Muy importante: esta historia no concuerda con el final de la serie ni del anime. Representa que acabó con la marcha de Yuu al enterarse de que eran hermanos. Miki jamás fue a buscarle y Yuu se limitó a intentar olvidar. Ahora han pasado 7 años y ambos tienen ya 25. La historia transcurre a partir del anime, sin embargo ya les digo, el final fue distinto. Espero que les agrade.
Demasiado tarde para cambiarlo
- Pasajeros procedentes de Nueva York desembarquen puerta 3
Eran las 10 de la mañana en el inmenso aeropuerto de Tokio. La muchedumbre salía y entraba al igual que los aviones. El calor era asfixiante, sin embargo todo el aeropuerto estaba bien refrigerado. Los bares estaban llenos de gente, tomando un café o una limonada bien fresquita mientras esperaban su vuelo. Un chico de hermoso pelo rubio y ojos castaños esperaba sus maletas. Era un joven muy atractivo. Su hermoso rostro combinaba perfectamente con su bien formado cuerpo. Su espalda, ancha y fornida. Su delgada cintura y su firme porte. Además era bastante alto para ser japonés y su antigua delgadez había desaparecido y ahora lucía mucho más fuerte y atlético. Realmente era un chico que podía hacer caer de espaldas a la chica que se propusiera. Un sueño para toda mujer. Por fin llegaron sus maletas y pudo abandonar el abarrotado aeropuerto. Nadie le estaba esperando, y la razón era muy simple: no le había dicho nada a nadie, sería una sorpresa.
El taxista iba como paseando por las calles de Tokio. Nada parecía inquietarle, el trafico no era abundante, la música era agradable y la brisa que entraba por la ventanilla evitaba que se asfixiara por el calor. Yuu permanecía detrás, observando atentamente el contador. El taxista se lo había tomado muy en calma y pocas veces el marcador pasaba de 40. Podría morirse allí mismo. Él estaba impaciente, tenía unas ganas locas de ver a sus padres, hacía mucho que no iba. Sus estudios en Nueva York habían sido, por lo general, agotadores y no le sobraba tiempo para descansar. Sin embargo por fin había acabado la carrera. Ya era todo un arquitecto. Además se graduó con honores e hizo un doctorado que le dio renombre por todo Estados Unidos. Tenía grandes ofertas de trabajo allí, pero finalmente había optado por venir nuevamente a Japón y montar su despacho junto con el famoso arquitecto Miwa. Este le había hecho una oferta que no pudo rechazar, además, le gustaba más vivir en Japón que en Estados Unidos, de eso no cabía duda.
Su nerviosismo aumentaba, ya hacía casi media hora que estaba en el taxi. El contador no dejaba de subir y el taxista tatareaba las canciones de la radio tranquilamente, sin ninguna preocupación. El calor era asfixiante para Yuu, y las ganas de llegar a casa y ver a todos lo ponían aún más impaciente. Cuando Yuu ya estaba por desesperarse el taxista paró el coche. Por fin había llegado. Miró por la ventana y vio una vez más su casa. Estaba preciosa, como siempre, nada había cambiado. Pagó al taxista y se bajó de inmediato. Su corazón latía a mil por hora. Después de tanto tiempo la vería de nuevo. Sus ojos se volvieron melancólicos y su sonrisa desapareció por unos momentos. La recordaba perfectamente, tan alegre, tan vivaz y soñadora. Había robado su corazón casi al instante. Tan cálida y dulce, cariñosa, sincera y honesta. Realmente la había amado con todas sus fuerzas, y aún ahora la amaba. Sabía que debía olvidarla, que su relación era imposible ( eran hermanos, nada menos ). Él había tomado la decisión de desaparecer de su vida para no hacerle más daño, y también para no sufrir más de lo que ya había sufrido y todavía sufría. Empezó a caminar, al principio con pasos veloces, pero a medida que se acercaba se iban calmando. Lo que antes había sido fugaz ahora se estaba volviendo más y más lento, hasta quedar parado delante de la puerta, mirando el picaporte, sin atreverse a abrirlo. Finalmente acercó su mano y tragó saliva entrando en la casa. Todo estaba igual, excepto algún que otro juguete olvidado en el pasillo de alguno de sus hermanos. Eran unos monstruos, no cabía duda. Se acercó a la puerta del comedor, dejando sus maletas en la entrada. Suspiró hondo y entró de golpe gritando un "Sorpresa". Los ojos de Yuu se abrieron de par en par mientras una gota bajaba por su rostro. Nadie. La casa estaba vacía. Dirigió su vista a la mesa. En ella había una nota. La cogió en sus manos, y sólo con mirarla fugazmente reconoció la letra de Miki.
" Michael estoy en la universidad. Recuerda que debes ir a buscar a Shinta y a Atsuko a las 6. Te he dejado preparada una ensalada en la nevera y como nuestros padres no volverán hasta la semana que viene debes limpiar tú. Yo regresaré tarde así que no me esperes despierto. Ocúpate de todo!!"
