Debo decir que este fic se me acaba de ocurrir hace un par de horas, por lo que lamento si el primer capitulo es un asco.
pero al menos denle la oportunidad y espero que les agrade.
disclaimer:los persnajes de HTTYD no me pertenecen (lastima)
Capítulo 1
Lunes en la mañana…
Horrible, horrible lunes.
¿Qué significaba eso?
Escuela
Astrid se levantó con gran pesar de su adorada cama, el maldito despertador había sonado, regresándola a patadas al mundo real.
Ducharse, cepillarse, peinarse, vestirse…
Todo lo hizo como si estuviera en automático.
Traía la actitud de un zombi, no es que ella fuese una perezosa, comúnmente no le pesaba tanto, pero no había dormido muy bien la noche anterior (cortesía de su amiga Tilda) la llamo a media noche para tener una "pequeña" platica que culmino a las tres de la mañana.
Claro, como a ella y su perezoso e idiota hermano les daba igual la escuela.
La rubia bajo a desayunar y después de despedirse de su madre camino al lugar donde suele reunirse con Heather, una vieja amiga, a esperar el autobús escolar.
—Lindas ojeras—llego diciendo Heather.
Una chica muy guapa de cabello negro, tez clara y lindos ojos verdes.
—cállate, Tilda me llamo anoche y se nos fue el tiempo.
—Pareces mapache, tus admiradores se sentirán decepcionados—se burló la morena.
— ¿Qué admiradores?—pregunto Astrid haciéndose la confundida.
—si claro, finge que no sabes
Las dos chicas subieron al autobús en cuanto este llego.
Llegaron a la escuela y cada quien se fue a su respectiva clase pues no eran del mismo grupo.
Al entrar al aula Astrid se topó con el hermano de Tilda, quien puso su mano muy cerca de su cara.
— ¡mira! ¿Linda no?—Tacio tenía una herida en la palma de la mano, muy reciente y aun sangrando—apuesto a que me quedara una cicatriz fantástica.
—Quita eso de mi rostro—dijo molesta la rubia, empujo al chico y se sentó junto a la hermana de este—debería ir a la enfermería… ¿Qué le paso?—le pregunto a Tilda.
—el muy idiota trato de saltar un buzón, tropezó, había una botella rota y ya ves—dijo la gemela, era rubia y de ojos grises, bastante parecida a su hermano pero en una versión más… "femenina"— ¡wow! Luces horrible—dijo sorprendida la chica.
"¿y de quien es la culpa?" peso Astrid, algo enfadada al ver a su amiga fresca como lechuga, ella y su hermano tenían una gran resistencia.
Tacio le mostraba la herida a todo mundo, omitiendo claro el cómo se la había hecho.
La enfermería podía esperar, debía disfrutar ese momento de gloria.
—hey Astrid, ¿quieres ve una cicatriz de verdad genial?—pregunto Patán, un chico que siempre trataba de impresionarla, era alto y fuerte, pero muy, muy idiota.
—No gracias—dijo cortante.
En ese momento otro estudiante entro al salón.
Tacio, se acercó al chico e hizo lo mismo que a la chica.
—Hey Haddock! ¿a qué es linda?
Astrid rodo los ojos, ese cabeza hueca sabia como incomodar a la gente.
El chico puso una cara de verdadero terror y cayo de sentón.
— ¡Aléjate!—grito cubriéndose la cara con el ante brazo— ¡ve a la enfermería maldición!
Eso había sido extraño, normalmente Hiccup Haddock jamás levantaba la voz.
—vamos hombre, no es tan grave—dijo el gemelo acercando al chico mientras agitaba la mano.
Pero este lo empujo y salió corriendo del salón, chocando con el profesor, ni siquiera se disculpó, solo desapareció por el pasillo.
— ¡Haddock!—grito el profesor recogiendo su portafolios, al no tener respuesta se giró para ver al grupo de estudiantes—¡¿se puede saber que paso?!
— no lo sé, se volvió loco cuando Tacio le enseño su herida—dijo Tilda
— ¿Esta herido señor Torton?—pregunto el profesor.
—emmm… si
— ¿y que espera? ¡Vaya a la enfermería! Si ve a Haddock, dígale que regrese.
—ya voy, ya voy…
—no creo que Tacio deba buscarlo, después de todo Hiccup huía de él… creo que tiene hemofobia—dijo Astrid
— ¡mi hermano no es gay! …creo—grito Tilda y Tacio asintió frenéticamente.
—no dije HOmofobia, dije HEmofobia.
—pues tampoco es emo.
Astrid se golpeó la cara, Tilda no era tan idiota como su hermano, pero vaya que le echaba ganas.
—la hemofobia es el miedo a la sangre señorita Torton—hablo el profesor.
—ooh, ahora que recuerdo también se puso igual la semana pasada, en el partido de hockey cuando Patán le rompió la nariz a aquel chico de la otra escuela—hablo Patapez, un chico regordete.
Ambos gemelos solo dijeron un "oooh…"
—tch, que gallina—mascullo Patán.
—silencio… bueno, supongo que el señor Haddock volverá pronto, dado el caso pasare por alto sus acciones.
La clase empezó y todos olvidaron el incidente, Tacio volvió al poco rato de la enfermería.
Pero Hiccup no regresaba.
Llego el receso y nadie lo vio, asumieron que se había marchado a su casa, pero al chico solían venirlo a dejar y recoger en auto pues no era secreto que tenía una discapacidad, le faltaba una pierna.
El profesor decidió comentar lo sucedido con el director. El chico no había vuelto a clases en todo el día, eso era demasiado y no se pasaría por alto, además que también pudo haberle pasado algo.
