El Soldado El Esclavo y El Migrante Capítulo 1
Tres Tristes Tramas
Norte de California 1849
Era una mañana bastante fresca en las montañas californianas, sin embargo la fiebre del oro estaba en su apogeo. California había pasado oficialmente a manos estadounidenses apenas pocos meses atrás, el descubrimiento de oro en sus colinas convirtió a la región de un desierto despoblado en un centro industrial y comercial lleno de mineros, pistoleros, y casafortunas prácticamente de la noche a la mañana; en esa enorme multitud encontraremos a tres hombres y una mujer muy especiales.
Una carreta tirada por dos caballos cafés avanza por camino pedregoso dentro de ella iba una mujer muy talentosa pero también muy temperamental; -Manuela no sé si venir hasta acá a presentar tu espectáculo sea una buena idea -ya te dije que si le dijo la joven chilena con cierta impaciencia a su representante, Manuela no era particularmente hermosa pero tampoco era fea, además era una gran cantante, bailarina y violinista que cautivaba a la gente, en especial a los hombres con su talento y su sensualidad en el escenario.
Mientras tanto en la cárcel del recientemente fundado pueblo de San Francisco el comisario revisaba a los nuevos prisioneros junto con su ayudante, -jefe trajimos a estos tres hombres por mendigar en diferentes partes del pueblo, -Alfred este pueblo esta lleno de criminales peligrosos y tu arrestas a estos pobres diablos por mendigar, creo exageras un poco en el cumplimiento de tus deberes no crees, - si lo siento Matthew, pero podrían ser mexicanos -Alfred esto solía ser México hasta hace seis meses recuerdas además la guerra termino ganamos, pero si ellos nacieron aquí ahora son ciudadanos estadounidenses como nosotros y si no solo vienen buscando fortuna como muchos otros viajeros - cielos tienes toda la razón hermano, ¿como se llaman amigos? -yo soy Luciano da Silva, -yo soy Martín Hernandez, -y yo me llamo Pedro Sánchez -muy bien mucho gusto en conocerlos ahora cuéntenos un poco del porque están en este pueblo.
Pedro fue el primero en tomar la palabra - bueno soy un soldado mexicano, -ves te lo dije, - Alfred no interrumpas por favor dijo Matthew en un tono autoritario -decía yo soy o era soldado del ejercito mexicano y amo a mi país, pero fui forzado a servir en el ejercito por agentes de nuestro dictador el general Santa Anna que van por los pueblos y las ciudades reclutando a campesinos, artesanos, y otros hombres para convertirlos en soldados; yo trabajaba como zapatero en Guadalajara Jalisco cuando el ejercito me escogió para irme con ellos sin previo aviso, tuve que dejar a la familia y ni siquiera me dieron entrenamiento militar salvo marchar y marchar hasta llegar a Los Ángeles donde mi batallón fue derrotado por un grupo de voluntarios gringos, me capturaron y me llevaron a una cárcel en Sacramento de donde me soltaron hace unos días pero no tengo dinero para volver a casa y decidí venir aquí a buscar un poco de oro para no regresar a mi casa con las manos vacías.
Todos guardaron silencio cuando Pedro termino de contar su relato, hasta que Luciano fue el próximo en relatar su historia; bueno yo era un esclavo hasta hace muy poco tiempo, nací en Sao Paulo en Brasil soy hijo de una esclava negra que trabajaba como sirvienta en casa de un herrero portugués, ese herrero estuvo con mi madre a escondidas de su esposa y el resto es historia aquí estoy yo en fin a pesar de que mi padre nunca me reconoció como su hijo me tenía un cariño muy especial y me enseño su oficio, la esposa de mi padre y mi madre murieron en una epidemia de tuberculosis y mi padre decidió que viniéramos aquí a buscar oro y a empezar una nueva vida como padre e hijo, tomamos un barco pero a medio camino mi padre se enfermo con una fiebre muy alta y murió unos días después, pude pagar el viaje y el entierro de mi padre pero me quede sin dinero para poder pagar un hotel.
El ambiente se hizo aún más triste con la historia de Luciano, sin embargo Martín decidió contar la suya de todos modos yo soy de la villa de Rosario en la provincia de Santa Fe en la Argentina yo era panadero en mi pueblo, un día ya que mis viejos habían muerto y estaba solo en el mundo porque soy hijo único decidí ir a buscar a los parientes de mi madre a Italia, me fui a Buenos Aires para tomar un barco y allí unos porteños aprovechados me estafaron, me vendieron carisimo un boleto que dijeron que era para Italia y como no sé leer me dieron un boleto para Los Ángeles, cuando me di cuenta del engaño ya era demasiado tarde; así vine aquí a buscar oro para poder comprarme mi boleto a Italia.
