No estoy seguro de lo que ves cuando me miras, siempre tuve cicatrices, más nunca estuve completamente roto.
Estoy muerto, Seth. Cuando me hablas, me tocas, me miras, respiras, existes. Estoy muerto, Seth.
Porqué no me saco el dolor de la espalda, y no me duele precisamente la espalda. Tengo la silla como un tatuaje permanente, tu nombre escrito con fibrón, tus lagrimas bajan por mi garganta con el amargo sabor de la disculpa, y tu sonrisa no se borra de mis retinas.
Aún así, estoy muerto. Y que no te engañe el hecho de que mis pulmones sigan absorbiendo oxigeno golosamente, que mi corazón siga latiendo como desquiciado, que mis ojos sigan parpadeando en la necesidad de verte. Nunca estuve tan muerto como ahora, Seth.
Pero se que tu estas muerto tambien.
Moriste cuando me mataste, y lo lamento. Lo lamento porqué tu eras la persona mas viva, quien me daba ganas de vivir, de vivir y no morir jamas, aunque ya estaba muerto.
Ahora te disculpas, como si la silla en tus manos no quemara, tienes mi nombre escrito con fibrón en tus palmas, puedo ver como tus pulmones respiran oxigeno golosamente, tu corazón sigue latiendo como desquiciado, tus ojos siguen parpadeando al verme, nunca estuviste tan muerto como ahora, Seth.
Puede que ambos estemos muertos.
