectas, los invitados hubiesen asistido con sus especificaciones, pero, ¿que había de él?

Su cuerpo estaba allí, sus ojos parecían estar clavados sobre ella, pero la mirada y la mente… ¿Dónde rayos se habían metido?

Sólo su persona física estaba allí, acompañándola, pero, ¿de qué sirvía? Si la persona espiritual está quién sabe dónde.

Llegó a su lado, el le susurró un —"Te ves preciosa", y ya.

Detestaba admitirlo, pero aún después de que ella le informaba del retraso del sacerdote, él parecía inmutable.

En su mente era todo tan diferente…

¡Oh, Ino!, ¡sé cuánto deseabas que todo fuese perfecto, amor!, pero tranquilízate. —La tomaba de los hombros. —Todo saldrá bien, ¿de acuerdo? —Sonrió y ella se llenó de una sensación de paz tal, que sólo atinó a sonreír como una idiota y a abrir los ojos como platos.

Lanzó un suspiro que hizo que su particular mechón de cabello se levantase.

Estaba sereno. Sin sonrisa. Sin nervios. Sin nada.

Se estaba casando con un cuerpo hueco.

—¿Qué ocurre? —Susurró ella.

—Nada. —Hizo una pausa mientras se pasaba una mano por el cuello de la camisa.

—¡Shikamaru, no me digas que no pasa nada cuando bien sabes qué es lo que pasa! —Dijo al alterada, pero conteniéndose para que nadie más los escuchara.

—¿El qué?

—Tu cuerpo puede estar aquí, —Torció su mirada hacía atrás para ver que más invitados llegaban. —pero tu mente no.

Hicieron una mueca de disgusto.

—¿Entonces te estoy hablando por telepatía o qué?

—¡No es gracioso, torpe!— Ino suspiró. —Sabes bien que no quieres estar aquí —Dijo con las manos en las caderas, poniendo una cara de preocupación.

—No, no es así —Volvió a jalar un poco el cuello de la camisa. —Me aprieta un poco la corbata, pero no es para tanto, ¿de acuerdo?

A la rubia se le saltó una venita en la frente.

—Shikamaru… —De verdad que estaba a punto de tirarse a gritarle un montón de improperios, por lo que trataba de regular el tono de su voz, sin esconder la rabia que sentía. —, no me mientas. Sabes bien que ella debería estar aquí —Soltó otro suspiro, derrotista. —, no yo.

—¿Ella? —El Nara se tensó y no pudo contener la sorpresa.

—Yo sé lo que te pasa —Ella puso una mano en su cadera y con la otra lo señalaba. —No quieres hacer eso, ¿verdad? —Ahora apuntaba al frente de ambos.

—Vamos, Ino —Decía el joven, perdiendo un poco la paciencia. —, hablas como si fuese la primera vez de ambos…

—No me refiero a eso —No pudo evitar un sonrojo evidente al recordar un par de meses antes. —. Me refiero a que no te quieres casar.

—Es mi deber casarme contigo —Ahora era él quien suspiraba cansado. —. Admito que aún somos jóvenes, pero tenemos un deber para con nuestros clanes…

¡Padre, no! —Gritaba ella mientras se interponía entre él y Shikamaru.

¡I-Inoichi-san, yo…!

¡Van a casarse!, ¿me escucharon? —Vociferaba el patriarca Yamanaka.

¡Papá, por favor no! —Suplicaba sollozando.

Sí, señor —Habló firme Nara.

—¿Lo ves?

—¿Qué?

Yamanaka volvió a suspirar.

—Lo haces sólo por deber…

—Querrás decir que lo hacemos —Gruñó Shikamaru.

No. Ella no lo estaba haciendo por eso. ¿De verdad creía que iba a entregarse a alguien que se casase sólo por preservar el renombre de un clan?

Apretó sus puños contra su cuerpo.

—Vete… —Ordenó, mirando hacia el suelo. —Vete ahora, por favor.

—Éste es el lugar dónde debo estar —Se erguió más.

Miró el suelo otros cincuenta segundos, esperando que alzara su barbilla con el filo de sus dedos, de una forma tan delicada que doliese tanta dulzura.

Nada ocurrió.

Se tragó las lágrimas que amenazaban con brotar.

—No —Levantó su rostro, mirándolo fulminante. —, no es cierto.

—Que sí.

Shikamaru, ¿me quieres? —Decía apoyada en su pecho.

Ajum —Él miraba a las nubes.

—Que no.

