Capítulo 1:

Tokio estaba desolado.

Sin gente, sin comida, sin desarrollo. Agonizante.

Luego de la Gran Crisis Mundial (la cual fue peor que las de los siglos XX y XXI), Japón junto a otros países quedaron destruidos de tal manera que ya no eran considerados aptos para seguir existiendo. Los países poderosos, bondadosos como siempre, decidieron repartirse entre ellos los pobladores afectados, y que Japón quedara recluido a una condición de "pedazo de tierra flotante, repleto de basura radioactiva, malos recuerdos… y sobretodo escombros."

Sin embargo, como todos saben, la capacidad de estos países poderosos no es infinita, por lo que solo pudieron llevarse una gran mayoría de los habitantes de Japón, pero no la totalidad, dando prioridad a los tokiotas. Obviamente solo fueron evacuados los que los países poderosos aprobaron bajo una selección.

Poco menos del 1% de la población total fue rechazado para la evacuación y los dejaron en Japón, abandonados a su suerte en lo que era ahora un vertedero gigante más en el océano Pacífico.

Kenma lo sabía muy bien, al igual que Kuroo. Ellos eran de los pocos que quedaron.

Los países poderosos llevaron todo cuanto pudieron, sobretodo de Tokio, aquella era la explicación de por qué solo habían quince personas deambulando por la capital, y ni siquiera se podía decir que eran las quince personas juntas, porque ocho estaban aislados en el norte y siete más, en el sur.

Kenma y Kuroo estaban entre los siete del sur, el grupo lo completaba un amigo, un pequeño abandonado, un matrimonio de ancianos y un discapacitado. Ninguno de ellos pasó la aprobación de los países poderosos: "los cuatro chicos sin futuro, los viejos y el inválido, todos serán una carga para el Estado".

-Kenma, ésta es la oportunidad por la cual hemos esperado siempre –decía Kuroo, tratando de subirle el ánimo-, ¿recuerdas que queríamos fundar nuestra casa del árbol? Esto es cien, no, ¡mil veces mejor! ¡Podemos fundar nuevamente Japón! ¡Nuestro propio país!

Kuroo tenía los veinte años recién cumplidos. Con dos décadas en la espalda ya se sentía más adulto, con más derechos, a pesar de que ignoraba los deberes que también esto le acarreaba. Estaba en aquella edad complicada donde se mezclan las ideas revolucionarias de la juventud y el poder de los adultos para llevarlas a cabo. Kuroo quería formar un país y no estaba de bromas.

-¡Anda, Kenma! ¿No te gustaría que hiciéramos una… diarquía?

-Primero, suena horrible. Segundo, ¿qué rayos es eso? –respondió Kenma, sin despegar la vista de su querida, pero algo vieja consola portátil.

-Es como una monarquía, pero de a dos.

-No voy a ser la reina.

-¿Y si son dos reyes?

-Tampoco.

Algunas veces Kenma no comprendía que su amigo en serio hubiera cumplido veinte años, que era un año mayor que él, pero que mentalmente perdía con creces. Aunque solo algunas veces.

Kuroo sabía lo que hacía, y cuando él iba en serio, era mejor no entrometerse. Sin embargo, era muy difícil pensar en buenas ideas, pues no se podían hacer muchas cosas cuando las vidas y las oportunidades se escapaban por entre los escombros.


Hola :D Espero que les haya gustado el primer capítulo. Como verán, no han salido tantos personajes, pero... bueno, ya van a ir saliendo las sorpresas(?) Me hace mal leer Sci-Fi futurista porque luego me dan ganas de escribir de ese tema D': Nah, xD

Ya viene el próximo capítulo ;)