Disclaimer: Los personajes de Sailor Moon le pertenecen a Naoko Takeuchi.

La historia es de mi autoría.

Beteado por Selene Mc. GRACIAS, no se que seria sin mi editora ;-P

Cantidad de palabras: 4944, sin contar notas al inicio, disclaimer y summary

Este O-Shot participa del reto "San Valentín" del grupo/foro "Ladies Kou"

Personajes: Seiya & Rei.

Summary: Seiya se encuentra completamente enamorado de una mujer con el corazón roto. ¿Le será posible repararlo? ¿Le dará ella una oportunidad de curarlo? Desesperado lleva a cabo una vieja amenaza…secuestrarla. Este O-Shot participa del reto "San Valentín" del grupo/foro "Ladies Kou".

Advertencia: contiene un pequeño lemon, algo tranqui, yo les aviso…


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Te secuestraré…

En la solitaria habitación de un lujoso departamento, se encontraba un apuesto pelinegro con su cabello largo atado en una baja coleta.

Sus ojos azules habían perdido el brillo, intentaba componer pero la inspiración no le llegaba, su mente divagaba, sin lograr continuar con la canción que había comenzado a componer hace más de un mes. Sólo lograba concentrarse en la mujer que hace más de tres años no solo le robó el corazón, sino también el alma.

Tocaba siempre las mismas notas, para nada acordes con lo que tenía que componer.

Se sentía perdido, quería gritar a los cuatro vientos su amor por ella, pero no encontraba el valor suficiente.

- Que ilógico.- pensó en voz alta.

Y sí, era bastante ilógico, siendo una de las personas más famosas del país, teniendo a cientos de fans, mujeres haciendo cola por lograr un poco de su atención, él se tenía que fijar en la única mujer que lo mucho que sentía por él era admiración por su trabajo. Claro que eso no le quitaba la fama de "Don Juan" que tenía. Pero bajo toda esa fachada sólo se escondía alguien locamente enamorado de una sola mujer, la que por momentos consideraba inalcanzable.

De repente cambió las partituras que tenía en mano y decidió escribir lo que le dictaba el corazón, pensando en ella, solamente en ella y en lo que le diría si reuniese el valor para declararse.

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Bajo las sombras de un frondoso árbol se encontraba sentado, con guitarra en mano, tratando de terminar la canción que había comenzado la noche anterior, por la cual se había desvelado, llegado tarde y ganado una buena reprimenda por parte del profesor de canto.

Se había saltado las demás clases, no podía verla tan bien cuando él como un idiota se moría de amor…

- ¡Seiya!- exclamó una voz que conocía muy bien, sacándolo de su miseria interna.

- Hola Bombón. ¿Qué haces?- saludó mientras se paraba a saludar a la mujer que alguna vez creyó amar. ¡Qué equivocado había estado! Tarde comprendió que lo que le decían sus hermanos era cierto, no era amor, era… ¿tal vez una obsesión? Quizás, pero ahora lo único que sentía por esa hermosa rubia de coletas era un cariño profundo, la quería como a sus hermanos.

En algún momento se sintió desilusionado por lo que había hecho, pero supo escucharla, comprenderla, y ayudarla.

- Salimos temprano, y estoy esperando a que mi Darien me pase a buscar. ¿Y tú? ¿Qué escribes?- no le dio tiempo a reaccionar cuando ya le había sacado sus apuntes.

- Bombón…- ya era muy tarde para evitar que los leyera.

- Esto es muy bonito Seiya. Lo escribiste para ella ¿verdad?-

- Es una nueva canción para el grupo, no sé a quién te refieres.- trató de hacerse el desentendido, no quería que nadie supiera su verdad.

- Vamos Seiya, ¿crees que no se para quién es? ¿Crees que no he visto cómo la miras, cómo tratas de llamar su atención? Aunque debo decir que no siempre de la manera más adecuada. ¿Por qué no se lo dices?-

- No sé cómo…- tal vez había llegado el momento de sincerarse con alguien. Quizás encontraría alguna solución. – Tengo miedo a su rechazo, la amo, temo perderla, temo que alguien más ocupe su corazón…- Por fin había tenido el valor de decir sus miedos en voz alta, aunque el mayor no quiso mencionarlo, no era bueno afligir a la rubia, con algo que sólo él parecía tenerlo presente día a día.

