в ı f σ я c a z ı σ ηє

Autora: andoria иaegino

-Capitulo I-

Era un de las misiones mas difíciles que koenma les había dado al Urameshi Team. Todo era un caos, ya que la información había sido dada incorrectamente. Los reikai tanteis estaban siendo derrotados por el enemigo.

Una nueva explosión se escucho cerca del refugio que habían encontrado los tanteis para curar sus heridas.

-Kuwabara¿como se encuentra Kurama?- preguntaba Yusuke, quien recién había entrado a aquel lugar.

-No muy bien. Su respiración ya casi no se siente.- dijo Kuwabara poniendo su oído en el pecho del kitsune para tratar de encontrar su respiración.

Hiei solo veía como el estúpido de Kuwabara hacia todas las cosas mal. En su desesperación, hizo a un lado a Yusuke y luego a Kuwabara, este ultimo con gran intensidad que hizo que se golpeara fuertemente en la cabeza contra la pared, cayendo inconsciente.

-¿¡Que crees que esta haciendo Hiei !?- le pregunto Yusuke acercándose a Kuwabara para auxiliarlo.

El koorime no respondió. Lo único que hizo fue juntar sus labios con los de Kurama, para darle respiración de boca a boca. Yusuke se quedó con ojos de botella, malinterpretando la acción.

Al momento que Hiei se separo, Kurama empezó a toser con gran intensidad sacando de su boca una esfera roja, que había sido introducida por el enemigo anterior mente, sin que los demás se dieran cuenta.

Kurama despertó. Y lo primero que vio fue la cara de Hiei muy cerca de el. Haciendo que sus mejillas tornaran un rozado ligero, al mismo tiempo que Hiei.

-¿Estas Bien?- preguntó Hiei tratando de ocultar su preocupación. Kurama solo asintió. Al instante, Kuwabara recobro la conciencia.

-¡Enano! Que es lo que te pasa!!-grito histéricamente Kuwabara, mientras se sobaba la cabeza.

-No sirves para nada.- le contesto Hiei.

-¡Ya dejen de gritar!- los detuvo Yusuke –estamos en una situación muy complicada para ponernos a pelear entre nosotros. Kuwabara, tu te quedaras a cuidar a Kurama, mientras que Hiei y yo salimos y atacamos al youkia.- Hiei asintió.

-¡Hey!Esperen un momento¿Por qué me tengo que quedar yo?.-

-Por qué no servirías de nada.-lo interrumpo Hiei.

-Además estas herido.-complemento Yusuke. Dicho esto Yusuke y el pequeño youkai de fuego salieron a pelear.

°°°°

El cielo del Makai era oscuro. No eran mas de las 8 de la noche. Todo estaba oscuro. Era muy difícil identificar el youki de el youkai al que debían eliminar.

Yusuke y Hiei caminaban con cautela. Cada uno dándole la espalda al otro. Ya habían tenido muchos problemas con aquel youkai, era muy poderoso. Por poco y perdían a uno de sus aliados.

Los dos estaban demasiado lastimados. El ambiente era muy tenso. Jamás lograron ver el rostro de aquél poderoso youkai. Tenían que estar muy alerta, cualquier mal paso y podrían terminar en su tumba.

De entre las ramas se escucho un movimiento, haciendo que los dos ataquen contra el arbusto. Pero de repente, los dos recibieron una gran explosión en su espalada. Cayeron malheridos.

-¡Yusuke por aya!- grito Hiei señalando otro arbusto que se movía. Los dos se levantaron rápidamente, y se pusieron listos para atacar.

-¡Muestra tu cara vil cobarde!- grito Hiei con enfado.

-¿Para que quieren ver mi rostro? Si no he venido por ustedes.-dijo burlonamente aquel youkia que se ocultaba en el arbusto.

-¿¡Que dijiste!?-dijeron Yusuke y Hiei al unísono.

-Robar los documentos solo fue una carnada para traerlos hacia mi amo, el me mando a aniquilar a el gran Youko Kurama.-dijo el youkai con voz firme.

-¡Miserable!-grito Hiei antes de abalanzarse sobre el arbusto.

-¡Hiei espera!- grito Yusuke, pero ya era tarde. Hiei ya había atacado.

Pero algo bueno resulto de todo. El youkai salió a la luz. Su aspecto era repugnante, ya que tenia dos cabeza y su piel era áspera a simple vista. Sus ojos eran rojos como la sangre y en su cabeza había restos de cabello, como si alguien se los hubiera arrancado.

Pero Hiei callo malherido al suelo.

-'Como lo hizo, pero si no tiene ninguna espada'- pensó Hiei mientras tapaba su herida con la mano izquierda. El claramente sintió el rocé del filo de una espada, pero el no poseía una.