El director llamo a casa del chico para preguntar si este estaba ahí, e informo de lo sucedido.
Al parecer el chico había llegado desde hace horas, solo se había averiado su prótesis por la caída y decidió volver a casa, pero olvido informárselo a alguien.
Faltaba solo unos minutos para que terminaran las clases y los alumnos volvieran a casa, al grupo de Hiccup ya le habían informado lo sucedido con su compañero.
Al escuchar lo Astrid se sintió aliviada.
No es que fuese muy amiga del chico pero sentía cierto sentimiento de protección hacia él.
Era callado y algo antisocial y los otros chicos solían molestarlo, hasta que se enteraron de lo de su pierna y lo dejaron en paz. Había llegado a la escuela en el último año.
Chico nuevo, último año de preparatoria, sin amigos, discapacitado…
Eso debía ser horrible.
Intento hacerse amiga de el en una ocasión, pero eso solo le trajo más problemas al chico pues los otros jóvenes que estaban interesados en ella lo empezaron a acosar.
Ella creyó que lo mejor sería no volver a molestarlo.
Las clases terminaron y todos volvieron a casa Astrid y Tilda esperaban a Heather.
—¿No ibas a esperar a tu hermano?—hablo Heather.
—se fue con otros chicos a no sé ni me interesa—dijo la rubia.
—Es tan lindo el cariño que se tienen—hablo Astrid con sarcasmo.
Decidieron caminar a casa y no tomar el transporte público.
Caminaban tranquilamente cuando Astrid se quedó parada con los ojs muy abiertos.
—¿Qué se te olvido?—adivino Heather.
—mi celular
—¿Dónde lo dejaste?
—dentro de mi pupitre… ¡dios! Espero que siga ahí.
—¿nos regresamos?
—ustedes váyanse, yo iré por él, mi casa está más cerca que la suya.
—¿segura?
— ¡Sí!—entonces la rubia corrió a la escuela, esperaba que a un no estuviera cerrada.
Afortunadamente llego cuando el encargado estaba a punto de cerrarla, este fue amable y la dejo pasar por su celular.
Camino por los solitarios pasillos hasta llegar a su salón.
¡Bingo! El teléfono seguía ahí.
Lo tomo y estaba a punto de irse cuando un ruido la alerto, sonó como un golpe.
—señor Rickman ¿es usted?
Nadie contesto.
Camino al origen del sonido y ahí estaba.
El prefecto de la escuela tirado en el piso y un charco de sangre emanando de su cabeza.
Al parecer había caído de las escaleras.
Una estúpida lata había sido la culpable, al parecer el hombre tropezó con ella y rodo por las escaleras hasta terminar donde está.
La chica corrió hacia él, iba a moverlo pero recordó que no era buena idea, saco su celular e iba a llamar a una ambulancia, pero su celular estaba apagado.
"por eso lo olvide, me quede sin batería"
El hombre no se veía nada bien, estaba inconsciente y no parecía respirar.
Empezó a entrar en pánico.
"la oficina del director"
Talvez podía usar el teléfono.
Pero recordó que esta estaba cerrada con llave.
No sabía qué hacer, el hombre podía morir.
—e-está muerto…
No
Esa no era su voz.
Alguien estaba atrás de ella.
Miro al señor Rickman, en efecto, había muerto.
No había ningún rasgo de vida en su mirada, no respiraba, no tenía pulso.
Estaba muerto.
¡¿Cómo diablos había quedado ella en esa situación?!
Entonces recordó que no estaba sola.
Giro la cabeza y sus ojos se toparon con unos verdes.
A unos metros de ella se encontraba parado un chico castaño.
¿Haddock? ¿No había vuelto a casa?
—¿q-que haces aquí?—pregunto la chica, ella estaba más que asustada
—…
— ¿llevas tu celular? Llama a una ambulancia.
—…
—¿Hicc… "la sangre"—pensó Astrid.
El chico seguía parado con los ojos muy abiertos mirando el charco rojo donde reposaba la cabeza del muerto.
Para Astrid fue obvio que el chico no sería de mucha ayuda, había olvidado que el tenia hemofobia.
El señor Rickman estaba muerto, no había nada que hacer, tenía que alejar a su compañero de aquella escena y pedir ayuda.
La chica se levantó y camino hacia su compañero.
Contra todo pronóstico el castaño empezó a caminar en dirección de Astrid, esta se quedó quieta y vio como el chico pasaba a un lado de ella ignorándola y se acercaba al cuerpo.
Se agacho, y llevo dos dedos al charco de sangre, mojándolos de aquel liquido carmesí, después llevo los dedos as su cara, a su boca precisamente, los dedos rozaron sus labios.
El chico inhalo profundamente sintiendo aquel olor y después paso su lengua por las yemas empapadas de aquella sustancia roja.
Astrid miro toda la escena, estaba confundida.
— ¿Qué hac… pero no termino la pregunta.
Su voz pareció sacer al chico de algún trance, el levanto la cara y miro a la chica.
La chica dejo escapar un gemido de sorpresa.
Al ver sus ojos, aun eran verdes pero más brillantes casi como los de un felino.
—… ¿Haddock?
—…
—… ¿Hiccup?
—no le digas a nadie…
Hablo el chico en voz baja, casi susurrando.
La chica no contesto.
—por favor Astrid… no… no le digas a nadie…
Sea lo que sea que estaba pasando, si de algo podia estar segura la chica es que no era para nada normal.
.
.
Un minuto de silencio para el señor Rickman…
Ok, no.
¿y que dicen?
¿Merezco al menos un review?
Recuerden que son gratis.
