Mariposas
La primavera había llegado a Nerima, y no solo se notaba por las alergias de la gente producto del polen, de las flores y los arboles; sino también por la gran variedad de avecillas y mariposas.
A cualquier persona esto le habría resultado encantador, incluso a las personas que sufrían de alergias. La excepción era la menor de las Tendo.
En el jardín de la casa, el cual era bastante grande y muy variado en cuanto a flores y otras plantas, había varias mariposas revoleteando.
La peli-azul las miró con odio, pero no las odiaría si no fuera por el egocéntrico y estúpido artista marcial, Ranma Saotome.
Luego de la boda fallida había aceptado sus sentimientos hacia su prometido, pero eso causó variados cambios en sus pensamientos.
Por ejemplo, si un día normal ella hubiese pensado en leer un libro o escuchar música, ahora solo pensaba en él. Sus pensamientos divagaban entre los gustos, acciones, gestos, palabras, miradas y todo lo que implicara al pelinegro. Se preguntaba si ella le gustaba o si quería a alguna de sus otras prometidas; si le gustaba más el ramen o el curry, y muchas otras cosas que pasaban por su cabeza.
Cada vez que él le hablaba sentía muchísimas mariposas en su estomago, las cuales eran suficiente tormento como para tener que ver más en su jardín.
Kasumi se acercó a su pensativa hermana
-¿No es un lindo espectáculo? – dijo con un dulce sonrisa mientras miraba el jardín.
Akane despertó de su ensoñación
-S-si…e-es muy lindo- dijo tratando de pronunciar correctamente las palabras, Kasumi miro fijamente a su hermana
-Has estado muy pensativa hermana… ¿Te sucede algo?- preguntó preocupada la castaña.
-No…estoy bien Kasumi… es solo que…- dijo mientras miraba el piso. En eso la puerta corrediza del pasillo interior se abrió y el pelinegro pasó hacia la sala. Se sentó y miro a ambas hermanas.
-Hola, ¿Ocurre algo?- preguntó curiosamente el pelinegro. La peli-azul al escuchar esa voz la procesó por algunos segundos.
-Ah… ¿Qué? ¿Qué ocurre?- dijo mirando a ambos presentes en la sala: Con el solo hecho de escuchar la voz de su prometido las mariposas volvieron a presentarse.
Kasumi miro a su hermana y sonrió, ya sabía lo que le pasaba.