Una sonrisa melancólica se dibujo en el rostro de Yuu. Había cosas que no cambiaban en esa casa, sus padres de viaje, Michael por la casa... realmente todo sigue igual. No pudo más que conformarse y subir a la habitación. Cogió su equipaje y subió a su cuarto, que a pesar de todo, permanecía intacto, tal y como lo dejó. (Tuvieron que deshacerse de la habitación de los trastos, ya saben aquella en que Yuu encontró el álbum de sus padres, para hacer un cuarto para los niños). Sin embargo encima de su cama había algo nuevo. Un paquete estaba encima. La curiosidad no tardó en aparecer y se acercó. Era un paquete para él puesto que ponía su nombre. Lo abrió lentamente. En su interior había un diario y una carta.
Querido Yuu:
Este fue mi diario durante muchos años. Ahora es tuyo, espero que lo leas y aprendas muchas cosas de él. En él están escritas todas mis vivencias, como conocí a tu abuelo, cuando me case con él, cuando naciste tú, además de algunas sorpresas de las que creo debes enterarte. Te lo dejo con mucho cariño, cuida de él.
De tu abuela con cariño.
Una sonrisa se dejó ver en el rostro de Yuu. Su abuela había muerto hace mucho tiempo, sin embargo debió dejarle en herencia ese diario. Como no tenía nada más interesante que hacer y estaba cansado como para salir se puso a leer con entusiasmo el diario. Al fin y al cabo su abuela siempre había escrito muy bien.
Leyó el pasado de su abuela. Como conoció a su abuelo, las peleas que tuvieron (algunas de las cuales eran muy divertidas). Broncas familiares, estudios, viajes, la boda de ambos, el nacimiento de su padre y las mil y una trastadas que hacía este. No podía parar de leer las trastadas de su padre, realmente era muy gracioso. Sin embargo llegó a una pagina que le hizo reflexionar y recordar.
Mi hijo esta a punto de casarse con una mujer llamada Chiyako. La verdad es que es muy buena chica, quizá algo alocada, pero mi hijo también lo es. Pero hay algo de esta relación que no me gusta en absoluto. Esa mujer esta embarazada de otro hombre, un antiguo novio de la universidad llamado Jin. La verdad es que cuando me enteré pensé que mi hijo se casaba con ella por compasión. Pero hoy al verlos juntos me he dado cuenta de que no es así. Realmente se tienen mucho cariño y afecto, casi parecen más amigos que novios, quizá eso cambie y se convierta en un amor apasionado. No cabe duda de que se quieren mucho. Espero que mi hijo pueda querer a ese niño, aunque no sea suyo, sé que lo querrá.
Yuu leía las paginas sin descanso, sus ojos estaban perdidos en la lectura y prácticamente devoraba las páginas. Hasta que llegó a una que le heló la sangre.
Mi querido diario, tengo una noticia triste que darte. Chiyako ha tenido un aborto. Supongo que por el ajetreo de la boda y las mil y unas cosas que la preocupaban. Lo siento mucho por el bebé, sin embargo ahora podrán casarse y estoy segura que no tardarán en tener hijos.
El corazón de Yuu se paró en seco. Las cosas no le cuadraban, siguió leyendo casi frenéticamente, buscando su nacimiento.
Chiyako esta embarazada. Mi hijo y ella van a tener un bebé. Me hace mucha ilusión, dicen que si es niño se llamará Yuu y si es niña Mina. Realmente están muy emocionados. Un hijo, suyo y de Chiyako. Nada les podría hacer más felices. Ese niño será fruto del amor entre ellos.
Yuu dejó caer el diario. Sus ojos estaban palpitando por los nervios y el corazón latía a toda marcha. Era demasiada información de golpe, tanto tiempo equivocado. Tanto tiempo pensando que era hijo de Jin. Pero no era así. Era hijo de su padre y... y... y Miki lo era de Jin. No podía ser, imposible. Una sonrisa empezó a surgir en sus labios. Se maldecía por no haber aclarado las cosas en su momento, se maldecía por haber cortado con Miki. Pero ahora nada impedía que estuvieran juntos. Debía recuperarla, lo haría. Nada podía hacerlo más feliz que estar con Miki de nuevo. Se lo contaría todo, ella pensaría que había sido un estúpido, pero le daba igual, estaba demasiado feliz como para importarle eso. Ella lo comprendería todo, y podrían volver a salir juntos. El amor que había entre ellos siempre había sido muy fuerte, seguro que ella sentía aún algo por él.
Casi sin darse tiempo a reaccionar salió de la casa corriendo. Necesitaba verla cuanto antes. Su decisión estaba tomada, quizá no se lo diría así, de golpe, puede que esperará un poco. Pero necesitaba verla, quería hablar con ella, y lo haría ya.
Había tenido noticias de que Miki estaba dando clases en la universidad. Se había sacado la carrera de Diseño de interiores con la mejor nota. Realmente tenía talento. Y la universidad casi la amenazó para que se quedará como profesora. Ya eran más de las 4, las clases ya deberían haber terminado y seguramente podría hablar con ella nada más llegar. Corría con una sonrisa en sus labios, mientras sus piernas aumentaban el ritmo. Quería llegar cuanto antes a la universidad de Toryo, quería verla, abrazarla, y ver si en sus ojos aún había amor.