¿Te gusta mi vestido? —Cuestionó esperando unos ojos tan abiertos como platos, que la alzara en vilo y le plantase uno de esos besos que alguna vez alcanzó a ver que le robó a la embajadora.

Es… —Notó en su rostro el asco que le producía la siguiente palabra que iba a pronunciar. —, bonito, Ino —Le sonrió.

—Que sí.

—Que no.

—De acuerdo, dejemos ya de pelear —Tomó el puente de su nariz. —. Nos vamos a casar dentro de poco —Puso la mejor sonrisa que podía poner en un momento como ese.

—Ese es el problema —Dijo con tono de obviedad.

—No le hallo el problema.

—Nara Shikamaru —Rodó los ojos. —, tú no te quieres casar.

Y si ella era tan maravillosa, ¿por qué la dejaste?

No sé…

Su corazón crujió. Esperaba que le dijera que había sido por ella misma, porque la otra chica era aburrida hasta el punto de bostezar a lado de la Yamanaka.

Ah…—Atinó a decir.

Tal vez, es porque debía estar contigo —Tomó su mano.

—… Al menos no conmigo —Le espetó.

—Eso nosotros no lo decidimos, ¿de acuerdo? —Ni siquiera la miró.

—¿Qué? —Cada vez se enfurecía más. —¡Sabía que eras un cobarde pero jamás pensé que tanto!

—Ino —La tomó de los hombros. —¿En dónde demonios has estado?, ¿no sabes que si digo "no acepto" en lugar de "acepto" tu padre me asesina?

—Yo te defenderé —Dijo cabizbaja. —, porque creo —lo miraba. —, creo que realmente nos merecemos ser felices.

—Y te haré feliz. Te lo prometo.

¿Vas a estar conmigo siempre, Shikamaru? —Se colgó de su brazo.

Siempre es…

Lo sé —Ella sonrió falsamente.

Vamos a ver… —Él devolvió el gesto.

La ira explotó.

Estaba harta de toda esa relación, de ese trato, de quedarse esperando los pedazos que le tocaban.

—¡Con un demonio, Shikamaru! —Lo tomó fuertemente de las mejillas. —¡Tú y yo casados es igual al desastre!

—Ino… —Sus pupilas se dilataron.

Lo soltó.

—Ya es hora de que te des cuenta de que si seguimos siempre las reglas nos vamos a morir infelices… —Controló a duras penas las lágrimas que ya amenazaban con salir.

El joven volteó la cara.

—¡Mírame cuando te hablo! —Exigió. Él regresó su mirada a ella. —Shikamaru, dime que me amas.

Hubo un silencio que le hizo hervir la sangre.

—¡Dime que me amas, Shikamaru!

—Yo no… —Pasó una mano por su cabellera amarrada en una coleta.

—¿No qué? —Bufó en tono molesto.

—¡No puedo! —Espetó. Dando una vuelta completa sobre su propio eje.

«Ya lo sabía. Siempre lo supe. Tú. Yo. Esto nunca tuvo sentido, ¿verdad?»

—¿Por qué?

—Porque no puedo decir algo que no siento…

La chica suspiró nuevamente con pesadez, pero una sonrisa se esbozó en su rostro:

—Ya lo sé.

—¿Uh, Eh? —El Nara sólo atinaba a mirarla confundido.

—Cásate con ella, y hazla muy feliz…—Decía mientras soltaba lágrimas, pero aún seguía sonriendo.

—¿Por qué lloras?, tú eres la que…—Todo estaba hecho un enredo en su mente.

—Así es, no te amo. —Ella le dio la espalda, mientras Chouji se acercaba para ayudarla a bajar del altar. —Pero… —Volteó el rostro hacia Shikamaru, quién la miraba confundido. —¿Acaso una amiga no puede soltar lágrimas de felicidad por su amigo de la infancia?

—Si, supongo que sí….sólo que sea una chica muy problemática como tú, Ino.

La chica sonrió.

Shikamaru corrió hacia dónde se encontraba Temari, en la segunda fila, hablando de lo lindo con Tenten.

—Temari yo… —Se arrodilló frente a ella

—¿Shikamaru? —Su rosto demostraba que no sabía qué ocurría. —¿Qué haces aquí?, ¿no deberías estar en el altar con Ino? —Fingió que el pecho no le ardía con su decisión.

—No —Pestañeó lento. —, debería estar en el altar —Tomó la mano izquierda del regazo de la chica. —, pero con otra persona

—¿Eh? —La rubia de Suna miró el roce, confusa.

—Contigo, para ser exactos.