-¡Perfecto! El lindo zorro esta malherido.-dijo el youkai dirigiendo su mirada a donde estaba el refugio, donde se encontraban Kurama y Kuwabara.-Será presa fácil.- dijo pasando su lengua por sus labios.

-No te atrevas.-grito Hiei corriendo hacia el youkai seguido por Yusuke, pero el enemigo con solo levantar su mano los mando hasta el otro lado del campo.

El enemigo se acerco con pasos firmes hacia el refugio, extendió su mano he hizo que el lugar se derrumbara en sima de Kuwabara y Kurama haciendo una gran explosión.

- Ups...-rió fuertemente el youkai –creo que aplasté a un insecto de mas.-

-¿A quién llamas insecto?- dijo una voz saliendo de entre los escombros, era Kuwabara quien cargaba a Kurama en su espalda. Se acerco a un árbol y dejo a Kurama sentado en el suelo bajo el.- Yo kazuma Kuwabara, pateare tu asqueroso trasero!-dijo sacando su espada espíritu.

Mientras Kuwabara trataba de atacar al youkai enemigo, Hiei se acercó a Kurama rápidamente, para confirman como estaba. Ver a la persona que mas le importaba en ese estado tan deplorable, lo hacia sufrir. El pequeño koorime sentía algo muy especial por el kitsune plateado. Prácticamente desde que lo conoció. Al llegar hasta donde se encontraba Kurama, lo levanto y lo tomo entre sus brazos.

-¿Estas Bien Kurama?- preguntó el youkai de fuego con preocupación. Kurama asintió con la cabeza.

Yusuke se unió a la batalla, ayudando Kuwabara. Los dos atacaban prácticamente con todo su poder y no podían ni siquiera hacerle un rasguño. Kuwabara cayo exhausto, su poder disminuyo incontablemente. Yusuke tiro su ultimo reigun antes de caer también, dando en el hombro de aquel poderoso youkai. El único que quedaba con el poder suficiente para atacarlo era Hiei. Pero contaba con la misma suerte que sus compañeros. Hiei sostenía fuertemente a Kurama, mientras el youkai se aproximaba peligrosamente.

-Jajaja, que romántico.- dijo burlonamente.-El pequeño koorime se enamoro de Youko Kurama- rió fuertemente.

-¡Cállate!-grito Hiei mientras ponía nuevamente a Kurama en el piso.

-Quítate enano si no quieres terminar como tus demás compañeros.- dijo el youkia, preparando sus manos para atacar. –Ese zorro solo trae desgracias, así como lo hizo con mi amo y debe ser aniquilado.-

-¡Sobre mi cadáver!-dijo Hiei sacando su katana, preparado para atacar.

-Con que quieres pelear.- dijo el youkai deshaciendo su pose de ataque. Junto sus manos y al separarlas, apareció una esfera hecha de poder espiritual.-Si eres tan poderoso como presumes, resiste esto- y aventó la esfera contra Hiei.-Esto no te matara, pero te dejara huella por el resto de tu vida!-

Hiei miro la esfera venir hace el y la espero para deshacerla con su katana, pero no se imaginaba que era muy poderosa. De repente, sintió un cuerpo empujándolo, haciendo que cayera, era Kurama.

-¡Kurama, no!- grito Hiei al tiempo que vio como la esfera se metía en el cuerpo del kitsune, haciéndolo caer inconsciente.

Ni Hiei, ni el youkai se esperaban que Kurama hiciera eso. Los dos tenían su mirada bien puesta en el cuerpo del youko tendido en el suelo. Hiei reacciono de inmediato y clavo su katana en el cuerpo del youkai. Haciendo que este se debilitara al instante y cayera malherido. Hiei se acerco al youkai en el piso y volvió a clavar su katana una y otra vez en su cuerpo, hasta que este muriera.


Todos se encontraban en el templo de Genkai, después de la difícil misión. La heridas de todos ya habían sido curadas, pero había algo que desconcertaba a todos, Kurama aun seguía inconsciente. Yukina trato sus heridas, pero nadie sabia el porque de se inconciencia. Según Koenma, el ataque de aquel demonio no era tan poderoso, entonces eso no era la causa.

La noche empezaba a aparecer y un pequeño demonio de fuego salía de entre las ramas de un árbol.

-¡Kurama despertó!- gritaba una emocionada Botan, captando la atención del pequeño koorime.

Hiei bajo del árbol acercándose al cuarto en donde Kurama descansaba. Lo vio sentado sobre la cama. Entro por la ventana para sentarse a su lado.

-¿Ya te sientes bien?-pregunto Hiei asustando al pobre kitsuna, ya que no se había percatado de si presencia.

-Si estoy bien.-dijo Kurama agachando la cabeza.

