¿Por que será que a veces la vida da tantas vueltas, que nos marea tanto?

Nos lleva a conocer personas que se terminan yendo o que a veces no se van, se quedan. Pero somos nosotros quienes nos terminamos alejando.

Sin embargo esas personas terminan siendo imborrables.

Dejan una gran huella en nuestra vida, en nuestro corazón.

Tal vez por eso, cada vuelta que damos y conocemos personas enriquecemos nuestra Existencia, porque conocemos a varias personas únicas de las cuales siempre Tomamos algo que nos recuerde a ellas, ya sea alguna palabra que usen mucho, Algún gesto, o algún pensamiento.

Supongo que eso va sumando algo en nuestra persona, y aunque la vida Nos lleve de paseo por muchos lados, ese recuerdo que tomamos de cada Persona y lo hacemos nuestro, la hace importante sin preocuparnos de no volver a Ver a nadie, porque en definitiva esa persona sigue estando.

Un día de abril, bajo una fuerte lluvia, nos encontramos.

Fue raro que después de tanto tiempo nos encontráramos de vuelta.

Según vos sigo igual, loca despreocupada por el mundo. Según vos eso es lo que me hace especial. Yo no puedo decir lo mismo, vos si habías cambiado bastante, te parecías un poco al chico que conocía algún verano atrás y que pensaba no volvería a encontrar, por lo menos no sola.

Ambos teníamos muchas ganas de hablar pero ninguno de los dos sabía que Decir. En algo coincidíamos en ese momento, que oportuno ¿no?

Como ninguno de los dos hablaba propuse que fuéramos a caminar.

Pensabas negarte pero te gane de mano y no te quedo otra que caminar conmigo.

Decías que estaba loca, ¿quién podía querer caminar debajo de esa terrible lluvia?

Me hiciste reír, ¿te olvidas que te enamoraste de mí por eso?

Otra vez se formó un silencio, algo incómodo, no fue lo mejor que pude decir pero Simplemente salió.

Tu cara cambio de expresión, una expresión que desconocía, y es aun que no lo puedo descifrar.

Paraste de caminar, te quedaste quieto y solamente me mirabas.

¿Estas con alguien no? supuse que la incomodidad de él era por eso.

Y dijiste que no, no te creí.

Seguimos caminado y hablando de pavadas, creo que me odiaste mucho por todo lo Que te hice caminar debajo de la lluvia.

Sin embargo prometiste repetirlo, siempre y cuando pagara algún café.

Fue un encuentro raro, parecías mirar en mi un pasado que extrañabas pero al mirar tu

Anillo, tus ojos decían amar tu presente.

No te atreviste a decirlo pero ya no eras el mismo.

Tu forma de hablar, tu forma de vestir te delataban, y por muchas cosas que dijéramos, era fácil imaginar que el destino nos juntos para que pudieras decir adiós y para decirte a ti mismo hola.

Me pregunto si volveremos a caminar por aquellas calles en las que solías reír conmigo, las mismas de aquella tarde gris donde cerraste una etapa, y comenzaste otra con tu nuevo presente junto a Alguien que al finalizar el día, vio lo mismo que yo, alguien que se entrega a una sola persona y ya no lo persigue ningún recuerdo.