Sollozos


El líquido salino y ramalazo corrió por sus mejillas… Una lagrima, dos lágrimas, tres lágrimas recorrían sus suaves y tenues mejillas dejando a su paso un rastro humedecido en su rostro. Ah, cada una dolía más que la otra. El ardor en sus ojos, el ardor en su pecho y el sentimiento de pérdida se hacía más fuerte con cada sollozo.

El seísmo de su cuerpo, de sus manos, de sus labios... De su alma. Sentía que el corazón se le iba a salir por la boca, y el miedo se apoderó de él.

Áh, inofensivo y pequeño ninja, solo y aterrado en el mundo, al alcance de aquellos despiadados, desconsiderados y malvados ninjas... Mil y un lágrimas corren por tus mejillas, mientras miras el cuerpo muerto de quien te dio la vida, de quien te dio amor, de quien te dio cariño y de quien podías confiar incondicionalmente "tu madre".

Qué increíble, que siendo fruto de un amor tan puro y de dos seres tan poderosos, hayas nacido destinado al sufrimiento y al desprecio de quienes, en otras circunstancias, deberían adorarte y atesorarte por lo que hubieras sido.

Y comienzas a sollozar de nuevo. Porque no hay nada más terrorífico que la soledad a tu edad.

Cae una, cae otra, y las mejillas ya están empapadas otra vez. Gotas con índole de dolor, con sabor a desconsuelo y una triste historia para contar...

La tuya.


Espero que os halla agradado, son libres de comentar

agradezco la atención prestada.