Hiei puso su mano sobre la cabeza de Kurama, y empezó a acariciar su cabello. Kurama se dejo llevar por el masajeo y se acostó sobre las piernas de Hiei. Ninguno de los dos se avergonzó sobre lo que pasaba. Desde que Hiei iba mas y mas seguido a la casa del Youko, mas muestras de cariño había entre ellos.

La puerta se abrió, dejando vera a Yukina que sostenía una bandeja con comida para Kurama.

-Oh, hola Hiei. Si hubiera sabido que vendrías también te hubiera traído comida.-dijo Yukina dejando la bandeja junto a la cama.

-No te preocupes.-dijo Hiei viéndola.

La koorime si acerco a Kurama, puso su mano en la frente de Kurama para tomar su temperatura.

-Que bueno que ya no tienes temperatura. Cuando estabas inconsciente tenias una temperatura altísima.- dijo Yukina abrasando al pelirrojo.-Me da gusta que estés mejor.-

-Gracias Yukina.-dijo Kurama tímidamente. Yukina se separo de el y se fue del cuarto.

-Kurama¿no crees que aquí es una molestia?- pregunto Hiei cerrando los ojos y cruzándose de brazos.

-Porque lo dices Hiei.- dijo Kurama.

-Cuando estabas inconsciente, todo este lugar era un escándalo. Y aun lo es.- dijo Hiei aparentando enfado. Afuera del cuarto se escuchaban gritos, risas incomodas de ciertas personas que molestaban s Hiei.

-¿Quieres que nos vayamos Hiei?- pregunto Kurama viéndolo de reojo.

Hiei no contesto. Solo se paro de su lugar dándole la espalda al pelirrojo.

-Ven te acompañare a tu casa.-dijo aun sin voltearlo a verlo. Kurama asintió.


Ya eran altas horas de la noche. El tiempo era frió. Las luces de su casa estaban apagadas, era lógico. Tendría problemas si entraba ahora. Había estado desaparecido tres días por la misión y ahora aparecía de repente a las 2 de la mañana. Kurama camino sigilosamente por su patio, mientras era observado por Hiei desde un árbol. Entraría por la puerta trasera, ya que estaba abierta. El seguro se rompió hace dos semanas, así que su madre le pidió que antes de dormirse moviera tantito un mueble, que estaba cerca, para que sostuviera la puerta. Era mas que obvio que esta vez no, ya que su madre estaba sola y ella no era capaz de mover ese mueble por si sola.

De repente, la luz de la cocina se prendió y una sombra paso por el lugar, era su madre. Ahora si estaba en problemas. Ya iba a entrar a su casa, cuando sintió un tambaleo y callo al piso. Su vista se nublo y todo le daba vueltas. Kurama al caer, trato de sostenerse de los tambos de basura que estaban enseguida de la puerta y los tiro, haciendo un escándalo mundial, capas de despertar a todo el vecindario. Hiei bajo del árbol para ayudarlo.

-¿Shuichi¿Eres tu hijo?-se escucho una voz de tras de la puerta al tiempo que se prendían las luces del patio. Hiei volteo a ver a Kurama preocupado, pero algo andaba mal.

-¿Ku-kurama?-decía Hiei sorprendido. -¿'Por qué, porque no se siente como Kurama?'- pensaba Hiei mientras lo sostenía en sus brazos.

De repente, la puerta se abrió.

-¿Shuichi?- dijo Shiori saliendo al patio.-OH, hola Hiei.-dijo viendo al pequeño koorime. Ya lo conocía, ya que anteriormente, Shiori descubrió a su hijo y a Hiei charlando y Kurama se lo presento.

Shiori miro los miro a los dos detenidamente y por un momento vio a su hijo, pero de pronto...

-¿Quien eres tu?- dijo señalando a Kurama. Hiei solo los veía confuso.

-Soy yo mama...- paro en seco. Su voz era diferente. Miro sus manos y eran diferentes también. Eran mas largas y finas. Llevo sus manos a su cabeza con desesperación. Miro a Hiei, quien lo miraba confuso y miro nuevamente a Shiori. Empezó a pasa sus manos por su cara y sintió que algo le apretaba en su pecho, que se limito a ver. Empezó a desesperarse, y sintió como una lagrima salió repentinamente de sus ojos.-Ma-mama?- dijo antes de que mas lagrimas empezaran a derramarse.

Shiori miro a la chica frente a ella llorar. A juzgar por la expresión en la cara de Hiei, tampoco sabía lo que pasaba. Miro sus ojos, idénticos a los de su hijo. Quedo atónica por el pensamiento que paso por su mente. No podía equivocarse, nunca había conocido a alguien que tuviera unos ojos tan hermosos, que no fuera su hijo.

-¿Shuichi?-dijo antes de que su vista se nublara y cayera desmayada en el piso.


Nota: Espero que les aya gustado. Acepto reclamos, sugerencia y demás.

1:30am