Llegó por fin a la universidad. Los alumnos estaban revolucionados y todo estaba lleno de paraditas. En la entrada había un cartel enorme, decorado con flores, que decía: "Festival de Otoño Toryo". Una sonrisa se dibujó en el rostro de Yuu. Había llegado el día del festival, aunque ahora le sería más difícil encontrar a Miki. Se adentró en el lugar. Parecía mentira la de gente que se había juntado ese día. Todo estaba decorado con banderitas y pancartas. Mirase donde mirase había paraditas de comida, de libros y recuerdos de la universidad. Sin embargo la multitud se había colocado en el gimnasio, dónde, según las pancartas, se estaban realizando todo tipos de deportes. En la entrada había un horario. Yuu buscó por curiosidad las actividades que se estaban llevando a cabo en ese momento. "Básquet entre profesores" "grupos mixtos" A Yuu se le encendieron los ojos. Estaba claro que Miki debía estar jugando. Entró sin pensárselo dos veces y buscó con la mirada algún rostro que le fuera familiar. No tardó mucho en encontrar a alguien y de nuevo una sonrisa se dibujó en sus labios. Allí en la grada un chico de pelo y piel morena observaba fijamente la pista. Su bien formado torso estaba cubierto por un polo Nike y sus piernas por unos pantalones negros de la misma marca. Sus pupilas azules observaban el partido con mucha atención. Todavía estaba jugando el grupo de los estudiantes, en breve saldrían los profesores a participar. Yuu se acercó lentamente y se colocó delante del joven, tapando por completo su campo de visión. Este levantó el rostro algo enfadado y miró la faz del chico que tenía delante. Sus ojos se abrieron de par en par y la boca aumentó considerablemente de tamaño a causa del asombro.
- ¡Yuu!
- ¡Ginta, cuanto tiempo amigo! ¿Qué tal todo?
- ¿Eh? Ah... pues bien, muy bien... pero...¡un momento! ¡¿Qué estas haciendo tú aquí?!
- Pues he venido a ver a mis padres y a instalarme.
- ¿A instalarte? ¿Te vienes a vivir a Japón?
- Sí. Me ha salido un trabajo perfecto aquí, además me gusta más Japón, es mucho más tranquilo. Pero pareces sorprendido y nervioso. ¿Ocurre algo?
- ¡No! No, no. Que va... es sólo que... no me lo esperaba... sí, eso...
- Ya, y dime, ¿qué tal todos? ¿Y Arimi?
- Pues... bien, todos estamos bien. Arimi está trabajando, no la ves desde la boda, ¿verdad?
- Pues no. No la he visto desde entonces. ¿Y Miki? ¿Qué tal esta ella?
- Miki... pues esta muy bien. Ahora jugará un partido.
- Sí, lo he leído fuera. Por eso he entrado.
Ginta miraba a Yuu con preocupación. Él ya sabía todo respecto a su ruptura con Miki. Satoshi se lo había tenido que contar para evitar que se fuera a Nueva York para matar a Yuu. Él parecía igual de enamorado que entonces. Debía ser muy duro querer a alguien y no poder estar con ella por esos motivos. Hermanos... que mal le había sentado eso. Yuu se había quedado callado de golpe y miraba la pista de básquet con melancolía. Ginta optó por decir algo, realmente se había puesto muy tenso el ambiente. Cuando Yuu se enterara de todo sufriría una vez más, y eso le dolía profundamente, a pesar de todo Yuu era su amigo, y Miki no sabía nada de los motivos por los cuales él la dejó.
- ¿Y tú que tal Yuu? ¿Ya eres un arquitecto famoso?
- Pues la verdad es que sí. No me dejan tranquilo ni un segundo, tengo demasiado trabajo. - Una sonrisa se dibujó en su rostro a la vez que devolvía la mirada hacia la pista de básquet. Ginta notó su nerviosismo, realmente debía seguir enamorado de Miki.
- Me alegro.- Yuu volvió su rostro una vez más hacia él.- Ya veo que tu sigues siendo igual de popular, como antes, con todas las chicas detrás.
- Ya, no digas eso ni en broma. Ojalá no fuera así. Jeje. Por cierto, ¿de qué trabaja Arimi?
- Esta de profesora de guardería. Le encantan los niños y... ah, creo que tu no lo sabes ¿verdad?
- ¿El qué?
- Arimi y yo tuvimos un niño el año pasado. Se llama Ken, es precioso, ya lo verás.
- Felicidades, no tenía ni idea, me alegro mucho por vosotros.
- Gracias.
En cuestión de minutos se dio por terminado el partido de baloncesto entre alumnos. Yuu se sentó al lado de su amigo en silencio y no dejaba de mirar la pista con nerviosismo. Sus ojos buscaban entre la multitud divisar su rostro. ¿Cómo estaría ella? ¿Habría cambiado mucho desde la última vez que la vio? ¿Cómo reaccionaría al verle? Esas y miles de preguntas más rondaban por la cabeza de Yuu en los minutos de intermedio entre ambos partidos. Ginta le miraba algo apenado. Al principio de conocerse le había considerado un presumido, un niño de mama y un chulo empollón. Era su mayor rival en el amor y su peor enemigo en el mundo del tenis. Pero al ir pasando el tiempo se hicieron amigos. Poco a poco la rivalidad existente entre ellos fue desapareciendo y su relación iba aumentando. Era el novio de su mejor amiga, de Miki, de su primer amor. Pero también era una persona muy dulce y cariñosa dispuesta a hacer cualquier cosa por aquellos que ama. Ginta lo sabia, y era por eso que le dolía imaginar la reacción de Yuu al enterarse de la nueva situación.