- ¿Tienes miedo de que aún esté Darien en su corazón?- como siempre esa rubia despistada era más lista que todo el resto junto.- ¡Tengo una idea! ¿Recuerdas lo que un día me dijiste?- ante la cara de desconcierto de él. La rubia siguió con su monólogo.- Bueno, para que lo recuerdes, estas fueron tus palabras "sabes, cuando termine el concierto te secuestraré..."- imitándolo graciosamente para relajar a su amigo.

Ante su silencio continuó- Ustedes tienen un concierto el día de San Valentín. ¿No?- definitivamente los hombres no tenían imaginación.- Bueno, pues yo definiré la cita perfecta según sus palabras.-

Flashback

- Rei, ¿cual sería su cita ideal?- preguntó Mina, que leía un "Cosmo" con varias notas acerca de "La cita perfecta" luego de torturar al resto, sólo faltaba ella, la única soltera del grupo.

Sin pensarlo mucho, la pelinegra contestó.- Para mí, la cita ideal sería aquella donde tu hombre te tome la mano y su mirada pueda apoderarse de todo tu ser y logre que todo el mundo desaparezca. Que te haga temblar las rodillas y que su seguridad y decisión te de la confianza suficiente para seguir, para sentirte capaz de dominar al mundo de ser necesario. Donde su sonrisa te haga feliz y te haga sonrojar. Donde la pregunta: "¿te quieres casar conmigo?", sea la primera vez que haga en que su voz salga temblorosa, donde esas palabras te hagan llorar de felicidad. Y que la respuesta "SÍ", gritado a los cuatro vientos haga aparecer un brillo en sus ojos que desencadene una noche donde nos volvamos uno, no sólo en cuerpo, sino también en nuestros corazones y donde nuestras almas se unan en un lazo eterno. Donde, a partir de ese momento, se pueda decir que es en realidad el primer día del resto de nuestras vidas.- sus amigas se quedaron sin palabras, las palabras dichas con tales sentimientos, las dejó anhelando eso mismo.

La pelinegra salió con la excusa de buscar más té, ya que había hablado más de la cuenta, soñaba algún día, el hombre que quería en silencio, al menos la notase como algo más que una amiga.

Fin flashback.

- Soy todo oídos, Bombón- Algo le decía que lo suyo quizás, tan solo quizás no era algo perdido.

Y así se pusieron a planificar, sin contar que una hermosa pelinegra miraba desde lejos.

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Los hermanos Kou se encontraban a punto de subir al escenario. Seiya se encontraba sumamente nervioso, de los cientos de recitales que había hecho, nunca sintió los nervios a flor de piel como en este momento. Sabía que ella estaba ahí, la había visto cuando salieron a saludar al grupo de amigos.

Si bien se la notaba alegre, sus ojos no mentían, la tristeza los embargaba, tal vez se debía a él, al que la había lastimado y roto el corazón, dejándola porque estaba enamorado de su mejor amiga.

A quien quería engañar, sabía que era por eso, la mirada de desilusión se había asentado en sus ojos cuando saludó a la pareja y el otro pelinegro estrechaba fuertemente la cintura de su novia, en un claro ejemplo de marcar su territorio.

Pero que equivocado estaba. Si supiese que en más de una ocasión en los últimos años estuvo tentado a golpearlo, que estuvo celoso, pero no por la mujer que él creía.

- Tranquilo hermano, todo saldrá bien, haz lo que siempre hacemos, canta con todo el corazón, hoy más que nunca debes llegar a una mujer especial, a la mujer de tu vida.- trataba de tranquilizarlo Taiki, sacándolo de sus pensamientos de violencia.

En uno de los ensayos que realizaron durante la semana les había contado el plan y dado las partituras de la canción que iba a cantar esta noche, con la esperanza de llegar a su corazón y así, obtener una posibilidad de, por que no, ser su protector.

- Si Seiya, tranquilízate, hasta a mí ya me estás poniendo nervioso.- acotó Yaten, que se encontraba en un rincón recostado en la pared.

- Three Lights salen en cinco.- se escuchó desde los pasillos.

- Vamos hermano, todo saldrá bien.- dijo Taiki, mientras abría la puerta.

- Es hoy o nunca hermanito.- salió diciendo Yaten.

- Es hoy o nunca.- se repitió para sí mismo, respirando profundo y tomando coraje.