—¡Eso, Shikamaru! —Gritó la chica Yamanaka desde el otro lado.

—Yo, tú, es que… —Balbuceaba Temari.

—Te amo —Soltó, apretando más su mano. —. Te amo como jamás pensé amar a alguien, eres la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida.

La chica le echó los brazos al cuello dándose un beso, lleno de amor y dulzura.

—¿Y bien? —Preguntó sonriendo como nunca el Nara.

—¡Shikamaru, eres tonto!. ¡si te besó es porque siente lo mismo que tú!—Vociferaba Ino, acercándose a la pareja.—Discúlpalo, Temari-san, es idiota perdido.

—Lo sé, pero aún así, lo amo…—La mayoría abrió los ojos desmesuradamente, incluido Shikamaru . —Si, si me quiero casar contigo.

—Bueno, ¡he llegado! —Habló un sacerdote que venía entrando. —. Disculpen la tardanza…—Se percató como Shikamaru y Temari se miraban con amor, y como Chouji abrazaba a la novia que tenía los ojos rojos por el llanto. —. Pero, ¿qué ha pasado aquí?

—Cambio de planes, viejo. —Dijo Naruto. —¡La princesa de Suna se casa con el chico ciervo!

—¡Oh! —La duda y la molestia se podían sentir en su voz. —¿Y qué hay de la joven Yamanaka?

—Olvídese de mi —Sonreía mientras Sai le susurraba algo al oído. —. Cáselos a ellos.

Caminaron con paso tranquilo y sereno, ella y Kankurou, se toco la típica música de la marcha nupcial. Al frente, en el altar, estaba él, al lado suyo Chouji, que era el padrino de anillos. Terminó su recorrido y la ceremonia dio comienzo.

—¡Pueden sentarse! —Indicó el sacerdote.

Aunque sencilla, la ceremonia dio repaso a los caídos hasta ese momento. Cuando el momento llegó, el par estaba un poco impaciente por pertenecerse el uno al otro el resto de la vida.

—Creí que esto era lo que querías…—Decía Inoichi.

—Yo también lo creí —Respondía su hija. Él la miró confundido. —. Hace unos meses me di cuenta de que no, pero como creía que era lo correcto, seguía aferrada.

—Ino, yo…

—No, papá —Le sonrió. —. Fue antes de la decisión de la boda. Pensaba «ya he hecho que me amé, ¿por qué no puedo ser feliz con la forma en la que ama». Da igual ahora. —Tomó la mano de su padre. —Sólo no más bodas por el momento, ¿sí?

—Pero Choza me dijo que Chouji…

—¡Papá! —Quejó. Él se rió quedito.

—Nada de bodas, mi princesa…

Ambos miraron al frente para presenciar lo que sería la boda más perfecta, a ojos de la Yamanaka.

—Nara Shikamaru —Decía el sacerdote. —, ¿aceptas a Sabaku No Temari como tu legítima esposa para amarla, respetarla y cuidarla; en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe?

—Acepto —La miró mientras ella ponía el anillo en el dedo anular.

—Sabaku No Temari, ¿aceptas a Nara Shikamaru como tu legítimo esposo, para amarlo, respetarlo y cuidarlo; en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe?

—Acepto —Shikamaru puso su anillo en su dedo.

—Por el poder que me confiere el ministerio de Konoha, los declaro oficialmente, marido y mujer —Todos los presentes sonreían. —. Puede besar a la novia.

Se acercó lento y suave. De aquí se escuchó una bandada de chiflidos. Gai-sensei, Lee, Chouji, Kiba y Naruto comenzaron a llorar diciendo cosas que ni se les entendía aunque al parecer tenía que ver con la solteridad de Shikamaru. Ino gritó que comenzase la fiesta.


¡Happy Birthday, Esp!

Reeditarlo fue una odisea, debo decirlo. Reescribí algunas frases y agregué muchas otras, sin embargo, estoy más satisfecha ahora. ¡Espero les agrade!

¡Fue toda una sorpresa cuando me dí cuenta la fecha de publicación original y la de día de hoy!, ¡creo que si me lo hubiese propuesto, nunca hubiese ocurrido!

N/A: 1. Las cursivas en medio de la discusión entre Ino y Shikamaru son recuerdos de ella, a lo largo de su relación con él.

2. Como se puede leer al inicio, originalmente esta historia fue escrita en el otoño de 2009. Personajes muertos vivían. No sé en qué universo colocarlo, así que lo dejo a su imaginación. (Ninjas sin guerras, ¿tal vez)