Bienvenidas a esta historia. Es mi nuevo proyecto y espero que les guste. Espero sus comentarios. Ahora sí a leer!


CAPITULO 1

"Nada puede ir peor de lo que ya está, si buscas una manera de solucionarlo"

Porque tu mirada fría,

En mí, profundo caló,

Tu manera de expresarte,

Del vacío profundo me salvó.

Me sentía auténtica y absoluta mierda. Un ser completamente autómata, que había perdido su capacidad de pensar, de sentir y con ello su raciocinio. Aumentando a esto, que estoy al borde de la desesperación. Lo único que deseaba en estos instantes, era no volver a mi casa jamás, lograr desaparecer y escapar de esta horrible realidad que me acecha las espaldas en cada paso que doy y hasta hace poco no conocía.

Recuerdo poco de lo que sucedió mientras estaba en casa, pero la única cosa que tengo en mente es que apenas escuché lo que se me había comunicado hace unas horas, comencé a reír de manera por demás incrédula, pues no veía posible que ella, la persona que más amaba, hubiera sido asesinada. La mirada fría de mi padre, con la tortuosa mirada de mi madre, me hicieron notar a los pocos minutos de soltada la bomba, que todo lo dicho por ambos era una verdad absoluta, una verdad que me hizo correr, escapar a donde sea, con esa verdad que me estaba matando emocionalmente, a cuestas.

En estos momentos, me encontraba sentado en un parque solitario, ni siquiera sé si está cerca o lejos de mi nueva "casa". La única cosa presente y que notaba de mi alrededor, era la fría lluvia cayendo sobre mí. Esta lluvia fue la que me hizo refugiar bajo la sombra de un árbol, oculto entre los arbustos de un pequeño parque, para que así nadie viera lo patético que me encontraba y sentía, y así no me encontraran los matones de mi padre. La única cosa que podía hacer aquí, era mirar la oscuridad de la calle, ver caer las gotas de lluvia; y escuchar los gritos felices de niños que no conocen el dolor en su máxima expresión. Según mi familia no tenía derecho a sentirme como un pobre niño asustado, escondido que sólo podía mirar la pista que se encontraba a pocos metros de mí; no. Este tipo de comportamientos estaban prohibidos para mí, pues no eran de hombres valientes era lo que se me repetía hasta el cansancio.

"Inuyasha, ven aquí hay algo que quiero decirte", fueron las palabras de mi padre, acompañado de una gran mueca de seriedad en su rostro, cosa que normalmente no era así. Al acercarme noté lo siguiente: mi madre con semblante triste, mi padre serio y sus "colaboradores" reunidos en la sala; y esta reunión me dio un mal presentimiento. "Ella está muerta, la enterraron ayer". Fueron las palabras suaves que él expresó después. Esas palabras dolorosas que me han hecho escapar. No puedo simplemente aceptarlo, y cuando me di cuenta, ya estaba corriendo fuera de casa, pese a los llamados de mi padre. Se me quedó tan grabado en este instante, que me hizo recordar lo de hace meses, al día en que murió mi hermana.

Mi querida hermana. Ella había muerto en un accidente de tránsito, después de haber peleado con su "novio", al cual yo odiaba. En aquella época pude soportar su partida gracias al apoyo incondicional de mi novia, y las circunstancias eran completamente distintas. Sin embargo, ahora había perdido mi cable a tierra, mi escape a una realidad que me atormenta día a día y me espera, sabiendo que no puedo escapar de ella.

En este momento mis emociones están desbordadas, y sólo consigo llorar. La batalla entre el dolor, la ira y la desesperación no quieren dejar espacio para nada más. Mi novia, mi pareja perfecta, y la persona a la que soñaba convertir en mi esposa. Ella había sido encontrada muerta y había sido agredida en todas las formas posibles, las fotografías que logré ver a medias así lo demostraban. Sabía la causa de todo esto, pero aun así me sentía una basura, una inmundicia. ¿Cómo se puede proteger lo que se ama, aun cuando lo estás dando todo? ¿Tan difícil había sido dejarla fuera y a salvo de lo que a mí me espera? Pues sí, un rotundo y dañino sí.

Recordé los hechos pasados, así de cómo había intentado alejarla de mí. Kikio nunca había sido una chica inmadura, y pese a que yo estuviera con miles de peligros a mi alrededor por el ambiente que me rodea, ella siguió conmigo pese a todas las cosas que pudieran dañarla.

En un momento de claridad me quedé observando mi alrededor, notando todos los detalles que había visto pero no había prestado mucha atención. En mi lugar oculto, veo la vida pasar. Las personas caminan tranquilas, riendo, siendo felices ¿Y yo? ¿Había alguna posibilidad de perdonarme a mí mismo y dejarme ser feliz? Comencé a observar detenidamente dándome cuenta de algo. Yo no encajaba en un mundo así, viendo a las personas caminar debajo de la lluvia, sin importarle si esta les mojaba. Los niños sonriéndoles a sus madres, o a los adultos, que pese al frío, caminan con gran calma. ¿Podría terminar yo siendo feliz? No lo creo. ¿No haría mucha diferencia si yo desapareciera, si simplemente muriera, verdad? Analicé el lugar.

Luces oscuras, bien. Calle solitaria, con semáforo que funciona bien, correcto. Carros que manejan a velocidad, perfecto. Las cosas eran perfectas ¿pero para qué? Me cuestiono. Sé que si desaparezco nadie me llorará, mis padres se quedarán tranquilos al haber desaparecido, ya que podrían dejar de hacer lo que hacen. Además, nadie notaría que un estúpido joven se ha tirado bajo las ruedas de un automóvil, ¿Verdad? De esta manera no habrá más problemas ni pesares.