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- Ésta es la última canción de la noche.- dice Yaten, mientras el resto toma agua y espera que su hermano se tranquilice. Sabe que es algo importante para él, ella es todo lo que a su hermano le falta, espera sea correspondido, no le gustaría encontrarse en esa situación, él no sabría que hacer sin su loca "Diosa del amor".

- Esta canción va dedicada para una persona muy especial. Ten cuidado, cuando termine el concierto te secuestraré…- y así comenzaron a sonar los primeros acordes.

Aquí estoy yo para hacerte reír una vez más,

Confía en mí, deja tus miedos atrás y ya te verás.

Aquí estoy yo con un beso quemándome los labios,

es para ti, puede tu vida cambiar, déjame entrar.

Le pido al sol que una estrella azul,

viaje hasta a ti y te enamore su luz.

Seiya buscaba entre el publicó a su dulce tormento, pero había demasiada gente, club de fans, parejas festejando su día, personas algo mayores acompañando a sus niñas, pero no la encontraba…

Aquí estoy yo, abriéndote mi corazón,

llenando tu falta de amor, cerrándole el paso al dolor,

no temas yo te cuidaré, sólo acéptame.

Cantaba con todas sus fuerzas, dejando al alma en ese momento salir, sus hermanos lo sabían. Y siguieron su ejemplo, cada uno pensando en la dueña de su corazón.

Aquí estoy para darte mi fuerza y mi aliento,

y ayudarte a pintar mariposas en la oscuridad, serán de verdad.

Quiero ser yo el que despierte en ti un nuevo sentimiento,

y te enseñe a creer y entregarte otra vez sin medir los abrazos que des.

Le pido a Dios, un toque de inspiración

para decir lo que tu esperas oír de mí.

La pelinegra desde el publicó escuchaba, y con cada palabra su corazón se iba rompiendo en mil pedazos.

Ya había escuchado las palabras que él había dedicado al inicio, se las había dedicado a ella, no podía creer que a pesar de los años él siguiera insistiendo, cuando su amiga amaba con locura al que a partir de esta noche sería su prometido.

Aquí estoy yo, abriéndote mi corazón,

llenando tu falta de amor, cerrándole el paso al dolor,

no temas yo te cuidaré, sólo acéptame.

No queriendo escuchar más, convencida de que debería dar vuelta de página y dejar de fijarse en hombres equivocados, decidió salir antes, no quería derrumbarse delante de sus amigos.

Dame tus alas, las voy a curar…

y de mi mano te invito a volar…..

Todos la vieron marchar, al parecer el dolor, el miedo, no la dejaban ver lo que los otros habían visto, lo que los otros claramente entendieron con la letra de la canción.

Cuando sus amigas intentaron detenerla la voz de la mayor del grupo intervino.

- Chicas déjenla, esto es algo que ella y él deben definir.- Las palabras de Setsuna eran las indicadas, nada podían hacer, era el corazón de ellos el que debía hablar en ese momento, sólo con el corazón en mano sanarán.

Aquí estoy yo, (aquí estoy yo)

abriéndote mi corazón, (ay, mi corazón)

llenando tu falta de amor, (tu falta de amor)

cerrándole el paso al dolor, (al dolor)

no temas yo te cuidaré, (te cuidaré)

siempre te amaré.

La canción llegó a su fin, y Seiya sin pensarlo, tomó la rosa de la solapa de su saco la beso y en voz alta se sincero. – Esta canción es para ti, Rei. Te amo.- rompiendo miles de corazones con ellas y sin saber que la persona que debía escuchar esas palabras ya se había marchado.

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En el recorrido al camerino los alcanzó el gran grupo de amigos, a darles las felicitaciones.

Al no encontrarla, se desesperó, ya que su primer pensamiento fue que su esfuerzo había sido en vano.

- Se fue antes de que terminaras la canción, estrellita.- dijo Haruka, con quien ya se estaba llevando algo mejor. Y a los que todos se quedaron callados.

Sin saber qué hacer, con sus esperanzas rotas se dio media vuelta para su camarín.

- ¿Así tan fácil te darás por vencido?- preguntó Michiru, que estaba siendo abrazada por Haruka.

