"¿Cuantas veces habían sido ya?"
Se preguntó Eugene, mientras entraba a su habitación y se dirigía hacia el balcón, con las manos unidas a su espalda.
¿Unas veinticuatro?… ¿Veinticinco? No, veintiséis. Conto en su mente y ya estando seguro, esbozó una sonrisa ladeada, porque al parecer los nobles, los guardias, los caballeros y los sirvientes habían rompido un nuevo record en el día de realizar comentarios despectivos, miradas de odio, como insultos hacia su persona, aunque en cierta forma era comprensible que actúen de esa forma, ya que aceptar a alguien que hace un tiempo había entrado a robar al palacio sea el príncipe del mismo. No era algo que veían con buenos ojos.
No obstante, solo esperaba que Rapunzel no se entere de estos sucesos porque no quería preocuparla. Suspiro y encorvándose apoyo sus manos en el barandal. Sabía que este trato no iba a cambiar, ni con el tiempo, ni con una disculpa. Al escuchar pasos que provenían de su habitación, supo que era Rapunzel entonces se enderezo, pero antes de que pudiera darse la vuelta ella había apoyado su frente en su espalda.
— ¿Estas bien? —Pregunto Rapunzel con un deje de preocupación.
— ¿Por qué no lo estaría? —Le contesto con otra interrogante. Un poco asustado de que se haya enterado.
Rapunzel no dijo nada y se alejó de su espalda para apoyar sus manos en la baranda, mientras posaba sus ojos en la vista que le daba el palacio.
— ¿Te arrepientes de haber sido un ladrón? — Le cuestiono de la nada y Eugene se sorprendió al escucharla decir eso, ahora estando seguro de que se había enterado.
—No —Contesto rápidamente, expresando seguridad en la voz, mirándola con el semblante serio y ella al oír esa respuesta giro su cabeza hacia él, observándolo con esos ojos verdes tan bellos como penetrantes que demostraban que le había impresionado esa contestación.
— ¿N-no?... ¿No te arrepientes de robar cosas que no te pertenecían? —Le pregunto incrédula, sin apartar en ningún momento su mirada de él.
—Bueno te robe a ti, así que no, no estoy arrepentido —Respondió Eugene, dibujándosele una sonrisa traviesa.
—Estoy hablando en serio —Espeto cruzándose de brazos y mirándolo con el ceño fruncido.
—Yo también o me vas a decir que no robe completamente tu corazón —Le contesto sin borrar esa sonrisa de ser un conquistador innato, mientras ella no dejaba de mirarlo de forma enojada— ¡Oh! Bien, mira no estoy para hablar sobre la moral o lo que es correcto o lo que no y que robar no es correcto y blablablá —Dijo sin intención de continuar de hablar sobre ese tema— Pero estoy completamente seguro de que no me arrepiento de haberme convertido en ladrón porque si no lo hubiera sido, no habría entrado a esa torre y no te podría haber conocido —Repuso dejando a Rapunzel estática y sonrojada.
Ocasionando que ella se le quedara mirando sus ojos. Sin embargo antes de que pudiera hablar para quitar el nerviosismo, su esposo tomo su cintura atrayéndola hacia él, besándola.
—Tu eres el mejor tesoro que he robado —Declaro cuando se separaron del beso, esbozando una sonrisa y a los pocos segundos, su esposa fue quien tomó la iniciativa agarrando su traje y atrayendolo hacia ella, uniendo sus labios con los de él.
Y en ese momento Rapunzel rectificó lo que ya sabía, ese hombre había robado completamente su corazón y estaba segura de que no se arrepentía por haberlo dejado.
