¡Hola! No me gustan los OC-no mucho, al menos-, pero dado que llevaba queriendo hacer algo ambientado en la época desde que vi la última película de los Mosqueteros y esta serie de la BBC pinta bien, me he decidido.
Vale, los cuatro bombones que han puesto por protagonistas también me han inspirado enormemente, lo confieso. Y el humor inglés en contraste con la realidad francesa del momento, y los paisajes exteriores, y el vestuario y el que no esté basada en el libro original, sino inspirado en los personajes...
Y no babeéis mucho. Aramis tiene (y no tiene) a Anne y Athos tenía a Milady (pero es un tira y afloja insano), pero Porthos no tiene a nadie. Flea y él eran mundos aparte y me quedé muy chafada con Alice… así que ahí va eso:
OoOoO
-Joder…
-… Mi cabeza.
-¿Estás bien?
Mientras intentaba enfocar la vista, sacudió la cabeza, retirándose el pelo de la cara. Mala idea, todo comenzó a darle vueltas.
-Pero ¿qué coñ…?
Veía borrosa a Christine Y no recordaba nada. La deslumbraron los rayos del sol y por su mente volaron imágenes, agolpándose sin orden alguno: los faros del camión. El choque.
-Oh, Dios mío. ¡Estamos muertas!
Christie le pellizcó con ganas.
-Obviamente no-contestó, alzando una ceja- Si te duele es que sigues viva.
-Pero no sé si estoy en coma por el golpe y si eres un producto de mi imaginación. ¡Me dirás que hacemos aquí perdidas, en medio de la nada!
-¡Esto tratando de entenderlo yo también, lista!
-Estoy segura de que mi mente hubiera dicho lo mismo para no darme respuestas y negarme a mí misma la situación. ¡Me persigues hasta inconsciente!
Su hermana pequeña rodó los ojos, dejándola por imposible.
-Paso de discutir contigo. Que te peten.
-Me duele la cabeza.
-Espero que no te hayas quedado más tonta de lo que ya eras de normal...
-Ja ja. Mira cómo me río...
Pasaron unos minutos en silencio, ambas sumidas en sus pensamientos.
-¿Y ahora qué?
-Saber dónde estamos.
OoOoO
Sus padres iban a castigarlas de por vida cuando llegaran a casa, como si tuvieran siete años. Nada de conciertos, en incluso estaba convencida de que las dejarían sin coche.
Tuvieron que caminar unos cuantos kilómetros hasta que llegaron al primer pueblo. Bueno, pueblo... En el letrero ponía claramente "París", pero aquello no tenía mucho sentido. Sí, era un pueblo grande, pero no se veían edificios ni nada por el estilo. Y ellas habían chocado contra aquel camión a miles de kilómetros de distancia de París. Además, estaba convencida de que el camino a París tenía que estar asfaltado: aquello parecía un paso de cabras.
-¿París? -boqueó perpleja- Te estás quedando con mi cara. ¿Y la Torre Eiffel?
-Esto empieza a parecerme una broma de muy mal gusto... Preguntemos a alguien.
Caminando sin saber a ciencia cierta qué hacer y viendo un mercadillo medieval, se acercaron a una mujer que toqueteaba la fruta de temporada.
-Disculpe- llamó su atención. Era una mujer hermosa, de cara redonda y facciones dulces enmarcadas por el pelo rizado-. ¿Le importaría decirnos dónde estamos?
-Claro, en la calle principal-las observó de arriba a abajo, revisando sus ropas-. Por allí pueden llegar a...
-No, no-la interrumpió la otra-. El pueblo.
La mujer parpadeó sin comprender. Parecía realmente sorprendida de verlas con pantalones.
-París, mesdames. ¿Os encontráis bien?
-Oh, Dios.
-¡Ay, mi madre...!-dijeron ambas a la vez-. ¿Y... el año?-preguntó empezando a suponer algo que no le gustaba lo más mínimo.
