Disclaimer: HP ni sus personajes me pertenecen. Ojalá fuera así U.U


—Lo admito, me gusta esa pelirroja —le soltó de sopetón, justo después de verla pasar por delante suya en dirección a las mazmorras.

El chico a su lado lo miró con indiferencia y tan solo asintió como si esa noticia no fuese una novedad para él.

Tras un largo silencio, Theodore Nott habló al fin:

—Pues deberías decirle lo que sientes ¿no? Ve después de su clase de pociones y díselo. Cuanto antes lo hagas, antes te quitarás ese peso de encima —aseveró el chico—. Aunque... seguro que no te atreves, ya que tienes miedo de Potty. Siempre has sido un pequeño llorica que se asusta por todo —aseguró finalmente con malicia.

Blaise salió de sus ensoñaciones al escuchar esas palabras y no supo muy bien cómo, pero al final acabó esperando delante de la puerta del aula de pociones a que sonase la campana y saliese la pelirroja que le ponía tanto.

Pelirroja. Así es como prefería llamarla en ese momento. Así podía olvidar quién era en realidad esa chica —una maldita traidora de sangre—, y olvidar que, sobretodo ese día, la veía mucho más interesante, más guapa, más… atrayente.

Por fin, el sonido de la campana anunció el final de la hora de clase. La espera fue eterna, estaba de los nervios y encima cada segundo parecía horas mientras su corazón latía furiosamente a la espera de la pelirroja.

Finalmente, ella salió de la clase de pociones.

Estaba tan guapa como hace una hora, aunque tal vez tenía el pelo más aplastado debido a los vapores que habían salido de los calderos. También fruncía el ceño levemente como si estuviese de mal humor, casi como si le hubiese salido mal la poción.

Pero Blaise no notó lo último. En esos momentos, la miraba ensimismado como si fuera una diosa bajada del cielo; una diosa con el cabello de fuego.

El Slytherin se quedó en medio del pasillo mirándola embobado, observando cómo pasaba a su lado. De pronto, se acordó de la razón por la cual estaba allí y antes que se fuera procedió a intentar declararse.

—Peli... Weasley —articuló Blaise lo bastante fuerte como para que se le escuchara.

—¿Qué quieres ahora, Zabini? —dijo la pelirroja mirándole desdeñosa después de girarse y mira.

—Solo, quería... decirte que... me gustas —confesó entre vacilaciones el Slytherin.

Segundos después, la bofetada que le soltó la pelirroja se escuchó por todo el pasillo a pesar del ruido de pasos que había, por lo que si alguna persona allí presente no se había enterado antes de lo que había pasado, ahora sí que lo había hecho.

Eso te pasa por decir estupideces exclamó furiosa y se fue acompañada de Lunática Lovegood, que parecía encontrar la situación muy cómica.

Y Blaise no se pudo sentir más estúpido. Estaba frotándose la mejilla donde seguramente tendría la marca de la mano de la estúpida de la Weasley sí, ahora era Weasley y no pelirroja , rodeado de personas que lo miraban curiosas, y, además, acababa hacer el ridículo de su vida. ¿Cómo había pensado que podría tener alguna posibilidad? Nunca podría haber conseguido a esa chica.

Porque tenía novio, porque era una Gryffindor y él un Slytherin y sobretodo, porque era la novia de Potter. Aún no se podía creer que hubiese cometido tal estupidez, ¿cómo y por qué había llegado a esa situación tan estúpida? Y la respuesta de repente se le hizo clara.

Theodore Nott.

Escondido entre la multitud de alumnos de quinto año de Ravenclaws y Gryffindors, había un Slytherin de sexto que reía silenciosamente viendo la escena, sabiendo que se acababan de disipar los efectos de las pocas gotas de amortentia que le habían introducido en el zumo de calabaza a Blaise Zabini durante el desayuno.