Nota: Bueno este es mi primer fic en mucho tiempo, no escribo hace dos años D: Y una de las parejas que más me gustan son Takano x Ritsu, y me di cuenta que no he visto (O quizás si hayan) fanfics de Onodera preñado o: Entonces se me ocurrió la genial idea de hacer un fanfic de ese genero con esta pareja, pls, no me odien. (?) Supongo que si hay más de dos reviews actualizaría en dos días más, para tener tiempo de hacer el segundo capitulo, y nada más que decir, espero les guste. :3

Pairing: Takano x Ritsu.

Disclaimer: Sekaiichi Hatsukoi no me pertenece, si no, NO TENDRIA CENSURA.

Onodera como siempre, tenia sus ojos pendientes en el trabajo, ya que se distraia y... ¡BUM! Takano lo regañaba.

El pobre tenia su cabello desordenado, ojeras tremendas y mucha hambre. Takano al notar esto, se le acerco por detrás, posando su mano en el hombro del castaño llamandole la atencion.

-Onodera, necesitas dormir, te vez más delgado de lo normal...- Mientras le miraba preocupado, el castaño repasaba en que el ojimiel tenía razón, respondiendole con un leve gruñido.

-Takano-san, estoy bien, preocupate de tu trabajo.- Ordenó los papeles que tenía tendidos frente a sus ojos, acomodandolos sobre una pila de papeles ya echa, todo eso debía tenerlo revisado para un par de días, el tiempo le jugaba en contra y le robaba el sueño.

El ojimiel solo suspiró, tratando de hacer entrar en razón al castaño. -Te tomarás dos días para recuperar tu salud, y esta noche la pasaras conmigo para cerciorarme de que comas bien.-

-¿Estas loco? Debo revisar esto cuanto ant...- Siendo interrumpido, el ojimiel estampó un suave e improvisado beso en los labios, para que se dejara de reclamar. -¡Hmm!- El castaño le empujó sin mucha fuerza, separandose del beso con un leve rubor en sus mejillas. -No hagas eso...- El ojimiel solo asintió, alejandose del castaño.

-Nos vemos esta noche, Onodera.- Alzó su mano despidiendose de su querido amante, marchandose de ahí, dejando a un Onodera sin aliento.

"Vaya, esta será una larga noche...".

xHoNkHoNkHoNkx

Luego de terminar su trabajo, el castaño meditaba freten a la puerta de su amante si entrar o no, puesto que ya sabia que sucederia si entraba, por un lado era bueno y por otro malo, lo confundia. Sus pensamientos se esfumaron cuando el dueño del apartamento abrió la puerta y lo encontró ahí, perplejo.

-Oh, no creí que de verdad vinieras...- Abre un poco más la puerta, dandole paso al castaño. -Entra-.

El castaño solo rió nerviosamente, con algo de miedo. -No es necesario Takano-san, yame iba a mi...- Nuevamente fue interrumpido cuando el ojimiel le jaló del brazo lo hizo entrar de todos modos.

Como ya tenia la cena preparada y solo esperaba al castaño, este no pudo negarse y tomó asiento junto a él. Para "tapar" el silencio que había entre ambos, el ojimiel decidió prender el televisor, dejando un programa que parecia bastante aburrido, sobre salud. Últimamente los doctores han echo muchas pruebas para comprobar si el hombre podía o no concevir, hace mucho Takano había oido de la noticia, y si había un metodo para lograr eso, haría lo que fuera para tener un pequeño niño o niña con su amado Ritsu.

Dejando esos pensamientos de lado, se concentró en comer y saborear ese onigiri que le esperaba. Tratando de sacar un tema con el castaño...

-Deberías cuidarte más Onodera... Si sigues este ritmo de vida te vas a enfermar (Más de lo que ya está).- Lo miraba de reojo, examinandolo con la mirada.

-Ya lo sé, solo... No puedo con este trabajo...- Dió un leve suspiro, sintiendose estresado, más de lo que ya estaba, mientras terminaba de comerse el último onigiri.

-Aún así, haz un esfuerzo por ordenarlo todo, no amontones todo el trabajo.- Tomo su plato vacio, llevandolo a la cocina colocandolo bajo el chorro de agua del lava manos.

-Lo haré, lo haré...- Siempre le decia lo misma y al final resultaba igual.

Imitando el gesto del mayor, tomo su plato llevandolo al lava manos mientras el otro continuaba lavando el suyo. Al acercarse e intentar lavar su plato, hubo un pequeño roze de manos, lo cual el mayor lo tomo como un gesto de cariño por parte del menor, lo cual obviamente NO ERA, pero hizo sonrojar al castaño y reaccionar al mayor.

Aún con las manos mojadas, llevó una mano a la nuca y otra a la cintura de su amado castaño, acercandolo a si mismo, dandole un suave beso en los labios que fue extrañamente correspondido por el menor, quien luego le dio un pequeño empujon y susurro un "Basta..." que el mayor no tomó en cuenta, volviendolo a besar de todas maneras pero ahora más apasionadamente, necesitaba a su castaño de ojos verdes.

De un momento a otro su tan apasionado beso con algunas caricias de por medio, termino en la mesa frente al televisor, el cual tocó un tema bastante extraño para el castaño, pero ya conocido por el ojimiel, quien fue el que puso más atención a lo que decía.

-...Y así, logramos comprobar que el hombre SI puede concevir vida en su interior...- Esta simple oración dejó perplejo al castaño, y bastante feliz al ojimiel, que claro, no lo demostraba, tan solo miró a su castaño que aún seguía en una especie de letargo.

"Imposible..." Pensó.