Disclaimer: Todo a la mujer esa que se llama Meyer, no pido derechos, no, salvo los míos con respecto a la trama, aunque eso es más que obvio.

Claim: Santiago/Corin. ¿A que no son amoooor?

Advertencias: Slash, lime, lemmon, uno no sabe lo que la vida le depara :D

Notas: El slash es amor, y éste es mi segundo, so, achúchenlo :3 El título y el pequeño trozo son de la canción de Linkin Park. Va para el reto ¡Aquí estamos! del foro LOL.

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Numb


`I've become so numb, I can't feel you there´

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Golpe seco, rítmico y vacío contra la pared. ¿Hace cuánto había comenzado aquello? Santiago había perdido la cuenta, pero ya no le interesaba; por más que recordara, no tendría importancia; para Corin, para cualquier otro, pero para él sí la tenía (aunque siempre se tragaba su orgullo y terminaba cediendo ante todo lo que aquel vampiro le dijera que haga).

Corin suspira (aunque parece más un gemido), y se aleja rápidamente de su compañero. Entonces Santiago sabe que debe callar, porque las veces que ha hablado, no han servido de nada, y solamente obtuvo por respuesta un furioso beso por parte de él y una segunda ronda que lo dejaba demasiado exhausto. Se incorpora en la cama de aquella recámara alejada en las torres de los Volturi y comienza a vestirse automáticamente. Acostumbrado. Resignado.

Corin le sonríe con ese aire prepotente que es sólo suyo. Y él solamente dirige la vista a otro lado, repentinamente interesado en la trama de las sábanas.

— Nos vemos luego, Santiago.

Aquella voz, no necesita verlo para saber que una sonrisa pícara se cuela entre sus palabras.

El vampiro queda solo entonces. Suspira, piensa y vuelve a suspirar, pero no hay nada que pueda hacer, nada se le ocurre. Maldito Corin. Siempre igual, todo se había vuelto ciertamente monótomo; él iba y hacía lo que quisiera para irse y luego volver cuando se le diera la gana. Y él no podía negarse porque, maldita sea, lo quería, lo exigía para sí. Necesitaba —y anhelaba— sentir su piel, sus dedos por su espalda, sus labios sobre los suyos, todo lo que era Corin. Y ya no le importaba si Corin lo veía más como objeto que como persona, él se había vuelto insensible en ese aspecto, y cada vez que estaba junto a él trataba de no pensar en aquello y se dejaba llevar por las emociones y sensaciones que él le otorgaba.

Por ello cuando siente la puerta nuevamente abrirse ni siquiera voltea a ver quién es porque lo sabe muy bien. Sabe que es él. Y cuando siente las manos de Corin en su cintura y luego su aliento en la fría piel de su cuello, sabe que todo es y será como siempre. Que el primer beso da lugar a un camino húmedo hacia abajo, mientras las níveas manos de él se cuelan por entre su pantalón, y que Santiago se equivocó al pensar que se había vuelto insensible al tacto de él, y cada vez que sus pieles se rozaban, sentía el entumecimiento allí, que le cosquilleaba y le agradaba.