-1630.
La cifra fue el detonante. Ambas palidecieron y a Christie le temblaron las rodillas.
-Tiene que ser una broma-se miraron entre ellas-. Es un mercadillo medieval, a lo mejor están representando algún hecho histórico o algo...
La mujer observaba sus expresiones como si se tratara de un partido de tenis, con la mirada llena de preguntas.
-Creo que no nos han presentado. No os había visto antes por aquí, sois nuevas en la ciudad, ¿no es así? -sonrió con simpatía- Me llamo Constance Bonacieux.
-Katia y a la que parece que le va a dar un infarto de miocardio es Christie.
-¡Qué nombres más curiosos...! Con el debido respeto, os veo un poco cansadas, ¿tenéis lugar para descansar -preguntó alzando un poco las cejas- u os apetecería acompañadme a la casa de mi marido a tomar un té?
Katia suspiró escandalosamente, viendo que Christie no parecía recobrarse.
-Te lo agradeceríamos mucho, Constance.
La aludida alzó ambas cejas con sorpresa, por la informalidad y confianza del trato, pero no añadió nada más, sino que simplemente les señaló el camino con una mano.
OoOoO
Aquello no parecía ninguna representación. Toda una puñetera ciudad de ese tamaño tenía que haber costado una fortuna. Y las ropas de época... ¡Hasta recogían agua con cántaros, por el amor de Edith Piaf...!
Constance las había dejado a ambas en un cuarto modesto mientras preparaba la infusión. Podían olerse las hierbas aromáticas desde la habitación. Todo era muy... vintage. Y rústico, había madera y cacharros desvencijados allá donde posaras la vista.
Christine estaba echada en la cama, negándose a creerlo.
-A punto de empezar mi último año de loquera y yo tirada en la Edad Media.
-Tecnicismos aparte, creo que esto era el Renacimiento.
Christie la fulminó con la mirada.
-Creo que lo mejor sería crear una coartada-sugirió Katia-, dado que no sabemos cómo estamos ni por cuánto tiempo aquí estancadas.
-¿Me lo dices o me lo cuentas?
Su hermana bufó.
-No seas borde, por favor. Yo estoy en la misma situación que tú, ¿recuerdas?
Christie asintió, sin mirarla, sintiéndose un poco mal. Katia se humedeció los labios, pensando deprisa.
-Aquí se siguen pagando impuestos abusivos y las mujeres no son tomadas en consideración a menos que estén casadas. Lo más sensato es decir que nos asaltaron por el camino desde...
-¿España...?-ayudó sin mucho entusiasmo. Miente con la verdad, siempre es efectivo y el inconsciente no te traicionará tanto.
-Desde España-aceptó-. Tuvimos un accidente con el transporte, nos robaron nuestro equipaje y llegamos desorientadas caminando hasta aquí.
-Con esos pelos de bruja que llevas, no lo pondrán en duda-se medió burló, con la voz débil, mirando al techo.
Katia miró a su hermana con una sonrisa.
-Anímate, tengo una idea en mente que puede que nos saque del apuro.
-¿Cual?
-Una noble. No de alto rango, claro, eso llamaría la atención-habló más para sí misma que para su hermana-. Baronía, puede ayudarnos. Se puede llegar a conseguir un título nobiliario comprando tierras...
-¿Baronía?-la incredulidad y el desconcierto teñían sus palabras.
-Dime un lugar-sacudió la mano, mandándola centrarse.
-... ¿la ducha? -Katia alzó una ceja- Estoy que doy asco, ¡yo no puedo pensar con este desconsuelo en el estómago! Seguramente, en esta época solo podamos bañarnos en el río...
Suspiró, alzando los ojos al cielo, todavía maquinando.
-Baronesas del Río, no me termina de convencer.
-A mí tampoco-negó arrugando la naricilla-, suena cutre total.
