I
—Ocuparás el puesto de tu hermano.
Eso lo sabía de antemano, no era necesario anunciarlo en una junta directiva, mucho menos cuando todos ahí no hacía nada más que murmurar sobre su reciente llegada al país. No podía odiar eso, ya que estaba acostumbrado a ver la hipocresía en las demás personas, y además porque todos esos hombres vivían engañados en una alegre fantasía donde la empresa caminaba sin más problemas que los financieros.
—Se te entrega una empresa casi en números rojos, Yoh. Pero todos aquí confiamos en tu buen juicio y sabemos que tienes la experiencia necesaria para levantarnos de la crisis financiera en que hemos caído a raíz de la muerte de Hao.
Casi seis meses en los que se vino de picada el buen mantenimiento y renombre de la empresa familiar. Y no podía culparlo, Hao tenía negocios ocultos en el corporativo, ahorraba cuanto podía y más tratándose de impuestos. Por supuesto que al momento de traspasar la compañía a manos del abuelo y de su padre, todo se fue en declive al no saber el manejo de utilidades y efectivo.
—Sí, ya leí el informe—respondió cansado—Si no hay nada más que discutir, abuelo, me encantaría retirarme.
Los miembros directivos del consejo miraron al anciano que miraba con severidad al castaño, pero nadie se atrevió a expresar algo más. Ninguno estaba capacitado para ejercer una responsabilidad de tales magnitudes. Pero en cierto modo, Yoh resentía mucho más la muerte de su hermano que todos los que estaban ahí reunidos, pese a todos los problemas del pasado. Por eso comprendía la renuente decisión de ocupar el puesto de director ejecutivo de una de las empresas de aviación más importantes de Japón, pero era su esperanza, su única salida a los problemas económicos.
—El consejo ya escuchó todas las decisiones pertinentes a la empresa, por favor, retírense—les pidió el anciano.
Yoh miró a todos levantarse. Algunos sonriéndole, otros simplemente pasándolo por alto. Sólo Mikihisa permaneció en la sala de juntas, de pie, junto al hombre que consideraba como un padre.
—Por lo que veo hay algo más que no me han dicho—añadió con curiosidad el castaño y rio ante el gesto de los dos hombres—No creo que haya algo más sorprendente que saber de la muerte de Hao. Y que a pesar de la distancia, se hayan tomado una semana en decírmelo.
—Te explicamos lo de Hao, Yoh. Es algo realmente sorpresivo, nadie esperaba el accidente —resolvió su padre— Y fue muy difícil para nosotros.
—No tanto para mí, que me he enterado gracias a la prensa de la muerte de mi hermano—le recordó sin maldad— Pero ya… no vale la pena discutir. Hao vivió plenamente, hizo las cosas a su manera y ahora estamos aquí porque… ¿no queremos perder el patrimonio familiar?
Era obvio que algo había cambiado en los casi cinco años que llevaba ausente del país y de la compañía global, era más que lógico, especialmente después de encontrarse destrozado emocionalmente. Había tenido que endurecer su carácter, desconfiar de todos y trazar su propio futuro económico, sin un ápice de sentimentalismos.
—Sé que tienes tu propio negocio, Yoh. De hecho, por eso hemos tardado tanto en pedírtelo—añadió su padre—Pero tienes la experiencia, eres un gran estratega y sabes qué hacer para levantar la compañía.
—No soy un dios, Mikihisa—contrastó Yoh—Están por debajo de un número aceptable. Tanto que les recomendaría vender las acciones, juntar el dinero y vivir felices el tiempo que les quede de vida.
—Te has endurecido—afirmó su abuelo—Antes adorabas esta compañía.
—Antes, cuando no conocía mucho de este mundo. Pero tú mejor que nadie lo sabe, has abandonado a tu propia familia para que tu negocio prospere. No espero menos de ustedes, más que dediquen el mismo tiempo que yo dedicaré a salvar sus negocios.
Mikihisa suspiró y Yohmei le mostró en la pantalla en nuevo acomodo de puestos.
—Nosotros ya no formaremos parte del equipo, Yoh—le anunció el anciano- Yo hasta hoy era el director ejecutivo, que ahora eres tú. Y Mikihisa era director en finanzas.
El castaño miró minuciosamente hasta hallar vacío el lugar que ocupaba su padre en la compañía.
—Perfecto, tengo una persona capacitada para el puesto.
—De hecho nosotros ya hemos seleccionado a la persona, aunque no hemos hablado personalmente con ella—refirió Yohmei.
