Hola y gracias por darle click a esta historia!
Antes de que empieces a leer hay algunas cositas que me gustaría advertirte:
-Esta historia no es 100% mía, la escribí por WhatsApp con una amiga y ella me ha dado el permiso de subirla a mis redes sociales (Fanfiction, Wattpad, AO3)
-La historia estará centrada en personajes OC (Original Characters = Personajes Originales).
-Habrá escenas de violencia, sexo, entre otros. Si eres sensible a estos temas no lo leas. Si decides leerlo aún así, no soy responsable de lo que pueda pasar ya que decidiste leerlo bajo conciencia propia.
-Si algún aspecto de la historia no te gusta, por favor abstente de realizar comentarios ofensivos como "Esta historia es una basura porque..." "No sirves para escribir", etc. Si acepto comentarios que ayuden a mejorar la historia como "Ten cuidado con las repeticiones de palabra", "Ten cuidado con estos aspectos que se ven muy obvios", etc.
Disclaimer: Los personajes de Katekyo Hitman Reborn no me pertenecen.
– ¿Por qué siempre me cuentas las cosas importantes a último momento? –lloriqueó Tsuna tropezándose por toda la habitación en un desesperado intento de conseguir ponerse los pantalones.
Aquella mañana se había despertado con la esperanza de que todo el asunto de los anillos de Vongola y Varia fuese solo un mal sueño. Desafortunadamente para él, no solo había resultado ser real todo lo sucedido, sino que Reborn acababa de darle más noticias inesperadas.
Frente a él, sentado en la mesita de noche que se encontraba a un lado de la cama, Reborn bebía su café manteniendo un rostro impasible, ajeno a la preocupación del adolescente.
– No sé por qué haces tanto escándalo, tonto Tsuna… –contestó con simpleza el pequeño Hitman.
– ¿¡Por qué hago tanto escándalo!? –exclamó con desesperación Tsuna. No podía entender cómo siempre el arcobaleno aparecía, le tiraba una bomba y se mostraba tranquilo al respecto, como si fuese algo común. – Estamos a punto de iniciar un combate con un grupo de asesinos élite por unos tontos anillos… ¿¡Y se te ocurre decirme ahora de que habrá otros dos guardianes más!?
– No te lo dije antes porque no lo consideré importante. –dijo Reborn encogiéndose de hombros mientras dejaba su tasa a un lado. – La familia no ha tenido guardianes de la nieve o el infierno desde la primera generación, pensé que esta vez sería igual. –explicó.
– ¿Por qué no ha habido guardianes? –preguntó confundido Tsuna mientras terminaba de colocarse su sudadera.
– La nieve y el infierno son llamas excepcionalmente raras, muy pocas personas a lo largo de la historia han tenido las cualidades para portar dichas llamas… Y si ya de por si es difícil encontrar personas que se adapten a las llamas, Vongola siempre ha sido muy exigente con sus guardianes: Nadie era lo suficientemente digno para llenar el puesto. –explicó el arcobaleno.
Tsuna lo observó con asombro. Si lo que decía era cierto, entonces… ¿Qué tan fuertes serían los nuevos guardianes que vendrían?
Ahora que lo pensaba bien… ¿Qué clase de personas serían? ¿Qué edad tendrían? ¿A qué se dedicarían? ¿Tendrían algo que ver con el mundo de la mafia o serían gente común como él y la mayoría de sus amigos?
– Apúrate o llegaremos tarde. –lo regañó Reborn sacándolo de su ensimismamiento.
– C-Claro…
En el aeropuerto de Namimori, una joven de cabellos castaños caminaba por los pasillos completamente desorientada.
– ¿Por qué vinimos a este lugar, Sora-san? –preguntó la chica mirando sobre su hombro donde una bebé de cabellos violetas estaba sentada. Se trataba de una arcobaleno.
Los violáceos cabellos de la bebé se mecían con una elegancia tal, dándole el aspecto de una auténtica joven inglesa de la época victoriana. Incluso sus ropas daban ilusión de pertenecer a la aristocracia de aquella época.
– ¿Recuerdas que Nono te pidió que te convirtieras en la guardiana de la nieve de Vongola cuando apareciera la décima generación? –preguntó Sora, y sin darle tiempo de contestar inmediatamente añadió: – El décimo Vongola está cercano a suceder a Nono, por lo que es necesario que conozcas al futuro líder de la familia, y que te familiarices con el resto de los guardianes antes de él asuma el poder.
– Espero que valga la pena… No me gusta dejar el templo… –murmuró la castaña desviando la mirada mientras emitía un leve bostezo.
– Deja de preocuparte por eso. Dejaste el templo bajo buenas manos, nada malo va a pasar. –contestó la pelivioleta.
A pesar de que sabía que las palabras de la arcobaleno eran ciertas, no podía evitar mostrarse desconfiada al respecto.
– ¿No debería venir alguien a recogernos? –preguntó cambiando el tema de la conversación.
– En teoría… Si. –respondió Sora observando a su alrededor. – Pero tal parece que tendremos que movilizarnos solas por nuestra cuenta.
