Disclaimer: Los personajes de Saint Seiya The Lost Canvas no me pertenecen, son propiedad de Masami Kurumada y de Shiori Teshirogi
Aclaración: Semi AU, Siglo XVIII, Regulus x OC, mini serie de shoots.
"Somos fácilmente engañados por aquellos a quienes amamos." – Moliére
I
"Para engañar…"
-¡Por favor, entiéndanme! No puedo permanecer aquí.-exclamó la chica por enésima vez. Estaba desesperada, con lágrimas en los ojos. De rodillas. Casi vencida. Lo había perdido todo, quizá por su propia culpa, pero buscar culpables no cambiaría nada.
-No puedo permitir que te vayas, no en ese estado…-intentó hacerle entender a la desesperada joven que parecía no entender razones.
-Señor Sísifo, por favor entienda. Yo no puedo quedarme aquí, no ahora que sé que estoy embarazada… Arruinaría su vida y su futuro. Por favor, usted más que nadie sabe que lo nuestro fue una locura, fuimos demasiado lejos…
-Es cierto…-intervino el más anciano del recinto.- Pero aun así, fue algo que hicieron en conjunto y ya no hay marcha atrás. Ambos deben hacerse cargo por las consecuencias de sus actos.
-Patriarca Sage, por favor.-llamó la joven completamente angustiada.-Usted sabe bien la reputación que tengo, ¿verdad? Ante los ojos del mundo soy la única sobreviviente de una familia de asesinos que inició una guerra egoísta y sin sentido que acabó con la vida de miles de personas inocentes.
-Sabes bien que aquí estamos anuentes a lo que en verdad ocurrió.-replicó Sísifo, quien conocía a la chica desde pequeña, ya que su padre había sido amigo suyo. El había muerto en la mencionada guerra que no era más que una cruenta batalla que se libró entre la familia de la joven, un clan de antiguos guerreros expertos en el manejo de armas y las peleas cuerpo a cuerpo, y un contingente de un asesino oculto, enemigo del Santuario con reputación de santo, que buscaba hacerse con el poder en aquella región, que era gobernada desde mucho tiempo atrás por la familia de la joven.
-Sísifo tiene razón. Aquí nadie nunca te ha juzgado.-recalcó Sage con expresión inmutable.
-Es cierto, pero ahí fuera nadie sabe eso. Todos se niegan a creer en nuestra inocencia. Si ustedes no me hubiesen acogido aquí en el Santuario seguramente ya me hubiesen matado a pedradas a la primera oportunidad.
-Arabella, entiéndenos a nosotros. No podemos ocultarle semejante noticia, y mucho menos ahora que está a punto de dar un paso tan importante.- dijo Sísifo levantando a la chica del piso y estrechándola entre sus brazos.
-Señor Sísifo, yo prometo que se lo diré en algún momento, pero tiene que ser después de su boda.
-¿Por qué insistes en que se case con otra si se nota a leguas que a quien ama es a ti, y tú a él?
-Patriarca. Yo no le convengo a Regulus. Sería como manchar su reputación. El y la Señorita Conner hacen mucha mejor pareja y estoy segura de que serán felices. Quizás no al principio, pero de seguro con el pasar de los años lograran amarse profundamente.- aquello lo dijo con el rostro abnegado en lágrimas y con el corazón haciéndosele pedazos. Lo amaba, sí. Pero ella sabía que lo condenaría si permaneciese a su lado.
Sísifo y el Patriarca compartieron sendas miradas de preocupación. Ninguno de los dos sabía qué hacer en aquella situación. Sabían que mentir estaba mal, pero por otra parte no podían permitir que Arabella desapareciera y con un niño en su vientre –que seguramente sería heredero de la armadura de Leo- sabiendo que muchas personas aún la seguían odiando por la desolación que consumió aquel pequeño país luego de la guerra.
-Muy bien Arabella, ¿Qué es lo que has pensado decirle?-dijo el Patriarca por fin, no muy seguro de lo que estaba a punto de hacer.
Suspiró completamente desanimado mientras hacía maletas para el pequeño viaje que harían a Irlanda con motivo de su pronta boda con Conner. Estaba de más decir que aquello había sido más una imposición que otra cosa. Una imposición de ella, bastante inesperada, pero aun así acatada. Ante ella, él no podía más que ceder.
Aun podía recordar claramente aquellos momentos que pasaron juntos en aquel cenote que solo ellos conocían. Llevaba tanto tiempo anhelando aquello, que en cuanto tuvo la oportunidad no pudo evitar aprovecharla, a pesar de que ambos sabían que no era del todo correcto. Pero que más daba, eran jóvenes, y se les era extremadamente fácil el ser arrastrado por las intensas corrientes de sus pasiones juveniles.
-Arabella…-musitó volviendo a echarse en la mullida cama a recordar. Ella tenía un fuerte trauma debido a su pasado, una autoestima baja, y a él lo tenía colocado en un pedestal demasiado alto, llegando a considerarse inferior a él, y por lo tanto, inmerecedora de estar a su lado.
Sintió su corazón estrujarse cuando volvió a recordar aquel día, el día en el que ella decidió poner fin a todo de manera tan repentina, y de paso animarle a acercarse a Conner, ya que esta estaba de visita en el Santuario, y según ella, se veía aun interesada en él.
-Lo mejor será que terminemos, Regulus…
-¿Qué? ¿Estás loca? ¿Por qué dices eso?- inquirió el guardián de Leo sin comprender. Tan solo cuatro días atrás habían estado juntos por primera vez de manera íntima.
-Tú sabes que no te convengo. Eres alguien con muy buena reputación, admirado, especialmente por el gran orgullo que de seguro siente tu padre desde donde quiera que se encuentre. Alguien como tú, debe estar con alguien como la Señorita Conner. Aliada del Santuario, con una reputación intachable y cuya familia goza del respeto de la sociedad.
-Arabella, ¿Qué demonios estás hablando? Sabes que esas cosas a mí nunca me han importado. Yo con quien quiero estar es contigo, no me importa lo que piense la gente de ti o de tu familia y tu pasado, ambos sabemos que se equivocan.
-Ella se ve interesada en ti. Hazme caso Regulus, ella te conviene, yo no…
-Arabella por favor, ya para con eso. Hace muy poco dimos un paso hacia delante en nuestra relación, por favor no lo arruines…
-No sabes cuánto me arrepiento de ello… jamás debió pasar, fue una completa estupidez…
Y fueron aquellas palabras que terminaron por destruir su determinación y hacerlo ceder ante su petición. Aún era joven e inmaduro, y no sabía cómo manejar algo como lo que ella le acababa de decir.
Se llenó de un sentimiento extraño y decidió que en efecto, lo mejor era apartarse de su lado.
Bueno aquí les traigo una cosa rara que se me ocurrió mientras trabajaba -y no tenía nada que hacer- xD
Sera una mini serie de shoots que espero que les guste; no se preocupen que terminaré pronto con Terror a la Inversa :-P
Les adelanto que quizá halla un poco de OOC por parte de Regulus, aunque yo la verdad lo justificó debido a las circunstancias, ya verán a que me refiero.
Cualquier comentario, crítica -constructiva- será bien recibida, asi que no olviden dejar sus reviews.
¡Saludos!