- ¿Juega Satoshi también en el partido? Por sus cartas y el teléfono me enteré que esta también como profesor en Toryo.
- Ah...- Un sudor frío recorrió la espina dorsal de Ginta que apartó bruscamente sus ojos de los de él. - Sí, creo que sí.
- Parece mentira... todos ustedes han optado por enseñar aquí. Es curioso... parece que se resisten a abandonar los días de instituto.- Una sonrisa sincera escapó de los labios de Yuu que posó de nuevo su atención en la pista.
- Satoshi estaba muy confuso sobre su futuro y finalmente optó por seguir el camino de su padre, se hizo arquitecto, al igual que tú ha terminado su carrera. Pero la universidad ha tenido muchas perdidas de profesores por lo cual se le presentó la oportunidad de convertirse en profesor del primer año de carrera. Satoshi estaba encantado porqué así podría estar cerca de... bueno...- un sudor frió apareció en su rostro- de todos nosotros.
- Ya... ¿y Miki?
- Lo de ella fue un poco distinto... La carrera de Miki es algo más corta y ella la acabó hará un par de años... Los profesores y el director de la universidad la acorralaron por todos lados y casi la obligaron a aceptar enseñar en esta escuela. A Miki no le desagradó la idea, siempre y cuando le dejaran tiempo para montar el pequeño negocio que siempre había deseado.
- ¿Un negocio? ¿Qué negocio?
- Miki tiene una hermosa tienda en el centro del barrio. Es una tienda de interiores, toda llena de objetos para el hogar. Se ha hecho muy famosa en la ciudad y con el tiempo se esta pensando de hacer una cadena de tiendas por todo Tokio.
- Vaya....- Yuu dejó escapar una sonrisa cargada de orgullo. Su Miki había crecido y evolucionado de manera sorprendente, y aunque le dolía que hubiera sido lejos de él, se sentía dichoso por amar a ten increíble criatura.
El interlocutor dio por terminado el descanso y procedió a presentar los nuevos equipos. Yuu devolvió nervioso la vista a la pista de baloncesto. El equipo de alumnos estaba saliendo entre aplausos y halagos. Uno por uno iban siendo presentados por el interlocutor. Ginta miraba sorprendido la reacción de su amigo. Este buscaba incansablemente a alguien entre las puertas de bastidores. Ginta sentía cada vez con más intensidad que Yuu no había olvidado en absoluto a Miki, pero cual sería su sorpresa al enterarse de las intenciones de su ex compañero.
- Y señoras y señores, den un fuerte aplauso a los fuertes, maravillosos, poderosos y únicos PROFESORES. - El público se levantó emocionado y aclamó entre risas a sus profesores que iban saliendo uno a uno a medida que el interlocutor los presentaba.
- Con el número 4 el profesor de primer año de arquitectura, el guapo y atractivo Satoshi Miwa!!!- Gritos y aplausos de las chicas se oyeron por todo el pabellón. Yuu no pudo más que sonreír ante la escena. Su mejor amigo seguía exactamente igual. Su pelo azulado estaba recogido en una cola, sus profundos ojos océano miraban la multitud iluminados por los focos y sus sonrosados labios mostraban una perfecta sonrisa de agradecimiento.
- Y como último jugador, señoras y señores, demos paso a la profesora de diseño, la hermosa, cariñosa y querida Miki Koisikawa!!
Una joven de hermosa cabellera castaña entró corriendo en la pista entre aplausos y piropos. Su pelo lucía brillante y estaba recogido en una cola de caballo que le llegaba hasta la cintura. Sus ojos castaños estaban apenados y un leve rubor cubría sus cálidas mejillas. El estrecho traje del equipo mostraba perfectamente su esbelta figura y sus largas piernas. La chica sonrió al público algo intimidada y agradeciendo los piropos que todos sus alumnos le lanzaban. Era sin duda, al igual que Satoshi, una de las profesoras más queridas de la universidad.
La sorpresa no tardó en dibujarse en el rostro de Yuu. Miki estaba muy hermosa. Se había dejado crecer el pelo hasta la cintura y lucía brillante y sedoso. Su rostro se había vuelto más maduro dejando de lado sus rasgos infantiles. Su cuerpo había pasado de ser el de una niña para convertirse en el de una atractiva mujer. Los últimos años le habían sentado de maravilla.
- Esta muy hermosa...
- ¿Qué dices Yuu?- Un sorprendido Ginta le miraba casi sin creer lo que Yuu había dicho.
- Digo que Miki se ha vuelto una chica muy hermosa. Ha cambiado mucho.
- Sí... claro...
Ginta bajó de nuevo el rostro y miró discretamente a la chica para luego mirar a su amigo Satoshi, que tan presumido como siempre estaba posando para la multitud. " Sólo espero Satoshi que Yuu no sufra mucho cuando le digas lo de Miki, porque tendrás que ser tú y no yo el que se lo diga. Tú que eres su mejor amigo y mayor implicado. Tu serás quien le diga a Yuu los cambios que ella ha sufrido en su corazón. Esta vez no voy a ser yo el que traiga las malas noticias."
Continuará....
