Despertó por el insistente sonido de la alarma y con una mala sensación en la boca del estómago.

Algo dentro de él le pedía a gritos que no saliera de su habitación ese día, que debía mentir y decir que se sentía enfermo aunque eso significara ir al doctor y perder un día de clases.

—¿Estás bien chico? —Preguntó su kwami, curioso al notar que ya estaba despierto y que no se había animado a interrumpir la alarma.

—Sí —Dijo algo tenso, intentando usar la razón en contra de sus extraños pensamientos.

Se sentó al filo de la cama y apagó la alarma, cuando se levantó sintió cómo el nudo en el estómago aumentaba mientras caminaba al sanitario, agradeciendo el agua fría que recorría su rostro y que le brindaba cierta tranquilidad.

Pero no duro.

Es una tontería, se dijo antes de prender el reproductor de música y tomar una ducha.

Cuando se sentó frente al comedor sintió náuseas, siendo apenas capaz de picar algo de su fruta.

—¿Pasa algo? —Quiso saber Nathalie al notar este hecho.

—Todo bien, solo desperté con poco apetito.

En el camino al Colegio las cosas no mejoraron a pesar de que intentó centrarse en el nuevo disco de Jaggued Stone, en las letras y los acordes usados en ese álbum conceptual que le daba un nuevo giro a su carrera musical.

La segunda canción se reproducía en los audífonos que no se molesto en apartar cuando se encontró enfrente de la puerta principal, su mirada se desvió a la calle lateral, provocando que su cuerpo se tensara de nueva cuenta.

Harry vio toda su vida pasar delante de sus ojos, las emociones eclipsaron en su pecho y sin poder hacer nada termino muerto.

Corrió con todas sus fuerzas, su guardaespaldas salió del vehículo para darle alcance, aunque no sabía qué sucedía.

Despertó en el techo de su primer departamento, donde atravesó las paredes y las puertas hasta encontrarse en su antigua sala de estar, que parecía intacta a pesar del incendio que ahí había tenido lugar.

El camión de carga se movía erráticamente, su conductor tocaba el claxon, deseando que todos se alejaran de su camino.

La perilla de la puerta giró. ¿Quién está ahí? preguntó, aunque no fue capaz de escuchar su voz.

Adrien se acuclillo junto a la niña que lloraba porque su pie estaba atorado en la coladera y de la cual su madre no lograba liberarla.

Solo soy yo. Retumbó la voz de su único amor.

Plagg ni siquiera lo pensó, salió de su escondite y se coló al interior de la coladera, zafando el pie de aquella niña. Pero ya era muy tarde. Adrien empujó a madre e hija, cayendo a la mitad de la acera.

La puerta se abrió, una luz angelical lo rodeó. Por fin Harry, después de todo lo que has sufrido, por fin podemos volver a estar juntos.

El dolor invadió cada nervio en el cuerpo de Adrien, fue consciente de un par de gritos cercanos y después todo se puso negro.


Abrió los ojos, la luz que entraba por el ventanal lo cegó por un segundo. Intentó cubrir su rostro con su mano, acto que le trajo una nueva ola de dolor por culpa de la intravenosa que tenía en el brazo y que se había jalado por error.

¿Qué demonios? Se pregunto. Intentó levantarse, soltando un quejido de dolor que despertó a su padre de inmediato, quien se había quedado dormido en el sillón de la habitación.

—¡Adrien! —Griró con claro alivio en su voz antes de sentarse abruptamente al filo de la cama y abrazarlo.

—¿P-papá?

—¡Nathalie! —Gritó —¡Trae al médico! No te preocupes hijo, todo va a estar bien.

Los ojos del mayor se mostraron aguados, provocando un pinchazo en el pecho del adolescente.

—¿Qué paso? —Quiso saber.

Gabriel entreabrió sus labios, pero ninguna palabra salió de ellos en ese momento.

El cuerpo le dolía a horrores, la cabeza le retumbaba y se sentía infinitamente cansado.


Tras la revisión del doctor pidió que lo dejarán solo. Había escuchado atentamente su situación y creía entenderlo, aunque no tuviera sentido.

Después de todo él podía jurar que su pierna aún estaba ahí.

—¿Plagg? —Se animó a preguntar a la nada al notar su anillo descansando en su mano.

El kwami se asomó desde el tapanco antes de flotar con las orejitas agachadas.

—No pude salvarte —Dijo con un tono de voz desanimado poco propio de él.

Fue entonces que todo lo sucedido le llegó de golpe.

—¿La niña..?

—Esta bien, al igual que su mamá —Adrien sonrió de lado, ahogándose con el nudo en su garganta cuando Plagg empezó a gimotear.

Lo acercó hasta su pecho, intentando darle consuelo.

—Tranquilo Plagg, todavía estoy aquí.


Kwami y portador observaban las formas amorfas debajo de las sabanas que cubrían la mitad del cuerpo del adolescente.

—¿Me has visto?

—No, tenía miedo de que me vieran. Tu padre no ha salido de aquí y tus amigos han venido a verte.

—¿Quienes?

—Todo el salón, aunque el chico obsesionado con la música y la niña de coletas vienen todos los días.

—¿En serio? ¿Qué has estado comiendo? —Plagg se encogió de hombros antes de contestar.

—Ella siempre trae pan.

—Voy a pedirte queso Plagg, solo aguanta un poco más.

Adrien puso la mano en el extremo de la sábana, intercambio un par de miradas con el gato negro y tiró la sábana.

Ambos pares de ojos se centraron en aquella visión, incapaces de desviar su mirada de la pierna derecha del varón que a la mitad del muslo se encontraba adornada con un muñón.


Disco conceptual: Léase disco que hablan de un solo tema a lo largo de su duración o bien, te cuentan una historia. Ejemplos de esto son Pink Floyd: The Wall y Dram Theather: Scenes from a memory.

La ¨letra¨ de la canción no compete a ninguna canción en realidad, salió sin más, no esta realmente pensada… es raro de explicar.

Gracias por leer, votar y comentar.