Destellos de Oscuridad

Capítulo 1

Narcosis

Cierra los ojos. Imágenes borrosas por leves instantes la someten, los destellos fugaces pasan ante ella sin control alguno. El rostro se vuelve una máscara fría. La dueña de los ojos verde azul permanece en el mismo lugar, tan callada y distante. Se negaba rotundamente a llorar, esas imágenes que día a día la torturaban, tenían que ser su fortaleza, la bandera que guiara su lucha.

Y tal vez, si una insurgente lágrima se asomara por sus parpados, serian el recuerdo de lo mucho que la amaba y lo fuerte que aún necesita ser.

-¿Si tuvieras el poder de regresar el tiempo, tomarías la misma decisión? ¿Sacrificarías tanto por nada?- la voz del anciano sale en un susurro. La pregunta le provoco un malestar en el estómago.

Su mundo es un enorme rompecabezas que comienza a caerse a pedazos, la calma y tranquilidad, la abandonaron hace mucho tiempo. Si tan solo sus sueños fueran magníficos y felices; pero no, ella tiene que ver como cada día la pierde, ser testigo constante de su propia debilidad, aprieta los parpados para mitigar el descontrol que va expandiéndose en su ser, busca en ella sentimientos felices. Piensa en su sonrisa, en el calor de su abrazo, en el néctar de sus labios.

Oh Regina

Solloza por dentro y el dolor la va colando lentamente, es difícil contenerlo cuando sabe que otra descarga de imágenes se le viene encima y quedaran hincadas a fuego en su corazón, dejándole una marca perpetua.

"Lup-Dup"

Esos eran los latidos frenéticos de su corazón que le anuncian lo que está por venir.

"Lup-Dup"

Su bajo vientre se contrae, la respiración se vuelve más fatigosa, sin ninguna prisa es castigada. Segundos de mudo dolor de los que no puede escapar.

"Lup-Dup"

Sus manos aprietan con urgencia los delicados dedos, quiere aferrarse a ellos y nunca apartarse; porque si los suelta está segura que nunca más sus ojos volverán a verla. Aprieta los labios ahogando un tétrico gemido. Sabe que la despedida será para siempre. Las manos de Rubi la toman por la cintura para apartarla. Emma se niega, no puede imaginar los días sin su presencia, sin escuchar su sedante voz; no puede imaginar la vida sin ella. Regina la mira, con esa mirada suya que le dice que también le duele, no estaba prepara para su partida, nunca lo estará. De un momento a otro su amor será borrado.

Los ojos oscuros se pasean por la habitación, como si ante ella el más lúgubre paisaje se levantara, una lagrima acompaña esa tristeza que enmarca su rostro, al igual que el de Emma. Ha perdido la cuenta de cuantas lagrimas han bañado sus mejillas, ha vivido a sorbos cada una de ellas.

-Regina por favor no me sueltes-suplica mientras se esfuerza por no soltarla, cada milímetro que los dedos se resbalan, el corazón se desfragmenta. Con violencia se aparta de su amiga para lanzarse a los brazos de su amada, el cuerpo tibio de Regina tembló al recibirla.

-Seré fuerte, por favor no necesito que lo hagas.

-Mi luz-besa sus labios con devoción- no es un sacrificio, solo es amor.

-Regina los soldados oscuros han traspasado la muralla-la voz de Rubi les llego a la distancia.

El corazón tembló de miedo al escuchar el anuncio, sesgado en la garganta de la Princesa un sollozo que no llego a fluir, ¿cuantas lagrimas tenía que derramas por culpa de su debilidad?

-¡Emma!

Los ojo se abren de golpe, limpia el rastro que ha dejado una lagrima en su mejillas, evitando el contacto visual con el ansiando.

-No cambiaría nada -murmuro cabizbaja-nunca me arrepentiré de nada, aunque tenga que dar cada destello de mi luz, y ese destello se convierta en oscuridad.