Las miradas de ambas jóvenes se posaron de pronto sobre un peculiar muchacho de cabellos púrpuras, el cual caminaba relajadamente por el aeropuerto cargando una enorme maleta. Quizás podría parecer normal, pero en definitiva lo que salía de lo normal era que jugaba con unas llamas oscuras que provenían de su dedo índice.
– Furoooshishishishi~ ¿Dónde está el renacuajo? –preguntó el joven mientras se detenía, volteando su mirada hacia todos lados en busca de alguien -o al menos eso era lo que suponía la castaña, pues el joven poseía un flequillo tan largo que cubría sus ojos-. – Maestro~ Creo que te has equivocado y has guiado al GRAN príncipe a un lugar miserable, furoooshishishi~
– No. Aquí es. –respondió con un tono carente de emociones el bebé que se encontraba sobre el hombro del pelivioleta.
Al ver el pacificador colgando del cuello del bebé, Sora pudo ver que se trataba del arcobaleno del infierno.
– Sora-san, ¿quiénes son ellos? ¿Los conoces? –preguntó la joven de cabellos castaños.
– El arcobaleno del pacificador oscuro es Chrollo, el arcobaleno del infierno. Habrán pasado unos… ¿Diez, veinte años desde la última vez que nos vimos? –estimó Sora para luego posar su mirada en quien parecía ser el aprendiz del mencionado. – Sin embargo, no sé quién es ese joven… No tengo información alguna acerca de un guardián del infierno…
– ¿Chrollo-san es fuerte? –preguntó repentinamente la joven sobresaltando a la arcobaleno.
Sora entreabrió sus labios para responder, sin embargo, fue interrumpida por una voz ajena.
– Furooooshishishishi~ Claro que no es fuerte: Es MUY fuerte. –no estaban seguras de en qué momento el chico se había acercado a ellas, pero allí estaba, parado a unos metros de ellas con una sonrisa ladina. – Después de todo ha entrenado a este gran, gran príncipe: ¡El príncipe de Varia, furoooshishishihi~! –exclamó el joven señalándose a sí mismo.
– Chrollo… –murmuró Sora ignorando al autoproclamado príncipe. Sus ojos estaban fijos en los del contrario. – Ha pasado un tiempo…
El rostro del pelinegro se mantuvo impasible, y sus ojos no mostraban reacción alguna. Cualquier persona normal se hubiese alegrado, exaltado, o incluso sorprendido ante un reencuentro, pero aquella forma de comportarse no era más que lo normal tratándose de él.
– ¿Has estado bien? –preguntó la pelivioleta insistiendo en mantener comunicación, a lo que Chrollo asintió con un leve gesto de cabeza. – Y-Ya veo… Me alegro…
Aunque le hubiese gustado seguir con aquella pequeña… "conversación", una nueva voz se hizo presente desde la entrada del aeropuerto, llamando la atención de todos ellos.
– ¡Tonto Tsuna! Tardamos demasiado por tu culpa. –Reborn regañaba al mencionado.
– ¡No es mi culpa! –se quejó Tsuna mientras apresuraba su paso lo más que podía y buscaba con la mirada a los nuevos guardianes. – Además, yo ni siquiera quería venir.
– Deja de quejarte. –lo acalló Reborn. – Para ser un buen líder, es necesario dar una buena impresión a todos los que te van a seguir.
– ¡Llegas tarde Reborn! –chilló Sora desde el hombro de la pelicastaña ganándose la atención del arcobaleno del sol.
– Lo sentimos. –se disculpó el nombrado esbozando una sonrisa apenado mientras se acercaba a ellos con Tsuna. – El tonto de Tsuna se tardó, pero ya estamos aquí.
– Sabes que no me gusta esperar. –bufó la pelivioleta antes de reírse por lo bajo.
La mirada de los presentes recayó sobre Tsuna esperando que este hiciese algún ademán de saludar. Por su parte, el joven se mostraba nervioso al estar finalmente ante los tan mencionados guardianes ¿Qué se suponía que debía hacer? ¿Cómo debía hablarles? ¿Qué debía decirles? A simple vista era evidente que estas personas no eran para nada como el resto de sus amigos.
– H-Hola… –saludó finalmente con bastante nerviosismo. – S-Soy…
– Sawada Tsunayoshi, lo sabemos… –se apresuró a decir la guardiana de la nieve. Tsuna se sobresaltó ante la acción de la muchacha.
Se tomó unos segundos para observarlos detenidamente a ambos.
El chico pelivioleta parecía ser claramente menor que él, pero al mismo tiempo lucía bastante peligroso, en cierto sentido le recordaba al guardián de la tormenta de Varia, solo que con cabello violeta y ropa distinta… ¡Incluso tenía el mismo corte de flequillo que cubría sus ojos!
Por otro lado estaba la chica, una joven castaña que parecía sacada de una de esas revistas de moda. No pudo evitar sonrojarse al encontrarse observándola mucho más de lo necesario… ¿Realmente esa chica pertenecía al mundo de la mafia?