Buenas!! Pues aquí esta, el primer capítulo de una historia nueva. Hacía mucho tiempo que la tenía pensada, y siempre había querido hacer algo de Marmalade Boy, esta serie marcó mi vida! J. Un beso y espero comentarios. Chiao!!
Demasiado tarde para cambiarlo
- Pasajeros procedentes de Nueva York desembarquen puerta 3
Eran las 10 de la mañana en el inmenso aeropuerto de Tokio. La muchedumbre salía y entraba al igual que los aviones. El calor era asfixiante, sin embargo todo el aeropuerto estaba bien refrigerado. Los bares estaban llenos de gente, tomando un café o una limonada bien fresquita mientras esperaban su vuelo. Un chico de hermoso pelo rubio y ojos castaños esperaba sus maletas. Era un joven muy atractivo. Su hermoso rostro combinaba perfectamente con su bien formado cuerpo. Su espalda, ancha y fornida. Su delgada cintura y su firme porte. Además era bastante alto para ser japonés y su antigua delgadez había desaparecido y ahora lucía mucho más fuerte y atlético. Realmente era un chico que podía hacer caer de espaldas a la chica que se propusiera. Un sueño para toda mujer. Por fin llegaron sus maletas y pudo abandonar el abarrotado aeropuerto. Nadie le estaba esperando, y la razón era muy simple: no le había dicho nada a nadie, sería una sorpresa.
El taxista iba como paseando por las calles de Tokio. Nada parecía inquietarle, el trafico no era abundante, la música era agradable y la brisa que entraba por la ventanilla evitaba que se asfixiara por el calor. Yuu permanecía detrás, observando atentamente el contador. El taxista se lo había tomado muy en calma y pocas veces el marcador pasaba de 40. Podría morirse allí mismo. Él estaba impaciente, tenía unas ganas locas de ver a sus padres, hacía mucho que no iba. Sus estudios en Nueva York habían sido, por lo general, agotadores y no le sobraba tiempo para descansar. Sin embargo por fin había acabado la carrera. Ya era todo un arquitecto. Además se graduó con honores e hizo un doctorado que le dio renombre por todo Estados Unidos. Tenía grandes ofertas de trabajo allí, pero finalmente había optado por venir nuevamente a Japón y montar su despacho junto con el famoso arquitecto Miwa. Este le había hecho una oferta que no pudo rechazar, además, le gustaba más vivir en Japón que en Estados Unidos, de eso no cabía duda.
Su nerviosismo aumentaba, ya hacía casi media hora que estaba en el taxi. El contador no dejaba de subir y el taxista tatareaba las canciones de la radio tranquilamente, sin ninguna preocupación. El calor era asfixiante para Yuu, y las ganas de llegar a casa y ver a todos lo ponían aún más impaciente. Cuando Yuu ya estaba por desesperarse el taxista paró el coche. Por fin había llegado. Miró por la ventana y vio una vez más su casa. Estaba preciosa, como siempre, nada había cambiado. Pagó al taxista y se bajó de inmediato. Su corazón latía a mil por hora. Después de tanto tiempo la vería de nuevo. Sus ojos se volvieron melancólicos y su sonrisa desapareció por unos momentos. La recordaba perfectamente, tan alegre, tan vivaz y soñadora. Había robado su corazón casi al instante. Tan cálida y dulce, cariñosa, sincera y honesta. Realmente la había amado con todas sus fuerzas, y aún ahora la amaba. Sabía que debía olvidarla, que su relación era imposible ( eran hermanos, nada menos ). Él había tomado la decisión de desaparecer de su vida para no hacerle más daño, y también para no sufrir más de lo que ya había sufrido y todavía sufría. Empezó a caminar, al principio con pasos veloces, pero a medida que se acercaba se iban calmando. Lo que antes había sido fugaz ahora se estaba volviendo más y más lento, hasta quedar parado delante de la puerta, mirando el picaporte, sin atreverse a abrirlo. Finalmente acercó su mano y tragó saliva entrando en la casa. Todo estaba igual, excepto algún que otro juguete olvidado en el pasillo de alguno de sus hermanos. Eran unos monstruos, no cabía duda. Se acercó a la puerta del comedor, dejando sus maletas en la entrada. Suspiró hondo y entró de golpe gritando un "Sorpresa". Los ojos de Yuu se abrieron de par en par mientras una gota bajaba por su rostro. Nadie. La casa estaba vacía. Dirigió su vista a la mesa. En ella había una nota. La cogió en sus manos, y sólo con mirarla fugazmente reconoció la letra de Miki.
" Michael estoy en la universidad. Recuerda que debes ir a buscar a Shinta y a Atsuko a las 6. Te he dejado preparada una ensalada en la nevera y como nuestros padres no volverán hasta la semana que viene debes limpiar tú. Yo regresaré tarde así que no me esperes despierto. Ocúpate de todo!!"
Una sonrisa melancólica se dibujo en el rostro de Yuu. Había cosas que no cambiaban en esa casa, sus padres de viaje, Michael por la casa... realmente todo sigue igual. No pudo más que conformarse y subir a la habitación. Cogió su equipaje y subió a su cuarto, que a pesar de todo, permanecía intacto, tal y como lo dejó. (Tuvieron que deshacerse de la habitación de los trastos, ya saben aquella en que Yuu encontró el álbum de sus padres, para hacer un cuarto para los niños). Sin embargo encima de su cama había algo nuevo. Un paquete estaba encima. La curiosidad no tardó en aparecer y se acercó. Era un paquete para él puesto que ponía su nombre. Lo abrió lentamente. En su interior había un diario y una carta.