-¿Qué me dices de Chanel?-sonrió de repente.
Christie pareció pensárselo. Frunció el ceño.
-Tiene más gancho, definitivamente-aceptó-. Pero suena muy... francés, y nosotras no tenemos acento. Y no sabemos si es un apellido noble o si ya está cogido en esta época.
-Que será lo más seguro, pero no importa. No es nuestro apellido, sino el de mi marido que falleció trágicamente en...
-¿Un incendio?
-Exacto, de nuestra humilde mansión en España-sonrió, alzando las cejas, dándole forma.
Christine se rió entre dientes.
-No te veo de viuda desconsolada, sinceramente.
-Ya llevo un año de luto-se indignó, llevándose la mano de forma dramática al pecho-, tú querías ver mundo y por eso vinimos a Francia.
-¿Yo? -preguntó sorprendida- ¿Qué hay de mí?
Katie sonrió con ganas y Christie se temió lo peor por un instante.
-Tú vas a ser la hermana menor-hasta ahí no había problema...- soltera- hasta ahí tampoco.
Un momento...
-¿Por qué pones esa cara? ¿Qué me he perdido?
-Como baronesa casamentera, vas a tener que llevar una vida muy... "virtuosa".
La hermana menor alzó una ceja, preguntándose de qué diablos iba la otra para meterla en esos berenjenales.
-¿Cómo?-parpadeó el doble de lo normal.
-No puedes dirigirle la palabra a ningún hombre, a menos que sea un buen candidato a esposo-se burló-. Velo por tu seguridad y futuro, querida. No temas, que yo te protejo de este mundo pecaminoso-le dio un golpecito en la mano, cariñosa-. Y me será más sencillo hacerlo si mantienes esa gran bocaza cerrada.
Se limitó a suspirar, escuchando a Constance subir por las escaleras, cargada con una bandeja.
Llamó a la puerta y Katia le abrió. Su hermana intentó incorporarse con actitud en la cama y la muchacha les sonrió, dejando la bandeja de madera sobre la mesita de noche.
-Esto os reconfortará...
Empezó a servirlas, con dedicación y Christie se sintió terriblemente mal por mentirle, pero Katia empezó antes de poder arrepentirse. Tenían que asegurarse de sobrevivir allí.
-Lamento que nos hayamos conocido en circunstancias tan... incómodas, Constance- ladeó la cabeza. Alzó una mano con elegancia, señalando a Christie que tomaba una taza-. Nos asaltaron por el camino y llegamos desorientadas, después de caminar durante kilómetros hasta llegar aquí.
Constance se llevó una mano a la boca, abriendo los ojos en todo su tamaño.
-Sacré Bleu!
-Sé que nuestros nombres te han parecido extraños, en realidad son nuestros hipocorísticos. Ella es Christine.
La aludida dejó la taza con una sonrisa.
-Puedes llamarme Christie.
-Y yo soy Catherine, pero me gustaría que, por favor, me llamaras Katia.
OoOoO
Ale, ya están presentadas. No sabía de dónde sacarme una Baronía y pensé "juguemos con sus nombres: Catherine y Christine hacen dos letras 'c'…" y la inspiración me vino con el logotipo de Coco Chanel.
Espero no resultar muy pedante escribiendo así, pero la verdad es que es entretenido. Estoy viendo ya la segunda temporada de la serie… y me muero del asco, de querer y no poder escribir tanto como el cuerpo me lo pide.
No sé si me saltaré algún capítulo, no sé si modificaré algún otro más de lo normal para que mis personajes hagan incursiones interesantes.
Lo que sí que sé es que el OC no es santo de mi devoción –por si no lo he comentado ya-, pero no sé qué hacer porque me duele ver al pobre Porthos así y quiero darle una oportunidad de ser feliz, aunque ningún personaje del canon me termine de convencer.
En fin… ya veré. No me odiéis mucho.
