Resumen: Itachi Uchiha era sólo un niño cuando entró a formar parte de los ANBU, el niño prodigio que no pidió a nadie más que a Minato Namikaze, el propio cuarto Hokage como su maestro y es que lo idolatraba, quería ser como él y esto le llevó a la grave confusión de enamorarse del Hokage. Tras la muerte de la mujer de Minato y la aparición del zorro de nueve colas, Minato decide sacrificarse a sí mismo para salvar a su hijo Naruto, a quien le deja al cuidado de Itachi Uchiha. Itachi enamorado del Hokage, le promete protegerle siempre pero cuando los años pasan... esa protección se acabará convirtiendo en el amor más grande que jamás haya sentido y es que Itachi... se enamoró del hijo del Hokage.

¿Cómo afrontará el genio Uchiha Itachi haberse enamorado del padre y del hijo? Prólogo:

¡No quiero moverme! Sólo espero a que se desfogue conmigo. Él cree que le he traicionado, sus ojos ven frente a él a un traidor de Konoha y, en cierta forma, lo soy… quizá no de la forma en que todos esperan. Piensan de mí lo peor, que soy un asesino a sangre fría, que no me importa nada ni nadie pero soy humano… demasiado humano. ¡Tú me enseñaste a ser humano y ahora te traiciono, Minato!

Fuiste un gran maestro, de ti lo aprendí todo, contigo viví mi más intenso amor, contigo viví la más desesperada de las tristezas, a ti te hice la mayor de las promesas y hoy me encuentro aquí por ti… esperando el golpe de tu hijo que dará mi muerte, esperando que él acabe con mi vana existencia porque soy un traidor.

Él dice que asesiné a mi clan, que traicioné a Konoha. ¡No puedo rebatírselo! Es cierto que lo hice… pero lo hice por él, lo hice por ti. Salvar a tu hijo siempre fue mi prioridad, ayudarle, protegerle, cuidarle. Me pediste y suplicaste que le protegiera siempre, que cuidase de Konoha y lo hice. No puedo arrepentirme porque no siento culpa, hice lo que tuve que hacer para mantener mi promesa contigo.

Mi única culpa… fue haberme enamorado de la persona que va a matarme. Quizá lo merezco… ¡Me enamoré del padre, ahora del hijo! ¿Qué clase de monstruo soy? ¿Qué clase de persona? Puede que lo mejor sea que desaparezca finalmente y por eso mismo, no voy a moverme.

Oigo el Rasengan cargándose en la mano de tu hijo y sonrío mientras permanezco con los ojos cerrados. He visto cientos de veces ese ataque, tú lo diseñaste, tú lo creaste y lo mejoraste, tu hijo… lo ha perfeccionado por ti… porque supo por Jiraiya que tú jamás pudiste acabarlo del todo por tu muerte precipitada.

Abro los ojos aunque ya apenas puedo ver, estoy medio ciego por mi sharingan, sin embargo, miro las nubes, simples borrones que surcan el cielo sobre mi cabeza y sonrió una vez más. ¡Allí te encontraré! ¿Me perdonarías? Y luego pienso… ¡No! No nos encontraremos, porque tú fuiste un ángel que salvó gente, yo fui un demonio que la mató para proteger tu sueño y tus ilusiones, el cielo no es para mí, ni siquiera en mi muerte volveré a estar contigo. ¡Dos amores y ninguno pude disfrutar! A los dos os pierdo. Qué irónica es la vida, todo me lo da y todo me lo quita.

Una brisa mueve mi cabello y sé que es tu hijo acercándose a mí. El viento que tú dominabas le protege ahora, le rodea y es atraído por su rasengan. Él será el nuevo viento de Konoha, el que los proteja, él será ese chico que deseaste que fuera, será el chico que soñaste conocer y criar, él será como tú, tiene tu corazón y tu carácter. A ti te vi en él, quizá por eso me enamoré una vez más aunque fuera la persona inadecuada.

Su mano va a tocar mi pecho y finalmente… lo hace, pero no siento dolor, tan sólo su palma en mi pecho, empujándolo con fuerza y le miro. Una mancha rubia, eso es lo que veo, una mancha rubia que gimotea frente a mí con la cabeza agachada, con su mano en mi pecho y tratando de contener las lágrimas.