Me decido a hacerlo antes de que alguna idea de arrepentimiento cruce por mi cabeza, y observo cada vehículo, hasta que por fin noto uno. Mis lágrimas no me dejan ver el color del auto, pero sí que desde lejos, viene a velocidad. Cuando está cada vez más cerca, me aproximo más a la pista, y cuando está a unos cuántos metros, de manera imprudente camino y me coloco delante de él; y giro para mirar el auto. Con los ojos abiertos, noto la desesperación del conductor, que no puede parar y sólo cierro mis ojos esperando mi fin cercano. Comienzo a contar mentalmente, tres, dos, uno…. Y siento cómo algo salta encima de mí, me rodea con sus brazos y me saca de la carretera, dándonos ambos fuertes golpes y sintiendo mi corazón latiendo al 100%.

"Idiotas", escucho gritar al conductor desde su auto, que se va a gran velocidad, según captan mis oídos. Cuando regreso a la realidad, después de un corto aturdimiento, noto que he quedado debajo de mi "salvador". Con el simple contacto, puedo notar el hecho de que es de complexión física más fina que la mía.

"Una chica" es lo que pasa por mi cabeza, y resoplo con fuerza. Estudio con mi mirada detenidamente a esta persona, pese a que no puedo verle la cara. Cabello largo, que se escapa por los costados de su capucha; una casaca oscura y holgada, pero que deja notar su delgadez. Me pareció que era baja de estatura, pero no estoy seguro; y lleva pantalones ajustados y zapatillas. Me llamó la atención notar en ella que en la muñeca tenía varias pulseras. Me asustó pensar que por su apariencia, podía encontrarme frente a una delincuente juvenil, pero al haberse metido en mi camino, me hizo desear que mi ira se desquite con ella; a ver si así, me dejaba tan maltrecho y golpeado, que muriera de una vez. Pero pienso que una muerte así no es bonita, pues se siente el dolor; y ya estoy harto de él, así que sólo me queda reclamarle. Siento la cólera a punto de la ebullición, mientras sentía cómo su respiración se normalizaba, noté que estaba levantando la mirada hacia mí, así que traté de poner la expresión más horrible que pudiera.

Mi mirada de ira se convirtió en terror, cuando ella fijó sus ojos fieros en los míos. Todo mi ímpetu desapareció en un instante. Ojos negros, como dos pozos sin fondo me miraban. Una mirada más filosa que una navaja estaba sobre mí; se notaban tan furiosos, que me hacían querer suplicar perdón, o simplemente; desaparecer. Ahí confirmé que era una chica, pues sus rasgos la delataban, y mientras yo estaba tan estupefacto, ella (que aún seguía encima de mí, sin sonrojarse), me jaló hacia sí misma dejándonos demasiado cerca, casi con los labios rozándonos; pero aun así, sin nervios, me gritó a la cara.

- ¿Qué mierda te pasaba por la cabeza? ¿Acaso ibas a portarte como esos estúpidos cobardes que no saben cómo enfrentar la vida? – Inquirió ella taladrándome con la mirada, haciendo más fuerte su agarre hacia mí.

Me quedé absorto observando su cara. Era bonita, pensé. Si bien su mirada inspiraba terror, su rostro tenía unos hermosos y finos rasgos. En un instante, que fui un poco más consciente de la realidad, noté que ella me tenía sujeto con demasiada fuerza. ¿Con qué derecho me trataba así? No me conocía ni yo a ella. Así que con las fuerzas que me quedaban, me solté de ella con mucha fuerza y me levanté como si su contacto quemara.

- ¿Qué mierda te pasaba a ti? – Grité con más fuerza que ella, intentando imponerme e intimidarla, cosa que no logré, pero sí llamé la atención de algunas personas que pasaban por ahí - ¡No era asunto tuyo! ¡Me negaste mi capacidad de decidir, si yo quería morir simplemente me hubieras dejado hacerlo! No te me acerques ¡Largo! – Todo lo que solté en este instante me hizo querer soltar más palabras que pudieran cambiar esa expresión imperturbable, pero lo que me hizo callar definitivamente fue algo que no me esperaba, un puñetazo (que sin duda fue demasiado fuerte) que me tumbó nuevamente al suelo, y me hizo terminar de empaparme. En ese instante entendí que no debía descargarme con ella, pero sólo lo hacía por desahogarme.

Se nota que no sabes con quien hablas – Dijo bajando su rostro y mirándome ahora sin la mueca de ira. Se agachó a mi costado con lentitud, y tiró fuertemente de mis cabellos, haciéndome emitir un grito de dolor. Más la sentí acercar sus labios a mi oído, y los sentí mortalmente fríos, así que me asusté demasiado, más sin embargo sus palabras fueron muy desconcertantes – Nada puede ser peor de lo que ya está, si pones de tu parte para sobrellevarlo. No hay mal más grande, que el que se hace uno a sí mismo, y daña a los que ama con sus irresponsables pensamientos – Sus palabras se clavaron en mí, y sin más ella se levantó, me dio la espalda y me dijo – vuelve a casa, chico – y se marchó, perdiéndose en lo oscuro de la noche; con pasos silenciosos, casi felinos.

Me levanté, y encaminé a casa, ya que después de todo, nada podría salir peor. Si me ponía a luchar contra el dolor sonreiría de nuevo. Sentí mi sol interno recobrar un poco de color, en contraste a la noche fría y lluviosa. Lo intentaría.

Lo que no sabía, es que mi vida estaba a punto de cambiar, y tendría muchas más emociones, que las que me tocaron esta noche.


Rewievs?

Nos vemos la próxima.