- ¿Dónde quedó el insistente Seiya Kou que conocimos?-

- Es cierto, además, un pajarito me contó que tenías la cita perfecta preparada para esta noche.- exclamó alegre Mina.

- ¿Qué esperas para ir por ella?- Yaten apoyó la mano en su hombro tratando de darle valor.

- Tienen razón, no se me va a escapar, la buscaré y la llevaré conmigo, así tenga que secuestrarla, literalmente.-

Todos sonrieron viéndolo alejarse corriendo.

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Rei llegó llorando y para que no la viera su abuelo o Nicolás, su eterno enamorado, decidió quedarse sentada en el inicio de la escalera al templo.

Le dolía el corazón, sabía que esta vez sí estaba enamorada, que nunca se sintió de esa manera, que jamás pensó que no ser correspondida podía ser tan doloroso.

Fue una ilusa al creer que alguna vez él la podría ver, con todas esas niñas bonitas que había, realmente nunca había tenido una posibilidad.

Debía dejarlo atrás, pero, ¿cómo se le dice al corazón que deje de amar? ¿Cómo se hace para olvidar? No lo sabía, y dudaba que alguien le dé otra respuesta que no sea "tiempo". Pero ni siquiera eso la ayudaría, no cuando lo ves todos los días, cuando sus locuras te alegran el día, cuando el solo hecho de que te mire, con ese brillo que aún no había podido descifrar de que era, estaba en sus ojos y hacía tu corazón acelerar.

El chirrido de la frenada en un coche la sacó de sus cavilaciones. Al levantar la vista, ahí estaba él, el causante de todo.

Si bien lo amaba con locura, en ese momento cegada por el dolor, era más fácil odiarlo. Aunque no contaba con que no era la única enojada en ese momento.

- Se puede saber ¿por qué te fuiste antes de que terminara el recital?- exclamó un Seiya algo enojado, pero por sobre todo decepcionado.

- Eso es algo que a ti no te incumbe.- respondió en el mismo tono, aunque algo desorientada por la forma de hablar de él.

- Claro que si me incumbe. Ahora contéstame.- exigió llegando hasta donde ella estaba.

- No pienso contestar, así que ahora vete que debo ir a hacer cosas más productivas que hablar contigo.- y se dio media vuelta para no derrumbarse, y menos quería hacerlo delante de él, prefería que sus sentimientos jamás se supieran

El pelinegro respiró profundo, aflojó sus manos, las cuales estaban cerradas en un fuerte puño, y sacando a flote el cavernícola que todo hombre lleva dentro decidió cumplir con la amenaza de secuestrarla, como debió hacerlo hace mucho tiempo.

Sin previo aviso la levantó por el aire, y cargó como un saco de papas. La subió al auto le puso el cinturón y antes de que pudiera reaccionar en bajarse, cosa un poco dudosa, ya que la pelinegra se encontraba en shock, se subió y arrancó como si el mismo demonio lo persiguiera.

Luego de un largo trecho, cuando los dos parecieron tranquilizarse y salir del asombro de los últimos hechos, Rei decidió romper el silencio.

- ¿A dónde vamos?- una pregunta fácil, para aligerar el ambiente.

- Era una sorpresa que tenía preparada para la que iba a ser mi cita de San Valentín, quiero que le des un vistazo y me des tu aprobación.- ¿Por qué había dicho eso? ¿No era más fácil decir la verdad y sacarse la incertidumbre en la que se encontraba?

Esas palabras fueron un golpe bajo para ella, decidió mirar por la ventanilla, para que él no viera en sus ojos su dolor. Pero pronto el dolor dio paso nuevamente al enojo.

¿Cómo era tan descarado de llevarla a dar su aprobación para la cita que tendría con alguien más? Claro que él no sabía de sus sentimientos, pero no podía haber hablado con otra de las chicas.

De pronto cayó en que era la única que se encontraba la noche de San Valentín sola, la única que no había sido invitada a una bonita velada, a la única que nadie había regalado flores, bombones, o simplemente un beso.

- Seiya lo que sea que has preparado, seguramente le gustará a tu chica, ahora por favor llévame de regreso al templo.- pidió con un nudo en la garganta.

- Ya llegamos, luego de que lo veas te llevaré.- contestó sin mirarla, no podía creer que tan mal se sintiese ella con él, que ya le pedía que la llevara de regreso, apretó con fuerza el volante, tentado en hacerle caso, pero llevaría a cabo el plan. Así terminara con el corazón roto.