— ¿Ella?—interrogó Yoh con gracia, no porque fuera a discriminar a una mujer, sino porque ellos no aceptaban a ninguna en un puesto que no fuera de secretaria o de recursos humanos.
—Anna Kyouyama.
La noticia le cayó como un balde de agua ¿Era broma, cierto? De ninguna manera trabajaría con la mujer más fría, calculadora, manipuladora que había conocido. Jamás. No de nuevo, ya no estaba dispuesto a que le vieran la cara.
— ¿Y planeas meter a tu antigua amante a esta empresa de nuevo, papá?
— ¿Es que acaso en tu mundo se confunde el término asistente personal con amante?—respondió ofendido su padre.
—No sé, eso dímelo tú. Eras tan compartido, incluso con Hao—ironizó sin poder evitarlo.
Yohmei miró en sus ojos un rencor desmedido. Bien, ahora se daba una idea del porqué Yoh había abandonado la empresa el mismo día en que Anna salió de ella.
—Creo que hasta ahora todos hemos respetado el hecho de no involucrarse emocionalmente con el personal—aclaró Yohmei.
Yoh se molestó ante tanto cinismo.
—Búscala y ofrécele el puesto de director de finanzas. Ella actualmente está inactiva, pero seguro que si le ofreces un buen sueldo y comodidades, aceptará.
Y encima tenía que ir a buscarla él.
—Número uno: si ella trabaja aquí, olvídense de mí. Número dos: yo no busco a ninguna mujer, especialmente a ésa.
—Nunca digas nunca, Yoh—le dijo el anciano con una sonrisa bastante curiosa.
Y en verdad, si él hubiese sabido que lo manipularía a base de sentimentalismos con su abuela y su madre, lo hubiese mandado al demonio. Prácticamente le había jurado a Kino que no abandonaría la empresa si ella accedía a someterse al tratamiento, cosa que no le agradaba, así como el ir a buscar a Anna, pero con la terquedad de la anciana no jugaba.
—Excelentes referencias, grandes logros, y sobre todo, la única en quien Kino confía —rememoró con enfado las palabras del anciano—Si ella no está en la empresa, la abuela no irá al médico.
Tocó el timbre dos veces. Nada. Una tercera y estaba a punto de irse cuando alguien abrió la puerta. Se quedó estupefacto al verla de nuevo. Cinco años y creyó que aquello estaba más que enterrado. Pero seguía ahí, tan vivo como siempre.
— ¿Yoh Asakura?—cuestionó la rubia con extrañeza.
Eso fue suficiente para sacarlo de su ensoñación y entrar, aún sin que ella se lo hubiese ofrecido. Primero quería aclarar que no era el mismo idiota de cinco años atrás, después negociaría con ella con la cabeza fría.
—Por lo que veo, no vives tan bien como dice tu curricular—desdeñó de inmediato—¿Seguro que es auténtico? Sigo sin creerme que después de ser asistente, de la nada te has convertido en una de las mejores asesoras financieras.
Anna cerró la puerta de golpe. Estaba molesta, demasiado como para aguantar las idioteces de un hombre a quien no veía en tantos años.
— ¿Y a ti qué te pasa? ¿Acaso eres Hao? Imposible, él está muerto, seguramente eres el idiota de su hermano.
—Vuélveme a decir idiota, y no sabes lo que te haré…
Pero Anna lo abofeteó antes de que volviera a dirigirse a ella de esa forma tan grosera. Él no tenía ningún derecho de venir a gritarle. Si antes no lo tenía, ahora mucho menos.
— ¡Fuera de mi casa! —le gritó furiosa.
—No, no me voy hasta hablar contigo—pronunció imponencia.
— ¿Hablar? ¿Y de qué quieres hablar si lo único que haces es insultar?
—Cállate y siéntate. Lo que voy a decirte es importante—refirió el castaño.
Anna casi se rió de él, nadie le mandaba, mucho menos el hipócrita que le había engañado. Si no lo hubiese conocido en el pasado, diría que era el tipo de hombre con el que jamás se involucraría, pero no podía evitarlo, ella aún lo amaba y por mucho que le costara, quería saber que había pasado con el dulce y tierno Yoh antes de su abrupta separación.
—No creas que vine a buscarte por dicha y placer, he venido por negocios—le aclaró de inmediato— Y tengo derecho a dudar de la originalidad de tus estudios posteriores.
—Duda lo que quieras, yo no soy tu empleada—interrumpió sin mucho ánimo e interés.