– Mi nombre es Utatae Yukiko… –se presentó la castaña. – Fui elegida por Vongola Nono para ser la guardiana de la nieve… Espero poder servirte… –murmuró haciendo una pequeña reverencia.
– Yukiko es conocida como "Lady Ice" en el mundo de la mafia. –le explicó Reborn a Tsuna. – Ha estado en Vongola desde nacimiento por herencia sanguínea…
– ¿He-Herencia…? –repitió Tsuna ligeramente aturdido por la información recién descubierta.
¿Había estado en la mafia desde que era una bebé? Si bien no era el primer caso que oía –pues Gokudera también pertenecía a la mafia desde pequeño–, no podía dejar de sorprenderle el hecho de que una chica que lucía tan delicada, fuese una celebridad en un mundo tan peligroso.
– Es descendiente de Vongola Primo y la primera guardiana de la nieve. –explicó el arcobaleno del sol. – De hecho, casi fue seleccionada para ser la décima líder de la familia…
– Hubiese preferido eso a ser yo… –murmuró melancólico Tsuna. – ¿Por qué no fue seleccionada?
– Mis habilidades. –interrumpió Yukiko. – Cumplían a la perfección con las expectativas del guardián de la nieve… Y el líder de la familia siempre es el portador de las llamas del cielo.
– ¿Y tú…? –preguntó Tsuna volteándose a ver al joven pelivioleta.
– Furoooshishishi~ No eres digno de conocer el nombre del príncipe. –se burló él. – ¿Por qué estamos perdiendo el tiempo? –le preguntó a Chrollo. – Es obvio que iré con Varia: Soy su príncipe después de todo, furoooshishishishishi~
Tanto Reborn como Tsuna se tensaron al oír tales palabras. La idea de tener a ese perturbador muchacho como su enemigo realmente dejaba intranquilo a al castaño, y despertaba una fuerte intriga en el arcobaleno ¿Qué acaso esos guardianes no debían estar de su lado?
– P-Pero…
– Vamos al punto. –habló esta vez Yukiko adoptando un semblante serio que descolocó bastante al castaño. – Hemos sido seleccionados para ser guardianes independientemente de quien gane la batalla de los anillos, lo cual quiere decir que durante el conflicto podemos elegir el bando que deseemos, pero no interferir para inclinar la balanza.
Tsuna observó con temor a la joven luego de oír la nueva información. "Podían elegir bandos, pero no interferir en la lucha", "Ellos serían guardianes independientemente de quién gane la batalla…". Todo era tan confuso y extraño para él.
– Furooooshishishi~ Ya lo ven, el príncipe no está obligado a quedarse aquí. –rio el pelivioleta antes de darse la vuelta y marcharse junto al arcobaleno del infierno.
– Chrollo… –susurró Sora con tristeza al verlo alejarse.
"Tantos años pasaron y sigues sin cambiar… Aunque supongo que no puedo esperar nada más de un asesino" –eran sus pensamientos.
– Sawada Tsunayoshi, como candidato a líder espero que demuestres que realmente eres digno del puesto. No quiero que esto resulte una pérdida de tiempo. He decidido poner mi fe en ti, no me decepciones… –habló con firmeza Yukiko sorprendiendo aún más a Tsuna. – Ahora ¿Serías tan amable de mostrarme la ciudad? También agradecería si me brindaras alojamiento… Solo por un par de noches hasta que pueda conseguirme un departamento.
– ¿E-Eh? Y-Yo… –tartamudeó Tsuna sin saber que decir.
– Tonto Tsuna, no te quedes ahí como un idiota, una dama acaba de pedirte un favor. –lo regañó Reborn antes de voltearse a ver a la arcobaleno de la nieve. – ¿Te gustaría acompañarme a beber una taza de té?
– Siempre sabes cómo complacerme, Reborn… –rio la contraria antes de seguirlo junto a Yukiko, y un Tsuna que los seguía aún bastante confundido por la situación.
Extendió sus brazos hacia el cielo lo más que podía, estirando todo su cuerpo en el proceso: Parecía haber acumulado una gran tensión, aun cuando no daba indicio de que fuera así.
– ¡Kaching! No puedo creer que haya tenido que acompañarte hasta aquí, ¿sabes el problema en el que estaré metido si me llegan a pillar? –preguntó el pelivioleta imaginando el rostro de sus padres.
– Era eso o…
– Si, lo sé… Demonios que lo sé. –suspiró el joven para luego observar al pelinegro. – Han pasado dos años, eh… Hasta hace dos años, vivíamos felices…
– Sigue igual… –murmuró Chrollo.
– ¿Igual? –preguntó con curiosidad el guardián del infierno, sin embargo, al ver la expresión en el rostro del contrario, supo que no obtendría respuesta. – Qué raro eres, furooooshishishi~
"Igual de hermosa" –pensó el frívolo arcobaleno.
Y pensó.
Porque no podía permitirse decir esas palabras… No cuando no había sido capaz de protegerla tal y como se lo había prometido.
No cuando aún no había encontrado al culpable de todas sus penumbras.