Estacionaron a los pies de un lujoso departamento. Seiya la ayudó a bajar y ella, resignada, se dejó guiar.

Se instaló un silencio demasiado tenso, el ambiente se podía cortar con un cuchillo, ambos envueltos en sus conclusiones internas, sin llegar por ningún momento a pensar en lo equivocados que estaban.

La condujo hasta la puerta, y antes de pasar, tenía que pedirle un favor, por más doloroso que fuese.

- Rei, antes de pasar necesito que seas totalmente honesta conmigo y me digas todo lo que piensas, por favor es muy importante para mí.-

- Lo prometo.- Soltó en un suspiró, ante todo, eran amigos.

Seiya tomó su mano y la condujo por un pequeño camino iluminado con velas y la luz de la luna se colaba por un gran ventanal del cual se podía ver toda la ciudad. En el balcón había una mesa dispuesta para dos, perfectamente decorada con un bonito candelabro. Pero lo que más llamó su atención y le dolió, fueron las flores que cubrían cada rincón del mismo. Eran lirios blancos de Casablanca, su flor favorita.

Secándose una traicionera lágrima se dio media vuelta.

- Esto esta todo más que bien, te quedó todo muy bonito. Puedo asegurar que tu cita quedará más que satisfecha. Ahora sí, será mejor que me vaya, antes de que se te haga tarde para ir a buscarla.- quería salir cuanto antes de allí, no creía poder soportar más.

- ¿Se parece en algo a tu cita soñada?- preguntó sin verla.

- Sí…- su sí, salió en un suspiro. Pero por su mente se cruzaban dos preguntas. ¿Cómo él sabía de su cita ideal y por qué le interesaba? ¿Por qué hacer todo esto si no era para ella?

Ella iba a avanzar hacia la puerta, pero él la tomó por la muñeca y la hizo enfrentarlo. Con su mano suavemente subió su rostro, y sus ojos cristalinos le dieron calor para sincerarse, no la quería ver llorar nunca más.

- Rei, llevo callando tres años, pero ya no puedo más. Todo esto lo hice por ti, porque te amo.- así, sin más, lo soltó.

Ella se quedó algo aturdida por sus palabras, creando así un silencio, por lo que la soltó y se dio media vuelta para poder seguir desnudando su corazón.

- Si te hubieses quedado hasta el final del recital, sabrías que te amo, lo que todo el mundo sabe menos tú, si hubieses escuchado no te tendría que haber secuestrado.- se ríe.- Que loco ¿no? Jamás pensé que lo tendría que hacer.-

- Sei…- antes de terminar la interrumpe con un dedo en sus labios.

- Déjame terminar, después te escucho. ¿Sí?- Sólo asintió con la cabeza, ya que él no había quitado sus dedos.- Sé que te han lastimado, y por más que me hubiese gustado golpearlo, ya es tarde. Te prometo que jamás haré algo parecido, te amo con el alma, y sé que moriré amándote. Si te preocupa el hecho de que en algún momento estuve profesando amor por Bombón, quiero que sepas que eso no era amor, llámalo obsesión o como quieras, ahora lo que te aseguro es que la quiero como quiero a mis hermanos, no hay nada más, jamás sentí por ella esto que siento por ti. Sólo te pido una oportunidad para que veas que lo mío es sincero, quiero cuidarte, protegerte, consentirte, quiero ser el que cure tu corazón, quiero resguardarlo de que no vuelva a sufrir. Con la canción de esta noche traté de decirte esto, de que veas que mi corazón es tuyo, que me tienes, que si me das una oportunidad estaré entregado a ti en cuerpo y alma, si me dejas.-

- ¿Esa canción fue para mí? – la miró cuando sintió su voz quebrada.

- Sí, amor, la hice pensando en ti, fue para ti.- se acercó a ella y seco con los labios sus lágrimas. Para ella esa caricia fue mucho más delicada que el pétalo de una flor. Y cerró sus ojos disfrutando del contacto.- Déjame ser aquel que despierte un nuevo sentimiento en ti, que te enseñe a creer y puedas llegar a amarme tan solo un poco de lo que te amo yo.- cerró los ojos y juntó sus frentes en el mismo momento que una lágrima escapó de sus hermosos ojos.