—Eso depende de ti. La abuela está preocupada por la empresa, especialmente porque ni mi padre ni mi abuelo han podido levantarla de la ruina. Así que si he venido es por ella, que quiere que tú ocupes el puesto de director en finanzas.
Kino había tenido por ella buena estima, la consideraba sagaz e inteligente, por eso no le extrañaba que pensara en ella, pero aún con eso, se veía a leguas que Yoh estaba renuente a trabajar a su lado.
— ¿Y… el nuevo director ejecutivo viene personalmente a ofrecerme este puesto?
—No vas a pasar por recursos humanos, y conozco lo suficiente tus aptitudes, así que…
—Comprendo todo eso—aludió sin demasiada pasión—Mi duda es, ¿por qué has venido personalmente?
—Vine a poner las condiciones de trabajo, y aclararte que no volverás a manipularme como lo hiciste antes—le espetó con frialdad.
No quería evocar eso, ya era parte del pasado, así como lo era Yoh. Aunque por fortuna no había cruzado por su camino nunca más, no podía creer lo débil que era en esa época, en verdad no lo creía, francamente pensó que por orgullo debía abandonar la empresa, pero jamás comprendió por qué Yoh le odiaba en esa intensidad sólo por renunciar ¿Y qué esperaba que se quedara a ver cómo enamoraba a otra mujer? Ni de broma, entre los acosos de Hao y las proposiciones de Mikihisa, había terminado por odiar a todo el séquito masculino de los Asakura.
—Estás dando por hecho que voy a trabajar contigo, error número uno, porque he decidido abrir mi propia oficina—aclaró Anna— Y segundo punto, no quiero tener nada que ver con tu familia, ni obtener algún beneficio que venga de ustedes.
— ¿Ni siquiera por mi abuela?—preguntó molesto— Ella te recomendó en el puesto con mi padre, te enseñó muchas cosas, lo mínimo…
—Por Kino hago lo que sea, pero no por eso voy a permitir que me hables en ese tono, vengas a mi casa y me trates peor que una mujerzuela, porque si algo he tenido y tendré claro, es que yo sí tengo dignidad—le dijo con dureza.
No quería aludir a las mujeres con las que Yoh se había acostado durante cinco años, que si las contara, no le alcanzarían las manos. Y le daba tanta rabia, la había enamorado como una tonta y creyó en sus palabras de amor, hasta que un día simplemente dejó de verla. ¿Y él hablaba de manipulación? Qué ridículo.
— ¡Pues es ella quien te pide!
— ¡Sí, por supuesto, como tú no tienes cara para afrontar las cosas! —ironizó Anna, pero un minuto después calló, él ni siquiera le había dado la pauta para explicar la situación y pensó lo peor de ella, por qué reclamaría, le haría pensar que la misma frialdad era aplicable para ambos.
—No vengo a pelear por algo del pasado, eso para mí no tiene la menor importancia—aseguró el castaño entregándole unos papeles—Kino puso sus condiciones, está enferma y si va a recibir el tratamiento es sólo porque tú regresas a la compañía.
Había leído en un artículo del deterioro de la familia, empezando por la salud de sus miembros y no le preocupaba mucho que se hundieran en la miseria, pero no toleraba que un centenar de trabajadores sufrieran por culpa de esos estúpidos hombres, sólo por no saber manejar los números en las cuentas.
—Bien, aceptaré.
—Muy bien, preséntate el lunes en la oficina—le dijo de inmediato el castaño.
—Sí, así lo haré— aseguró la rubia—Pero si quieres que yo acepte tengo mis condiciones.
—Dinero, claro—recordó con amargura el castaño—Pon tú precio, Anna, pero ten en consideración que la empresa está muy mal, y no vas a obtener lo que ganabas por acostarte con mi hermano y mi padre.
De sólo escucharlo le hacía hervir la sangre. Cómo se atrevía a pensar semejantes estupideces, ella había rechazado tajantemente a ambos hombres, sólo porque lo amaba a él y no se vendía por dinero, así como ahora.
—Págame lo justo, acorde al presupuesto de la empresa—comenzó con bastante altivez—Sólo pido una condición.
— ¿Cuál?
—Tú—dijo con seguridad—Te quiero a ti, como mi amante durante un año.
Continuará…
N/A: Aprovechando mis mini vacaciones, he decidido traerles este fic, ya está escrito, no se preocupes, además de ser una brevedad, es un mini fic de capítulos con actualización continua, aun así, es para darme un espacio con los otros sin que nadie diga que no actualizo nada. En fin, disfruten de las vacaciones y nos vemos más adelante.