Querido Yuu:
Este fue mi diario durante muchos años. Ahora es tuyo, espero que lo leas y aprendas muchas cosas de él. En él están escritas todas mis vivencias, como conocí a tu abuelo, cuando me case con él, cuando naciste tú, además de algunas sorpresas de las que creo debes enterarte. Te lo dejo con mucho cariño, cuida de él.
De tu abuela con cariño.
Una sonrisa se dejó ver en el rostro de Yuu. Su abuela había muerto hace mucho tiempo, sin embargo debió dejarle en herencia ese diario. Como no tenía nada más interesante que hacer y estaba cansado como para salir se puso a leer con entusiasmo el diario. Al fin y al cabo su abuela siempre había escrito muy bien.
Leyó el pasado de su abuela. Como conoció a su abuelo, las peleas que tuvieron (algunas de las cuales eran muy divertidas). Broncas familiares, estudios, viajes, la boda de ambos, el nacimiento de su padre y las mil y una trastadas que hacía este. No podía parar de leer las trastadas de su padre, realmente era muy gracioso. Sin embargo llegó a una pagina que le hizo reflexionar y recordar.
Mi hijo esta a punto de casarse con una mujer llamada Chiyako. La verdad es que es muy buena chica, quizá algo alocada, pero mi hijo también lo es. Pero hay algo de esta relación que no me gusta en absoluto. Esa mujer esta embarazada de otro hombre, un antiguo novio de la universidad llamado Jin. La verdad es que cuando me enteré pensé que mi hijo se casaba con ella por compasión. Pero hoy al verlos juntos me he dado cuenta de que no es así. Realmente se tienen mucho cariño y afecto, casi parecen más amigos que novios, quizá eso cambie y se convierta en un amor apasionado. No cabe duda de que se quieren mucho. Espero que mi hijo pueda querer a ese niño, aunque no sea suyo, sé que lo querrá.
Yuu leía las paginas sin descanso, sus ojos estaban perdidos en la lectura y prácticamente devoraba las páginas. Hasta que llegó a una que le heló la sangre.
Mi querido diario, tengo una noticia triste que darte. Chiyako ha tenido un aborto. Supongo que por el ajetreo de la boda y las mil y unas cosas que la preocupaban. Lo siento mucho por el bebé, sin embargo ahora podrán casarse y estoy segura que no tardarán en tener hijos.
El corazón de Yuu se paró en seco. Las cosas no le cuadraban, siguió leyendo casi frenéticamente, buscando su nacimiento.
Chiyako esta embarazada. Mi hijo y ella van a tener un bebé. Me hace mucha ilusión, dicen que si es niño se llamará Yuu y si es niña Mina. Realmente están muy emocionados. Un hijo, suyo y de Chiyako. Nada les podría hacer más felices. Ese niño será fruto del amor entre ellos.
Yuu dejó caer el diario. Sus ojos estaban palpitando por los nervios y el corazón latía a toda marcha. Era demasiada información de golpe, tanto tiempo equivocado. Tanto tiempo pensando que era hijo de Jin. Pero no era así. Era hijo de su padre y... y... y Miki lo era de Jin. No podía ser, imposible. Una sonrisa empezó a surgir en sus labios. Se maldecía por no haber aclarado las cosas en su momento, se maldecía por haber cortado con Miki. Pero ahora nada impedía que estuvieran juntos. Debía recuperarla, lo haría. Nada podía hacerlo más feliz que estar con Miki de nuevo. Se lo contaría todo, ella pensaría que había sido un estúpido, pero le daba igual, estaba demasiado feliz como para importarle eso. Ella lo comprendería todo, y podrían volver a salir juntos. El amor que había entre ellos siempre había sido muy fuerte, seguro que ella sentía aún algo por él.
Casi sin darse tiempo a reaccionar salió de la casa corriendo. Necesitaba verla cuanto antes. Su decisión estaba tomada, quizá no se lo diría así, de golpe, puede que esperará un poco. Pero necesitaba verla, quería hablar con ella, y lo haría ya.
Había tenido noticias de que Miki estaba dando clases en la universidad. Se había sacado la carrera de Diseño de interiores con la mejor nota. Realmente tenía talento. Y la universidad casi la amenazó para que se quedará como profesora. Ya eran más de las 4, las clases ya deberían haber terminado y seguramente podría hablar con ella nada más llegar. Corría con una sonrisa en sus labios, mientras sus piernas aumentaban el ritmo. Quería llegar cuanto antes a la universidad de Toryo, quería verla, abrazarla, y ver si en sus ojos aún había amor.