Con la emoción a flor de piel ella juntó sus labios, tratando de con ellos hacerle ver que el amor que le estaba profesando era totalmente correspondido. Ese beso era el cielo para ambos, era una mezcla de toda la dulzura contenida, mezclado con el sabor amargo de las lágrimas de haber permanecido callados por tanto tiempo. Para él representaba su luz de esperanza, para ella era un amor encontrado, una promesa de felicidad futura.

- Esto…- ella lo calló con un pequeño beso.

- Ahora es mi turno de hablar. ¿Sí?- Asintió con la cabeza para que él la imitara.- Primero que nada debo decir que no me quedé al final del recital, porque pensé que estabas hablando de ella.- la quiso interrumpir pero volvió a sellar sus labios con un beso.- Ahora sé que estaba equivocada. Como tú también…- se cayó por un momento, disfrutando de la cara de desesperación que se apoderó del pelinegro.- Tú ya has generado un nuevo sentimiento en mí, jamás, y óyeme bien, jamás he amado a nadie como te amo a ti.- Y no la dejó terminar, unió sus labios en un beso desesperado, puso en él todo el deseo que tenía acumulado.

Ambos se dejaron envolver por un nuevo sentimiento, por un nuevo deseo que nació desde lo profundo de su alma, un deseo primitivo nuevo para ambos, y que estaban dispuestos a experimentar, a dejarse guiar por lo que su ser, lo que su alma, les reclamaba, porque eran ellas las que estaban presente en ese momento, reconociéndose, y se reclamaban mutuamente.

Las manos de ambos se reconocían, no podían detenerse, la pasión en su estado más puro se empezaba a manifestar. Seiya la tomó por los glúteos y la pego a su pelvis, como respuesta ella soltó un involuntario gemido, lo que prendió todas las alarmas en el pelinegro, sabiendo que las cosas estaban acelerándose demasiado y para evitar algo de lo que ella se pudiera arrepentir después, despegó sus bocas, la miró y dejó un casto beso en sus labios.

- ¿Qué sucede?- preguntó con la voz ronca por la pasión que se había despertado en ella.

- Nada, amor mió.- contestó sonriendo y ofreciéndole sentarse para degustar unos aperitivos que se encontraban en una charola.- ¿Cenamos?- preguntó tratando de alejar la lujuria que se estaba impregnando en su sangre en ese momento.

Ambos compartieron bocadillos entre besos y caricias, ambos se encontraban en un bonito sueño del cual desearían no despertar.

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Abrazados en el sillón del departamento hablaban cuando Seiya se separaba no queriendo que la cosa llegara a nada más esa noche, ya que cada beso era más largo, más intenso, ambos necesitaban más, pero él se frenaba.

Rei por una parte se alegraba de que él la respetará, pero su fuego interior cada vez era más intenso, y que él intentará apagarlo la comenzaba a frustrar. Por un lado tenía miedo, sería su primera vez, pero algo dentro de su ser le decía que era lo correcto, que él era el indicado.

- ¿Por qué te detienes, amor? ¿Tú no quieres?- las dudas salieron a flote.

- Claro que quiero, amor mío, pero tal vez, lo mejor sea esperar hasta que estés segura, por más que mi alma se muera de ganas de poseer la tuya en cuerpo, no haré algo de lo cual mañana te puedes arrepentir.-

- Pero yo también quiero.- en sus ojos encontró ese brillo que por tanto tiempo buscó, ese brillo que le daban la confianza de que lo que había surgido entre ellos era verdadero, de que había tomado la decisión correcta.– Sé que mañana no me arrepentiré.-

Sus almas se hicieron presentes y fueron ellas las que pasaron a dominar los sentidos, los actos. El beso subió de nivel y la trajo a su regazo, sus manos volvieron a recorrer sus cuerpos, pero esas caricias ya no bastaban. Rei consumida por la pasión, con manos temblorosas lo despojó de su saco y él simplemente se dejó hacer, llevaría las cosas a su ritmo, no quería asustarla ni exigirle nada, esta noche sería de ella y sólo para ella.

Besó su cuello haciéndola estremecer, y cuando ella lo imitó, tocando su zona erógena, su sangre descendió, haciendo más que obvia su poderosa erección.

