SI TE BESARA

Esto iba a ser un One Shot bastante cursi. Pero una vez que inició, no pude detenerlo, así que terminó convertido en dos cortos capítulos bastante cursis (Común denominador). Ah! Sí! Se me olvidaba, ni Sesshoumaru ni Inuyasha me pertenecen, sino que son de Rumiko Takahasi la grande. YAOI LIGERO

Ojalá que disfruten la lectura

A mi querida Elen-Sess... Te quiero, te extraño, reponte pronto!

De Inuyasha...

Todo está silencioso a mi alrededor. Bueno, casi, puesto que este silencio de sepulcro se rompe por la música de tu respiración pausada. La tela del futón cruje bajo el peso de tu cuerpo cuando te mueves apenas, buscándome.

Sabes que estoy aquí...

¿Qué pasaría si te besara?

Creo que lo sé. Estoy seguro que medio despertarías, para ahondar el beso con esa lengua tibia y ávida que tienes... con ese extraño desesperar que te posee cada vez que toco tus labios. ¿Quién iba a decir que resultarías tan vehemente?... no iba contigo, Sesshoumaru, tan frío, tan indiferente... tan lejano, que solo tu más allegado sirviente, aquel pequeño y triste sapillo verde que siempre te acompañaba, tuvo alguna vez un vislumbre de tu verdadera personalidad.

Nada comparado con esto, claro.

¿Qué pasaría si te besara, y mientras lo hago, acariciara tu rostro?

Por supuesto. Sé que entreabrirías tus ojos de oro, y, sujetándome con esa rudeza tan particular tuya, me tumbarías de espaldas y me obligarías a continuar mis caricias. Me harías el amor de todos los modos que conoces... de todas las formas, en todos los ángulos. Sé que me dejarías exhausto y algo adolorido. Pero feliz al fin de cuentas. Feliz de haber estado dentro de ti, como jamás pensé que permitirías...

Justo ahora, que veo tus labios, suaves y perfectos, me ataca el deseo de besarlos. De besar tus ojos, el puente de tu nariz. Y volver a tu boca, suavemente, gentilmente.

¿Y si lo hago?... ¿Y si te beso?

No quiero que me acribilles con besos húmedos, ardorosos. No quiero que me tomes con apasionado desdén, no quiero que entres en mí, no quiero que toda la dulce conexión de un beso se convierta en todo un encuentro sexual.

Solo quiero eso. Un beso, el roce de tus labios, la sensual seda de tu aliento, tu sabor tan delicado. Solo quiero sentir, por una vez, que hay algo más entre nosotros. Que, aunque seas incapaz... Seamos incapaces, quiero decir, de expresar nuestros verdaderos sentimientos con palabras, al menos, una vez, podamos expresarlos con esto... con un roce... con un beso.

- Ahh... Sesshoumaru... –susurro, ya sin verte, con mis ojos fijos en las ramas de un cerezo en flor que se mecen con el viento nocturno -¿Por qué no puedo?

-Nada te lo impide, Inuyasha –murmuras, haciéndome saltar en mi sitio, cuando te veo, noto que aún tienes los ojos cerrados - ¿Acaso yo te he negado algo?

-¿Cómo es que...? –algo más irritado, insisto en no verte, buscando la protección del paisaje exterior- Tu que sabes...

-Sé más de lo que te imaginas, como siempre –tu tono burlón me molesta, me ofende- ¿Por qué no vienes y lo compruebas?

-No – no hemos levantado la voz ni una sola vez, como si alguien pudiera oírnos, pero tal pareciera que gritamos- no te atrevas a burlarte de mí.

-¿Inuyasha? – te levantas despacio, sabes que la estampa de tu cuerpo desnudo, lustroso bajo la luz de la luna, me vuelve loco, me mata - ¿Por qué estás tan enojado?

Te observo lenta, detenidamente. Descaradamente.

Llevo atada una manta a la cintura, que cubre mi desnudez. Pero no impide ver el despertar de mi sangre. Al menos no para ti. Bajas las doradas orbes hacia ese punto, pero nada en ti expresa deseo. Vuelves la vista a mis ojos, para sumirte en ellos de un modo perturbador. Doloroso.