Llegó por fin a la universidad. Los alumnos estaban revolucionados y todo estaba lleno de paraditas. En la entrada había un cartel enorme, decorado con flores, que decía: "Festival de Otoño Toryo". Una sonrisa se dibujó en el rostro de Yuu. Había llegado el día del festival, aunque ahora le sería más difícil encontrar a Miki. Se adentró en el lugar. Parecía mentira la de gente que se había juntado ese día. Todo estaba decorado con banderitas y pancartas. Mirase donde mirase había paraditas de comida, de libros y recuerdos de la universidad. Sin embargo la multitud se había colocado en el gimnasio, dónde, según las pancartas, se estaban realizando todo tipos de deportes. En la entrada había un horario. Yuu buscó por curiosidad las actividades que se estaban llevando a cabo en ese momento. "Básquet entre profesores" "grupos mixtos" A Yuu se le encendieron los ojos. Estaba claro que Miki debía estar jugando. Entró sin pensárselo dos veces y buscó con la mirada algún rostro que le fuera familiar. No tardó mucho en encontrar a alguien y de nuevo una sonrisa se dibujó en sus labios. Allí en la grada un chico de pelo y piel morena observaba fijamente la pista. Su bien formado torso estaba cubierto por un polo Nike y sus piernas por unos pantalones negros de la misma marca. Sus pupilas azules observaban el partido con mucha atención. Todavía estaba jugando el grupo de los estudiantes, en breve saldrían los profesores a participar. Yuu se acercó lentamente y se colocó delante del joven, tapando por completo su campo de visión. Este levantó el rostro algo enfadado y miró la faz del chico que tenía delante. Sus ojos se abrieron de par en par y la boca aumentó considerablemente de tamaño a causa del asombro.
- ¡Yuu!
- ¡Ginta, cuanto tiempo amigo! ¿Qué tal todo?
- ¿Eh? Ah... pues bien, muy bien... pero...¡un momento! ¡¿Qué estas haciendo tú aquí?!
- Pues he venido a ver a mis padres y a instalarme.
- ¿A instalarte? ¿Te vienes a vivir a Japón?
- Sí. Me ha salido un trabajo perfecto aquí, además me gusta más Japón, es mucho más tranquilo. Pero pareces sorprendido y nervioso. ¿Ocurre algo?
- ¡No! No, no. Que va... es sólo que... no me lo esperaba... sí, eso...
- Ya, y dime, ¿qué tal todos? ¿Y Arimi?
- Pues... bien, todos estamos bien. Arimi está trabajando, no la ves desde la boda, ¿verdad?
- Pues no. No la he visto desde entonces. ¿Y Miki? ¿Qué tal esta ella?
- Miki... pues esta muy bien. Ahora jugará un partido.
- Sí, lo he leído fuera. Por eso he entrado.
Ginta miraba a Yuu con preocupación. Él ya sabía todo respecto a su ruptura con Miki. Satoshi se lo había tenido que contar para evitar que se fuera a Nueva York para matar a Yuu. Él parecía igual de enamorado que entonces. Debía ser muy duro querer a alguien y no poder estar con ella por esos motivos. Hermanos... que mal le había sentado eso. Yuu se había quedado callado de golpe y miraba la pista de básquet con melancolía. Ginta optó por decir algo, realmente se había puesto muy tenso el ambiente. Cuando Yuu se enterara de todo sufriría una vez más, y eso le dolía profundamente, a pesar de todo Yuu era su amigo, y Miki no sabía nada de los motivos por los cuales él la dejó.
- ¿Y tú que tal Yuu? ¿Ya eres un arquitecto famoso?
- Pues la verdad es que sí. No me dejan tranquilo ni un segundo, tengo demasiado trabajo. - Una sonrisa se dibujó en su rostro a la vez que devolvía la mirada hacia la pista de básquet. Ginta notó su nerviosismo, realmente debía seguir enamorado de Miki.
- Me alegro.- Yuu volvió su rostro una vez más hacia él.- Ya veo que tu sigues siendo igual de popular, como antes, con todas las chicas detrás.
- Ya, no digas eso ni en broma. Ojalá no fuera así. Jeje. Por cierto, ¿de qué trabaja Arimi?
- Esta de profesora de guardería. Le encantan los niños y... ah, creo que tu no lo sabes ¿verdad?
- ¿El qué?
- Arimi y yo tuvimos un niño el año pasado. Se llama Ken, es precioso, ya lo verás.
- Felicidades, no tenía ni idea, me alegro mucho por vosotros.
- Gracias.
En cuestión de minutos se dio por terminado el partido de baloncesto entre alumnos. Yuu se sentó al lado de su amigo en silencio y no dejaba de mirar la pista con nerviosismo. Sus ojos buscaban entre la multitud divisar su rostro. ¿Cómo estaría ella? ¿Habría cambiado mucho desde la última vez que la vio? ¿Cómo reaccionaría al verle? Esas y miles de preguntas más rondaban por la cabeza de Yuu en los minutos de intermedio entre ambos partidos. Ginta le miraba algo apenado. Al principio de conocerse le había considerado un presumido, un niño de mama y un chulo empollón. Era su mayor rival en el amor y su peor enemigo en el mundo del tenis. Pero al ir pasando el tiempo se hicieron amigos. Poco a poco la rivalidad existente entre ellos fue desapareciendo y su relación iba aumentando. Era el novio de su mejor amiga, de Miki, de su primer amor. Pero también era una persona muy dulce y cariñosa dispuesta a hacer cualquier cosa por aquellos que ama. Ginta lo sabia, y era por eso que le dolía imaginar la reacción de Yuu al enterarse de la nueva situación.
- ¿Juega Satoshi también en el partido? Por sus cartas y el teléfono me enteré que esta también como profesor en Toryo.
