Los personajes de Bleach no me pertenecen, son propiedad de Tite Kubo.

Nunca nadie nos podrá parar

Mirando la ciudad desde la inmensa ventana de un penthouse, con un cigarrillo en los labios y la luna llena reflejada en sus ojos; observa el ir y venir de los peones de su juego, los ve intentando trascender de su miserable existencia.

Detrás de el una joven mujer le observa, su piel es nívea y su pelo negro como la noche, tiene dos copas en las manos y camina lentamente hacia su joven acompañante.

-alguna vez pensaste en como seria cuando llegáramos aquí- pregunto el joven de cabello pelirrojo y ojos color miel aunque con un brillo aun mas frío que el del hielo, la única señal de su verdadero ser.

-la verdad es que pensé que seriamos mucho mayores de lo que somos ahora, pensé que tardaríamos mas en conseguirlo- dijo la joven mientras llegaba a su lado y le entregaba la copa.

-tardar mas de lo que tardamos- repitió el muchacho en un susurro como si reflexionara el peso de esas simples palabras.

Parecía que apenas ayer tenía diecisiete años y cero preocupaciones, que sus únicos problemas eran no reprobar los exámenes y no faltar a sus clases de atletismo; parecía que apenas ayer la chica que estaba a su lado era su amada e inocente novia.

No le parecia que habian pasado ya ocho años, que sus padres tenian ya siete años de muertos, que el no tenia hoy su quinto aniversario de la traicion que le destrozo el corazon.

Cinco años desde que la joven a su lado "decidió" cambiarlo por un hombre mas rico y poderoso, curiosamente el ex socio de su padre, cinco años en los que se paso subiendo y destruyendo a todo el que se interponía entre el y su meta, y ahora le decía que no había pasado mucho tiempo.

Y pensar que en esos cinco años tubo que soportar el verla junto a su ex jefe, junto a ese anciano que le contrato solo para burlarse de el, el hijo de su ex socio; aunque su venganza tardo en el momento en el que la probo sintió un inmenso placer, algo similar a ser el hombre mas poderoso del mundo; y lo era.

Cuando sus padres murieron, al no ser mayor perdió su derecho sobre la empresa de su padre, Isshin Kurosaki; la persona mas honesta y leal que el jamás haya conocido, el cual jamás acepto el menosprecio a un empleado, que gran hombre.

Pero ahora el era dueño de esa empresa, volvía a las manos que pertenecía; como una espada que se niega a abandonar a su verdadero amo, y era bueno estar de regreso en la sima, el Ichigo Kurosaki no volvería a ser vasallo de nadie.

Con una sonrisa cínica se volteo a ver fijamente a su acompañante.

-en eso te equivocas, fue demasiado tiempo, demasiada humillación y demasiada traición en tan solo cinco años; si pudiera no solo le habría provocado un paro al maldito de Aizen, le abría torturado con mis propias manos- dijo antes de apresurar el trago por su garganta y observar fijamente la luna.

-pero ahora todo termino, ¿verdad?; ahora por fin podremos estar juntos- pregunto la joven observando fijamente su duro semblante.

-si, ahora se que nada puede retenerme, se que no tengo limites; y aun mas importante eh comprendido que juntos nadie nos podrá parar- dijo viendo a los ojos a su joven amada, a la que se había sacrificado por el, a la que manipulo hasta puntos inimaginables, la que le amaba mas de lo que se amaba a si misma.

Y ella comprendió cuando el la beso, que este ya no era el chico del que se enamoro, ya no era el joven soñador y extrovertido, ahora era frío y calculador; ni ella era la misma Rukia de hace cinco años, pero también sabia que no importaba si el desidia ir al infierno, ella le seguiría hasta el final.

Por que si estaban juntos, nunca nadie les podría parar.