No pensaba tomar su virginidad en ese sillón, su amor, su vida, su alma, se merecía algo mejor. La tomó dulcemente, sin dejar de besarla y la llevó con sumo cuidado hasta la habitación principal. La trataba como si de cristal se tratase.

La dejó sobre sus pies con el mismo cuidado, ya que si se encontraban en la misma situación, sus piernas no responderían como debía ser.

La luna llena en lo alto de la noche era lo que iluminaba la habitación, dándole un aire aún más romántico de lo que algunos de los dos pudo imaginar.

Poco a poco fue subiendo la blusa que ella traía sin quitar su mirada de esos ojos de extraño y exquisito color violeta. Besó su cuello antes de que su inocencia se hiciera presente y la cohibieran.

Rei, con suma timidez, comenzó a desabotonar su camisa, y él con manos igual de temblorosas buscó el broche de su sujetador y con besos y los dientes bajo uno a uno los tirantes.

- Eres hermosa, más hermosa que en mis sueños.- dijo con voz ronca por la pasión mientras comenzaba a acariciar sus pechos con suma delicadeza. Sus pezones se encontraban sumamente excitados y lo llamaban a besarlos, a saborearlos, cargando así de lujuria su cuerpo, llenando de deseo el centro de placer de ambos,. Pero lo haría más tarde, quería tener a su diosa de fuego como vino al mundo, y nada ni nadie en ese momento evitarían eso.

Poco a poco la desprendió de la sexy pollera con la que, en más de una ocasión, había fantaseado, dejándola sólo en unas pequeñas braguitas que lo iban a enloquecer. Pero debía controlarse, ese día tendría que ser recordado por siempre.

La recostó en la cama con suma suavidad y se recostó a su costado adorándola. - ¿Estás segura, preciosa? Tal vez después no pueda detenerme.-

Abrumada por las sensaciones, por los sentimientos, buscó su voz desde lo profundo de su ser.- Te amo, y sé que eres el indicado. Ámame como me has prometido hacerlo, ámame esta noche en cuerpo y alma.-

Y eso sucedió, se entregaron el uno al otro en cualquier sentido que pudiera existir, cuerpo, corazón y alma. Se pertenecían, habían sufrido en vano, por no tener el valor suficiente para dejar hablar al corazón.

La mañana siguiente los encontró entrelazados, sin saber dónde comenzaba uno y dónde el otro. Él velaba su sueño y se deleitaba viéndola dormir. Ella comenzó a moverse y despertó.

- Buenos días, amor mío.- levantó su rostro y besó sus labios.- ¿Cómo dormiste?- preguntó- ella lo miró con esos preciosos ojos, y en ellos había un brillo nuevo, algo que la hacía brillar a ella en su totalidad, y su ego se agrandó al saber que fue él quien lo instaló, lo que trajo una pequeña sonrisa a su rostro.

- Muy bien. ¿Y tú?- contestó algo desorientada por esa sonrisa que la dejó deslumbrada.

- Perfecto, simplemente perfecto. Sabes, anoche me olvidé de decirte algo, para cumplir con tu cita perfecta.- dijo pícaro acariciando su espalda y atrayéndola a su pecho nuevamente.

Una alarma se encendió en la mente de Rei, se tensó, lo amaba, sí, pero era muy pronto para ese paso.

Él, adivinando sus pensamientos y como había reaccionado su cuerpo, soltó una carcajada. A lo cual ella como un resorte se sentó.

- Amor mío, lo que me olvidé decirte fue: ¿quieres ser mi novia?-

- Algo tarde no te parece.- contestó volviendo a tomar el lugar entre sus brazos.- Creo que anoche ya te di la respuesta luego de todo lo que hicimos. ¿No te parece?-

- Lo sé, pero tenía que decirlo en voz alta. Para la otra pregunta tal vez el próximo año para San Valentín te vuelva a secuestrar y te pida que te cases conmigo.-

Ambos sonrieron y se entregaron a la pasión sellando una promesa no formulada, una promesa que desde el momento en que la "secuestró", en que la obligó a subir a su auto, sus almas se comprometieron por siempre…

Fin.


Bueno, es la primera vez que participo en algo como esto, y la verdad es que fue muy divertido, a parte del reto que me presento escribir sobre una pareja totalmente distinta a la que generalmente utilizo.

Espero les haya gustado, sobre todo al #TeamKou

P/D: Sean buenas conmigo. jejeje