- Ah...- Un sudor frío recorrió la espina dorsal de Ginta que apartó bruscamente sus ojos de los de él. - Sí, creo que sí.
- Parece mentira... todos ustedes han optado por enseñar aquí. Es curioso... parece que se resisten a abandonar los días de instituto.- Una sonrisa sincera escapó de los labios de Yuu que posó de nuevo su atención en la pista.
- Satoshi estaba muy confuso sobre su futuro y finalmente optó por seguir el camino de su padre, se hizo arquitecto, al igual que tú ha terminado su carrera. Pero la universidad ha tenido muchas perdidas de profesores por lo cual se le presentó la oportunidad de convertirse en profesor del primer año de carrera. Satoshi estaba encantado porqué así podría estar cerca de... bueno...- un sudor frió apareció en su rostro- de todos nosotros.
- Ya... ¿y Miki?
- Lo de ella fue un poco distinto... La carrera de Miki es algo más corta y ella la acabó hará un par de años... Los profesores y el director de la universidad la acorralaron por todos lados y casi la obligaron a aceptar enseñar en esta escuela. A Miki no le desagradó la idea, siempre y cuando le dejaran tiempo para montar el pequeño negocio que siempre había deseado.
- ¿Un negocio? ¿Qué negocio?
- Miki tiene una hermosa tienda en el centro del barrio. Es una tienda de interiores, toda llena de objetos para el hogar. Se ha hecho muy famosa en la ciudad y con el tiempo se esta pensando de hacer una cadena de tiendas por todo Tokio.
- Vaya....- Yuu dejó escapar una sonrisa cargada de orgullo. Su Miki había crecido y evolucionado de manera sorprendente, y aunque le dolía que hubiera sido lejos de él, se sentía dichoso por amar a ten increíble criatura.
El interlocutor dio por terminado el descanso y procedió a presentar los nuevos equipos. Yuu devolvió nervioso la vista a la pista de baloncesto. El equipo de alumnos estaba saliendo entre aplausos y halagos. Uno por uno iban siendo presentados por el interlocutor. Ginta miraba sorprendido la reacción de su amigo. Este buscaba incansablemente a alguien entre las puertas de bastidores. Ginta sentía cada vez con más intensidad que Yuu no había olvidado en absoluto a Miki, pero cual sería su sorpresa al enterarse de las intenciones de su ex compañero.
- Y señoras y señores, den un fuerte aplauso a los fuertes, maravillosos, poderosos y únicos PROFESORES. - El público se levantó emocionado y aclamó entre risas a sus profesores que iban saliendo uno a uno a medida que el interlocutor los presentaba.
- Con el número 4 el profesor de primer año de arquitectura, el guapo y atractivo Satoshi Miwa!!!- Gritos y aplausos de las chicas se oyeron por todo el pabellón. Yuu no pudo más que sonreír ante la escena. Su mejor amigo seguía exactamente igual. Su pelo azulado estaba recogido en una cola, sus profundos ojos océano miraban la multitud iluminados por los focos y sus sonrosados labios mostraban una perfecta sonrisa de agradecimiento.
- Y como último jugador, señoras y señores, demos paso a la profesora de diseño, la hermosa, cariñosa y querida Miki Koisikawa!!
Una joven de hermosa cabellera castaña entró corriendo en la pista entre aplausos y piropos. Su pelo lucía brillante y estaba recogido en una cola de caballo que le llegaba hasta la cintura. Sus ojos castaños estaban apenados y un leve rubor cubría sus cálidas mejillas. El estrecho traje del equipo mostraba perfectamente su esbelta figura y sus largas piernas. La chica sonrió al público algo intimidada y agradeciendo los piropos que todos sus alumnos le lanzaban. Era sin duda, al igual que Satoshi, una de las profesoras más queridas de la universidad.
La sorpresa no tardó en dibujarse en el rostro de Yuu. Miki estaba muy hermosa. Se había dejado crecer el pelo hasta la cintura y lucía brillante y sedoso. Su rostro se había vuelto más maduro dejando de lado sus rasgos infantiles. Su cuerpo había pasado de ser el de una niña para convertirse en el de una atractiva mujer. Los últimos años le habían sentado de maravilla.
- Esta muy hermosa...
- ¿Qué dices Yuu?- Un sorprendido Ginta le miraba casi sin creer lo que Yuu había dicho.
- Digo que Miki se ha vuelto una chica muy hermosa. Ha cambiado mucho.
- Sí... claro...
Ginta bajó de nuevo el rostro y miró discretamente a la chica para luego mirar a su amigo Satoshi, que tan presumido como siempre estaba posando para la multitud. " Sólo espero Satoshi que Yuu no sufra mucho cuando le digas lo de Miki, porque tendrás que ser tú y no yo el que se lo diga. Tú que eres su mejor amigo y mayor implicado. Tu serás quien le diga a Yuu los cambios que ella ha sufrido en su corazón. Esta vez no voy a ser yo el que traiga las malas noticias."
Continuará....
Buenas!! Pues aquí esta, el primer capítulo de una historia nueva. Hacía mucho tiempo que la tenía pensada, y siempre había querido hacer algo de Marmalade Boy, esta serie marcó mi vida! J. Un beso y espero comentarios. Chiao!!
