Todos los personajes pertenecen a Bram Stoker, y la historia tampoco es mía, es de Maharet11. Yo me limito a traducir,y con la ayuda de mi queridísima beta y amiga Yuly
Drácula
Mina se arrodilló ante el fuego, el vestido de color verde oscuro se ceñía a su cuerpo y la nieve cubría sus rodillas. Aunque ella no necesitaba el fuego. La propia sangre en sus venas le calentaba el cuerpo, haciéndola insensible al frío.
Su iris se enrojeció débilmente alrededor de sus pupilas como copos de nieve girando en el viento incluso con más intensidad que antes. Como si estuvieran anunciando su llegada. Y ellas estaban aquí ahora, lo sabía. Había otras como ella. Eran sus hermanas.
Mina se levantó grácilmente y tropezó, sorprendida por la repentina excitación de sus sentidos. Giró la cabeza aún en el suelo mientras agitaba las manos. Entonces, de repente, todo se agudizó. Se puso rígida, dándole la espalda a Van Helsing, y entonces habló.
"Ha sido usted muy bueno conmigo, profesor", murmuró dulcemente, aunque un tono malicioso impregnaba su voz. Entonces escuchó una voz femenina susurrándole: "Sí, querida. Su sangre es tuya, si quieres. Tómala antes de que te mate"
Mina inclinó la cabeza y se giró lentamente para encarar al hombre que ahora era su enemigo mortal. O quizás siempre lo había sido. "El Buen Doctor" había matado a Lucy. Su querida y dulce Lucy, que había sido su alma gemela y su hermana en todo excepto en la sangre.
Mina estuvo a punto de reírse a carcajadas cuando reconoció el pequeño destello en sus ojos. Era la lujuria. Bien, quizás podría utilizar ese nuevo descubrimiento en su beneficio.
"Sé que Lucy alberga secretos deseos hacia usted. Ella me lo dijo" Mina hablaba seductoramente, tirando del corpiño de su vestido para que mostrara algo de su escote. Sabía que Lucy la perdonaría por mentir, tenía motivos para hacerlo.
"También yo sé lo que los hombres desean" añadió mientras avanzaba hacia él con los brazos abiertos. Van Helsing fue directo hacia la trampa, colocando un brazo alrededor de su cintura y enterrando el rostro en su hombro.
El tono de Mina pasó de seductor a furioso mientras pronunciaba las siguientes palabras: "¿Me cortarás la cabeza y me clavarás una estaca en el corazón como hicistes con la pobre Lucy, bastardo asesino?" Un gruñido animal salió de su garganta mientras terminaba de hablar.
Van Helsing se dio cuenta del peligro que corría. Apartó la cabeza del hombro de Mina e intentó alejarse. Mina ya tenía sus brazos en un doloroso y tenso agarre, no obstante, y conforme se fue dandao cuenta, el profesor empezó a hablar, no, gritar, en un tono desesperado y ligeramente salvaje.
"No mientras yo viva, juré…protegerte" dijo entre lagrimas. La respuesta de Mina fue gruñir, y bajar su boca hasta su cuello. Se detuvo cuando vio mover a Van Helsing el brazo que aún tenía libre, y logró apoderarse de su muñeca antes de que él pudiera quemarla con el agua sagrada que había cogido del bolsillo mientras ella hablaba.
El profesor se encogió de dolor cuando Mina aumentó la fuerza con la que abarraba su muñeca, y sus dedos fueron soltando involuntariamente la hostia, que cayó al suelo perdiéndose bajo la nieve que no cesaba de caer.
Mina soltó una amarga y burlona sonrisa y clavó sus colmillos en el cuello del hombre. Gimió de placer mientras la cálida y deliciosa sangre se deslizaba por su garganta. Había estado hambrienta antes, cuando la comida que le ofrecían la repelía, pero ahora sabía lo que quería, no, necesitaba, y sabía que nunca volvería a comer algo distinto a eso.
Van Helsing luchó de principio a fin, hasta que finalmente su corazón dejó de latir. Sólo entonces Mina abandonó su agarre, dejando su cuerpo sin vida caer inmóvil al suelo.
Permaneció tan quieta como una estatua, observando sin ningún tipo de emoción el cadáver de su primera víctima. Ya no había vuelta atrás. El único que podría haberla salvado de su destino estaba muerto por su culpa…Pero ella no necesitaba salvación. Había elegido este destino por amor, y no se arrepentía.
Pensando en esto, se volvió para encontrarse con los ojos de las tres hermosas mujeres que ahora estaban frente a ella. La que estaba delante de las demás y parecía ser la líder inclinó la cabeza como gesto de respeto. "Condesa", saludó, casi reverente. Las otras se inclinaron con profunda cortesía.
Mina sonrió amablemente y tocó la cara de la primera mujer.
"Mis hermanas" susurró
Continuará…