Ahora eres tú quien se cubre. Me resulta extraño. En todos estos años, jamás habías hecho algo así. Creo que en el fondo eres un remilgado pervertido. Te encanta desnudarte. Te encanta que te vea. Es más. Te fascina verme excitarme cuando lo haces. Te paseas de un lado a otro de la habitación, con tu piel brillante y tu pelo plateado meciéndose a los costados de tus caderas, incitante y exquisito.

En ocasiones me obligas a hacer lo mismo. Suele ser divertido. Creo que debo reconocer que algo de tu perversión se me ha contagiado.

Pero ahora que te veo, atando el lazo del blanco pantalón a tu cintura, marcándose aún más tu abdomen cuando te inclinas un poco, solo puedo pensar en cuanto te...

No.

Ni siquiera puedo pensarlo sin que me hiera.

- ¿Tanto se te dificulta? –tu voz tiene ahora un tono extraño, desconocido para mí - ¿Quieres que...?

-No, no quiero nada – te encaro firmemente, por un momento noto un destello nuevo en tus ojos, pero no logro identificar el sentimiento – solo quiero descansar... solo por hoy al menos

-Ahh, Inuyasha... Inuyasha – te aproximas como un depredador. Eso has sido siempre, un depredador, y a pesar de mi fuerza, yo solo soy una presa- Eres complicado. Más de lo necesario.

-¿Complicado yo? – sonrío, puesto que me ha causado verdadera gracia- ¿Y me lo dices tú, "Señor Libro Abierto"?... ¿Tú que no muestras nada en esa cara tuya de porcelana?... ¿Tú que eres incapaz de...?

Tu boca ha cerrado la mía repentinamente. Claro que te sentí venir. Claro que sentí tu brazo rodeándome, y tu pecho, plano y duro, contra el mío.

Pero no ví en tus ojos, aquel furor que suele aparecer cuando te reto. Aquella llamarada que siempre precede al incendio de nuestro lecho. Ví otra cosa, y de nuevo no pude identificarlo. Más bien, tuve miedo de aceptarlo. Siento tus labios moverse con una dulzura completamente nueva, con los ojos cerrados, eres la viva imagen de la ternura.

¡Estás besándome!... ¡Estás besándome!...

Lo haces, y tus manos no me recorren haciéndome rojas líneas con tus garras en la piel... no me agarras con fuerza y estrechas tu pelvis contra la mía. No arrancas la débil tela que me cubre para poseerme como un dios. Nada de eso.

Me tomas de las mejillas, y ese contacto se vuelve tan amoroso, que quisiera llorar. Pero los últimos vestigios de mi vituperado orgullo se resisten a dejar salir esas lágrimas que sé que solo te darían material para humillarme...

Mis ojos arden de tanto retener el llanto.

Nunca he sido tan feliz como en este momento. Tu aquí. Tu conmigo. Solo un par de almas que por fin se encuentran es este mar de desolación y pena. Y toda mi tristeza se desvanece con el sabor de tu saliva. ¿Sabrás lo que he querido decirte desde hace tanto?...

- Inuyasha... –susurras, sin separar tus labios de los míos, haciéndome erizar la piel- Inuyasha... ¿Por qué me tienes en ese concepto tan vil?

- ¿Qué? –aunque quiera, no puedo apartarme de este goce tan perfecto – no Sesshoumaru... no... yo te... yo...

-Mírame

Te apartas de mí, para obligarme a mirarte.

No puedo creer lo que veo. No puede ser cierto...

Una lágrima se escapa de tus ojos de ámbar para colarse por tu suave mejilla. Parece un diamante extrañamente azul. Llenos de ellas. Tus ojos están llenos de ellas. De lágrimas azul zafiro. De amor...

-Inuyasha... –esta vez, levantas un poco la voz - ¿Cuándo vas a entender que Te Amo?...

" Te amo..".

Ésta vez, soy yo quien se lanza a tu boca, para besarte con todo mi ser, ya carente mi espíritu de dudas, de preguntas crueles... ya sin sentirme un idiota por estar enamorado de ti como un completo bobo...

-Sesshoumaru... yo también te amo –te respondo, arrepentido de mi error de juicio, y se me quiebra la voz al decirlo de nuevo- yo también te amo...

FIN