- ¿Por qué has desactivado el Rasengan? – pregunto en un susurro.

- Porque no puedo matarte – me dice entre lágrimas, cogiendo mi muñeca y atrayéndome hacia él hasta unir sus labios con los míos.

Me ha impresionado y no entiendo el motivo… él siempre fue impulsivo. Quizá eso lo sacó de Kushina, porque tú eras valiente pero cauteloso, ingenuo para el amor pero inteligente para el campo de batalla, tú eras el Hokage perfecto y, sin embargo… ese corazón bondadoso… ese… es de los dos. Sé que vuestro hijo llegará a Hokage algún día, será como tú y si él me dejase… yo siempre le protegería, haría lo que no pude hacer contigo. ¡Salvarte!

"Perdóname, Minato… por enamorarme una vez más, por enamorarme de tu hijo."

Tu rostro aparece en mi mente y te veo sonreír. ¿Por qué sonríes? Y entonces caigo en algo… tú nunca te enfadaste, jamás me culpaste de nada, tú jamás pusiste expectativas sobre mí, tan sólo me animabas y ahora… sintiendo el beso de Naruto del que me esforzaba por no disfrutar, apareces tú con esa sonrisa, como si me dieras tu visto bueno.

Muevo suavemente y por primera vez mis labios, dejando que las manos de Naruto sigan en mi cabeza, acercándome a él, sin embargo, yo soy el primero en deslizar mi lengua por sus labios, suplicándole que me dejase entrar en su boca, que me dejase saborearle, suplicándole que se llevase mi dolor, porque sólo él podrá hacerlo ahora. Él abre sus labios lentamente, sin detener el ritmo del beso y, finalmente, empiezo a disfrutar de nuestro momento.

Son los segundos más intensos de mi vida, unos segundos que me hacen recordarte, Minato, unos segundos donde también empiezas a desaparecer lentamente para dejarme ver a tu hijo y sentirle. Cuando él se separa, deja en mí de nuevo un profundo vacío y lo entiendo… una vez tú me robaste el corazón y ahora lo tiene Naruto, vosotros tenéis mi esencia, mi alma, mi mente… me tenéis atrapado.

- Lo siento mucho – le repito a Naruto porque esta vez la disculpa es con él.

- Prometí proteger siempre la villa… quiero ser Hokage – me dice Naruto cayendo de rodillas al suelo, llevándome consigo – y sin embargo… me he enamorado de un asesino clase S, me he enamorado de ti. No podía entender por qué tú eras el único que me cuidaba desde niño y ahora… sé todo de ti.

- No, Naruto… no lo sabes todo – le digo, porque es cierto, jamás confesé lo que sentí por su padre, jamás lo diría, jamás me conocerían tal cual era el gran mentiroso Itachi Uchiha.

- Pero sé lo más importante, me amas y darías tu vida por mí.

- Mi vida es tuya, haz con ella lo que quieras – le digo, las mismas palabras que una vez te profesé a ti, Minato.

- No… tu vida es tuya y la mía es mía pero… podemos juntarlas – dijo Naruto entrelazando sus dedos con los míos – No quiero utilizarte como quiera sino… que ambos vivamos y compartamos todo.

Aquello me saca del trance en el que estoy, porque recuerdo que tú también me dijiste las mismas palabras y entonces lo entiendo… ¡Sois incluso más parecidos de lo que yo creía! Quizá aún vives en tu hijo, en ese demonio de su interior, quizá tú eres el que en parte le protege también. Sonrío incrédulo y a la vez feliz… sólo un sello así se te podía ocurrir a ti. Eso me hace abrazar a Naruto con fuerza contra mi pecho. Os amo a ambos, a uno lo perdí… pero cumpliré mi promesa y no volveré a perder a nadie más de los que me importan.

Si de verdad queréis conocer mi historia… seguidme a mi pasado… no tan lejos de donde estoy ahora mismo con Naruto, a sólo unos metros, en el interior de la gran Villa del Fuego, justo… en el clan Uchiha. Os contaré… "El Diario de Itachi Uchiha"